Deberes, ?un problema de cantidad o de calidad?
Las tareas escolares deben ser personalizadas y servir para motivar al alumno, no para trabajar lo que no haya dado tiempo a ver en clase
El d¨ªa a d¨ªa en los colegios se mueve al ritmo que marcan las clases, los deberes y los ex¨¢menes. Tres ingredientes b¨¢sicos de cualquier receta educativa que ahora est¨¢n en entredicho. Se cuestiona si el formato de las lecciones magistrales es adecuado y si se educa para aprender o para aprobar. Pero, sobre todo, se cuestiona para qu¨¦ sirven los deberes. El debate educativo que m¨¢s ruido ha generado recientemente enfrenta a los defensores de eliminar las tareas escolares ¡ªpor considerar que son una carga innecesaria¡ª con los partidarios de mantener lo que definen como una herramienta b¨¢sica del aprendizaje. Los expertos recomiendan huir de posturas antag¨®nicas y reformular la pregunta: no es una cuesti¨®n de s¨ª o no, sino de cu¨¢ntos y de qu¨¦ tipo de deberes hacer.
Espa?a es el quinto pa¨ªs de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y Desarrollo Econ¨®micos (OCDE) en el que los estudiantes dedican m¨¢s horas al trabajo en casa, 6,5 a la semana frente a las 4,8 de media. La necesidad de repensar las tareas escolares es obvia. ¡°Las jornadas de los ni?os parecen las de un superejecutivo¡±, resume Vict¨°ria G¨®mez Ser¨¦s, maestra, doctora en pedagog¨ªa y vicepresidenta del Col¡¤legi de Pedagogs de Catalunya. Las horas que pasan en el aula se estiran en actividades extraescolares que luego se alargan en tardes frente al libro y el cuaderno en casa. Mientras, el tiempo para descansar se esfuma, sepultado bajo problemas de matem¨¢ticas y oraciones que analizar para lengua.
¡°Las familias tienen dificultades para conciliar y muchas veces se encuentran con los deberes de por medio¡±, explica Luis Javier ?lvarez, profesor, que ha lanzado StudyTask, una herramienta para ayudar a los centros a gestionar la carga de deberes. Son precisamente las familias quienes abrieron el mel¨®n. En 2015, una madre, Eva Bail¨¦n, reuni¨® m¨¢s de 200.000 firmas en apoyo a la ¡°racionalizaci¨®n¡± de los deberes. Las familias de la escuela p¨²blica recogieron el guante y la Confederaci¨®n Espa?ola de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (Ceapa) pidi¨® eliminarlos por considerar que son un m¨¦todo de aprendizaje err¨®neo que sobrecarga a los alumnos, interfiere en su vida familiar y su tiempo de ocio e incluso provoca desigualdades. La protesta desemboc¨® en una singular huelga de deberes en 2016.
El debate vuelve a estar sobre la mesa despu¨¦s de que el pasado noviembre la Comunidad Valenciana aprobara su Ley de Derechos y Garant¨ªas de la Infancia y la Adolescencia, en la que se indica a los centros que procuren que ¡°la mayor parte de las actividades de aprendizaje programadas puedan realizarse dentro de la jornada lectiva, de manera que las que tengan que realizarse fuera de ella no menoscaben el derecho del alumnado al ocio, al deporte y a la participaci¨®n en la vida social y familiar¡±. Es la primera norma que refleja la necesidad de poner l¨ªmites a las tareas escolares.
¡°Es un tema con muchas aristas, tiene tantas situaciones particulares que no se puede generalizar¡±, advierte Juan Antonio Planas, presidente de la Asociaci¨®n Aragonesa de Psicopedagog¨ªa. La discusi¨®n, en realidad, gira en torno a una pregunta de fondo: ?sirven para algo los deberes?
El objetivo principal de las tareas escolares es ¡°practicar y revisar el material de aprendizaje que previamente se ha presentado en el aula¡±, seg¨²n se recoge en el estudio Deberes escolares y rendimiento acad¨¦mico en Educaci¨®n Primaria, elaborado en 2015 por investigadores de las universidades de A Coru?a, Oviedo y Minho (Portugal). El problema, seg¨²n apunta Vict¨°ria G¨®mez Ser¨¦s, es que muchas veces se plantean como una extensi¨®n de aquello que no ha dado tiempo a hacer en clase. ¡°Deber¨ªan servir para motivar al alumno y no ser una tarea que se pone porque el profesor se ha pasado 45 minutos de la clase explicando y no tiene tiempo de hacer las actividades en el aula¡±, critica la experta.
La investigaci¨®n cient¨ªfica m¨¢s reciente, que trata de aclarar qu¨¦ relaci¨®n hay entre las tareas escolares y el rendimiento acad¨¦mico, se?ala diferencias muy significativas entre primaria y secundaria. As¨ª, en los primeros a?os se suelen mandar deberes para crear un h¨¢bito de estudio y no tanto por el impacto que pueda tener en las notas de los alumnos, mientras que en los cursos superiores act¨²an como una herramienta b¨¢sica para enriquecer lo visto en clase.
Profesores m¨¢s coordinados
El rompecabezas de los deberes se complica si cada profesor manda los suyos sin tener en cuenta los del resto de asignaturas. En el colegio concertado J. H. Newman, en Madrid, los alumnos de bachillerato lanzaron una queja clara: ten¨ªan demasiado trabajo. Por eso, acaban de poner en marcha una prueba piloto con la herramienta StudyTask, que les permite coordinar las tareas que manda cada docente para que no sobrepasen el l¨ªmite de tres horas diarias de trabajo en casa que fija el centro para bachillerato.
"A veces no es tanto un problema de cantidad como de una mala distribuci¨®n del trabajo", se?ala Luis Javier ?lvarez, responsable de la herramienta. Pero tambi¨¦n de organizaci¨®n del tiempo de los propios estudiantes. "Una buena parte de la queja se debe a que los alumnos lo dejan todo para el final", cuenta Gabriel Lanzas, profesor de historia en el centro. "Es necesario ayudarles tambi¨¦n a gestionar el tiempo".
Para dilucidar si las tareas en casa mejoran o no el rendimiento escolar, los investigadores se formulan dos preguntas: cu¨¢nto tiempo se dedica a hacerlos y c¨®mo se aprovecha ese tiempo. ¡°Lo que se ha recogido es que a mayor tiempo, hay un mayor rendimiento pero en tramos de edad determinados. En secundaria s¨ª es una variable significativa y positiva, pero en primaria no tanto y puede estar asociada a problemas en el aprendizaje¡±, explica Pilar Mari?oso, profesora e investigadora de la Universidad Camilo Jos¨¦ Cela. ¡°El esfuerzo invertido y la motivaci¨®n, sobre todo si es intr¨ªnseca, tienen un mayor impacto positivo en el rendimiento¡±.
Como regla general, Juan Antonio Planas se?ala que en primaria es necesario potenciar las tareas enfocadas a trabajar la lectoescritura y procurar que los ni?os ¡°tengan alg¨²n tipo de ocio creativo para evitar que todo su tiempo libre lo dediquen al m¨®vil¡±. En secundaria y sobre todo en bachillerato, el tiempo de estudio en casa es absolutamente necesario. El pedagogo indica el reparto ideal de horas: ¡°Nada en infantil; entre media hora y una hora al d¨ªa en los primeros cursos de primaria; hora y media o dos en los ¨²ltimos cursos; dos horas y media en secundaria; y tres horas en bachillerato¡±.
M¨¢s all¨¢ del cu¨¢nto y el para qu¨¦, los expertos recuerdan que se debe reflexionar tambi¨¦n sobre el tipo de tarea. Las que son meras repeticiones deber¨ªan ser cosa del pasado, dicen. Hacen falta deberes creativos y, sobre todo, personalizados. Tambi¨¦n como f¨®rmula para evitar las desigualdades que, seg¨²n los investigadores, se generan cuando un profesor fija la misma tarea para todos sus alumnos. ¡°El dise?o de la misma cantidad, modalidad y nivel de dificultad de los deberes para todos los estudiantes perjudica especialmente a aquellos que tienen peores niveles de rendimiento, mayores dificultades, menos conocimientos y una motivaci¨®n menor¡±, se?alan los investigadores de las universidades de A Coru?a, Oviedo y Minho en un segundo estudio hecho con alumnos de secundaria el a?o pasado. Las comparativas de la OCDE apuntan en el mismo sentido, pues los alumnos m¨¢s favorecidos cuentan con condiciones m¨¢s favorables (un espacio adecuado, unos padres comprometidos¡) para dedicar tiempo a los deberes.
¡°Hay ni?os que precisan de un refuerzo, por lo que necesitan actividades para recordar lo aprendido. Otros se aburren en clase y lo que necesitan son retos y juegos en los que tengan que pensar¡±, ejemplifica Vict¨°ria G¨®mez Ser¨¦s. ¡°Falta un poco de imaginaci¨®n al poder. Los deberes tienen que ser un guante a medida¡±.
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