La formaci¨®n gratuita es una realidad, y no la conoces
Universidades, museos y otros organismos ofrecen cada a?o miles de cursos online, gratuitos y abiertos a cualquier persona, independientemente de donde se encuentre
Estudia lo que quieras, cuando quieras, desde donde quieras y de forma gratuita. As¨ª es la llamada democratizaci¨®n del conocimiento que, desde principios de esta d¨¦cada, han tra¨ªdo a millones de estudiantes de todo el mundo los cursos MOOC, un acr¨®nimo en ingl¨¦s que designa a los cursos online, abiertos y masivos de las disciplinas m¨¢s diversas, desde programaci¨®n a idiomas, literatura, historia, psicolog¨ªa, arte o cocina. Un fen¨®meno que en tan solo ocho a?os ha evolucionado hasta superar en 2018 los 100 millones de alumnos en 11.400 MOOCs organizados por m¨¢s de 900 universidades en todo el globo. En la Uni¨®n Europea, Espa?a es el primer pa¨ªs productor de estos cursos desde 2013, con un 27 % del total.
En el campo de los MOOC, las universidades llevan la voz cantante, pero ya ha comenzado a extenderse a museos y organizaciones de todo tipo. As¨ª, el MOOC sobre el Bosco organizado por el Museo del Prado esta pasada primavera acumul¨® 35.000 inscripciones de 50 pa¨ªses diferentes; el Museo Reina Sof¨ªa ha convocado la segunda edici¨®n de un curso sobre cubismo que comienza el 7 de octubre y el MoMA de Nueva York, por ejemplo, tiene otros ocho cursos disponibles.
Formarse con expertos de primera l¨ªnea como profesores universitarios o ejecutivos de grandes empresas desde el sal¨®n de casa (o desde una cafeter¨ªa o sentado en el c¨¦sped del parque de tu barrio) no solo es posible; es una realidad constatable en plataformas como Coursera (creada por la Universidad de Stanford, con 37 millones de usuarios registrados), EdX (18 millones, de la mano del MIT y de la Universidad de Harvard), Udacity (10 millones) o Mir¨ªadax (5,7). Una democratizaci¨®n que ha llegado tambi¨¦n a los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo y del Tercer Mundo, aunque, en ocasiones, estos pa¨ªses padezcan problemas m¨¢s acuciantes (econom¨ªa, corrupci¨®n pol¨ªtica, alimentaci¨®n, infraestructuras) que constituyen una fuerte barrera de entrada.
¡°La revoluci¨®n digital y la conectividad nos ha permitido a todos poder disfrutar de los mejores conocimientos y de las mejores instituciones sin movernos, ya sea con un MOOC de la Universidad de Navarra o de Harvard¡±, cuenta Ana Casilda Andr¨¦s, CEO de Telef¨®nica Educaci¨®n Digital y responsable de Mir¨ªadax, la plataforma espa?ola de cursos MOOC en Iberoam¨¦rica. Un complemento ideal para confirmar que ¡°la etapa formativa no finaliza una vez terminada la educaci¨®n convencional, sino que estamos ligados a un aprendizaje continuo a lo largo de la vida¡±.
?Qu¨¦ necesito para hacer un MOOC?
Generalmente, tan solo ganas de aprender, tiempo disponible y una buena conexi¨®n a Internet para realizar la b¨²squeda de los cursos que puedan interesar entre todas las plataformas a nuestro alcance. Aunque la estructura puede variar de una plataforma a otra, un MOOC suele estar organizado por semanas o m¨®dulos e incluir un programa, materiales descargables como v¨ªdeos y lecturas recomendadas, un foro de debate para interactuar con el profesor y con otros estudiantes, actividades evaluadas de distintas maneras (de forma autom¨¢tica, entre pares o por autoevaluaci¨®n) y ejercicios complementarios para completar a lo largo del curso, que suele durar entre cuatro y ocho semanas (aunque pueden ser m¨¢s).
Algunos cursos est¨¢n abiertos siempre, de manera que los alumnos marcan su propio ritmo, y otros tienen fechas concretas de inicio y finalizaci¨®n, algo que para muchos puede ser un problema: ¡°Con el tiempo, se ha ido viendo que la gente se va incorporando en cualquier momento, por lo que resulta muy complicado establecer una calendarizaci¨®n. Por eso se han ido introduciendo estrategias de flexibilizaci¨®n¡±, explica Teresa Sancho, profesora de Inform¨¢tica, Multimedia y Telecomunicaciones de la Universitat Oberta de Catalunya.
¡°Lo m¨¢s habitual es que septiembre concentre la mayor demanda, coincidiendo con el inicio del curso escolar; pero tambi¨¦n pueden generarse picos sobre cursos concretos cuando se viraliza una tendencia, como el Big Data, el Data Science o la rob¨®tica, muy en auge en los ¨²ltimos a?os¡±, sostiene Bruno Ramos, periodista y experto en formaci¨®n. Es importante recordar que este tipo de cursos no pretende sustituir a la formaci¨®n reglada, sino m¨¢s bien ofrecer un acceso libre a determinados tipos de conocimiento que encontramos relevantes, ya sea por motivos laborales (para continuar form¨¢ndonos profesionalmente), sociales o personales. ¡°Estamos en un momento en el que tener solo un grado quiz¨¢ no sea suficiente, por la falta de pistas de lo que puede estar buscando un empresario respecto a competencias transversales, por ejemplo¡±, a?ade Sancho.
Pero ?qu¨¦ lleva a las universidades a crear este volumen de contenidos mayoritariamente gratuitos? ¡°Hay una serie de intangibles. El MOOC es una carta de presentaci¨®n al mundo, y sirve para diseminar e internacionalizar la labor que est¨¢ haciendo la universidad. As¨ª, todos ganan algo, y la sociedad gana mucho¡±, reflexiona Sancho. Son cursos que, adem¨¢s, sirven como sistemas de captaci¨®n de futuros alumnos, y que incluso pueden servir para acreditar un cierto n¨²mero de cr¨¦ditos ECTS (Sistema Europeo de Transferencia y Acumulaci¨®n de Cr¨¦ditos, por sus siglas en ingl¨¦s). ¡°Si est¨¢s cursando un programa acad¨¦mico, puedes convalidar cr¨¦ditos con cursos abiertos de otras instituciones. Esto se puede hacer ya, pero no es posible con todos los programas ni con todas las universidades; depende de la existencia de convenios entre las instituciones educativas¡±, explica Alexandra Maratchi, CEO de Homuork, que desarrolla cursos MOOC para empresas.
En cualquier caso, la necesidad de hacer sostenibles estas iniciativas ha empujado a las grandes plataformas de MOOC a abrirse a recorridos de pago, ofreciendo una tutorizaci¨®n m¨¢s personalizada y un certificado oficial a cambio de un cierto desembolso econ¨®mico, grados universitarios completos (con un precio inferior al de las modalidades presenciales) e incluso programas de varios cursos enfocados a la profesionalizaci¨®n de una carrera laboral, como es el caso de las Especializaciones y Maestr¨ªas de Coursera y los Micromasters de EdX, y que suelen demandar un conocimiento b¨¢sico avanzado de la materia.
Un ¨¦xito que se mide de muchas maneras
¡°Por primera vez en la educaci¨®n, se pone al estudiante en el centro de la experiencia, y ello implica dos grandes cambios: a nivel de herramientas y de formatos pedag¨®gicos, mucho m¨¢s integrados en la manera de acceder al conocimiento¡±, argumenta Maratchi. Innovaci¨®n educativa, impulso a la transformaci¨®n digital, fomento del encuentro entre empresas y universidades... Y sin embargo, se han planteado muchas dudas acerca de la efectividad de este modelo: de los 35.000 inscritos en el curso del Bosco antes mencionado, por ejemplo, solo terminaron 2.000, y la media mundial se sit¨²a entre un 8 y un 10 %. ¡°No todo MOOC da con la f¨®rmula del ¨¦xito¡±, a?ade Jorge G¨®mez, vicerrector de tecnolog¨ªa y Sostenibilidad de la Universidad Complutense. ¡°Igual que hay libros de inmenso ¨¦xito en el ¨¢mbito de la formaci¨®n, tambi¨¦n hay MOOCs que logran dar con el equilibrio entre densidad conceptual y motivaci¨®n para captar la atenci¨®n del estudiante y lograr que termine. Adem¨¢s, seg¨²n nuestros datos, solo un 50 % de los que se inscriben realmente lo comienza¡±.
?Se puede hablar entonces de decepci¨®n? En absoluto. ¡°No terminar el curso no es sin¨®nimo de fracaso. Puedes tener una inquietud sobre una parte espec¨ªfica del curso, o ser un profesor que ha encontrado tres cursos que coinciden en parte con lo que est¨¢ dando en clase, por lo que va directamente a las partes que le interesan¡±, explica Sancho. ¡°Hay veces que el profesor incluso usa una parte de un MOOC para que el estudiante lo visione en casa, de manera que en clase pueda tener lugar un debate que vaya m¨¢s all¨¢ de la parte expositiva¡±.
Para Maratchi, democratizar el contenido significa tambi¨¦n que el estudiante decida lo que quiere estudiar. ¡°Adem¨¢s, si de un curso de 20.000 personas repartidas por todo el mundo terminan 1.000, a m¨ª ya me parece un ¨¦xito... Eso son, como poco, 10 clases llenas de estudiantes, que a un profesor le llevar¨ªa 10 semestres ense?ar¡±.
Puente con Latinoam¨¦rica
Si, a nivel mundial, la mayor¨ªa de los MOOC se ofrecen en ingl¨¦s, el porcentaje se invierte en el caso de Mir¨ªadax, cuyo contenido (m¨¢s de 800 cursos de 126 universidades e instituciones iberoamericanas) se ofrece mayoritariamente en espa?ol. Los estudiantes espa?oles y latinoamericanos que acuden a esta plataforma presentan, adem¨¢s, una tasa de finalizaci¨®n del 23 %, muy por encima de los datos globales. Para facilitar la acreditaci¨®n de los cursos completados, la plataforma espa?ola ofrece un certificado de superaci¨®n que puede integrarse en el perfil de LinkedIn del usuario con un solo click, y acaban de incorporar un reconocimiento biom¨¦trico facial ¡°que ofrece m¨¢s seguridad en el proceso de evaluaci¨®n acad¨¦mica, permitiendo a las universidades conceder tanto cr¨¦ditos acad¨¦micos como acreditaciones universitarias¡±, sostiene Andr¨¦s.
Seg¨²n un estudio de telef¨®nica Educaci¨®n Digital, Colombia es el pa¨ªs que m¨¢s cursos online realiza, seguida de Espa?a, Brasil, M¨¦xico y Chile. Y con respecto al promedio de cursos por usuario, los brasile?os completan 2,68 cursos al a?o, seguidos de peruanos (2,59) y mexicanos (2,52).
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