Nubes en el plan de Arabia Saud¨ª para gastarse el dinero de Aramco
El Reino del Desierto busca en casa los fondos que no le quieren confiar los inversores internacionales y que necesita para reactivar su econom¨ªa
El folleto muestra im¨¢genes de una costa virgen. Junto a ellas, la recreaci¨®n de las lujosas construcciones que aspiran a convertirla en ¡°la Riviera de Oriente Pr¨®ximo¡±. Se trata de Amaala, uno de los proyectos tur¨ªsticos con los que Arabia Saud¨ª quiere diversificar su econom¨ªa. Sin embargo, el escaso inter¨¦s internacional despertado por la salida a Bolsa de su empresa nacional de petr¨®leo, Aramco, proyecta una sombra sobre ese y el resto de los ambiciosos planes lanzados por el heredero y gobernante de hecho del reino, el pr¨ªncipe Mohamed Bin Salm¨¢n.
¡°Es un error presentar la OPV [oferta p¨²blica de venta] en t¨¦rminos de recaudaci¨®n. Si ese hubiera sido el objetivo, Aramco podr¨ªa haber emitido bonos como hizo a principios de a?o¡±, declara a EL PA?S Mohammed K. Alyahya, un comentarista pol¨ªtico saud¨ª. Alyahya quita hierro al hecho de que apenas se haya puesto a la venta un 1,5% de las acciones, frente al 5% inicialmente anunciado, y s¨®lo en el mercado saud¨ª. Fuera del reino, sin embargo, numerosos analistas estiman que el resultado resultar¨¢ insuficiente para satisfacer las ambiciones de MBS, como se conoce coloquialmente al heredero saud¨ª.
El pr¨ªncipe Mohamed esperaba utilizar lo recaudado para impulsar el programa de diversificaci¨®n conocido como Vision 2030. Sin embargo, los 100.000 millones de d¨®lares que calculaba obtener se han quedado en 25.000, al limitarse la venta despu¨¦s de que los inversores internacionales estimaran que la valoraci¨®n de la empresa era demasiado alta.
M¨¢s privatizaciones
Esa falta de inter¨¦s en Aramco, a pesar de su elevada rentabilidad, subraya el escaso atractivo de invertir en Arabia Saud¨ª en general y pone en entredicho la eventual privatizaci¨®n de otras empresas p¨²blicas. Pero el Reino del Desierto necesita una gigantesca inyecci¨®n de dinero para sacar adelante la reforma con la que aspira a reducir su dependencia del petr¨®leo y crear empleos para sus j¨®venes (dos tercios de los 24 millones de saud¨ªes tienen menos de 30 a?os).
De ah¨ª la importancia del mercado interior donde las autoridades han tratado de convencer (incluso presionado, seg¨²n algunas fuentes) a las familias adineradas para que invirtieran en Aramco el dinero que tienen en el exterior. Pero no s¨®lo. La compra de acciones se ha presentado como una forma de que el saud¨ª medio pueda ser propietario de un trozo de la empresa que se considera la joya de la corona. Algunos lo han visto como un ¡°deber patri¨®tico¡± tras los ataques a las instalaciones petroleras del pasado septiembre.?
Animados sin duda por la enorme campa?a institucional y la bendici¨®n de los ulemas, casi cinco millones de saud¨ªes han concurrido a la OPV. De acuerdo con el folleto, si mantienen sus t¨ªtulos durante al menos 180 d¨ªas, recibir¨¢n una acci¨®n extra por cada diez que hayan adquirido. Adem¨¢s, los bancos les han facilitado pr¨¦stamos en condiciones ventajosas.
¡°Sin duda va a conseguirse menos dinero para la diversificaci¨®n, pero tampoco es tanta diferencia¡±, estima Robin Mills, director ejecutivo de la consultora Qamar Energy, con sede en Dub¨¢i. En su opini¨®n, ¡°el objetivo de salir a Bolsa era atraer inversi¨®n extranjera¡± y eso claramente no se ha conseguido.? Mills cita tres factores: la elevada valoraci¨®n, la p¨¦rdida de atractivo de los hidrocarburos y el bajo nivel de inversi¨®n extranjera directa (FDI, en la jerga internacional). El ¨²ltimo es quiz¨¢ el m¨¢s preocupante de cara a los planes de MBS.
A pesar de las reformas emprendidas desde 2016 cuando el pr¨ªncipe Mohamed tom¨® las riendas del poder, Arabia Saud¨ª no resulta muy atractivo para los inversores. Aunque en el ¨²ltimo a?o la FDI ha subido hasta los 3.200 millones de d¨®lares, a¨²n est¨¢ muy lejos de los 24.000 millones que lleg¨® a atraer entre 2005 y 2011.
¡°Las reformas sociales han sido un ¨¦xito y tambi¨¦n la incorporaci¨®n de saud¨ªes a la fuerza de trabajo, en especial las mujeres. Sin embargo, el inter¨¦s anterior se centraba en el sector de la energ¨ªa y los petroqu¨ªmicos que ahora est¨¢n en decadencia. Adem¨¢s los saud¨ªes tienen otras ¨¢reas en las que no han avanzado tanto, demasiada burocracia y regulaci¨®n, lentitud en la toma de decisiones del Gobierno y una econom¨ªa que sigue dominada por grandes empresas estatales¡±,? explica Robin.
De ah¨ª que Alyahya insista en que ¡°la raz¨®n principal de la OPV es lograr m¨¢s transparencia, crear un precedente para otras instituciones econ¨®micas [saud¨ªes]¡±. En su opini¨®n, ¡°eso es lo que tendr¨¢ un efecto interno en la econom¨ªa saud¨ª, el verdadero beneficio econ¨®mico¡±.?
Aun as¨ª, resulta innegable que el programa de diversificaci¨®n deber¨¢ ajustarse a la realidad. ¡°No ha sido una sorpresa. Hace tiempo que la venta del 5% [de Aramco] se hab¨ªa descartado¡±, apunta por su parte Ayham Kamel, responsable de Oriente Pr¨®ximo de la consultora de riesgos Eurasia Group. Para ¨¦l, la econom¨ªa saud¨ª no atrae capital extranjero al nivel que ser¨ªa de esperar por ¡°motivos pol¨ªticos y geopol¨ªticos¡±. Cita al frente de estos las tensiones con Ir¨¢n, que est¨¢n tras los ataques a Aramco del pasado septiembre y de la guerra en Yemen, o el asesinato del periodista Jamal Khashoggi hace un a?o.
No son los ¨²nicos factores bajo escrutinio. A la vez que el pr¨ªncipe Mohamed lanzaba su programa de modernizaci¨®n econ¨®mica, una purga de millonarios acusados de corrupci¨®n alarm¨® a los inversores y provoc¨® una huida de capitales. La apertura social ha ido acompa?ada de la detenci¨®n de numerosos defensores de derechos humanos (incluidas las activistas que lucharon porque las mujeres pudieran conducir) y restricciones a la libertad de expresi¨®n.
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