?Qu¨¦ retos educativos ha de afrontar el pr¨®ximo Gobierno?
Un pacto de Estado por la Educaci¨®n, la mejora de los recursos disponibles y de la formaci¨®n del profesorado y un acceso desigual son algunos de los aspectos destacados por los expertos
LGE, LODE, LOGSE, LOMCE... Hasta siete leyes educativas diferentes ha tenido (y sufrido) Espa?a en el ¨²ltimo medio siglo, a menudo convertidas en un frecuente caballo de batalla ideol¨®gico en la arena de la confrontaci¨®n pol¨ªtica. La ¨²ltima de ellas, la LOMCE (popularmente conocida como Ley Wert), vio la luz en 2013 en medio de una fuerte oposici¨®n, cuando la vuelta a La Moncloa del Partido Popular puso freno al que posiblemente fuera el intento m¨¢s serio de alcanzar un largamente demandado Pacto de Estado por la Educaci¨®n, con ?ngel Gabilondo como ministro de Educaci¨®n.
?Se trata acaso de un pacto de imposible realizaci¨®n? Depende de la voluntad pol¨ªtica, pero de seguro los representantes democr¨¢ticamente elegidos pueden llevar a cabo una labor de di¨¢logo mucho m¨¢s efectiva que acerque posturas tradicionalmente antag¨®nicas. Se necesitar¨ªan, en primer lugar, ¡°expertos educativos de diferentes ideolog¨ªas que realizasen un informe en el marco internacional de la Uni¨®n Europea, definiendo los puntos cr¨ªticos del sistema educativo y sus soluciones¡±, sostiene Carlos Mart¨ªnez, presidente de IMF Business School. Posteriormente, ser¨ªan ¡°las estrategias de priorizaci¨®n, intervenci¨®n y dotaci¨®n presupuestaria las que se llevar¨ªan al debate pol¨ªtico, para establecer los acuerdos comunes que sellasen ese pacto educativo¡±. A punto de echar el tel¨®n a este 2019 tan hiperb¨®licamente electoral, y cuando los partidos a¨²n negocian para evitar unas nuevas elecciones que nadie (o casi nadie) quiere, pasamos revista a algunas de las principales necesidades del sistema educativo espa?ol.
Potenciar la inversi¨®n
¡°No hay calidad sin financiaci¨®n, y en este sentido la situaci¨®n de Espa?a es lamentable¡±, afirma Andr¨¦s Arias, director de la Fundaci¨®n Complutense de Madrid. ¡°Es m¨¢s importante asegurar la calidad y la igualdad en el acceso a la educaci¨®n primaria y secundaria que en la superior¡±. Los datos demuestran, efectivamente, c¨®mo la inversi¨®n educativa ha menguado considerablemente a lo largo de la ¨²ltima d¨¦cada: si en 2009 el gasto de educaci¨®n con respecto al Producto Interior Bruto era del 4,99 %, este pas¨® al 4,09 en 2015 y al 3,81 % en 2018, seg¨²n cifras del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE) y los ministerios de Econom¨ªa y Hacienda. Unas cifras que contrastan tanto con la media europea (4,9 %) como de la OCDE (con un 5,3 %, punto y medio m¨¢s que el gasto espa?ol) y que se quedan en el 0,7 % de los Presupuestos Generales del Estado en los ¨²ltimos a?os.
Invertir m¨¢s, s¨ª, pero con el claro objetivo de reforzar prioritariamente la ense?anza p¨²blica, se?ala Arias, para quien esta cuenta en numerosas ocasiones ¡°con profesionales estupendos pero con muy pocos recursos, con demasiados estudiantes en clase o con chavales de familias con dificultades socioecon¨®micas, que necesitan mayores apoyos para obtener los mismos resultados¡±: alumnos que no tengan el espa?ol como lengua materna, por ejemplo, o aquellos que llegan a casa tras las clases pero no cuentan con la ayuda de sus padres porque est¨¢n trabajando. ¡°Hay que ofrecer una escuela p¨²blica con calidad para todos. Solamente cuando tienes alimentaci¨®n suficiente puedes preocuparte por qu¨¦ tipo de platos quieres... No se invierte lo necesario y luego eso sirve de disculpa para derivar un buen n¨²mero de estudiantes hacia la educaci¨®n concertada¡±, asevera Arias. Para el director de la Fundaci¨®n Complutense, lo que no tiene sentido es ¡°que financiemos la escuela concertada a costa de la p¨²blica. Si tuvi¨¦ramos recursos suficientes, no habr¨ªa problema¡±.
?Es necesario entonces revisar los conciertos educativos? Posiblemente, a juicio de Arias, aunque a la vez reconoce que tampoco se puede desmantelar este sistema de golpe, ya que construir una ense?anza p¨²blica de calidad lleva su tiempo. ¡°Me consta que hay muchas familias que quieren ofrecer a sus hijos una educaci¨®n religiosa, y me parece bien que se les apoye con fondos p¨²blicos, porque hay muchas sensibilidades diferentes que hay que tener en cuenta. Pero siempre que la educaci¨®n p¨²blica est¨¦ lo suficientemente reforzada¡±.
Vinculaci¨®n con la realidad social
Quiz¨¢ el mayor reto de todos sea dar respuesta a las principales demandas de la sociedad, como aumentar la oferta de plazas para ni?os de 0 a 3 a?os, cuya escolarizaci¨®n no es obligatoria en Espa?a, o la lucha contra las desigualdades sociales. En Madrid, la corporaci¨®n municipal dirigida por Manuela Carmena aprob¨® la gratuidad de las escuelas infantiles a principios de 2019. Aunque la OCDE recomienda la escolarizaci¨®n temprana (de 0 a 6) por sus efectos beneficiosos en el futuro rendimiento del ni?o, en Espa?a solo el 37,9 % de los ni?os menores de tres a?os acude a una escuela infantil, frente al 97 % de los de 3 a 6. Para Carlos Mart¨ªnez, adem¨¢s, ¡°el sistema educativo, en lugar de romper con las desigualdades sociales, est¨¢ consolidando esas diferencias y aumentando la brecha social, con altos porcentajes de fracaso escolar y abandono, haciendo m¨¢s mella en los grupos m¨¢s vulnerables¡±.
Un factor que, a?ade, est¨¢ asociado con la existencia de un profesorado ¡°que carece de la motivaci¨®n necesaria para responder de forma m¨¢s eficaz a este reto de la desigualdad social, y que precisa una formaci¨®n m¨¢s especializada en estrategias y recursos para hacer frente a las demandas socioeducativas del alumnado y de su entorno familiar, requiriendo un mayor apoyo de educadores sociales, psic¨®logos o pedagogos¡±. En pa¨ªses como Estados Unidos, la presencia de un equipo de orientadores y profesores de educaci¨®n especial, entre otros profesionales, es la norma en cualquier distrito p¨²blico del pa¨ªs, independientemente de su nivel socioecon¨®mico o de su presupuesto. Los recursos materiales tampoco faltan, con laboratorios de inform¨¢tica y pizarras inteligentes en un n¨²mero considerable de aulas.
¡°La clase social de origen es un predictor, en ocasiones, mucho m¨¢s potente del ¨¦xito educativo de un chico o chica que la escuela a la que vaya, y eso tendr¨ªa que hacernos reflexionar¡±, se?ala Arias, a la vez que recuerda que la precariedad social es mucho m¨¢s elevada de lo que la gente se piensa. ¡°Invertir en igualdad suele ser m¨¢s rentable, pero en t¨¦rminos muy diferentes a lo que algunos entienden. No solo es rentabilidad econ¨®mica, sino una sociedad m¨¢s integrada, m¨¢s respetuosa, m¨¢s culta y solidaria¡±.
El profesorado y la colaboraci¨®n con empresas, claves
Uno de los aspectos que los expertos consultados se?alan como mejorables es la formaci¨®n inicial que recibe el profesorado, que se forma para superar una oposici¨®n demasiado te¨®rica basada en los contenidos y alejada de unos contextos reales de aprendizaje que midan sus capacidades y competencias. Un modelo de oposiciones (y de formaci¨®n continua posterior) con el que conviene romper, asegur¨¢ndose de que esta ¡°responder¨¢ a la idiosincrasia y problem¨¢tica de cada alumnado, aula y centro¡±. Tambi¨¦n es sin duda mejorable el sistema de promoci¨®n, de manera que se recompensen la formaci¨®n continua, la implicaci¨®n y el compromiso con su desempe?o docente, en vez de un sistema centrado en m¨¦ritos burocr¨¢ticos.
En educaci¨®n superior, se supon¨ªa que la instauraci¨®n del plan Bolonia traer¨ªa consigo la convergencia con Europa, tanto en lo que respecta a modelos pedag¨®gicos como en la estructura de los ciclos. Sin embargo, ¡°en la mayor¨ªa de los Estados europeos, los grados son de tres a?os y los m¨¢steres de dos, mientras que aqu¨ª pasamos de licenciaturas (5) y diplomaturas (3) a un modelo de 4+1 (grados de 4 y m¨¢steres de uno, lo que adem¨¢s no tiene mucho sentido porque en un a?o no hay tiempo suficiente). Eso quiere decir que, en la pr¨¢ctica, nos alejamos m¨¢s de lo que est¨¢bamos antes; hemos divergido en un proceso de convergencia¡±, puntualiza Arias.
Un reto que tambi¨¦n lo es en lo que respecta a la movilidad e internacionalizaci¨®n de los estudiantes, ya que los a?os no coinciden con los ciclos de las universidades europeas. Un cambio de modelo a estas alturas, no obstante, se antoja altamente improbable, ante el temor generalizado de que ello pueda provocar un aumento de las tasas acad¨¦micas.
?Y cu¨¢l debe ser el papel de la empresa en la formaci¨®n de los futuros profesionales? Tanto Mart¨ªnez como Arias se?alan que esta deber¨ªa de involucrarse m¨¢s, si bien este ¨²ltimo puntualiza que hay que hacerlo ¡°con criterios acad¨¦micos y pedag¨®gicos, siempre primando el inter¨¦s de los estudiantes. La universidad no puede convertirse ¨²nicamente en una f¨¢brica de empleados de las empresas, ya que tambi¨¦n tiene otras funciones relacionadas con la construcci¨®n de la ciudadan¨ªa¡±. Mart¨ªnez finaliza con una reflexi¨®n: ¡°No solo en la universidad, sino tambi¨¦n en la Formaci¨®n Profesional y en Secundaria. Pero para ello el sistema educativo, y la universidad especialmente, deber¨ªa replantearse las estructuras, haci¨¦ndolas m¨¢s abiertas y permeables al sistema socio-productivo e identificando as¨ª las posibilidades de colaboraci¨®n¡±.
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