Espa?a propondr¨¢ a la UE no incluir la inversi¨®n verde y digital en el d¨¦ficit y hacer permanente el Fondo de Recuperaci¨®n
Calvi?o defiende una regla de gasto ligada a un objetivo de deuda a medio plazo en la reforma de las reglas fiscales europeas
Norte-Sur, acreedores-deudores, Alemania-Francia. Los dos grandes debates de pol¨ªtica econ¨®mica de los pr¨®ximos tiempos ¡ªla estrategia del BCE y las nuevas reglas fiscales europeas¡ª reproducen ese viejo enfrentamiento, que reaparece puntualmente desde el dise?o del euro, en los a?os noventa, convertido en una guerra de baja intensidad salpicada con episodios dur¨ªsimos como la crisis del euro. Entonces Alemania gan¨® la partida: endureci¨® las reglas, utiliz¨® la disciplina de mercado cuando hizo falta y provoc¨® una doble recesi¨®n con una sobredosis de austeridad. Ese ¨²ltimo arre¨®n dej¨® unas reglas indescifrables ¡ªla Comisi¨®n Europea publica regularmente un vadem¨¦cum para tratar de explicarlas que en su ¨²ltima versi¨®n tiene 108 p¨¢ginas incomprensibles hasta para los propios funcionarios¡ª y pensadas para un mundo que ha desaparecido, de tipos de inter¨¦s moderadamente positivos, inflaci¨®n moderadamente alta y crecimientos igualmente moderados pero s¨®lidos. La crisis asociada al coronavirus ha acabado de hacer saltar por los aires todo eso, aunque solo sea porque las deudas p¨²blicas est¨¢n muy lejos de los listones fijados en Maastricht (60% del PIB, que Espa?a m¨¢s que duplica) y tardar¨¢n muchos a?os en volver ah¨ª. En Bruselas hay consenso acerca de que hay que reformar las reglas. Pero el acuerdo empieza y termina en ese deseo: el Norte ha dado el primer golpe con un documento que firman ocho ministros de la UE y que b¨¢sicamente busca dejar las cosas pr¨¢cticamente como est¨¢n, y, a la espera de las elecciones en Alemania, el Sur tiene una opini¨®n muy distinta: Francia quiere ambici¨®n, la Italia de Draghi empuja a favor de una reformulaci¨®n menos austericida, y Espa?a se sumar¨¢ a ese flanco con una propuesta que se empieza a cocinar en el Tesoro y el Ministerio de Econom¨ªa.
El debate es endiabladamente complejo, pero en la futura propuesta espa?ola ganan cuerpo cuatro ideas fuerza, seg¨²n las fuentes consultadas en Bruselas y Madrid. Una: una regla de gasto, con un objetivo de deuda a medio plazo que sirva como ancla para la pol¨ªtica fiscal de los Gobiernos, y con una cl¨¢usula de escape para situaciones excepcionales como la pandemia. El objetivo ser¨ªa recuperar m¨¢rgenes para la pol¨ªtica fiscal, que tanto ahora como en la Gran Recesi¨®n ha sido mucho m¨¢s cautelosa que en EE UU. Dos: una regla de oro para dejar fuera del c¨®mputo del d¨¦ficit las inversiones verdes y de digitalizaci¨®n, en la l¨ªnea de los dos objetivos del Fondo Europeo de Recuperaci¨®n. Italia viene pidiendo algo similar desde hace a?os, ante la constataci¨®n de que cuando vienen curvas lo primero que se hace es recortar las inversiones; fuentes de Econom¨ªa conf¨ªan en que el vector verde ¡°rompa completamente la din¨¢mica Norte-Sur¡±. Tres: dar continuidad a todos los instrumentos temporales creados en los ¨²ltimos tiempos para compartir riesgos (como el SURE, pr¨¦stamos a tipos ventajosos para pagar las prestaciones por desempleo, y sobre todo el Fondo de Recuperaci¨®n, financiado con deuda com¨²n). Y cuatro: lo que los anglosajones llaman ownership, evitar la desconexi¨®n entre quienes fijan los objetivos, la Comisi¨®n y el Consejo Europeo, y quienes asumen los costes pol¨ªticos, los Gobiernos nacionales que tienen que imponer medidas en funci¨®n de los criterios num¨¦ricos que salen de Bruselas. Espa?a pretende que los objetivos de d¨¦ficit y deuda no sean cifras impuestas por Bruselas aplicando metodolog¨ªas abstrusas basadas en criterios poco objetivos, como el crecimiento potencial. La idea es que cada Gobierno presente un plan a medio plazo al principio de la legislatura, con el visto bueno de Bruselas y de las autoridades fiscales independientes nacionales.
El problema de ese cuarto punto ¡ªy de los tres anteriores¡ª, es lo que el Banco de Espa?a llama en un documento reciente al respecto su ¡°factibilidad pol¨ªtica¡±, con el Norte muy receloso en un debate que se ha convertido en una enorme piel de pl¨¢tano pol¨ªtica. Bruselas pretende dejar pasar las elecciones alemanas y llegar a la presidencia francesa de la UE antes de identificar un l¨ªmite aceptable com¨²n. Pero las l¨ªneas rojas del Norte ya est¨¢n claras: los halcones quieren simplificar las normas y dotarlas de m¨¢s transparencia, pero poco m¨¢s. El fiel de la balanza, Alemania, est¨¢ atado de pies y manos por la cercan¨ªa de los comicios. Pero esa posici¨®n de los ortodoxos se topa con la ambici¨®n del Sur: el ministro de Finanzas franc¨¦s, Bruno Le Maire, aseguraba el viernes que las nuevas reglas deben llevar a unas finanzas p¨²blicas ¡°s¨®lidas¡±, pero ¡°sin matar el crecimiento¡±, como sucedi¨® en la crisis del euro. Si el Pacto de Estabilidad se reactivara hoy los socios del euro deber¨ªan mantener un super¨¢vit fiscal del 1,1% del PIB (12.000 millones anuales en el caso espa?ol) durante 20 a?os para llegar al list¨®n de deuda del 60% en las condiciones actuales, seg¨²n el Banco de Espa?a: no hay una sola experiencia hist¨®rica de ese tenor.
La recuperaci¨®n europea est¨¢ en marcha. A pesar de la enorme incertidumbre, Europa reaccion¨® esta vez de forma muy distinta a la de 2010, con el bazuca del BCE, la suspensi¨®n de las reglas fiscales hasta 2023 y los casi 700.000 millones del Fondo. Y aun as¨ª acechan las rimas de la historia: ¡°El gran riesgo es una retirada de est¨ªmulos prematura por un miedo a los problemas de sostenibilidad de la deuda. Ese p¨¢nico es excesivo: los tipos de inter¨¦s est¨¢n en m¨ªnimos, el crecimiento es bastante fuerte, va a haber inflaci¨®n y eso diluye las deudas. No deber¨ªamos persistir en el error¡±, apunta Paul de Grauwe, de la London School. De Grauwe cree que Europa no debe precipitarse en la activaci¨®n de las reglas fiscales: en Bruselas se da por hecho que eso se har¨¢ en 2023, a pesar de que para entonces en algunos pa¨ªses las heridas de la crisis ser¨¢n a¨²n muy visibles. ¡°No se pueden reactivar las reglas tal cual est¨¢n porque se estar¨ªa condenando a los pa¨ªses a contraproducentes pol¨ªticas de austeridad durante muchos a?os para llegar al m¨¢gico n¨²mero del 60% de deuda sobre PIB¡±, afirma Federico Steinberg, del Real Instituto Elcano.
Espa?a e Italia apuntaron en una reuni¨®n reciente en Bruselas que la reforma de las reglas fiscales deber¨ªa llegar antes de la desactivaci¨®n de la cl¨¢usula de escape. El ala dura de la UE ya ha pronunciado el habitual nein al respecto: ¡°La desactivaci¨®n de la cl¨¢usula de escape y la reforma del Pacto de Estabilidad no deber¨ªan estar vinculadas. La calidad es m¨¢s importante que la velocidad¡±, dice un texto impulsado por Austria y Holanda, los m¨¢s halcones entre los halcones. ¡°Llevamos cinco a?os con este debate: ese mensaje es desalentador¡±, seg¨²n fuentes de Econom¨ªa. ¡°La Comisi¨®n deber¨ªa presentar una propuesta ambiciosa, pero existe el riesgo de que alcanzar un acuerdo sea tan complicado que se termine con una reforma menor o incluso con el mantenimiento de las reglas actuales, aunque el brazo ejecutivo de la UE sea m¨¢s flexible¡±, explica el economista Carlos Mart¨ªnez Mongay. ¡°Para que llegue una reforma ambiciosa es imprescindible que el Sur haga a la perfecci¨®n sus deberes con el Fondo de Recuperaci¨®n, gastando bien y haciendo las reformas en tiempo y forma¡±, advierten fuentes europeas, que hace unos meses pidieron a Espa?a que retrase su propuesta hasta al menos este oto?o. Gastar bien y hacer reformas: ese aviso a navegantes tiene dos destinatarios. Uno de ellos es la Italia de Mario Draghi. El otro, la Espa?a de Pedro S¨¢nchez.
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