Patatas de 20 c¨¦ntimos que se venden a 1,5 euros: el golpe de la inflaci¨®n desde el campo al s¨²per
El valor de algunos alimentos es hasta ocho veces superior cuando llegan al estante de la tienda
La inflaci¨®n sigue expandi¨¦ndose en la cesta de la compra. Los cereales, los quesos y las carnes lideran la mayor alza de precios en casi cuatro d¨¦cadas. La inflaci¨®n, del 10,8% en julio, empez¨® en la energ¨ªa, pero fue extendi¨¦ndose a todos los productos y eslabones de la cadena alimentaria: el campo, el transporte y la distribuci¨®n. Ante el aumento de los costes de producci¨®n, provocados por el encarecimiento de la gasolina y de los fertilizantes, varios agricultores dejan tierras en barbecho para no trabajar a p¨¦rdidas. Y las grandes cadenas de distribuci¨®n se han visto forzadas a simplificar sus surtidos y sus embalajes para contener los costes y no perder competitividad. La inflaci¨®n les pasa factura a todos.
Seg¨²n datos del INE y del Ministerio de Agricultura, los precios percibidos por los agricultores han subido un 31,3% en junio de 2022 con respecto al mismo mes del a?o anterior. No obstante, unos mayores ingresos no implican que se est¨¦n enriqueciendo, puesto que los costes de producci¨®n a los que se enfrentan tambi¨¦n han aumentado de forma considerable. Daniel Trenado (32 a?os), agricultor extreme?o desde hace cinco, saca las cuentas: ¡°Un cerealista suele calcular alrededor de 40.000 euros de gasto para empezar una cosecha de 100 hect¨¢reas de secano y un agricultor de fruta en torno a los 100.000 euros para cubrir 35 hect¨¢reas¡±. Pero la inflaci¨®n ha hecho que esas cantidades hayan quedado muy desfasadas: el gasoil y el acero han subido hasta un 150% y los fertilizantes un 300%, por lo que un productor tiene que poner sobre la mesa mucho m¨¢s dinero, advierte.
Todos los agricultores saben ya cu¨¢nto deber¨¢n invertir para la pr¨®xima temporada y no se la pueden jugar a que no cuenten con capital suficiente. La situaci¨®n actual implica un riesgo muy grande, porque el mercado de materias primas experimenta una fase de alta volatilidad, sopesa Trenado. ¡°En octubre, puedes sembrar trigo e incurrir en gastos muy altos, con la esperanza de que al terminar la cosecha recuperes lo que has gastado. Pero cuando llega junio puede que la tonelada ya no valga 340 euros como antes, sino la mitad. Las cuentas no salen y pierdes mucho dinero¡±, agrega. Ante la incertidumbre, varios agricultores optan por dejar descansar una porci¨®n de su tierra para no arriesgarse. ¡°Si tienes 100 hect¨¢reas de cereales, siembras solo 20 y cobras una subvenci¨®n tambi¨¦n para la parcela que se queda en barbecho, seg¨²n prev¨¦ la Pol¨ªtica Agraria Com¨²n (PAC). Con eso a lo mejor te puedes sustentar¡±, zanja el productor.
Para evitar que los agricultores trabajen a p¨¦rdidas, el Gobierno aprob¨® la ley de la cadena alimentaria, que entr¨® en vigor el pasado mes de diciembre. Una norma que, seg¨²n Trenado, hace aguas. ¡°Nadie fija adecuadamente cu¨¢les son los costes de producci¨®n y nadie inspecciona los contratos para comprobar que la norma se cumpla¡±, asegura. Aun as¨ª, el Ministerio de Agricultura asegura que la Agencia de Informaci¨®n y Control Alimentarios (AICA) es el organismo encargado de controlar la ejecuci¨®n de la ley y sancionar las posibles infracciones. ¡°Ya est¨¢ teniendo efecto, puesto que ha permitido reforzar la capacidad de negociaci¨®n de los productores¡±, a?aden fuentes del ministerio.
Precios multiplicados por ocho
El precio del producto sigue infl¨¢ndose a medida que se avanza en la cadena alimentaria hacia el consumidor. En algunos casos, del campo al s¨²per se multiplica casi por ocho: para un kilo de patatas, los intermediarios pagan al agricultor 20 c¨¦ntimos, mientras que el cliente en la tienda lo compra a 1,51 euros, lo que supone un aumento porcentual del 656%. As¨ª se desprende del ¨²ltimo ¨ªndice de precios en origen y destino de los alimentos (IPOD) que publica cada mes la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG). El ajo y el mel¨®n tambi¨¦n sufren grandes variaciones de precio del campo a la mesa, del 743% y del 505%, respectivamente.
Andr¨¦s G¨®ngora, responsable del sector de fruta y hortalizas de COAG considera que en los productos hortofrut¨ªcolas es donde m¨¢s se percibe el diferencial de coste entre el origen y el destino. Algo sorprendente, a su juicio, puesto que no est¨¢n supeditados a ninguna transformaci¨®n industrial, como el aceite o la leche. Los precios que percibe el agricultor se construyen desde arriba para abajo, se?ala Pedro Barato, presidente de la Asociaci¨®n Agraria de los J¨®venes Agricultores (Asaja). ¡°La distribuci¨®n marca su margen de ganancia, luego le toca a la industria y al final al agricultor. La presi¨®n que se ejerce sobre el productor es alt¨ªsima y la rentabilidad muy baja¡±, apunta.
Sobre el papel, los precios en origen suben cuando hay escasez y se derrumban cuando la cosecha es abundante. ¡°El problema es que cuando los precios en el campo son altos, los supermercados siguen elev¨¢ndolos a su vez, mientras que cuando son bajos, ese descenso no se repercute al consumidor. En las tiendas, los precios suben como un cohete, pero bajan como una pluma¡±, afirma G¨®ngora. Al mantener los costes muy altos, los puntos de venta no fomentan el consumo y generan un tap¨®n en origen, porque los consumidores compran a cuentagotas, asevera el coordinador de COAG. ¡°As¨ª, se acumula el producto en el campo y durante el resto de la campa?a los distribuidores se lo pueden llevar con un coste m¨¢s bajo¡±, zanja.
Las empresas de transporte de mercanc¨ªas tampoco escapan del mordisco de la inflaci¨®n. La bajada de los precios del combustible en las ¨²ltimas semanas y la subvenci¨®n de 20 c¨¦ntimos por litro de gasoil introducida por el Gobierno en marzo han dado un respiro a los transportistas. Aun as¨ª, alcanzar el beneficio sigue siendo un reto para muchos. Juan Ord¨®?ez, gerente de una peque?a compa?¨ªa en Granada, relata que en julio el gasoil segu¨ªa representando alrededor de un 60% del coste de explotaci¨®n del veh¨ªculo, cuando normalmente no deber¨ªa superar el 35%. El Adblue, un aditivo que permite reducir la contaminaci¨®n del di¨¦sel, tambi¨¦n se ha encarecido hasta un 100% y un neum¨¢tico ha pasado de costar 450 euros a 600 euros. Seg¨²n los datos recogidos por la patronal Fenadismer, la escalada de precio de los combustibles ha supuesto al conjunto de empresas del sector un sobrecoste adicional de 6.250 millones en lo que va de a?o.
Al fuerte aumento de precios se suma la baja actividad en agosto, que ha obligado a Ord¨®?ez a parar sus camiones para evitar trabajar a p¨¦rdidas. ¡°Retomar¨¦ la actividad al principio de octubre, cuando empezar¨¢ la campa?a de fruta y verdura. Se han quitado de la circulaci¨®n muchos veh¨ªculos por falta de actividad y muchas firmas no han sobrevivido. No podemos correr este riesgo¡±, asegura.
M¨¢rgenes m¨¢s estrechos en la distribuci¨®n
La patronal de supermercados Asedas anota que la subida de los costes y de las materias primas importadas ¡ªEspa?a es un pa¨ªs especialmente dependiente de la importaci¨®n de cereales para pienso¡ª est¨¢ doblando todos los eslabones de la cadena alimentaria. ¡°Los m¨¢rgenes de los distintos operadores de la cadena se estrechan m¨¢s a medida que se acercan al punto de venta para repercutir lo menos posible el alza de precios al consumidor final. En Espa?a hay 300 cadenas de supermercados y la prioridad de todos es vender a los precios m¨¢s bajos posibles. Ante una alta sensibilidad a la inflaci¨®n por parte de los consumidores, la fort¨ªsima competencia entre los distribuidores hace que ninguno quiera perder sus clientes¡±, asegura Ignacio Garc¨ªa Magarzo, director general de Asedas.
Para la distribuci¨®n alimentaria, el primer coste suele ser el inmobiliario, el segundo es el personal y el tercero es la energ¨ªa. Pero este ¨²ltimo ha pasado a ser el segundo en muchos casos y amenaza seriamente la sostenibilidad del sector, advierten fuentes de la distribuci¨®n. ¡°Algunas empresas perder¨¢n dinero este a?o por el impacto de los precios energ¨¦ticos¡±, a?ade Magarzo.
La escalada de precios se arrastra hasta la mesa del consumidor, que ya pone en marcha comportamientos t¨ªpicos de contenci¨®n de gasto, seg¨²n percibe el sector. Muchos clientes acuden a las tiendas con m¨¢s frecuencia, pero su tique medio disminuye. La Organizaci¨®n de Consumidores y Usuarios (OCU) ha calculado que las familias espa?olas afrontar¨¢n este a?o un sobrecoste de m¨¢s de 830 euros en el gasto anual de alimentaci¨®n. Los huevos, el aceite y la harina destacan entre los productos que m¨¢s han inflado su coste, entre un 40% y un 50%. Algunas hortalizas tambi¨¦n han experimentado importantes subidas, como las berenjenas (38,1%), los calabacines (34,9%) y los limones (25,3%). Y la OCU alerta: el escenario no parece que vaya a mejorar en el corto plazo. La espiral alcista de precios sigue apretando.
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