El Gobierno no tendr¨¢ que detallar medidas de ajuste en su plan fiscal enviado a Bruselas
Para cumplir en 2025, bastar¨¢ con retirar las ayudas por la inflaci¨®n y hacer permanentes los impuestos extraordinarios a banca y el¨¦ctricas. El Ejecutivo podr¨¢ dise?ar una senda de correcci¨®n distinta de la de la Comisi¨®n
El Gobierno tendr¨¢ que presentar en septiembre su plan fiscal para reconducir las cuentas p¨²blicas. Este se remitir¨¢ a Bruselas, abarcar¨¢ un periodo de cuatro a?os y el objetivo ser¨¢ poner la deuda en una senda descendente con una alta probabilidad hasta diez a?os despu¨¦s de haber concluido el plazo de ajuste. Sin embargo, seg¨²n fuentes conocedoras y de acuerdo con el documento de orientaciones al que ha tenido acceso EL PA?S, el Ejecutivo espa?ol no tendr¨¢ que detallar las medidas con las que intentar¨¢ cumplir con esa senda de estabilizaci¨®n fiscal. Solo deber¨¢ especificarlas para el primer a?o, el 2025. Y para cumplir en ese ejercicio bastar¨ªa con retirar las ayudas que todav¨ªa se mantienen por la crisis de precios y con hacer permanentes los impuestos extraordinarios a banca y energ¨¦ticas. Pero para el resto de a?os del plan solo las tendr¨¢ que ir incluyendo y detallando en los presupuestos que elabore en cada ejercicio.
En esta planificaci¨®n fiscal, el Gobierno simplemente tendr¨¢ que comprometerse a poner un techo al aumento del gasto. Este se limitar¨¢ mediante un porcentaje de incremento m¨¢ximo anual que vendr¨¢ fijado en el plan para cada ejercicio. Y se aplicar¨¢ sobre el llamado gasto neto. Este concepto contempla el presupuesto nacionalmente financiado y no incluir¨¢ ni los intereses, ni el desembolso c¨ªclico por prestaciones de paro, ni los fondos cofinanciados con Europa, ni los gastos extraordinarios o temporales. Y se le restar¨¢ a ese gasto los ingresos por nuevas medidas. De esta forma, el Gobierno podr¨¢ aprobar subidas de impuestos con las que obtendr¨ªa margen para gastar m¨¢s. Es decir, aunque la restricci¨®n sea en principio sobre el gasto, se podr¨ªa decidir que el ajuste venga por la parte de los ingresos.
Seg¨²n las orientaciones que Bruselas ha remitido a las capitales, ning¨²n pa¨ªs tendr¨¢ que detallar las medidas de ajuste. La Comisi¨®n ha decidido ser pragm¨¢tica. En especial por la dif¨ªcil situaci¨®n pol¨ªtica y fiscal de Francia e Italia. As¨ª no empezar¨ªan de entrada incumpliendo con las nuevas reglas fiscales que comenzar¨¢n a aplicarse en 2025. Sin embargo, la propia Comisi¨®n admite en su documentaci¨®n que el detalle ayudar¨ªa a dar credibilidad. Y esta decisi¨®n abre muchas inc¨®gnitas sobre si el nuevo marco servir¨¢ para imponer una cierta disciplina. ¡°Al final ser¨¢n los mercados¡±, dice un alto funcionario conocedor de los entresijos de estas reglas presupuestarias. En el caso de Espa?a, se prev¨¦ que el gasto en pensiones por la jubilaci¨®n del ¡®baby boom¡¯ empiece a tensar las cuentas p¨²blicas hacia finales de esta d¨¦cada y comienzos de la siguiente.
Este l¨ªmite al gasto neto supondr¨ªa un indicador directamente observable y relativamente f¨¢cil de controlar, a diferencia de lo que ocurr¨ªa con la medici¨®n del d¨¦ficit estructural. La idea de poner un tope al gasto es que en principio se pueda hacer un ajuste tan solo elevando los desembolsos un poco menos de lo que crezca la econom¨ªa. En condiciones normales, Hacienda eleva cada a?o su recaudaci¨®n lo que crece el PIB m¨¢s la inflaci¨®n. Y, por lo tanto, eso es lo que razonablemente se puede subir el gasto sin provocar un desfase mayor en las cuentas. Pero si se eleva el presupuesto algo menos de lo que crece la econom¨ªa, entonces con esa diferencia se estar¨ªa, en la pr¨¢ctica, llevando a cabo un ajuste. Bastar¨ªa con un punto de diferencia para que el ajuste anual fuera equivalente al 0,5% del PIB. Salvo en los a?os de medidas duras por la crisis financiera, entre 2010 y 2014, el ajuste presupuestario siempre se ha realizado mediante estos juegos, haciendo que el peso de ciertas partidas en la tarta vaya disminuyendo aunque en euros sigan creciendo.
Si no se cumple con el techo fijado al gasto, el desfase de cada a?o se ir¨¢ apuntando en una cuenta y Bruselas exigir¨ªa medidas correctoras cuando se llegue al 0,6% del PIB o el 0,3% en un solo a?o.
El ajuste requerido se podr¨¢ hacer en siete a?os en lugar de cuatro a cambio de prometer reformas e inversiones. Esto suavizar¨¢ el ritmo del ajuste al dividirlo entre m¨¢s ejercicios. La Comisi¨®n ya ha se?alado que valdr¨¢n para ello las del Plan de Recuperaci¨®n financiado con fondos europeos. Aun as¨ª, aunque se van a conceder los siete a?os para repartir el ajuste diluy¨¦ndolo, el plan se seguir¨¢ presentando a cuatro y, cuando este se termine, se tendr¨¢ que elaborar otro.
Sube la deuda a partir de 2027
La Comisi¨®n ya ha entregado al Gobierno sus proyecciones sobre c¨®mo se va a comportar la deuda. Seg¨²n la informaci¨®n a la que ha tenido acceso EL PA?S, en las previsiones iniciales de Bruselas la deuda empezar¨ªa a escalar de nuevo a partir de 2027 si no se toman medidas. Y en la d¨¦cada de 2030 empezar¨¢ a subir con m¨¢s fuerza. En 2034, el endeudamiento ya estar¨ªa subiendo dos puntos al a?o y se encontrar¨ªa cerca de los niveles inmediatamente posteriores a la pandemia, en torno al 113%. Con las nuevas reglas, el plan fiscal presentado a Bruselas debe incluir un ajuste suficiente como para corregir esta deriva y poner la deuda en un camino descendente con una elevada probabilidad, del 70%, hasta el a?o 2042. La Autoridad Fiscal calcula que en siete a?os har¨ªa falta un ajuste anual del 0,43% del PIB, unos 6.000 millones con el PIB actual, para conseguir que la deuda se sit¨²e en una trayectoria descendente. Y el Banco de Espa?a tiene hechos n¨²meros similares. En el fondo, se tratar¨ªa de corregir el actual d¨¦ficit estructural de las Administraciones, situado en torno al 3,5% del PIB, unos 52.000 millones con el producto interior bruto de este a?o, el 40% de la recaudaci¨®n por IRPF.
Expertos consultados consideran que el ajuste ser¨ªa asequible si no fuera por las presiones que impondr¨¢ el sistema de pensiones, que aumentar¨¢ el gasto anual en unos 4 puntos de PIB, desde el 13% hasta el entorno del 17% en 2050, seg¨²n previsiones de la Comisi¨®n. Por eso, Bruselas sostiene en su an¨¢lisis de la deuda espa?ola que la cl¨¢usula de cierre contribuir¨¢, si se aplica por completo, a la sostenibilidad fiscal. Esta cl¨¢usula de cierre es el examen que tendr¨¢ que hacerse cada tres a?os sobre la evoluci¨®n del gasto en pensiones. Si este se desv¨ªa sobre las previsiones que ha pintado el Gobierno en su reforma, entonces habr¨ªa que activar un ajuste. Si no se acuerdan medidas alternativas, habr¨ªa una subida de cotizaciones autom¨¢tica por valor del desajuste estimado a raz¨®n de una quinta parte por a?o.
Una senda de ajuste distinta de la de Bruselas
La Comisi¨®n ya ha trasladado a Espa?a cu¨¢nto estima que deber¨ªa limitarse el gasto neto cada a?o para lograr ese ajuste que deje la deuda en una trayectoria a la baja. Pero Bruselas permitir¨¢ que el Gobierno use una senda distinta siempre que la justifique muy bien con argumentos econ¨®micos s¨®lidos. Y tendr¨¢ que descontar en esos c¨¢lculos todo el gasto por envejecimiento que calcula la Comisi¨®n y que ser¨¢ el principal problema para abordar el ajuste y estabilizar la deuda. Tambi¨¦n le permitir¨¢ usar unas proyecciones de crecimiento diferentes de las que maneja la Comisi¨®n. Este margen ser¨¢ muy importante en la medida en que un PIB m¨¢s alto ayuda mucho a rebajar el endeudamiento en proporci¨®n a la econom¨ªa.
La Autoridad Fiscal ha reclamado que esta trayectoria enviada por Bruselas se publique igual que se ha hecho en Holanda o Austria. En todo caso, el reto del ajuste ha llevado a la Comisi¨®n a volver a empujar para que se apruebe una reforma fiscal, comprometida con Bruselas para el quinto pago de fondos europeos y sobre la que el Gobierno dice que ya ha hecho suficiente con los impuestos extraordinarios a banca y energ¨¦ticas, el afloramiento de econom¨ªa sumergida y la subida en fr¨ªo del IRPF, al no actualizar la tarifa con la inflaci¨®n. Sin embargo, en las recomendaciones europeas es clara la insistencia en tocar los impuestos medioambientales y sobre el consumo.
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