Inflaci¨®n: una noticia positiva, otra preocupante
La desescalada de la electricidad est¨¢ en marcha, pero el IPC subyacente toma el relevo del proceso inflacionista
El IPC muestra se?ales esperanzadoras de desescalada, pero es pronto para determinar si la inflaci¨®n ¡ªentendida como un bucle que se retroalimenta de incrementos de precios y salarios¡ª seguir¨¢ el mismo camino. La limitaci¨®n del precio del gas que entra en el mercado el¨¦ctrico, el principal factor del encarecimiento de la cesta de la compra, es un potente freno a la escalada de costes. Especialmente en nuestro pa¨ªs: el IPC de nuestra electricidad se increment¨® un 87% entre enero de 2021 y marzo de 2022, frente a la media europea del 40%.
Otros factores importados est¨¢n tomando el relevo de la factura el¨¦ctrica, en especial los alimentos y el petr¨®leo. La guerra ha hundido las exportaciones de cereales desde las zonas de conflicto, adem¨¢s de generar un encarecimiento de los fertilizantes intensivos en gas ruso. La cotizaci¨®n del barril de Brent, por su parte, se resiente ya del inminente endurecimiento de las sanciones a Rusia, hasta neutralizar por completo la subvenci¨®n p¨²blica a los hidrocarburos. La decisi¨®n de los pa¨ªses de la OPEP de no incrementar la extracci¨®n de crudo (o de hacerlo en proporciones insuficientes para paliar la escasez global) apunta en la direcci¨®n de tensiones adicionales al menos a corto plazo. Y los cortes de suministro de gas ruso, ya decididos o presentidos, auguran m¨¢s perturbaciones, si bien el impacto ser¨¢ menor en la pen¨ªnsula ib¨¦rica gracias a la capacidad instalada de regasificaci¨®n, aportando una ventaja comparativa crucial frente al resto de Europa.
Pero lo que preocupa ahora es el despertar de los precios en el sector de servicios ¡ªhasta fechas recientes inmune a la embestida de la energ¨ªa¡ª y su corolario de inflaci¨®n subyacente. En el pasado ejercicio, el IPC de los servicios se hab¨ªa mantenido casi ajeno al resto de componentes del consumo, con avances muy leves en contraposici¨®n con el repunte de los bienes industriales, en primea l¨ªnea de la crisis energ¨¦tica y de suministros. Pero la tendencia ha cambiado: en abril el IPC de servicios se increment¨® un 1%, lo que lleva la inflaci¨®n acumulada en lo que va de a?o al 3,3%, lo mismo que los bienes industriales no energ¨¦ticos. Destacan los incrementos del transporte, hosteler¨ªa, restauraci¨®n y seguros. Con todo, los precios de m¨¢s de la mitad de los productos que componen la cesta de la compra crecen a un ritmo superior al 4% ¡ªcuando esa proporci¨®n era insignificante hace un a?o¡ª. Es decir, la inflaci¨®n de costes energ¨¦ticos y de suministros se ha repercutido al resto de precios, explicando el repunte de la inflaci¨®n subyacente.
No obstante, el proceso inflacionista no se ha adentrado todav¨ªa en el conjunto del aparato productivo. Falta el ¨²ltimo eslab¨®n: los salarios. De momento estos act¨²an como dique de contenci¨®n, al menos a nivel agregado, con una evoluci¨®n de las remuneraciones pactadas en convenios colectivos notoriamente inferior a la inflaci¨®n subyacente ¡ªalgo que corroboran los datos de retribuciones medias de grandes empresas¡ª.
Sin embargo, ese muro de contenci¨®n empieza a fisurarse. El sector de la construcci¨®n acaba de sellar un acuerdo con subidas salariales del 10% escalonadas hasta 2024 y con garant¨ªas de poder adquisitivo. Las negociaciones en otros sectores con margen de maniobra, como la consultor¨ªa, apuntan en una direcci¨®n similar.
A falta de un acuerdo de conjunto, existe un riesgo de acuerdos parciales que abrir¨ªan la compuerta de una espiral precios-salarios perjudicial para la competitividad del conjunto de la econom¨ªa y el empleo. Pero otro escenario es posible, caracterizado por un esfuerzo coordinado de contenci¨®n de los m¨¢rgenes empresariales y de los salarios. Esta es una v¨ªa que, junto con medidas de contenci¨®n de los precios el¨¦ctricos, un plan de ayudas bien dise?adas a los sectores en dificultad y el aprovechamiento del enorme potencial en energ¨ªas renovables, nos posicionar¨ªa en mejor posici¨®n para luchar contra la inflaci¨®n. Y afrontar una crisis energ¨¦tica que no tiene pinta de amainar.
Carburantes
Aunque de manera menos espectacular que el gas, el precio del petróleo ha seguido una senda fuertemente alcista desde inicios de año. La cotización del barril brent roza los 110 dólares, un 41% por encima de los niveles de finales de 2021. Habida cuenta de la depreciación del euro, el aumento alcanza el 54%. Todo ello se ha trasladado a los precios finales de los carburantes, pese al descuento asumido por la Hacienda pública: repostar con gasóleo cuesta un 42% más. Una subida del barril hasta 120 dólares añadiría cerca de un punto de IPC.
Raymond Torres es director de coyuntura de Funcas. En Twitter: @RaymondTorres_
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