Vecinos al borde de un ataque de nervios: morosos que usan la piscina, trasteros que son despensas y ruidos diarios
La convivencia en las comunidades de propietarios genera todo tipo de conflictos y algunos de ellos acaban en los tribunales
La bolsa de la basura gotea, a la piscina entra gente que no es propietaria, se usa la plaza de aparcamiento como despensa y el rellano como recibidor, los morosos, los ruidos, las obras sin consentimiento o fumar en el ascensor. Las comunidades de vecinos son una fuente inagotable de problemas, conflictos, desacuerdos, reproches y, en ocasiones, hasta enfrentamientos f¨ªsicos.
Son infinitas las cuestiones que ocupan y preocupan a los vecinos, desde las m¨¢s l¨®gicas, como tratar de controlar el alza de los costes energ¨¦ticos que ahogan sus cuentas, hasta las m¨¢s marcianas. Muchas de estas desavenencias acaban en los tribunales. De hecho, la ¨²ltima sentencia importante del Tribunal Supremo, del mes de mayo, permite a las comunidades prohibir el uso de la piscina a propietarios de garajes y locales que no tengan casa en el edificio.
Los administradores de fincas son testigos ¡ªa veces sacos de boxeo¡ª de las quejas y conflictos en esos micromundos llamados comunidades de propietarios, donde la convivencia no siempre es f¨¢cil. Entre los principales problemas que dan lugar al choque est¨¢n los ruidos. ¡°Es un tema recurrente, sobre todo si viven estudiantes o son pisos tur¨ªsticos, porque el resto de vecinos tiene una rutina laboral y es molesto¡±, cuenta Carmela Lavandeira, vicepresidenta del Colegio de Administraci¨®n de Fincas de Galicia. Las obras y la m¨²sica son queja asegurada. Y la vicepresidenta del Colegio de Administradores de Fincas de Arag¨®n, Mar¨ªa Antonia Bielsa, a?ade los encontronazos entre vecinos por el ruido que hacen los animales sueltos en los patios de luces.
Luis Garc¨ªa, presidente del Colegio de Administradores de Fincas de Santa Cruz de Tenerife, conoce bien los problemas que generan los pisos vacacionales. ¡°El alto tr¨¢nsito de personas ajenas al edificio provoca malestar, adem¨¢s de un sobreuso de zonas comunes. En algunos casos, la colocaci¨®n de cajas para recepci¨®n de llaves se suele regular dentro de los estatutos con el fin de conseguir un mejor mantenimiento del inmueble, incluso determinando una cuota m¨¢s elevada¡±.
Los ruidos son dif¨ªciles de solventar. Si son por un piso tur¨ªstico, lo ¨²nico que se puede hacer es comprobar que tiene la autorizaci¨®n para realizar la actividad tur¨ªstica. Hay quien ha pasado a mayores. Lavandeira recuerda a una vecina que se hizo una habitaci¨®n b¨²nker con pladur y lana de roca, aunque en este caso fue por culpa de botellones constantes en la zona. Otros deciden vender la vivienda y poner tierra de por medio. Al resto, no le queda m¨¢s remedio que seguir quej¨¢ndose, un d¨ªa y otro, al vecino o vecinos molestos y al administrador de la finca.
La piscina, fuente de conflictos en verano
Un cl¨¢sico de todos los veranos son los problemas relacionados con la piscina, un elemento privado de la urbanizaci¨®n. En ocasiones ¡°se celebran los cumplea?os de los ni?os en la piscina y aparecen 30 ni?os¡±, narra Lavandeira. ¡°Es molesto y hay muchas quejas y, adem¨¢s, no est¨¢ permitido¡±, insiste. Es frecuente en fincas con piscinas peque?as en las que no es obligatorio tener un socorrista que pueda controlar qui¨¦n accede al recinto. De hecho, esta es otra de las dudas m¨¢s frecuentes entre los vecinos: ?Es necesario tener un socorrista en la piscina de la comunidad? No existe ninguna normativa estatal, sino que cada comunidad aut¨®noma dicta sus propias normas. En Madrid, por ejemplo, si hay m¨¢s de 30 viviendas es necesario contar con un servicio de socorristas titulados.
Luis Garc¨ªa apunta a las obras no consentidas como otro foco de conflictividad. Adem¨¢s, ¡°por su complejidad y gasto efectuado es un tema que suele acabar en un juzgado¡±, dice el tambi¨¦n presidente del Consejo canario de colegios de administradores de fincas. Pagar derramas tambi¨¦n saca de quicio a los vecinos. No es para menos, aunque podr¨ªan evitarlo si asistieran a las juntas. Lavandeira da cuenta de que cada vez acude menos gente a estas convocatorias en las que se adoptan los acuerdos y se aprueban las derramas que vinculan a todos, tambi¨¦n a los que no se presentan. ¡°En la ¨²ltima que tuve son 12 vecinos y fueron solo 3¡å. La pandemia ha acelerado esta tendencia.
El ascensor es otro im¨¢n para los problemas, sobre todo cuando hay quien lo quiere y hay quien no. Adem¨¢s, la supresi¨®n de las barreras arquitect¨®nicas es uno de esos asuntos que suele acabar en los tribunales. Hay varios casos. La Audiencia Provincial de Tarragona, en una sentencia del 24 de febrero, obliga a una comunidad a instalar una silla salvaescaleras que permita el acceso y salida de la piscina comunitaria. Tambi¨¦n fue a juicio una comunidad porque el ascensor no llegaba a los trasteros ni al s¨®tano y era un problema para los mayores de 70 a?os que viv¨ªan en el edificio.
Morosos sin piscina
Que haya vecinos morosos que no pagan las cuotas comunitarias ni las derramas, pero hacen uso de las instalaciones comunitarias, como la piscina, es algo que fastidia y encrespa a la mayor¨ªa. ¡°Los vecinos siempre te dicen que les cortes o limites los servicios comunes y hasta ahora era algo que no se pod¨ªa hacer¡±, dice Bielsa. El proyecto de ley de impulso a la rehabilitaci¨®n contempla que se pueda prohibir su uso a morosos. La junta de propietarios puede acordar medidas disuasorias, como la privaci¨®n temporal del uso de servicios o instalaciones. Junto a la morosidad, otro de los temas que m¨¢s preocupa a los vecinos es la ocupaci¨®n ilegal, sostiene Garc¨ªa.
Entre los conflictos recurrentes est¨¢ el tema de la basura. ¡°Hay vecinos que la dejan en el rellano despu¨¦s de comer y la bajan al contenedor en la franja horaria establecida (a las siete u ocho de la tarde) y eso genera olores y a veces gotea¡±, cuenta la vicepresidenta del Colegio de Administraci¨®n de Fincas de Galicia.
Colocar un mueble zapatero en el rellano o un mueble con jarrones y plantas, como si fuera el recibidor de casa, es otro de los motivos para discutir, m¨¢s que nada porque es un elemento com¨²n y no privado y son salidas de evacuaci¨®n. Hay otros vecinos que usan su plaza de garaje como despensa. ¡°Colocan un armario que hace las veces de almac¨¦n para guardar botellas de aceite o dejan colchones y somieres que les sobran¡±. Algunos convierten el trastero en una habitaci¨®n para el hijo, en una sala para tocar la bater¨ªa o en un improvisado taller de carpinter¨ªa, el hobby de uno de los vecinos de una comunidad gestionada por Lavandeira. El ruido de la sierra de calar llegaba hasta los pisos.
Mar¨ªa Antonia Bielsa habla de los aparcamientos en comunidades de los a?os sesenta u ochenta, donde las plazas tienen tama?os ajustados. ¡°Los vecinos invaden otras plazas, tu coche tiene que sobresalir y se generan conflictos¡±. Y rescata otro asunto conflictivo: los siniestros y las reparaciones de aver¨ªas. ¡°Los vecinos se empe?an en que hay que llamar al seguro de la comunidad para que cubra una filtraci¨®n cuando sabes de antemano que es una tuber¨ªa privativa y que no lo va a cubrir, pero eso implica desplazar a un profesional y que suba la prima¡±. Adem¨¢s, a?ade, ¡°si tardan la culpa siempre es del administrador¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.