El liderazgo de las empresas de ma?ana
El negacionismo todav¨ªa existe y polariza, pero no domina el debate sobre la emergencia clim¨¢tica
Si bien cada periodo de tiempo est¨¢ marcado por las circunstancias de su entorno, en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas asistimos a una precipitaci¨®n de acontecimientos que repercuten en la actividad de las empresas y que pueden determinar su viabilidad en un futuro no tan lejano.
La aceleraci¨®n del cambio clim¨¢tico (con sus manifestaciones en la ola de incendios, altas temperaturas, sequ¨ªas o lluvias torrenciales), el impacto sobre la biodiversidad y la pandemia de la covid-19 son elementos disruptivos que alteran el entorno en el que operan las empresas con consecuencias que pueden ser permanentes. Las secuelas no superadas de la Gran Recesi¨®n de 2008 y las m¨²ltiples formas que adopta la desigualdad (sea de rentas y/o de distribuci¨®n de riqueza) conforman un escenario complejo e incierto en el que las empresas deben decidir c¨®mo orientar sus modelos de negocio y construir una relaci¨®n m¨¢s inclusiva con los grupos de inter¨¦s. Adem¨¢s, la guerra de Ucrania ha hecho emerger debates de fondo que hasta ahora no se hab¨ªan abordado expl¨ªcitamente como la dependencia energ¨¦tica, el mix de energ¨ªas f¨®siles y renovables que consumimos y, llegado el caso, c¨®mo racionarlas y distribuir las consecuencias de hacerlo. Tambi¨¦n sobre la tendencia a la desglobalizaci¨®n y el freno a la deslocalizaci¨®n de empresas, sobre la producci¨®n de bienes considerados estrat¨¦gicos y otras cuestiones a las que nuestras sociedades parec¨ªan inmunes, como el aumento vertiginoso del precio de los alimentos.
Desde la aprobaci¨®n de la Agenda 2030 por las Naciones Unidas en 2015 podemos subrayar dos cambios relevantes: en primer lugar, el consenso sobre el punto de inflexi¨®n y de no retorno en el que se encuentra el planeta, y la urgencia de actuar. El negacionismo todav¨ªa existe y polariza, pero no domina el debate sobre la emergencia clim¨¢tica. El conocimiento cient¨ªfico ha ampliado su resonancia y se ha integrado con cierto ¨¦xito en la toma de decisiones de actores p¨²blicos y privados tambi¨¦n con perspectiva social, especialmente, a ra¨ªz de la covid-19. La narrativa sobre la sostenibilidad se ha abierto paso y cada vez son m¨¢s las empresas que asumen postulados comprometidos pese a encontrarse en un estado de madurez embrionario, algunas por tener modelos de negocios contrapuestos a la sostenibilidad o, en otros casos, por esperar a que sean otras quienes asuman los principales riesgos de liderar el cambio y aprovechar m¨¢s tarde los vientos de cola. Se parte del convencimiento para el cambio, pero falta velocidad y profundidad en la planificaci¨®n e implementaci¨®n de acciones tangibles.
El auge de los criterios ESG/ASG para relacionar los riesgos ambientales, sociales y de gobernanza con los financieros es buen ejemplo del impulso a la sostenibilidad, en este caso, desde la influencia de los inversores y los consejos de administraci¨®n. La regulaci¨®n p¨²blica ser¨¢ otra derivada que reforzar¨¢ la tendencia en Europa, a medida que se desarrollen los pilares del pacto de crecimiento verde, la taxonom¨ªa verde y social, las normas de transparencia para la informaci¨®n no financiera de las empresas o con la protecci¨®n de los derechos humanos en las cadenas de suministro globales. La pr¨®xima cumbre COP-27 en Egipto fijar¨¢ el nivel de ambici¨®n de los pa¨ªses para alinear sus pol¨ªticas con el Acuerdo de Par¨ªs y la ambici¨®n de las estrategias de descarbonizaci¨®n a 2050 que afectan a todo el tejido productivo y ante las cuales las empresas determinan sus propios objetivos. Ser¨¢ interesante seguir el cumplimiento de los acuerdos de financiaci¨®n con los pa¨ªses m¨¢s vulnerables y la perspectiva del Sur Global para reflexionar sobre la actuaci¨®n de las empresas en terceros pa¨ªses, a menudo con regulaciones m¨¢s laxas, pero con claros desaf¨ªos en materia de sostenibilidad. Por ello, desde el ¨¢mbito p¨²blico y privado ser¨¢ cr¨ªtico acertar y saber explicar el contenido de las decisiones que adopten los Estados europeos en las pr¨®ximas semanas a prop¨®sito de la energ¨ªa como consecuencia de la guerra en Ucrania, la duraci¨®n de las medidas, los posibles instrumentos de compensaci¨®n y la posici¨®n de las patronales empresariales.
El segundo cambio importante es la constataci¨®n de tener que realizar una comprensi¨®n integrada de los hechos para entender las conexiones entre distintos ¨¢mbitos (escasez de materias primas, riesgos financieros, patrones de consumo, clima, reivindicaciones laborales, etc¨¦tera) que permitan pasar de planes de actuaci¨®n segmentados y cortoplacistas a la elaboraci¨®n de estrategias de largo recorrido y a la aparici¨®n de liderazgos que trasciendan la acci¨®n presente y garanticen un desarrollo realmente sostenible. Un liderazgo responsable que a partir de la corresponsabilidad en la b¨²squeda de soluciones globales incorpore una visi¨®n sist¨¦mica m¨¢s all¨¢ del pensamiento lineal que ha conducido al momento presente. ?Seremos capaces de reorientar nuestros modelos socio?econ¨®micos?, ?lo lograremos a tiempo?, ?cu¨¢l es el coste de la transformaci¨®n?, ?qu¨¦ actores deben abanderarlo? Y, sobre todo, ?cu¨¢l es el coste de no actuar o de hacerlo demasiado tarde?, ?sobre qui¨¦nes recaer¨¢n en mayor medida las consecuencias? La pandemia ha despertado la conciencia (y los an¨¢lisis de riesgos) sobre la vulnerabilidad individual y colectiva a todos estos cambios. El potencial de contribuci¨®n y la agilidad del sector privado para aprovechar la ventana de oportunidad y apalancar los recursos p¨²blicos disponibles puede generar un impacto real y perceptible en el tejido productivo y, por tanto, sobre la sostenibilidad y la Agenda 2030.
El V Informe del Observatorio de los ODS, La contribuci¨®n de las empresas espa?olas a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, de Esade y Fundaci¨®n La Caixa, pone el acento en las tensiones de la transici¨®n hacia la sostenibilidad, es decir, en la traslaci¨®n a la pr¨¢ctica de estos postulados y en c¨®mo las empresas responden a estos desequilibrios o tienen la capacidad de anticiparlos. La evoluci¨®n al alza en la publicaci¨®n de informaci¨®n no financiera de las empresas, presentada por el 86% de las cotizadas con sede en Espa?a, sumada a la mejora progresiva en la calidad de los datos y la incorporaci¨®n de la sostenibilidad en los ¨®rganos de gobierno son evidencias positivas para que pueda producirse un verdadero cambio. Sin embargo, y ante la magnitud de los retos, el ¨¦xito ¨²nicamente ser¨¢ completo si existe altura de miras en el di¨¢logo social, en la interlocuci¨®n p¨²blico-privada y en los consensos para priorizar las actuaciones que llevar a cabo y abordar conjuntamente las contrapartidas de las decisiones futuras.
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