Filantrop¨ªa con cuentagotas: ?por qu¨¦ est¨¢ en crisis la generosidad?
Las donaciones son muy vol¨¢tiles y los pa¨ªses ricos se centran cada vez m¨¢s en financiar causas internas, dando la espalda al sur global
¡°Amor al g¨¦nero humano¡±. As¨ª define la RAE el t¨¦rmino filantrop¨ªa. Y como el otro amor, el de pareja, es tambi¨¦n voluble, mezcla momentos t¨®rridos con otros de frialdad. ?Qu¨¦ indica ahora el term¨®metro de la generosidad en el mundo? Pues que hay una crisis de donaciones. Iniciativas muy medi¨¢ticas como la emprendida por Bill y Melinda Gates junto a Warren Buffett (The Giving Pledge) o arrebatos puntuales de solidaridad como los propiciados por la pandemia o la guerra de Ucrania no deben enmascarar que la filantrop¨ªa atraviesa un camino de sombras. Las aportaciones de los particulares son muy vol¨¢tiles, a las grandes multinacionales les cuesta rascarse el bolsillo y los pa¨ªses ricos se miran el ombligo destinando cada vez m¨¢s dinero a causas locales (muchas de las veces con tintes religiosos, cuando no integristas). Y en el horizonte, un punto de inflexi¨®n generacional con la mayor transferencia de riqueza de la historia entre los miembros del baby boom y sus hijos. Los mileniales o los de la generaci¨®n Z tienen otras prioridades y sensibilidades. ?Lograr¨¢n ellos construir un mundo m¨¢s solidario?
El verbo ¡°dar¡± es parte de la esencia del ser humano porque de lo contrario la vida de cientos de millones de personas ser¨ªa un proceso de demolici¨®n. Sin embargo, la filantrop¨ªa atraviesa trincheras de incertidumbre. L¨ªneas que transcurren paralelas a la inestabilidad geopol¨ªtica actual. Las aportaciones de particulares ¡ªseg¨²n la Asociaci¨®n Espa?ola de Fundaciones, AEF¡ª apenas suponen el 0,1% del PIB de Espa?a. Traducido a los fr¨ªos n¨²meros: 1.346 millones de euros. ¡°Es un problema cultural. La sociedad piensa que para eso paga impuestos¡±, critica el jurista Antonio Garrigues Walker. Y a?ade: ¡°Donar es, seg¨²n una concepci¨®n que considero err¨®nea, una obligaci¨®n que ata?e siempre al Gobierno, nunca al ciudadano¡±.
La generosidad es una virtud que desde un punto de vista hist¨®rico Espa?a nunca ha tenido entre sus prioridades. En el siglo XVII un pintor amigo de Jos¨¦ de Ribera (1591-1652) le pregunt¨® por qu¨¦, dado el ¨¦xito que ten¨ªa, no regresaba a su pa¨ªs y dejaba N¨¢poles: ¡°Espa?a es una madre generosa con los extranjeros, pero una madrastra cruel con sus v¨¢stagos¡±, contest¨® el maestro. Es m¨¢s, Espa?a es un pa¨ªs que nunca se ha puesto de acuerdo ni en las cifras que rodean a esta actividad. Todo anda fracturado. Y la filantrop¨ªa corporativa no esquiva esta crisis. ¡°Menos para¨ªsos fiscales y menos filantrop¨ªa¡±, defiende Carlos Mart¨ªn, parlamentario de Sumar. ¡°Estamos ante una contradicci¨®n del capitalismo¡±, avanza. ¡°Antes, con la globalizaci¨®n, se financiaba la salida al exterior de las compa?¨ªas ¡ªincluso deduci¨¦ndose el capital invertido en esa marcha¡ª y luego, cuando repatriaban beneficios, la ley les exim¨ªa de pagar dos veces por el mismo concepto. Ahora vivimos en un mundo multipolar. Y los Estados quieren que regresen y le cubran el retorno. Vamos, ganan siempre. Hay que repensar el modelo para que paguen y contribuyan¡±.
En este p¨¢ramo hay algunos brotes verdes. La Fundaci¨®n La Caixa es la m¨¢s generosa de Europa. Tiene un presupuesto anual que supera los 500 millones de euros. ¡°Los fil¨¢ntropos tienden a la dispersi¨®n, pero con el enfoque adecuado esta actividad puede generar un cambio del sistema¡±, asegura Mercedes Basso, directora de filantrop¨ªa de banca privada de CaixaBank. Resulta compleja esa di¨¢spora en Espa?a con 10.511 fundaciones activas y un impacto econ¨®mico de 27.000 millones de euros. Aunque en esta cifra no todo es filantrop¨ªa porque tambi¨¦n incluye fondos p¨²blicos. ¡°El problema¡±, se?ala Victoria L¨®pez, experta de Analistas Financieros Internacionales, AFI, ¡°es que podr¨ªamos conocer mejor el sector si los protectorados (vigilan las fundaciones) hicieran bien su trabajo¡±. Unos publican datos, otros se olvidan.
Sin embargo, la filantrop¨ªa se enfrenta a todas las incertidumbres geopol¨ªticas que nos acorralan y algunos problemas propios que parecen el arranque de una novela de ciencia ficci¨®n. Regalar dinero resulta muy dif¨ªcil. Sobre todo para el 0,001% de la poblaci¨®n mundial ultrarrica. Firmar un cheque de millones de d¨®lares a tu alma mater como la Universidad de Yale o Princeton ¡ª?lo que han hecho durante a?os los americanos¡ª ya no basta. Pensemos en MacKenzie Scott, la exesposa de Jeff Bezos, fundador de Amazon, quien est¨¢ considerada la fil¨¢ntropa m¨¢s generosa de los ¨²ltimos a?os. A finales de 2022, Scott hab¨ªa donado, ¡°sin ninguna atadura¡±, m¨¢s de 14.000 millones de d¨®lares a 1.600 organizaciones, desde su divorcio con Bezos all¨¢ por 2019. Quiere regalar al menos la mitad de su fortuna. Sin embargo, pese a todo el empe?o, su patrimonio no para de crecer y crecer debido a la revalorizaci¨®n de las acciones que a¨²n conserva del gigante de la distribuci¨®n. En el a?o de la ruptura matrimonial, sus t¨ªtulos val¨ªan 36.000 millones, pero, seg¨²n Forbes, el buen momento de la Bolsa los ha disparado a 43.600 millones de d¨®lares.
El ranking de la revista de 2023 incluye a 2.640 personas que poseen al menos una fortuna de 10 d¨ªgitos. Unos 12 billones de d¨®lares. El 2% de la riqueza de todo el planeta. Por el contrario, Bezos solo don¨® el 1%. ?Qu¨¦ hacer? La respuesta la ha tra¨ªdo la gram¨¢tica. Inventar el t¨¦rmino megafilantrop¨ªa ¡ªdar m¨¢s de 10 millones de d¨®lares al a?o¡ª con el fin de que el dinero llegue adonde produce un impacto ?real. ¡°Para muchos ultramillonarios, ya sea a t¨ªtulo personal o familiar, donar es una tensi¨®n que mezcla ansiedad y estr¨¦s¡±, asegura en el peri¨®dico The Observer Mark Reed, uno de los herederos de la familia Reed, que es el quinto mayor terrateniente de Estados Unidos con 1,4 millones de acres. O sea, 567.000 hect¨¢reas.
Un paisaje bald¨ªo
La tierra de las esperanzas y los sue?os tambi¨¦n supone sobrevivir a un paisaje bald¨ªo. Desde las solitarias horas de la pandemia, las donaciones de los grandes millonarios al exterior se han ido reduciendo y el pa¨ªs resulta generoso principalmente con sus propias causas. El gran destino del patrimonio es la religi¨®n, por encima de la ayuda humanitaria o la educaci¨®n en los pa¨ªses pobres. La Constituci¨®n estadounidense garantiza la separaci¨®n entre Iglesia y Estado, pero solo hay que analizar la ideolog¨ªa de los miembros de la Corte Suprema para ver que apenas existe distancia. ¡°La religi¨®n tiene una influencia enorme en las elecciones, sobre todo debido al voto evangelista¡±, reflexiona Mauro Guill¨¦n, vicedecano de la Escuela de Negocios de Wharton en la Universidad de Pensilvania. ¡°En t¨¦rminos de filantrop¨ªa, las mayores donaciones son religiosas, m¨¦dicas y educativas. Esto plantea un problema. La deducci¨®n en el IRPF de las aportaciones resulta muy generosa e ilimitada. Lo cual significa que falla la separaci¨®n entre Iglesia y Estado. Hay quien pide que la donaci¨®n a entidades religiosas no se pueda desgravar porque se han convertido en una fuerza pol¨ªtica¡±. Estados Unidos es una bandera que mezcla estrellas y contradicciones. Las petroleras pueden tener beneficios hist¨®ricos y a la vez sus empresas sin ¨¢nimo de lucro destinar solo ¡ª?de acuerdo a la Universidad de Indiana¡ª entre 7.800 y 9.200 millones de d¨®lares (de 7.150 a 8.400 millones de euros) al a?o para enfrentar la emergencia clim¨¢tica.
La racaner¨ªa corporativa tambi¨¦n echa ra¨ªces en el Reino Unido. Las mayores compa?¨ªas brit¨¢nicas, que forman parte del ¨ªndice FTSE 100, donaron el a?o pasado 1.850 millones de libras (2.100 millones de euros), acorde con la Fundaci¨®n de Ayuda a la Caridad (CAF, por sus siglas inglesas). Representa bastante menos que los 2.510 millones de libras (unos 2.800 millones de euros) de hace una d¨¦cada. Una ca¨ªda del 26%. Algo a¨²n m¨¢s dram¨¢tico si sumamos la subida de la inflaci¨®n. ¡°Las organizaciones tienen la responsabilidad de contribuir a la filantrop¨ªa y hacerlo bien¡±, avisa Margery Infield, directora de impacto social del think tank brit¨¢nico New Philantrotropy Capital (NPC).
Sin embargo, la invasi¨®n de Ucrania transform¨® la ayuda de quienes hablan ingl¨¦s y recuerdan el Macbeth de Shakespeare. Acto I. Escena II. ¡°?Baja, horrenda noche y envu¨¦lvete como un palio!¡±. Ya ha descendido. La Administraci¨®n de Biden y el Congreso de Estados Unidos han destinado m¨¢s de 76.800 millones de d¨®lares (unos 70.400 millones de euros al cambio) en ayudas al pa¨ªs, que incluyen apoyo humanitario, financiero y militar. Es la primera vez desde los tiempos del Plan Marshall, creado por el presidente Harry S. Truman (1884-1972), despu¨¦s de la II Guerra Mundial, que una naci¨®n del Viejo Continente es el principal receptor de fondos estadounidenses. Solo en respaldo humanitario Ucrania ha logrado 3.900 millones de d¨®lares y 26.400 millones en ayuda financiera. ¡°Existe cierta fatiga en los donantes, pero una gran mayor¨ªa de los americanos todav¨ªa demuestra su preocupaci¨®n por el pa¨ªs atacado¡±, observa Joseph Nye, profesor em¨¦rito de la escuela de negocios de Harvard y secretario de Defensa con Bill Clinton.
El caso de Ucrania
Estas ayudas contribuyen en Ucrania a las fuerzas del orden e incluso a sostener radios independientes. Si algo positivo se puede contar sobre un incalculable horror es que se ha doblegado la tendencia (por lo menos, moment¨¢neamente) de ambas naciones (EE UU y el Reino Unido) en los ¨²ltimos a?os de contribuir menos fuera de sus fronteras. Solo Suecia ha aumentado las donaciones humanitarias a problemas ¡°lejanos¡± (15% en 2021 y 27% durante 2022) con generosidad. All¨¢ por 2020, el total de los flujos internacionales que la filantrop¨ªa destin¨® fue de 70.000 millones de d¨®lares. B¨¢sicamente la misma cantidad que Ucrania lleva absorbida por s¨ª sola.
Tradicionalmente, los flujos del dinero se han movido de los pa¨ªses ricos del norte al sur global. Esto ha cambiado. Ese sur ¡°pobre¡± quiere manejar los fondos y decidir su destino. Que no sean una excusa para un ¡°generoso¡± neocolonialismo. El 80% ¡ª?seg¨²n datos de Citi¡ª de las nuevas oeneg¨¦s que se registran en Kenia procede del propio pa¨ªs. Un ejemplo: ESSA (Education Sub Saharan Africa), una firma de caridad fundada en 2016, es pionera en ¡°buscar becas y ense?ar a los alumnos c¨®mo solicitarlas¡±, relata la entidad financiera. Nadie aguarda los fondos de un norte insolidario. Incluso dentro de sus fronteras. ¡°Ha habido una disminuci¨®n en el volumen de donaciones en t¨¦rminos reales. Ignoramos con certeza por qu¨¦ se ha producido¡±, revela Jonathan Roberts, director de ense?anza del Instituto Marshall de la London School of Economics (LSE). El docente crea una narrativa. Todo empez¨® en 2016 y baj¨® a¨²n m¨¢s durante la pandemia y nunca se ha recuperado. Tambi¨¦n se ha perdido ¡ªahonda¡ª confianza en las organizaciones ben¨¦ficas y es un elemento b¨¢sico para que donen las personas. El coste de la vida y la inseguridad laboral entre los j¨®venes pueden haber creado la tormenta perfecta. ¡°Lo que s¨ª ha aumentado es el apoyo internacional, pero en parte se debe al conflicto en Ucrania¡±, subraya.
Esta crisis de generosidad habr¨ªa sido diferente si Occidente hubiera limitado la entrada de China en 2001 en la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC). Los pa¨ªses firmantes imaginaban un mundo de intercambios comerciales y un pa¨ªs abierto a una liberalizaci¨®n pol¨ªtica que aliviase, con su prosperidad, por ejemplo, la miseria de los inmigrantes. Sin embargo, la historia empez¨® con alg¨²n aviso: ¡°?C¨®mo el oeste invit¨® a China a comerse nuestro desayuno?¡± (BBC, 2021). Desde luego fue un error si hablamos de filantrop¨ªa. ¡°No existe. En China, la gente tiene que pagar impuestos incluso por donar a entidades ben¨¦ficas¡±, revela Francesco Sisci, sin¨®logo, autor y columnista italiano que vive y trabaja en Pek¨ªn. ¡°Y esas instituciones las gestiona el Estado. Nadie quiere pagarle dos veces: una como caridad y otra a trav¨¦s de impuestos¡±. ?Estos son los valores que gu¨ªan a la nueva gran potencia econ¨®mica del planeta? Es rodear la ¨¦tica con un cercado de alambres de p¨²as. Como para hablarles de filantrop¨ªa feminista. ¡°Es un tiempo en el que ser audaz, luchar y asumir los riesgos que la gente sobre el terreno no puede permitirse¡±, detalla Yamani Yans¨¢ Hernandez, consejera delegada de la oeneg¨¦ Groundswell Fund con sede en San Francisco (EE UU). ¡°Es la redistribuci¨®n de la riqueza con la confianza en el liderazgo y la estrategia de los m¨¢s marginados, las mujeres y los negros¡±. Inimaginable en China, donde el colectivo oscurece al individuo.
Embarcas en el avi¨®n, y aterrizas en algunas de las democracias liberales m¨¢s avanzadas del mundo. Viajas junto a n¨²meros inmensos, que deber¨ªan cambiar la filantrop¨ªa. La mayor transferencia de dinero a trav¨¦s de generaciones en la historia del planeta ya est¨¢ en marcha. Entre 84 y 100 billones de d¨®lares ¡ªoscila seg¨²n las fuentes¡ª pasar¨¢n de la generaci¨®n del baby boom (1955-1964) a los chavales de la Z (1997-2012) y los chicos del milenio (1981-1996). Unos 12 billones de d¨®lares (11 billones de euros) ir¨¢n a la filantrop¨ªa. Van a cambiar los criterios de los 2,4 billones ¡ªseg¨²n el informe de Citi Philanthropy and the Global Economy v3.0¡ª que gestiona en activos el sector. Habr¨¢ muchas m¨¢s mujeres y prioridades distintas: emergencia clim¨¢tica, injusticia, igualdad de g¨¦nero. Si uno quiere entender el tama?o de la magnitud de la transformaci¨®n, las fundaciones americanas repartieron en becas durante 2020 unos 472.000 millones de d¨®lares (aproximadamente, 430.000 millones de euros).
Sin embargo, que nadie vea en la filantrop¨ªa un campo de tulipanes, a veces hiere al igual que una hilera de cactus. Las mujeres y las ni?as estadounidenses recibieron ¡ªrevela el Instituto Filantr¨®pico de la Mujer, WPI (seg¨²n sus siglas americanas), de la Universidad de Indiana¡ª en 2019 unos 7.900 millones de d¨®lares (cerca de 6.400 millones de euros) en ayudas de organizaciones sin ¨¢nimo de lucro. El 1,9% de las donaciones totales. De esta cantidad, las ni?as y mujeres negras obtuvieron 395 millones. El 0,5% de todas las de 2017. La causa que primero aparece en el teclado es el racismo. Pero hay m¨¢s. Quiz¨¢ peor. ¡°[Los fil¨¢ntropos] creen que ciertas ¨¢reas¡±, adelanta un portavoz de WPI, ¡°como los derechos reproductivos, est¨¢n politizadas, tienen la idea de que resolver la desigualdad de g¨¦nero resulta muy complicado y que no puede separarse de otros problemas de la sociedad¡±. La pandemia borr¨® los avances conseguidos en igualdad y las mujeres y las ni?as necesitan fondos adicionales para proseguir su camino hacia la equidad.
La mayor¨ªa de los fil¨¢ntropos estadounidenses donan a las causas que eligen, sean las que sean, gui¨¢ndose por sus intereses personales. Este es uno de los grandes cambios de la nueva filantrop¨ªa. Pero tambi¨¦n sufre da?os inesperados en un tiempo de agendas ocultas. Sam Bankman-Fried ¡ªfundador de la quebrada plataforma de criptomonedas FTX¡ª, quien ha sido acusado de presunto fraude, era un firme defensor del altruismo efectivo. Una filosof¨ªa que se basa en donar en t¨¦rminos de costes-beneficios. Al igual que cualquier fondo. Capitalismo puro. Todo esto contamina a la filantrop¨ªa. Quiere resolver algunos de los grandes problemas del mundo, pero se ve enredada en los sectores tecnol¨®gico y financiero de maneras cada vez m¨¢s turbias. A qui¨¦n extra?a que se acu?en conceptos como ¡°atacar la filantrop¨ªa¡±. El t¨¦rmino pertenece al multimillonario de la electr¨®nica Barre Seid, quien don¨® todas las acciones de su empresa (1.600 millones de d¨®lares) al Marble Freedom Trust y puso al frente de la compa?¨ªa nada menos que a Leonard Leo, el arquitecto de la mayor¨ªa conservadora de la Corte Suprema de Estados Unidos. El retorno a las librer¨ªas americanas de la f¨¢bula del zorro y las gallinas. El remate es la ¡°inclusi¨®n depredadora¡±. Tal cual. La f¨®rmula es utilizar las divisas virtuales para ayudar a las comunidades excluidas de las finanzas. Pero tiene un componente ¡°depredador¡±. Todos aquellos que se han hecho millonarios a costa de seguir manteniendo a los mismos en la pobreza.
Pese a lo que sucede en Israel, sigue viva esa antigua frase del Talmud, el texto sagrado hebreo: ¡°Quien salva una vida, salva el mundo entero¡±. Por eso, la normativa es el punto donde gira todo. En Espa?a, existe mucha fe y esperanza, y algo, tambi¨¦n, de caridad, en el mejor sentido, en la nueva Ley de Mecenazgo que tras el par¨®n por las elecciones deber¨ªa aprobarse definitivamente. Se reclama desde hace a?os. Ampl¨ªa ¡ªpor resumir¡ª el espectro de posibles donaciones a instituciones p¨²blicas y permite que el mecenazgo se practique sin aportar dinero.
En el mundo del arte es igual que hallar una obra maestra. ¡°Aqu¨ª el Estado pesa mucho y bastantes espa?oles creen que la filantrop¨ªa no les toca personalmente¡±, reflexiona Patricia Cisneros, mecenas venezolana y una de las principales coleccionistas del mundo. Y a?ade: ¡°El modelo ideal es una estrecha y sana colaboraci¨®n entre lo p¨²blico y lo privado, con reglas muy claras para que todos trabajen juntos a favor de la cultura¡±. M¨¢s lejos, en Miami, Jorge P¨¦rez, coleccionista, fil¨¢ntropo y multimillonario, emprende su batalla: ¡°Estamos a la cola de la filantrop¨ªa. Y luchamos por cambiar esta situaci¨®n y lograr, por lo menos, que en Estados Unidos los latinos se involucren m¨¢s en esta actividad¡±. ?Alguien recuerda a Carmen S¨¢nchez? Pocos. Don¨® en 2003 al Prado 800.000 euros y una casa en Toledo para comprar y restaurar cuadros. Jam¨¢s hab¨ªa sucedido. Gracias a ella cuelgan 15 nuevas piezas. Todo ocurre en una ¨¦poca en la que la situaci¨®n se ha ido volviendo m¨¢s y m¨¢s fr¨¢gil, mientras la eterna necesidad humana de valores trata de extenderse por encima de esta inmensidad de ego¨ªsmo y violencia.
Un mapa del tesoro muy fragmentado
Imaginen un lago de espesa luz nocturna sujeta por las estrellas. Es una instant¨¢nea que encaja bien con la estructura de la filantrop¨ªa en Espa?a. Hay algunas fundaciones que son una V¨ªa L¨¢ctea. Levantas la mirada y se reflejan en el agua del lago. Fundaci¨®n Vicente Ferrer, Juan March, Rafael Nadal, Carmen y Llu¨ªs Bassat, Fundaci¨®n Amancio Ortega o Ricardo Fisas Natura Biss¨¦. Resultan muy conocidas. El libro Fil¨¢ntropos de referencia, Vol. II (Editorial UOC) en su edici¨®n de 2021 describe la estructura, o la crisis, de la generosidad espa?ola.
Gran parte de su an¨¢lisis se resume en esta conversaci¨®n ¡ªde hace casi un siglo¡ª entre Hemingway y Francis Scott Fitzgerald en Par¨ªs:
¡ªLos ricos son distintos a nosotros ¡ªcoment¨® Fitzgerald.
Hemingway respondi¨® con iron¨ªa:
¡ªS¨ª, tienen m¨¢s dinero.
La generosidad en Espa?a ¡ªde acuerdo con Fil¨¢ntropos¡ª posee un fuerte dominio de las aportaciones individuales, con una media de 220 euros por persona. Gracias al caudal de 4,2 millones de ciudadanos. Tambi¨¦n suman los legados, donde, a veces, la Iglesia efect¨²a aportaciones significativas, las fundaciones patrimoniales (suelen ser escasas), las fundaciones bancarias ¡ªson un fen¨®meno que solo se da en Espa?a e Italia, y que despu¨¦s de la crisis financiera mundial de 2008 adelgaz¨® hasta tal extremo que hoy ¨²nicamente La Caixa supera los 500 millones de euros y copa el 20% de la filantrop¨ªa del pa¨ªs¡ª y adem¨¢s est¨¢n las empresas que poseen sus propias fundaciones, con su estrategia de patrocinios y mecenazgos. Este es el mapa del tesoro de la generosidad espa?ola. Queda esperanza. ¡°Aquellos que ejercen la verdadera filantrop¨ªa¡±, relata la editora y comisaria Elena Foster, ¡°lo hacen llevados por una magnanimidad total, sin esperar o perseguir reconocimiento¡±. Y a?ade: ¡°La filantrop¨ªa va m¨¢s all¨¢ de la bondad, de la distribuci¨®n de d¨¢divas de bienes privados. La filantrop¨ªa, en su profunda esencia, est¨¢ impulsada por la empat¨ªa hacia los dem¨¢s dedicando y donando a los otros lo que uno tiene o ha tenido el privilegio de recibir¡±.
Esa es la filosof¨ªa que comparte con la Fundaci¨®n Amancio Ortega, que tiene eso que los expertos en narrar y medir llaman un nivel bajo de comunicaci¨®n. Hasta el momento ¡ªacorde con los datos enviados por la propia entidad¡ª ha invertido m¨¢s de 1.000 millones de euros procedentes del patrimonio del propio fundador de Inditex, Amancio Ortega, y la cantidad anual la decide su patronato en funci¨®n de los proyectos aprobados. Educativos, sanitarios, sociales o el apoyo directo a la poblaci¨®n m¨¢s desfavorecida.
Porque todo el mundo sabe que el nacimiento es la verdadera loter¨ªa de la vida. Todo el mundo sabe que hay una guerra entre ricos y pobres. Y todo el mundo sabe que los buenos van perdiendo.
El impulso de Gates y Buffett
En agosto de 2010, 40 de las personas más ricas de Estados Unidos se comprometieron a donar la mayor parte de su riqueza para abordar algunos de los problemas más apremiantes de la sociedad. Creada por Warren Buffett, Melinda French Gates y Bill Gates, la plataforma The Giving Pledge (el compromiso de dar) cobró vida después de una serie de conversaciones con filántropos sobre cómo podrían establecer un nuevo estándar de generosidad entre los ultrarricos. Aunque originalmente se centró en Estados Unidos, The Giving Pledge despertó el interés de filántropos de todo el mundo.
En la actualidad, tiene 241 miembros, que tienen entre 30 y 90 años, de 29 países. Sus donaciones cubren campos que van desde la educación a la sanidad, pasando por las renovables o la vivienda. “La reacción de mi familia y mía ante nuestra extraordinaria buena suerte no es de culpa, sino de gratitud. Si utilizáramos más del 1% de mi patrimonio en nosotros mismos, ni nuestra felicidad ni nuestro bienestar mejorarían. Por el contrario, ese 99% restante puede tener un efecto enorme en la salud y el bienestar de los demás. Esa realidad marca un rumbo obvio para mí y mi familia: conservar todo lo que podamos necesitar y distribuir el resto a la sociedad para sus necesidades”, explicaba Warren Buffett en su carta de adhesión.
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