Duolingo: 24 millones de personas enganchadas a aprender idiomas con un clic
La aplicaci¨®n de m¨®vil gratuita atrapa con su mec¨¢nica de juegos, retos y rachas propia de las redes sociales y los videojuegos: ¡°Nos dicen que somos casi tan divertidos como el Candy Crush¡±
Duolingo tiene unas m¨¦tricas propias de una aplicaci¨®n de entretenimiento, no de ense?anza: 83 millones de personas se conectan para aprender una de sus 42 lenguas todos los meses, 24,2 millones lo hacen cada d¨ªa (10 millones m¨¢s que el a?o anterior). Es la aplicaci¨®n educativa con m¨¢s descargas del mundo y el guatemalteco Luis von Ahn, uno de sus dos fundadores, no duda en compartir su f¨®rmula secreta, como quien predica para que su idea se copie. ¡°Fuera de clase uno solo aprende si est¨¢ motivado y nosotros hacemos todo lo que podemos para que la gente siga regresando a Duolingo. Usamos las mismas t¨¦cnicas que los juegos m¨®viles y las redes sociales¡±, reconoce el matem¨¢tico en videoconferencia desde la sede central de la compa?¨ªa, en Pittsburgh (Estados Unidos).
¡°Cada lecci¨®n tiene que durar unos tres minutos y la gente tiene que sentir que le fue bien¡±, contin¨²a. ?C¨®mo? ¡°A cada persona le damos ejercicios que tengan un 80% de probabilidad de que responda correctamente¡±, confiesa. Si es demasiado f¨¢cil o dif¨ªcil, abandonar¨¢. No faltan retos y recompensas, la mascota ¨Dun peque?o b¨²ho verde¨D anima a continuar al remol¨®n si no se ha conectado, se remarca la racha de d¨ªas seguidos haciendo las tareas (siempre ganan los japoneses), se pueden obtener puntos y hasta existe una moneda virtual.
¡°La gran mayor¨ªa de nuestros usuarios, cuando les preguntan por qu¨¦ est¨¢n us¨¢ndolo, responden: ¡®Duolingo es casi tan divertido como Candy Crush y, al menos, no estoy perdiendo mi tiempo¡±, relata orgulloso Von Ahn. ¡°O dicen: ¡®Ahora paso un poco menos de tiempo en Instagram porque aprendo franc¨¦s¡±, prosigue. En su opini¨®n, el debate del acceso de los ni?os a la tecnolog¨ªa es est¨¦ril: ¡°Es inevitable. Lo que estamos tratando de hacer ac¨¢ es que el uso de la pantalla al menos sea ¨²til¡±.
En sus amenas charlas de audiencia viral, Von Ahn repasa su educaci¨®n ¡°de rico¡± sin serlo, pues su madre, que le crio sola y como hijo ¨²nico, invirti¨® en ¨¦l sus recursos. Se gradu¨® en el Colegio Americano de Guatemala y ello le abri¨® la puerta de la Universidad de Duke, donde se gradu¨®, y la de Carnegie Mellon, donde se doctor¨®.
El retorno de los idiomas
La app empez¨® a gestarse en Carnegie Mellon en 2009. Ese a?o, Von Ahn, matem¨¢tico y profesor de Ciencias Computacionales, se convirti¨® en millonario tras vender Recaptcha ¨Del sistema que fuerza a demostrar que uno no es un robot¨D a Google y, aunque pens¨® en retirarse con 30 a?os, le ilusionaba inventar una herramienta educativa que facilitase la formaci¨®n de los m¨¢s desfavorecidos. Y se decant¨® por los idiomas, que tienen un retorno r¨¢pido. ¡°Saber ingl¨¦s incrementa el salario bastante casi en cualquier trabajo, en Guatemala es casi el doble. Si eres mesero, secretaria... te vale mucho¡±.
Uriel Kejsefman, gerente de producto de Duolingo, disfrut¨® de una vivencia parecida a la de Von Ahn. ¡°Crec¨ª en una familia de clase media argentina, y termin¨¦ estudiando en Estados Unidos gracias al ingl¨¦s. Esa experiencia transform¨® mi vida completamente¡±, cont¨® a EL PA?S en el marco de WISE, la cumbre educativa de la Qatar Foundation. En su opini¨®n, el equipo, con personas de 30 pa¨ªses, comparte ¡°la misi¨®n de expandir este tipo de oportunidades a m¨¢s gente¡±. Kejsefman se form¨® en Yale y Harvard y, tras pasar por el departamento de Educaci¨®n del Banco Mundial, hace dos a?os aterriz¨® en Duolingo, un paso, en su opini¨®n, natural: ¡±Era evidente que, en un mundo pospandemia, la educaci¨®n iba a avanzar desde el sector privado y desde la tecnolog¨ªa en particular¡±.
Duolingo se ha profesionalizado al m¨¢ximo y es una compa?¨ªa con m¨¢s de 700 trabajadores, entre ingenieros (45%), dise?adores (13%), docentes (9%), publicistas, estrategas... Pero no siempre fue as¨ª, porque Von Ahn fue uno de los pioneros del crowdsourcing ¨Dla externalizaci¨®n de tareas a un gran grupo de personas a trav¨¦s de una convocatoria abierta¨D y fund¨® una incubadora de cursos. ¡°Al principio los cursos los cre¨¢bamos con voluntarios y eso hizo que haya un mont¨®n de ellos que estaban realmente originados por demanda popular¡±, explica Kejsefman. Por ejemplo: ¡°Los irlandeses crearon con nuestras herramientas el curso de irland¨¦s [ga¨¦lico] que utiliza la mayor parte del mundo que lo aprende¡±, cuenta orgulloso el argentino. ¡°En alg¨²n momento, cuando est¨¢bamos haciendo como m¨¢s de 100 millones de d¨®lares al a?o, se sinti¨® raro seguir usando voluntarios. Y decidimos empezar a pagarles a todos¡±, a?ade entre risas el cofundador guatemalteco. En 2019 empezaron a publicitarse, en 2021 salieron a Bolsa, y la inteligencia artificial les fuerza ahora a no dormirse.
¡°Hoy estamos yendo m¨¢s despacio, el foco es asegurarnos de que lo que tenemos sea de muy buena calidad¡±, explica Kejsefman, que habla siete idiomas y practica su alem¨¢n con la aplicaci¨®n. La mitad de los usuarios aprenden ingl¨¦s, otro 20% espa?ol y otro 10% franc¨¦s, pero su cat¨¢logo incluye lenguas en peligro de desaparici¨®n (navajo, hawaiano o criollo haitiano) o rarezas como el alto valyrio, de Juego de tronos, o el klingon de Star Trek.
Desde hace cuatro a?os, Eduardo Gonz¨¢lez-Mora, profesor de Ingenier¨ªa de la Universidad Aut¨®noma del Estado de M¨¦xico, estudia esperanto. Cuenta por correo que le motiv¨® aprenderlo la lectura de la novela La guerra de las salamandras, de Karel ?apek, en la que los anfibios hablan en este idioma. Al menos usa la aplicaci¨®n 30 minutos diarios. ¡°En mis viajes al extranjero converso con otros y suelo redactar mis notas en esperanto¡±, relata.
En poco tiempo la inteligencia artificial traducir¨¢ y doblar¨¢ cualquier material grabado ¨DCoursera ya lo est¨¢ haciendo¨D, pero Kejsefman no cree que la gente pierda el inter¨¦s en hacerse entender cara a cara y los testimonios en las redes sociales parecen darle la raz¨®n. Juan quiere chapurrear algo de italiano para viajar a Toscana; Julia decirle cosas en sueco a su ligue de verano; Antonio ans¨ªa empaparse de todo lo japon¨¦s (cocina, manga, idioma); Blanca, fan del K-pop, se pelea con los rudimentos del coreano. A Von Ahn le sorprende en especial el crecimiento exponencial de este idioma asi¨¢tico, paralelo al furor musical.
Las oportunidades laborales son, sin embargo, el primer motor para bajarse la aplicaci¨®n. Se ve muy claro en un mapamundi. En los pa¨ªses angl¨®fonos estudian espa?ol (en Canad¨¢ franc¨¦s, su otra lengua oficial), en la Europa balc¨¢nica el alem¨¢n, y en Suecia los inmigrantes se esfuerzan con el sueco. El alumno no aprende reglas, sino que con la pr¨¢ctica descubre patrones, como cuando aprendi¨® su lengua materna.
Existe una opci¨®n pr¨¦mium de pago, sin anuncios, m¨¢s sofisticada, Duolingo Max, que Von Ahn anima a pagar a quien pueda costearlo (un 8% del total), para que redunde en una mejor tecnolog¨ªa para el resto de usuarios. La inteligencia artificial avanza cada d¨ªa. ¡°La idea es tener una conversaci¨®n casi natural y realista. Por ejemplo, como que est¨¢s en un bar en Par¨ªs y viene el barista y te pregunta¡±, plantea el gerente de producto. ¡°Hemos aprendido que es mucho m¨¢s m¨¢gico si la app responde din¨¢mica y coherentemente a lo que t¨² le dices. Pero esa magia del ChatGPT hay que mantenerla acorde al nivel de idioma de la persona¡±. Y despliega otra novedad: ¡°un bot¨®n que, cuando haces cualquier error, te explique qu¨¦ hiciste mal. Antes era imposible, porque cada usuario comete un error diferente¡±.
Duolingo tiene un examen de certificaci¨®n del nivel de ingl¨¦s que se admite en 4.500 universidades, cuesta solo 49 d¨®lares y no exige moverse, lo que abarata el tr¨¢mite. ¡°Casi cualquier universidad en Estados Unidos acepta nuestra certificaci¨®n a la hora de aplicar, la mitad de las de Canad¨¢ y bastantes en Inglaterra y en Australia¡±, relata Von Ahn, que apunta muy lejos: ¡°Ahora nos estamos expandiendo a la matem¨¢tica y a la m¨²sica¡±.
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