Eric Mazur, decano de Harvard: ¡°El fracaso es imprescindible en el aprendizaje y las notas lo estigmatizan¡±
El f¨ªsico holand¨¦s cree que prohibir ChatGPT en clase es ¡°lo m¨¢s est¨²pido que se puede hacer¡±
Hace 30 a?os, Eric Mazur (?msterdam, 1954) decidi¨® acabar con las clases magistrales e instaur¨® la instrucci¨®n peer to peer (entre pares), por la que sus alumnos aprenden de un tema debatiendo en grupo. Muchos compa?eros de la Universidad de Harvard, de la que es decano acad¨¦mico de Ciencias Aplicadas e Ingenier¨ªa, copiaron su modelo, hoy extendido en el mundo. Ahora Mazur ha derribado los muros del aula y cada grupo de cinco trabaja de forma colectiva desde donde quiere. La base de todo es Perusall, su plataforma de aprendizaje colaborativo, que asegura ya usan 4,4 millones de estudiantes en el mundo. Reh¨²ye los ex¨¢menes finales y abraza la inteligencia artificial (IA).
El holand¨¦s pronunci¨® la conferencia inaugural del encuentro de expertos universitarios Reinventing Higher Education que la espa?ola IE University organiz¨® este mes en Miami y a la que este diario acudi¨® invitado.
Pregunta. En sus charlas asegura que los adultos deber¨ªamos aprender como en las escuelas infantiles.
Respuesta. En la guarder¨ªa aprenden a trabajar juntos, a interactuar. Son conocimientos cruciales. Casi todos los problemas de las organizaciones y las empresas son integrales: gente que no sabe trabajar con otros, que no abraza la diversidad...
Mis alumnos est¨¢n muy, muy pocos motivados
P. ?Usted usa la IA en sus clases?
R. S¨ª. Pueden usar lo que quieran, cualquier fuente si ¨Dcomo luego en sus carreras profesionales¨D son capaces de usarlas. Pero cuando les eval¨²o como individuos, lo hago mayoritariamente de forma verbal. No pueden buscar [la respuesta] en el m¨®vil. Tienen que saber pensar, as¨ª que los entreno para que utilicen todo lo que tengan a su disposici¨®n, incluido internet, ChatGPT...
Las universidades tienen que anticipar su educaci¨®n a lo que pasar¨¢ en el futuro, es la clave. Mucha gente est¨¢ asustada de que ChatGPT sea un tutor, pero prohibirlo es lo m¨¢s est¨²pido que se puede hacer, porque los alumnos van a necesitar ChatGPT en el futuro. Las calculadoras y los ordenadores tambi¨¦n se prohibieron en clase cuando salieron.
P. ?C¨®mo organiza sus clases?
R. Cada equipo tiene de media 25 presentaciones cada semestre y cada uno de sus miembros presenta al menos cinco veces. Todos tienen que estar preparados, no saben qui¨¦n de ellos va a tener que hablar. Ni siquiera yo. Me lo dice un programa: ¡°Hoy pregunta a Pablo¡±. Y si no est¨¢ preparado, la gran puntuaci¨®n del equipo puede caer. Entonces, si Pablo no hace su trabajo antes de venir a clase, los dem¨¢s no estar¨¢n muy contentos y no se sentir¨¢ bien. Hay una especie de presi¨®n social para hacerlo bien, como en la sociedad, ?no?
P. Usted reh¨²ye las clases magistrales, pero se necesitan unas bases te¨®ricas para aprender del otro.
R. Utilizamos actividades estructuradas que comienzan con la lectura interactiva del libro de texto. Empleamos Perusall, que es una plataforma de aprendizaje social. Lo desarroll¨¦ para mi clase y ahora lo utilizan 4,4 millones de estudiantes en el mundo, tambi¨¦n en Espa?a. ?Nunca pude imaginarlo!
P. ?En qu¨¦ consiste?
R. Ayuda a los estudiantes a asimilar la informaci¨®n, a interactuar entre s¨ª o con el texto o v¨ªdeo para sentar las bases [de un conocimiento]. Y luego tenemos una serie de actividades en las que trabajan juntos, pero lo facilitamos mis asistentes y yo.
P. En Espa?a muchos alumnos no han vuelto a la facultad tras la pandemia. Piensan que no les aporta.
R. Probablemente la universidad no les da algo de valor. Yo conf¨ªo m¨¢s en los alumnos que en las universidades. En Estados Unidos es diferente, porque la mayor¨ªa son residenciales, y vivir all¨ª es una de las cosas m¨¢s atractivas de ser universitario.
P. En Espa?a hay un intenso debate sobre el uso educativo de las pantallas.
R. El problema no es la pantalla por s¨ª misma, sino el uso que se le d¨¦. Quiero decir, si est¨¢n el d¨ªa entero en Facebook no les va a ayudar a avanzar como individuos. Yo me aseguro de que usen tecnolog¨ªa en clase para lo que necesitan.
Los fondos de Harvard ahora se deben a los logros del pasado, no del presente
P. Pero sus estudiantes est¨¢n en lo m¨¢s alto.
R. S¨ª, lo est¨¢n, pero est¨¢n muy, muy poco motivados. Cada a?o les planteo una importante cuesti¨®n: si tienes que elegir entre enfrentarte a desaf¨ªos o sacar buenas notas, ?qu¨¦ eliges? T¨² esperar¨ªas que los individuos que van a ser l¨ªderes de la sociedad escojan los desaf¨ªos antes que las calificaciones. Pero no, no, es al rev¨¦s.
P. Pero un graduado de Harvard siempre tendr¨¢ trabajo.
R. Eres parte de un club y te ofrecer¨¢n un trabajo, pero no hay solo correlaci¨®n entre los grados de Harvard y el ¨¦xito profesional. Escuch¨¦ en la oficina de desarrollo que las mayores donaciones a la universidad provienen de los que obtuvieron notas m¨¢s bajas [pero fueron m¨¢s exitosos en la vida profesional]. Ten¨ªan mejores cosas que hacer [cuando estudiaban] que simplemente tratar de complacer a sus profesores.
Las notas desincentivan el aprendizaje profundo. Si quieres ser creativo, tienes que hacer cosas locas y probarlas, y muchas fallar¨¢n. El fracaso es imprescindible y las notas estigmatizan el fracaso. Terminamos formando muchos individuos que tienen miedo al fracaso, a la creatividad y la innovaci¨®n por ese motivo. Algunos individuos abandonan el sistema universitario, como Bill Gates o Steve Jobs, para ser muy creativos; otros pasan por ¨¦l y qui¨¦n sabe d¨®nde acabar¨¢n.
R. Reciben muchas cr¨ªticas de Ben Nelson, fundador de la disruptora Universidad Minerva, tan de moda.
R. Me siento muy afortunado porque he podido experimentar y conocer a la gente que he querido, pero Harvard no siempre fue una universidad de ¨¦xito. Hace 100 a?os era mediocre. Tuvimos un president, Charles Elliot [al frente desde 1869 hasta 1909], que quiso cambiar la instituci¨®n y lentamente mejor¨®. Cuando yo entr¨¦ en 1980, en mi departamento hab¨ªa seis premios Nobel y en Harvard toneladas. Pero ahora hay pocos. Igual que puedes construir una marca, puedes destruirla muy r¨¢pidamente.
P. Se dice que son, con el Vaticano, la instituci¨®n privada m¨¢s rica del mundo.
R. Muy ricos, pero los fondos de Harvard ahora se deben a los logros del pasado, no del presente.
P. Larry Bacow, exrector de Harvard, asegur¨® el pasado verano en EL PA?S que acept¨® el cargo porque sinti¨® que la universidad estaba en peligro.
La universidad no est¨¢ realmente escuchando lo que la sociedad necesita
R. En todo el mundo. As¨ª como la calculadora hace innecesario el uso de una regla de c¨¢lculo, o internet memorizar mucha informaci¨®n, la IA har¨¢ que muchas tareas sean mucho m¨¢s eficientes. Y, por tanto, muchas de las personas a las que formamos ya no conseguir¨¢n trabajo. Necesitamos repensar lo que vamos a hacer [en las universidades].
P. Bacow se refer¨ªa a Trump.
R. ?Ah, eso es verdad tambi¨¦n! La sociedad no valora ahora la Universidad y creo que es porque esta no est¨¢ realmente escuchando lo que la sociedad necesita. Somos muy arrogantes.
P. ?Qu¨¦ quiere la sociedad?
R. Creo que la incre¨ªble polarizaci¨®n que vivimos, no solo en Estados Unidos, sino en el mundo, se debe en parte a que las universidades realmente se crearon para satisfacer las necesidades de la sociedad de los ¨²ltimos siglos, pero no atienden a las actuales como deber¨ªan hacerlo.
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