Catalu?a estrena la prohibici¨®n de los m¨®viles en los institutos: ¡°Tendremos que jugar al tres en raya con palos y piedras¡±
Los alumnos de la ESO deben guardar el dispositivo durante toda la jornada y su uso est¨¢ vetado, incluso en el patio
Segundo d¨ªa de curso. Muneeb y sus amigos, en 3? de la ESO, se sientan en un banco del patio del instituto La Ferreria de Montcada i Reixac (Barcelona). En cursos anteriores, la mirada la tendr¨ªan concentrada en la pantalla del m¨®vil. Este martes miraban el bocadillo, mientras intentaban matar el tiempo charlando entre ellos. Este curso se estrena la prohibici¨®n generalizada de los m¨®viles en los institutos catalanes, lo que incluye el patio. No hay una opini¨®n un¨¢nime. Munneb y alg¨²n otro compa?ero ¡ªaseguran que empezaron a jugar con m¨®viles o tablets cuando ten¨ªan menos de cuatro a?os¡ª no lo ven bien, pero no les queda otro remedio que aceptarlo. ¡°Tendremos que volver al pasado y jugar al tres en raya con palos y piedras¡±, bromea Muneeb. Unos compa?eros, sentados en el banco de al lado, que siempre jugaban con el tel¨¦fono a la hora del recreo, con escuetos: ¡°ahora nos aburriremos¡±. Pero los hay, como Ivan, que ven una oportunidad: ¡°Cuando no tienes el m¨®vil te diviertes, porque puedes convencer a tus amigos para jugar al futbol, pero ya no pueden coger el tel¨¦fono¡±. ¡°Est¨¢ bien porque al final mucha gente lo usaba en clase y, al final, por media hora no te vas a morir por no tener el m¨®vil¡±, a?ade Samir.
Catalu?a estrena la prohibici¨®n generalizada de los m¨®viles en los centros educativos, despu¨¦s de la normativa aprobada por la Generalitat en enero. Aunque deja cierto margen de maniobra a los centros, hay directrices comunes a cumplir como la prohibici¨®n total de estos dispositivos en las etapas de infantil y primaria, mientras que en la ESO, los alumnos deben apagar y guardar el tel¨¦fono y solo lo podr¨¢n usar si lo indica el profesor, aunque se pide priorizar el ordenador. En los institutos, tampoco se permite su uso en los pasillos, el comedor o el patio.
El curso pasado, el Departamento de Educaci¨®n decidi¨® tomar cartas en el asunto, despu¨¦s de una oleada de institutos que anunciaron su prohibici¨®n y de que surgieran con fuerza las voces de las familias que reclamaban retrasar la entrega del m¨®vil a los adolescentes hasta los 16 a?os. Catalu?a segu¨ªa as¨ª el ejemplo de otras comunidades, que han aprobado normativas igual de restrictivas, mientras otras defienden doctrinas m¨¢s laxas.
Pero mientras la Generalitat decid¨ªa intervenir, los centros ya se hab¨ªan adelantado en la regulaci¨®n del uso de los tel¨¦fonos, debido a los problemas de convivencia que estaban generando. Seg¨²n un estudio publicado por Educaci¨®n en noviembre, un 53% de institutos (de un total de 3.400) p¨²blicos y concertados ya contaba con unas normas escritas, de los cuales, uno de cada cuatro directamente obligaba a los alumnos a dejar el m¨®vil en casa, mientras que el 3% permit¨ªa un uso libre, y un 12%, solo en el recreo.
La Ferreria es uno de ellos. Hace a?os que hab¨ªan vetado completamente la presencia de los tel¨¦fonos. ¡°Pero vimos que eso generaba angustia y los alumnos sacaban el m¨®vil en clase para ver si ten¨ªan un mensaje¡±, admite la directora, Aurora Gonz¨¢lez. As¨ª que decidieron relajar las normas y permitir que cogieran el tel¨¦fono durante la hora del patio, pero no para hacer fotos, videollamadas o poner m¨²sica a todo volumen. ¡°Entonces sab¨ªan que llegaba el momento del patio y podr¨ªan consultar el m¨®vil, y eso reduc¨ªa la angustia¡±, a?ade la docente.
Pero el instituto no quiso quedarse en una simple prohibici¨®n y decidieron iniciar paralelamente un plan de dinamizaci¨®n del patio para incluir juegos de mesas, ajedrez y otras actividades alternativas al m¨®vil. Adem¨¢s, los alumnos del ciclo formativo de Integraci¨®n social ¡ªque se imparte en el centro¡ª ejercen de dinamizadores. ¡°Quitar el m¨®vil no sirve de nada si no das una alternativa. Ahora, con la prohibici¨®n, los alumnos que todav¨ªa eran reticentes a participar en estas actividades tendr¨¢n que hacerlo, porque ya no podr¨¢n recurrir al tel¨¦fono¡±, tercia Gonz¨¢lez.
En el Vedruna de Gr¨¤cia, en Barcelona, la prohibici¨®n no les viene de nuevo porque ya hace a?os que la aplicaban en los dos primeros cursos de la secundaria, y solo en 3? y 4? lo utilizaban para usos pedag¨®gicos. En el patio, solo los de bachillerato lo pod¨ªan usar. El cambio que les ha comportado la nueva normativa es que, hasta ahora, los alumnos guardaban el dispositivo en la mochila, y este curso lo hacen en unas taquillas nuevas que han instalado en las aulas. ¡°As¨ª evitamos distracciones porque si lo ten¨ªan en la mochila estaban pendientes y en los cambios de clase siempre cog¨ªan el m¨®vil. Ahora podr¨¢n estar m¨¢s concentrados en el aula¡±, explica su directora, Montserrat Castell¨®
En un acuerdo entre todos los centros concertados que agrupa la fundaci¨®n Vedruna, tambi¨¦n optaron por prohibir el tel¨¦fono en el patio para los de bachillerato. ¡°Los alumnos quieren tener el m¨®vil, pero saben que ello les priva de la relaci¨®n con sus compa?eros y que estaban juntos, pero cada uno con su pantalla¡±, defiende la directora. El centro ha creado una comisi¨®n de bienestar digital para concienciar del uso de los dispositivos tanta a los alumnos como a los adultos.
Una normativa m¨¢s laxa ten¨ªa hasta ahora el instituto Joaquima Pla i Farreras de Sant Cugat del Vall¨¨s. Idearon un c¨®digo de colores para determinar el tipo de uso que se pod¨ªa hacer del tel¨¦fono, seg¨²n la actividad. El a?o pasado optaron con vetar su presencia en las aulas, aunque se permit¨ªa en el patio. ¡°El momento que m¨¢s conflicto generaba es cuando el profesor ten¨ªa que requisar el tel¨¦fono y el alumno negaba que lo estaba usando y defend¨ªa que solo estaba mirando la hora¡±, explica el director Guillermo Mat¨ªas. Este curso se obliga a los alumnos a dejar el dispositivo en la taquilla y ya no lo pueden usar en el patio.
Mat¨ªas considera que contar con una normativa com¨²n de la Generalitat ¡°simplifica la vida¡± a los centros, ¡°pero hay una delegaci¨®n de funciones parentales a la escuela¡±. ¡°Hicimos una encuesta y vimos que en muchas familias no hay ning¨²n tipo de limitaci¨®n y despu¨¦s piden que sea la escuela la que limite su control, cuando ello deber¨ªa hacerse en casa¡±, se queja el docente.
Desde el centro asegura que hay disparidad de posiciones entre las familias, pero que la gran mayor¨ªa prefer¨ªa el sistema antiguo. ¡°No ven tan bien la restricci¨®n total y creen que es m¨¢s ¨²til educar a los alumnos en un buen uso y ayudarlos a que ellos mismos se regulen sobre cuando lo pueden usar y cuando no¡±, abunda Mat¨ªas. En cuanto a los alumnos, asegura que los casos de adicci¨®n ¡°son puntuales¡± y que los alumnos m¨¢s mayores ser¨¢n los que tendr¨¢n m¨¢s trabajo para adaptarse a la normativa, ya que los de primer curso, acostumbrados a la prohibici¨®n en primaria, no ver¨¢n tanto cambio.
Precisamente, en el patio de la Ferreria, los alumnos de 1? de ESO ¡ªmuchos hace pocos meses que tienen m¨®vil¡ª son los que ven m¨¢s ventajas a la prohibici¨®n. ¡°Lo veo bien porque as¨ª no est¨¢ cada uno con el m¨®vil y ahora podemos jugar y, sobre todo, hablar y conocer gente. El primer d¨ªa, ya hice amigas¡±, remata Carla.
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