Empeora la salud mental de los refugiados en Grecia
M¨¦dicos sin Fronteras alerta del aumento de pacientes por las p¨¦simas condiciones de acogida en Lesbos y la violencia policial
Sus llamamientos han quedado contenidos en un fajo de papeles; en algo m¨¢s de una docena de folios en ingl¨¦s que conforman el nuevo informe que M¨¦dicos sin Fronteras ha lanzado para denunciar una injusticia, otra m¨¢s. Podr¨ªa tratarse de alguna guerra africana, de alguna hambruna o vulneraci¨®n de derechos en cualquier punto de Asia. Pero no, de nuevo hay que volver la vista hacia Europa, pues de nuevo llegan noticias de injusticias y abandono de personas vulnerables.
Ellos son, claro, aquellos migrantes, refugiados y solicitantes de asilo que se agolpan en las fronteras de la Uni¨®n, atrapados porque ni pueden regresar a los pa¨ªses de los que han escapado ni se les permite entrar en el viejo continente. Hoy toca contar que en las islas griegas de Samos y Lesbos, donde actualmente permanecen 15.000 solicitantes de asilo, la salud mental de muchas de estas personas se est¨¢ deteriorando cada d¨ªa m¨¢s por las p¨¦simas condiciones en las que viven, la falta de recursos para atenderlos y la violencia a la que son sometidos. Y no hay atisbo de ning¨²n tipo de que vayan a ser trasladados a la parte continental del pa¨ªs.
El informe de M¨¦dicos sin Fronteras se titula Haciendo frente a la emergencia en salud mental en Samos y Lesbos?y, de acuerdo, no ser¨¢n m¨¢s que folios, pero su lectura acerca llamadas de auxilio, miradas de decepci¨®n, ideas de suicidio, desesperanza y frustraci¨®n. Los testimonios recogidos dan fe de una situaci¨®n desoladora. La de Mohammad, la primera. Entona un "si lo s¨¦ no vengo", cuando relata su experiencia. Procedente de Siria, donde se pas¨® cinco meses encarcelado por haber participado, supuestamente, en las manifestaciones de 2012. All¨ª le sacaron los dientes, le cortaron con cuchillos y quemaron su piel con cigarrillos. Han pasado cinco a?os y, a sus 31, dice que le sigue doliendo el cuerpo por las palizas. Lleg¨® a Lesbos hace 11 meses y vive bajo una carpa con 13 personas m¨¢s. Ha sido testigo de la violencia infligida a otros refugiados por parte de la polic¨ªa griega: "Nos dijeron que estar¨ªamos seguros en Europa pero no lo siento as¨ª¡±, dice. La polic¨ªa aqu¨ª es como la polic¨ªa en Siria. Nos insultan y nos hacen desnudar para registrarnos, pero solo lo hacen para humillarnos¡±.
Los solicitantes de asilo que se encuentran en los campos de recepci¨®n de las islas de Samos y Lesbos han experimentado acontecimientos muy traum¨¢ticos, de hecho, el 95% de los encuestados para este informe de MSF eran personas hu¨ªdas de un conflicto armado. No obstante, son las precarias condiciones de vida y la violencia a la que son sometidos en Grecia las que est¨¢n minando su estabilidad mental. De entre las personas atendidas en el ¨¢rea de psicolog¨ªa de la ONG, el 80% asegur¨® haber sufrido alg¨²n episodio violento, un 25% hab¨ªa sido v¨ªctima de torturas y un 19% de abusos sexuales tanto en su pa¨ªs de origen como en el tr¨¢nsito y ya en Grecia.
El 80% de los encuestados asegur¨® haber sufrido alg¨²n episodio violento, un 25% hab¨ªa sido v¨ªctima de torturas y un 19% de abusos sexuales
Khalid permanece en un alojamiento protegido porque su estado mental es muy vulnerable, pero est¨¢ muerto de miedo. Este hombre de 54 a?os y procedente del Kurdist¨¢n sirio sufri¨® torturas en su pa¨ªs y echa de menos a sus cuatro hijos: la mayor se suicid¨® y los otros tres que le quedan vivos est¨¢n en Dinamarca con su exmujer. Se siente muy solo, y teme ser deportado en cualquier momento ya que su solicitud de asilo ha sido rechazada en segunda instancia, por lo que la polic¨ªa podr¨ªa arrestarlo en cualquier momento bajo la figura de una detenci¨®n administrativa. "Lo he perdido todo. En casa no me queda nada. Adem¨¢s, tengo miedo del r¨¦gimen¡±, lamenta.
La escalada de pacientes con patolog¨ªas mentales es "agobiante" y empeora a marchas forzadas, asegur¨¢n desde MSF. Entre julio y agosto de 2017 atendieron a 110 afectados en Lesbos, el doble que en el mismo periodo del a?o anterior. Adem¨¢s, una media de seis personas por semana son atendidas de manera urgente por intentos de suicidio, lesiones autoinfligidas y psicosis. Y un tercio m¨¢s que en el a?o anterior necesitar¨ªan ser trasladados a hospitales psiqui¨¢tricos, denuncian.
¡°Para un hombre solo como yo no hay esperanza a menos que uno se suicide¡±. As¨ª de desesperado se pronuncia Ahmad. Tiene 30 a?os y proviene de Raqqa, una de las ciudades sirias m¨¢s castigadas por el Estado Isl¨¢mico. El joven vive desde octubre de 2016 en un centro de recepci¨®n de la isla de Samos, y lleva ocho meses esperando la resoluci¨®n de su solicitud de asilo. En este tiempo, asegura que est¨¢ muriendo lentamente. "Solo a aquellos que se autolesionan los sacan de aqu¨ª, aunque no sabemos d¨®nde los llevan". Ahmad duerme en la calle porque su tienda est¨¢ saturada de gente. "Es horrible. No hay luz y no hay agua en el inodoro. La comida que nos dan no es ni siquiera lo suficientemente buena para los animales¡±, describe.
La polic¨ªa, seg¨²n cuenta, le ha detenido en cinco ocasiones. Tras la ¨²ltima volvi¨® al campo con cuatro costillas rotas. En otra ocasi¨®n, el personal llam¨® a los agentes porque solicit¨® atenci¨®n psicol¨®gica. Lo detuvieron y lo golpearon. MSF detalla en su informe que el 70% de las personas entrevistadas que hab¨ªan sufrido violencia, aseguraron que esta vino por parte de las autoridades. En el campo de refugiados de Moria, solo en un d¨ªa (el pasado 18 de julio) trataron a 14 con heridas abiertas, huesos rotos y ¨®rganos internos da?ados, y todos acusaron a la polic¨ªa. "Las encuestas revelan que la gente que lleg¨® a Samos despu¨¦s del acuerdo entre la Uni¨®n Europea y Turqu¨ªa informaron de m¨¢s agresiones que las que llegaron antes de ese pacto", cita el informe.
Lo he perdido todo. En casa no me queda nada Khalid, solicitante de asilo sirio en Grecia
Tambi¨¦n la poblaci¨®n femenina vive circunstancias muy complicadas en los campos de Samos y Lesbos. Como Reine y Julie, amigas procedentes de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, un pa¨ªs en permanente conflicto donde la violaci¨®n de las mujeres se utiliza como arma de guerra. Las dos chicas, de hecho, han sido v¨ªctimas de violencia sexual y fueron obligadas a casarse. La segunda, adem¨¢s, qued¨® embarazada de ese marido no deseado, un coronel del Ej¨¦rcito. Las dos viajaron en avi¨®n a Turqu¨ªa, donde pensaban quedarse.? "Nos dimos cuenta de que no era posible", explica Reine. "Fue muy peligroso. Pasamos d¨ªas en el bosque, comiendo galletas. En las calles, los hombres nos tocaban aqu¨ª", dice se?alando sus pechos antes de romper a llorar. "Un vez la polic¨ªa vino a socorrerme, pero solo porque quer¨ªan violarme". Un hombre sirio las "salv¨®" llev¨¢ndoselas a su casa, donde se quedaron hasta que pudieron tomar un bote a Samos, donde ingresaron en un centro de recepci¨®n.
El sufrimiento de estas dos mujeres no se queda en sus pa¨ªses de origen. En Lesbos fueron atendidas 213 supervivientes de violencia sexual entre enero y septiembre de 2017, el 80% proven¨ªan de pa¨ªses de ?frica subsahariana. En la mitad de los casos, la agresi¨®n hab¨ªa sucedido en sus pa¨ªses de origen, un cuarto de ellos en Turqu¨ªa y el otro cuarto ¡ª21 mujeres¡ª fueron violadas en m¨²ltiples ocasiones. Y, sin embargo, solo un tercio de todas ellas han sido identificadas como personas vulnerables por las autoridades. "Esta brecha en la identificaci¨®n significa que la mayor¨ªa de pacientes no obtendr¨¢n acceso a los cuidados y protecci¨®n que necesitan y que no ser¨¢n transferidas al continente", indica la organizaci¨®n.
Reine reconoce que ha sido objeto de la violencia de un trabajador social, pero a¨²n no ha visto a un m¨¦dico. Ninguna de las dos en realidad, a pesar de los dolores de cabeza, el insomnio, las hemorroides y el embarazo de Julie, que ya est¨¢ de cuatro meses. ¡°Pide manzanas. Es lo ¨²nico que puede comer. Pero ellos nos dan esto¡±, dice y muestra un plato de pl¨¢stico con pollo y arroz. ¡°?Por qu¨¦ hicimos esto? ?Por qu¨¦ huimos? Habr¨ªa sido mejor morir en casa¡±, solloza Julie.
Ante semejante escenario, MSF califica de "imperativo humanitario" el traslado de los solicitantes de asilo de las islas al continente griego, donde la probabilidad de que accedan a los servicios que necesitan es mayor.? "La vulnerabilidad extrema de las personas y el fallo completo de los sistemas de atenci¨®n instalados en las islas no deja otra opci¨®n".
Todos los nombres de las personas que figuran en este art¨ªculo son ficticios.
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