La lucha del pueblo Yakye Axa en el Chaco de Paraguay
La usurpaci¨®n de tierras ancestrales responde al modelo econ¨®mico adoptado por el Gobierno, que fomenta el crecimiento r¨¢pido a trav¨¦s de los monocultivos y la ganader¨ªa
Isla de Palma. As¨ª se traduce al espa?ol Yakye Axa, el nombre de un pueblo ind¨ªgena de lengua Enxet Sur, asentado en el Chaco paraguayo.
La ¨²ltima semana de noviembre, este pueblo, que libra una batalla legal por recuperar sus tierras ancestrales desde hace 24 a?os, recibi¨® una visita inusual: la Corte Interamericana de Derechos Humanos, decidi¨® trasladar una delegaci¨®n hasta Paraguay para comprobar si el Gobierno hab¨ªa cumplido con la sentencia que el Tribunal dict¨® a favor de la comunidad Yakye Axa en el 2005. La decisi¨®n ordenaba al Estado conceder tierras al pueblo Yakye Axa y prestar la asistencia necesaria para garantizar su subsistencia, bien alimentaria, bien en salud y educaci¨®n.
Acompa?amos la visita como abogadas de Cejil, organizaci¨®n que representa a la comunidad junto con Tierra Viva, con la esperanza de que la presencia de la Corte finalmente movilice al Estado a cumplir sus obligaciones.
La Corte pudo comprobar que, a m¨¢s de 12 a?os de emitida su sentencia, Yakye Axa sigue viviendo en una situaci¨®n de pobreza extrema, en una franja estrecha y polvorienta de tierra inf¨¦rtil que se extiende entre la orilla de una carretera p¨²blica y el alambrado de las tierras que ancestralmente fueron ocupadas por la comunidad. All¨ª viven sin acceso a agua potable ni alimentos adecuados, y sin poder desarrollar las actividades tradicionales que por a?os permitieron la subsistencia de su comunidad. Nos qued¨® claro durante la visita que, si nada cambia, la comunidad est¨¢ abocada a una dura extinci¨®n. Como dijo An¨ªbal Flores, uno de los l¨ªderes de Yakye Axa durante la visita, ¡°en estos a?os de lucha, muchas cosas y personas ya se perdieron. Nuestros miembros murieron atropellados al lado de la ruta o por enfermedad¡±.
Con la muerte de los ancianos de la comunidad, van muriendo tambi¨¦n los ¨²ltimos ind¨ªgenas del grupo que hablan la lengua enxet. Muchos de los ni?os, que comparten un aula en condiciones paup¨¦rrimas con un solo docente y sin materiales, sufren v¨®mitos, diarreas y fiebres, como consecuencia probable del agua y alimentos que consumen.
A finales del siglo XIX grandes extensiones de tierra del Chaco paraguayo fueron vendidas a trav¨¦s de la bolsa de valores de Londres
Los pueblos ind¨ªgenas de Paraguay han sido sistem¨¢ticamente despojados de sus territorios bajo los diferentes reg¨ªmenes pol¨ªticos que han gobernado el pa¨ªs desde su independencia en 1811. A finales del siglo XIX grandes extensiones de tierra del Chaco paraguayo fueron vendidas a trav¨¦s de la bolsa de valores de Londres. Muchas de ellas fueron adquiridas por la iglesia anglicana, incluyendo las tierras de Yakye Axa, donde se estableci¨® una gran estancia ganadera. Yakye Axa se resisti¨® a salir inicialmente de su territorio ancestral, pero a partir de 1986 comenzaron a huir debido a las condiciones a las que fueron sometidos dentro de la estancia: los hombres eran obligados a trabajar sin sueldo y las mujeres explotadas sexualmente.
En 1993, Yakye Axa comenz¨® a reclamar legalmente sus territorios tradicionales. En 1996, la comunidad quiso volver a su tierra ancestral, pero se les neg¨® el acceso, por lo que se instalaron en la vereda de la carretera que linda con estas tierras y en la que hoy siguen esperando.
Si bien la Constituci¨®n de Paraguay reconoce los derechos de los pueblos ind¨ªgenas, en la pr¨¢ctica el marco normativo sigue siendo insuficiente para protegerlos. Los pueblos sufren formas m¨²ltiples de racismo y discriminaci¨®n. Hay una falta de participaci¨®n ind¨ªgena en casi todos los ¨¢mbitos de la vida p¨²blica y pol¨ªtica del pa¨ªs. De acuerdo a un informe emitido en el 2015 por la Relatora Especial de Naciones Unidas sobre Pueblos Ind¨ªgenas, la condici¨®n de pobreza y extrema pobreza que afecta a la mayor¨ªa de las comunidades ind¨ªgenas en Paraguay, est¨¢ ¨ªntimamente vinculada con la p¨¦rdida o la falta de acceso y control sobre sus tierras, territorios y recursos naturales. Ello ha supuesto la extinci¨®n de sus medios de vida sin proporcionarles una alternativa econ¨®mica viable.
La usurpaci¨®n de tierras ancestrales responde al modelo econ¨®mico adoptado por Paraguay, que fomenta el crecimiento r¨¢pido a trav¨¦s de los monocultivos y la ganader¨ªa. Como consecuencia, Paraguay tiene hoy una de las mayores tasas de deforestaci¨®n del mundo, y los pueblos ind¨ªgenas est¨¢n entre los m¨¢s afectados por la destrucci¨®n ambiental.
A pesar de este panorama, Yakye Axa sigue con su lucha por un pedazo de tierra en el que puedan volver a desarrollar su modo de vida ancestral. Como expres¨® uno de los l¨ªderes ind¨ªgenas durante la visita, ¡°aqu¨¦l que abandona una lucha es un cobarde¡± y los miembros de la comunidad est¨¢n dispuestos a persistir.
Paraguay tiene hoy una de las mayores tasas de deforestaci¨®n del mundo, y los pueblos ind¨ªgenas est¨¢n entre los m¨¢s afectados por la destrucci¨®n ambiental
En el 2012, el Estado adquiri¨® una tierra alternativa y desde entonces, la comunidad est¨¢ esperando su titulaci¨®n y que construyan un camino que les permita acceder a ella. La visita de la Corte Interamericana, que se ha comprometido a dar seguimiento a la situaci¨®n de Yakye Axa hasta que el Gobierno de Paraguay cumpla cabalmente con sus compromisos, ya ha logrado algunos impactos positivos. Altas autoridades de Paraguay se comprometieron la semana pasada a tramitar de forma expedita la titulaci¨®n de tierras a favor de Yakye Axa, y terminar de construir en el 2018 el acceso del pueblo a las mismas.
De esta forma, el pueblo ind¨ªgena de la Isla de Palma sigue manteniendo la esperanza de que Paraguay, el pa¨ªs en cuyas instituciones a¨²n conf¨ªan, garantice su existencia futura. Hacer lo contrario supondr¨ªa una p¨¦rdida cultural y de dignidad sin nombre para Paraguay y el mundo.
Mar¨ªa Noel Leoni es abogada senior y Alejandra Vicente es directora jur¨ªdica de CEJIL.
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