Yemen: 1.000 d¨ªas de horror
El pa¨ªs est¨¢ al borde de una de las hambrunas m¨¢s terribles de la era moderna. Lo cuenta la representante de Unicef en Yemen
Quer¨ªa empezar este art¨ªculo contando qu¨¦ ha pasado en Yemen desde el mes de marzo, cuando se cumplieron dos a?os de guerra en el pa¨ªs y dibuj¨¦ en este mismo peri¨®dico unas pinceladas de lo que ocurr¨ªa. Pero una historia me ronda la cabeza y no me la podr¨¦ sacar de ah¨ª hasta que la escriba. Es la historia de Ali, que ilustra todo lo que ha pasado desde entonces.
Conoc¨ª a Ali en septiembre en un hospital de Aden, al sur del pa¨ªs, en una zona bajo el control del Gobierno yemen¨ª del presidente Hadi, en su mayor¨ªa en el exilio, pero que visita el lugar de cuando en cuando. Ali estaba en el ¨¢rea de tratamiento del c¨®lera y conectado a la vida a trav¨¦s de fluidos intravenosos. La poca que le quedaba.
Ali tiene siete a?os y no creo que pesara en aquel momento m¨¢s de 15 kilos. Estaba literalmente en los huesos. La mirada perdida. Intentamos varias veces que nos hablara, pero ¨¦l no estaba ah¨ª, solo su cuerpo huesudo y su mirada perdida. Trag¨¢ndome las l¨¢grimas pregunt¨¦ a su madre qu¨¦ hab¨ªa pasado para que llegara tan tarde y en esas condiciones al hospital; me cont¨® que le cost¨® reunir las monedas que necesitaba para poder buscar un transporte hasta all¨ª. No hay respuesta ante semejante injusticia.
Ali se salv¨®, pero muchos menores han muerto este a?o por causas totalmente prevenibles. Con ya dos a?os de conflicto a sus espaldas, la situaci¨®n de las familias solo ha podido empeorar. Las tasas de desnutrici¨®n siguen siendo de las m¨¢s altas del mundo, con casi dos millones de peque?os desnutridos y, de ellos, 385.000 con desnutrici¨®n severa aguda. Aunque Unicef provee tratamiento y cuidados a una gran parte de ellos en esta situaci¨®n, muchos regresan de nuevo al programa de tratamiento porque en cuanto vuelven a sus casas no tienen nada que comer.
El c¨®lera volver¨¢ porque las infraestructuras de salud en colapso y la falta de agua y alimentos son sus caldos de cultivo
Yemen est¨¢ al borde de una de las hambrunas m¨¢s terribles de la era moderna: siete millones de personas, la mitad de ellas ni?as y ni?os, dependen de la ayuda alimentaria para engullir algo una vez al d¨ªa, y 10 millones m¨¢s sufren de inseguridad alimentaria. Son 17 millones de personas los que no saben si comer¨¢n ma?ana siquiera. ?Nos podemos poner en su lugar aunque sea s¨®lo por cinco minutos?
En este contexto el brote de diarrea aguda (c¨®lera) que ha asolado Yemen este a?o, afectando a casi un mill¨®n de personas, no pudo llegar en peor momento. El sistema de salud estaba ya colapsado, sin presupuesto por parte del Gobierno ni las autoridades de facto, con todos los profesionales de la salud sin cobrar desde octubre de 2016 y con la mitad de los centros de salud cerrados. Gracias al trabajo de Unicef, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) y otras agencias de Naciones Unidas y ONG, se consigui¨® controlar el brote y manejar la situaci¨®n. Pero el c¨®lera volver¨¢ porque las infraestructuras de salud en colapso y la falta de agua y alimentos son sus caldos de cultivo. A esto hay que sumarle un brote de difteria que se est¨¢ extendiendo en el pa¨ªs. Ahora mismo estamos todos concentrados en hacer llegar las vacunas necesarias, que con un poco de suerte (y mucho trabajo) llegar¨¢n a San¨¢.
La ayuda humanitaria entra en el pa¨ªs con cuentagotas, pero no las importaciones comerciales. As¨ª, los precios de la comida, el combustible y el agua se han disparado
Mientras todo esto pasaba, la guerra segu¨ªa sus derroteros y el puerto de Hodeida qued¨® bloqueado a la vez que el aeropuerto de San¨¢. La mayor parte de la ayuda humanitaria entra al pa¨ªs por este puerto, y por el aeropuerto en el caso de las vacunas y medicamentos de Unicef. Pero, adem¨¢s, Yemen importa el 80% de los bienes que consume, incluyendo comida y combustible, por lo que el bloqueo lleg¨® para asfixiar a una poblaci¨®n ya de por s¨ª empobrecida, sin empleo, sin manera de ganarse la vida y en situaci¨®n l¨ªmite. He de aclarar aqu¨ª que el combustible (di¨¦sel, gasolina) es imprescindible para la producci¨®n y distribuci¨®n de agua, y el tratamiento de las aguas residuales. Sin combustible no hay agua y sin agua no hay vida. A d¨ªa de hoy, hemos conseguido que la ayuda humanitaria entre al pa¨ªs con cuentagotas, pero no las importaciones comerciales, con lo cual los precios de la comida, del combustible y del agua se han disparado. Las familias tienen que decidir entre comprar agua o comida.
Hace unas semanas, los dos aliados en el norte del pa¨ªs que formaban el Gobierno de facto comienzan a distanciarse y a pelear entre ellos. En San¨¢ murieron unas 200 personas, resultaron heridas m¨¢s de 400 y, lo m¨¢s significativo, muri¨® el anterior presidente, l¨ªder de una de las facciones que controlaban el norte. Desde entonces el conflicto se ha recrudecido en la mayor parte del pa¨ªs. Se temen muchas m¨¢s muertes, incertidumbre, m¨¢s pobreza, y nada bueno para las ni?as y ni?os como Ali, cuya infancia se ha visto interrumpida por este conflicto.
Solo pedimos a los hombres que deciden sobre este conflicto que, por favor, paren la guerra en Yemen ya
Con solo siete a?os, Ali ha sufrido en propias carnes la falta de comida, la consecuente desnutrici¨®n, la falta de ingresos en la familia y el no poder ni siquiera coger un autob¨²s para llegar al hospital, la falta de agua limpia, y seguramente tambi¨¦n ha presenciado los horribles sonidos de la guerra, el miedo y la incertidumbre.
Estos d¨ªas diciembre se cumplen 1.000 d¨ªas de conflicto. 1.000 d¨ªas de horror para peque?os como Ali. Solo pedimos a los hombres que deciden que, por favor, paren la guerra en Yemen ya. Que se encuentren soluciones a este conflicto que tantas vidas inocentes se est¨¢ llevando por delante.
Meritxell Rela?o es representante de UNICEF en Yemen.
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