?Qu¨¦ impide a las mujeres participar en las finanzas?
En cada regi¨®n los problemas son diferentes, pero hay un factor fundamental com¨²n: la inclusi¨®n digital
El empoderamiento econ¨®mico de las mujeres va unido indisolublemente al desarrollo sostenible. Los expertos afirman que constituye una parte fundamental de la lucha por la igualdad de g¨¦nero, la autonom¨ªa y la eliminaci¨®n de la violencia contra ellas. Sin embargo, las barreras estructurales y culturales siguen excluy¨¦ndolas sistem¨¢ticamente de la participaci¨®n en la econom¨ªa oficial.
Uno de los mayores inconvenientes con los que tropiezan es poder disponer de una cuenta bancaria, muchas veces porque no poseen los documentos identificativos requeridos. El Banco Mundial ha constatado que el 42% de las mujeres del mundo no la tienen.
?Qu¨¦ les impide participar en las finanzas convencionales y c¨®mo se puede potenciar el impulso hacia una mayor inclusi¨®n? Si bien en cada regi¨®n los problemas son diferentes y los Gobiernos desempe?an papeles distintos, hay un factor fundamental com¨²n: la inclusi¨®n digital. Cuatro expertos lo analizan.
Jeni Klugman
Miembro de la Escuela Harvard Kennedy y directora gerente del Instituto de Mujeres, Paz y Seguridad de Georgetown
A pesar de los avances de los ¨²ltimos a?os, por la base de datos Findex sabemos que las tasas de privaci¨®n de acceso a los servicios bancarios son m¨¢s altas entre las personas sin recursos, los habitantes de las zonas rurales y las mujeres. En los pa¨ªses en desarrollo, la probabilidad de que los hombres tengan una cuenta bancaria es nueve puntos superior a la de las mujeres. Las mayores brechas de g¨¦nero en este terreno corresponden a Oriente Pr¨®ximo y el sur de Asia.
Las cuentas digitales ofrecen un potencial enorme y las ventajas para las mujeres han quedado sobradamente demostradas en Kenia y en otros pa¨ªses
Los Gobiernos deber¨ªan eliminar las leyes discriminatorias que limitan el derecho de las mujeres a la herencia, la propiedad y la elecci¨®n de trabajo. Estas regulaciones son corrientes, sobre todo, en Oriente Pr¨®ximo y el Norte de ?frica. Otra posibilidad es simplificar los procedimientos para obtener la identificaci¨®n oficial, incluyendo sistemas digitales y biom¨¦tricos para las personas que no disponen de documentaci¨®n tradicional en papel. En Nigeria, por ejemplo, ONU Mujeres y MasterCard han establecido un acuerdo para facilitarles tarjetas de identificaci¨®n personal que sirvan para realizar pagos electr¨®nicos.
Uno de los pasos que puede dar el sector privado es establecer una normativa personalizada m¨¢s eficiente para la apertura de cuentas. Los clientes con pocos recursos que efect¨²an transacciones peque?as y tienen saldos bajos deber¨ªan encontrarse con menos barreras normativas. Los bancos tambi¨¦n pueden reducir los costes de las cuentas de ahorro.
Las cuentas digitales ofrecen un potencial enorme y las ventajas para las mujeres han quedado sobradamente demostradas en Kenia y en otros pa¨ªses. El Instituto Global McKinsey calcula que ofrecer cuentas bancarias digitales ahorra a los proveedores entre un 80 y un 90%, lo cual hace que el servicio a los clientes con bajos ingresos sea viable aunque los saldos de sus cuentas y sus vol¨²menes de transacciones sean peque?os.
Sarah Gammage
Directora de empoderamiento econ¨®mico y subsistencia en el Centro Internacional para la Investigaci¨®n sobre las Mujeres
Cuando la gente tiene acceso a los servicios y los productos financieros, incluso si pertenece a una comunidad pobre, puede planificar y gestionar mejor sus ingresos y aumenta la probabilidad de que los hogares conserven sus ahorros y los inviertan en iniciativas productivas. No obstante, los productos y servicios financieros convencionales no acaban de llegar satisfactoriamente a los pobres y a las mujeres.
Los datos de Global Findex muestran que el 58% de las mujeres del mundo tiene una cuenta financiera, frente a un 64% de los hombres. La probabilidad de que las m¨¢s pobres dispongan de una cuenta bancaria oficial es un 28% menor que la de los varones. Al parecer, las plataformas digitales como Mpesa [un servicio keniano de pago v¨ªa m¨®vil] son capaces de resolver la cuesti¨®n de la brecha de g¨¦nero en lo que respecta a la inclusi¨®n financiera. Pero, a pesar de algunos ¨¦xitos destacados de la digitalizaci¨®n de los pagos y las transferencias, las mujeres siguen chocando con obst¨¢culos a la hora de acceder y utilizar los servicios financieros digitales.
La probabilidad de que las mujeres pobres dispongan de una cuenta bancaria oficial es un 28% menor que la de los hombres
El acceso a la tecnolog¨ªa m¨®vil y la capacidad de implementarla son factores decisivos para la inclusi¨®n financiera digital. Las mujeres tienen un 14% menos de posibilidades de tener tel¨¦fono m¨®vil propio que los hombres. En el sur de Asia, la probabilidad es un 38% menor. Si hay menos mujeres con tel¨¦fono m¨®vil, significa que tambi¨¦n menos pueden dar de alta cuentas financieras a su nombre a trav¨¦s de ese dispositivo, lo cual impide que tengan plenamente a su alcance los diversos servicios financieros digitales, como hacer o recibir transferencias de dinero, obtener cr¨¦ditos, pagar facturas y tomar decisiones sobre su uso.
Reema Nanavaty
Ddirectora de la Asociaci¨®n de Mujeres Aut¨®nomas
Cuando las mujeres que trabajan al margen de la econom¨ªa regulada se unen y se organizan para salir del c¨ªrculo vicioso de la vulnerabilidad y la pobreza, se dan cuenta de que el acceso al capital es el principal condicionante para disponer de efectivo. Todas ellas desarrollaban una actividad econ¨®mica y necesitaban capital. Al no disponer de recursos procedentes de las instituciones financieras convencionales, ten¨ªan que depender de las fuentes no reguladas, que son caras y se aprovechan de sus usuarios.
Seg¨²n nuestra experiencia, la organizaci¨®n de grupos de ahorro ha demostrado ser un instrumento eficaz de creaci¨®n de empleo y de generaci¨®n de ingresos para las m¨¢s pobres. Cuando se trata de personas sin recursos, un aumento de sus ingresos se traduce en la compra de alimentos adecuados y nutritivos y la adquisici¨®n de bienes. La participaci¨®n de las mujeres en la formaci¨®n de sus propios grupos de ahorro ha mostrado una correlaci¨®n positiva con el descenso de la emigraci¨®n forzosa, estacional y de larga duraci¨®n, en busca de trabajo y de agua.
La participaci¨®n de las mujeres en grupos de ahorro ha mostrado una correlaci¨®n positiva con el descenso de la emigraci¨®n
Estamos convencidas de que la microfinanciaci¨®n no es un fin en s¨ª mismo. Salir de la pobreza requiere acceso a la formaci¨®n, los mercados, la seguridad social, la generaci¨®n de bienes y el empoderamiento mediante la organizaci¨®n. Actualmente, el mayor reto consiste en integrar la inclusi¨®n financiera con la inclusi¨®n digital.
Mary Ellen Iskenderian
Presidenta y consejera delegada de Women¡¯s World Banking
No podemos hablar de la inclusi¨®n financiera de las mujeres sin reconocer el papel innegable que la tecnolog¨ªa digital puede desempe?ar a la hora de facilitar el acceso a los servicios financieros a aquellas con bajos ingresos. Muchos proveedores ofrecen productos financieros digitales, pero dan por hecho que solo es cuesti¨®n de tiempo que ellas los adopten, sin tener en cuenta los obst¨¢culos a los que se enfrentan aun disponiendo de tel¨¦fono m¨®vil.
Las normas sociales y culturales, la escasa alfabetizaci¨®n financiera y digital y el desconocimiento de sus opciones son factores que hay que tomar en consideraci¨®n cuando se dise?an productos dirigidos a las mujeres.
?Puede una mujer pakistan¨ª sentirse c¨®moda dando su n¨²mero de tel¨¦fono a un desconocido?
En Pakist¨¢n, Women¡¯s World Banking colabora con el proveedor de banca m¨®vil JazzCash para mejorar la aceptaci¨®n y el uso de las cuentas bancarias digitales por parte de las mujeres. Nos dimos cuenta de que estas representaban tan solo el 15% de la clientela de JazzCash. Aunque no hay diferencia en el uso que mujeres y hombres hacen de la cuenta, el problema reside en el proceso de apertura.
En Pakist¨¢n, la mayor¨ªa de las cuentas se abren a trav¨¦s de un agente, que en el 95% de los casos es un hombre. Los clientes tienen que facilitarle su n¨²mero de m¨®vil para darla de alta. ?Acaso una pakistan¨ª puede sentirse c¨®moda dando su n¨²mero de tel¨¦fono a un desconocido? Estamos ensayando otras formas de contrataci¨®n de cuentas, entre ellas los mensajes SMS, y tambi¨¦n estamos estudiando las referencias de otras clientas y el empleo de agentes femeninas.
Las mujeres saben lo que quieren de los servicios financieros. Los proveedores de estos, as¨ª como los responsables pol¨ªticos y los autores de las normativas, tienen que escucharlas. Solo entonces podremos aplicar la tecnolog¨ªa y dise?ar soluciones para lograr su inclusi¨®n financiera.
Este texto fue publicado originalmente en ingl¨¦s en la p¨¢gina web de Newsdeeply en este enlace.
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