Consenso + voluntad + inteligencia = desarrollo sostenible inclusivo
Las alianzas inteligentes de cooperaci¨®n est¨¢n llamadas a transformar el papel del multilateralismo del siglo XX a las realidades, capacidades y aspiraciones del XXI
Estamos en un mundo global. Necesitamos definir un nuevo contrato social para afrontar los retos y oportunidades que tenemos por delante. Es el momento de repensar el modelo actual de multilateralismo y establecer nuevos espacios que vayan m¨¢s all¨¢ de la suma del m¨ªnimo com¨²n denominador de los intereses de los pa¨ªses avanzados.
Solo avanzamos si lo hacemos juntos. Cuando sumamos nuestra inteligencia y nuestras capacidades para afrontar los retos, conseguimos mejorar nuestro ecosistema social y cultural. Tenemos que entender que la relaci¨®n entre iguales es un contrato de reciprocidad donde todas las partes ganan. Sin embargo, actualmente existen fuerzas que luchan en sentido contrario, que pretenden justamente contraponer derechos y libertades como si estas no fueran las dos caras de la misma moneda. Una vieja lucha, hoy recrudecida, entre el individualismo y la colectividad como forma de gobernanza y de vida.
Los grandes avances socio-econ¨®micos globales vividos en las ¨²ltimas d¨¦cadas, como bien ha demostrado Branco Milanovic con su elefante de la desigualdad, han sido completamente desequilibrados. Mientras los pa¨ªses menos avanzados han alcanzado grandes logros, las clases medias de los pa¨ªses desarrollados han soportado con mayor virulencia los efectos de la crisis mundial. Por otro lado, las m¨¢s ricas y poderosas capas de la sociedad, como siempre ha ocurrido a lo largo de la historia, han seguido acrecentando su poder y su influencia.
Esta situaci¨®n de desigualdad ha llevado al crecimiento de populismos y ultra-nacionalismos que abogan por pol¨ªticas proteccionistas, aplicando de una forma ortodoxa el trilema de Rodrick que nos se?ala que es imposible conseguir conjugar la globalizaci¨®n econ¨®mica, la democracia pol¨ªtica y la soberan¨ªa nacional. Esta idea obsoleta en un mundo global, pero tremendamente efectiva y de f¨¢cil asimilaci¨®n por grandes capas de la sociedad, ha llevado a la extensi¨®n de la aporofobia. Mientras pens¨¢bamos que el problema esgrimido por los nacionalistas y populistas era el rechazo al extranjero por su condici¨®n de extra?o, ahora sabemos que realmente la repulsa es al pobre, a otro pobre lejano al que se le niega la oportunidad de poder desarrollar su proyecto de vida. Resulta curioso que aquellos defensores a ultranza de la libertad individual ahora se conviertan en los censores de la libertad de otras personas de casta inferior a su raza superior.
Durante los ¨²ltimos a?os, estamos viendo c¨®mo esta visi¨®n del mundo que predec¨ªa Rodrick se est¨¢ materializando con el cierre de fronteras, la construcci¨®n de muros, el bloqueo a tratados internacionales bilaterales o en la ¨²ltima de las expresiones de esta deriva, con la reducci¨®n de fondos y condena de entidades multilaterales que trabajan en la defensa de los derechos humanos. Sin embargo, no todo son malas noticias. Frente al autoencierro de algunos pa¨ªses, se abren nuevas v¨ªas de esperanza en otros, que no solo dejan de mirar a otro lado ante los problemas globales, sino que adem¨¢s, toman la iniciativa para ponerse al frente de los retos mundiales: Alemania alberga cerca de un mill¨®n de refugiados sirios, la Uni¨®n Europea da un paso al frente ante la negativa de EE UU a cumplir con los acuerdos de la COP21 cerrados en Par¨ªs en 2015 y, mientras unos abogan por nuevos muros, China abre una nueva Ruta de la Seda. As¨ª esta el mundo hoy.
Consensuar no es ceder soberan¨ªa, es compartir una visi¨®n com¨²n
La realidad actual nos deja entrever que no corren buenos tiempos para el multilateralismo. Aquella idea surgida tras la II Guerra Mundial, que ya cuenta con m¨¢s de 70 a?os y que nos permiti¨® entender que la mejor manera de actuar en beneficio del bien com¨²n, era lograr grandes consensos internacionales. Hoy, est¨¢ en riesgo por intereses particulares del nosotros primero. Pero si echamos un vistazo a la historia de Europa, esta visi¨®n multilateral nos ha permitido disfrutar del mayor periodo de tiempo sin guerras ni conflictos armados, al mismo tiempo que consegu¨ªamos las cotas m¨¢s elevadas de progreso y bienestar.
Porque se trata de eso, de construir espacios de paz y desarrollo. Consensuar no es ceder soberan¨ªa, es ante todo construir nuevos acuerdos desde la aportaci¨®n de cada uno de los actores, es compartir una visi¨®n com¨²n. Pero para que esto se produzca debemos situarnos en la esfera del di¨¢logo frente aquellos que establecen la relaci¨®n desde la discusi¨®n a trav¨¦s de la descalificaci¨®n del interlocutor, o la utilizaci¨®n de la posverdad (o las nuevas mentiras) como eje argumental, e incluso a aquellos que ocupan las mesas de negociaci¨®n para establecer debates encarnizados que les permitan obtener el mayor beneficio, eso s¨ª, sin perder un ¨¢pice su planteamiento inicial. Este no es el camino.
Discutir, debatir o dialogar por mucho que se parezcan no son lo mismo, tan solo hay que buscarlas en el diccionario para entender que hablamos de cuestiones muy distintas. Pero si a la palabra y al hecho de dialogar le unimos la voluntad de consensuar tendremos la base de un nuevo modelo de multilateralismo inclusivo que propicie un desarrollo sostenible. Construyamos consensos dialogados que sirvan de visi¨®n sobre la tarea a emprender para transformar el mundo en que vivimos, un camino hacia una globalizaci¨®n en positivo. Hoy a diferencia del Medievo conocemos que va a pasar ma?ana y sobre todo que pasar¨¢ si no tomamos determinadas decisiones.
Frente al autoencierro de algunos pa¨ªses, se abren nuevas v¨ªas de esperanza en otros que toman la iniciativa para ponerse al frente de los retos mundiales
Tenemos el mandato y las capacidades necesarias para seguir sumando voluntades y acciones que faciliten que cada uno de los actores locales, nacionales e internacionales afronten, desde sus pol¨ªticas dom¨¦sticas, las actuaciones necesarias para que caminemos bajo la misma senda de crecimiento y desarrollo ¨¦tico.
Pero adem¨¢s, necesitamos aprovechar el conocimiento generado para seguir avanzando. Vivimos en un mundo tridimensional de actores y agentes conectados y globalizados que aportan su experiencia y conocimientos para lograr afrontar los retos y as¨ª mejorar las condiciones de vida de todas las personas.
Las alianzas inteligentes de cooperaci¨®n est¨¢n llamadas a transformar el papel que ha jugado el multilateralismo del siglo XX, a las realidades, capacidades y aspiraciones del siglo XXI. Sumemos consenso, voluntad e inteligencia para lograr un desarrollo sostenible inclusivo.
Federico Buyolo Garc¨ªa es director general de cooperaci¨®n y solidaridad de la Generalitat Valenciana.
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