Una reuni¨®n de ciberactivistas con una sola norma: no desvelar las identidades
Una veintena de personalidades africanas ha participado en el Internet Freedom Festival, un encuentro de defensores de los derechos digitales que se celebra cada a?o en Valencia
Los apagones de Internet y los bloqueos aparecen pronto en la conversaci¨®n. El resto de los comentarios giran en torno al alto precio de las tarifas de datos m¨®viles, o de los escasos contenidos en la red en lenguas africanas. As¨ª es como se desarrolla una charla informal entre un grupo de asistentes al Internet Freedom Festival (IFF) que se celebra cada a?o en Valencia. En este caso, son participantes que proceden de pa¨ªses africanos. Ellos y ellas tienen sus propias necesidades en la defensa de los derechos digitales.
En el corro, oriundos de Kenia, Tanzania, Uganda, Zimbabue o Nigeria, ponen en com¨²n experiencias y obst¨¢culos. En la conversaci¨®n son una docena, pero durante el festival pasar¨¢n por las salas del complejo de Las Naves, entre veinte y treinta activistas de ?frica subsahariana. Entre ellos, predominan los angl¨®fonos y, ligeramente, las mujeres. A pesar del car¨¢cter reducido del grupo, sus inquietudes reflejan los principales problemas a los que se enfrentan no solo los activistas, sino todos los ciudadanos que se asoman a la red de redes en el continente.
La reuni¨®n, como el resto del festival, se desarrolla bajo una estricta observaci¨®n de las normas de privacidad de los participantes. La regla impone que se puede hablar de lo que se escucha en las reuniones, pero no puede trascender qui¨¦n lo ha dicho. Adem¨¢s, los y las participantes no est¨¢n obligados a utilizar su verdadero nombre; no se acostumbra a hacer fotos, ni a insistir demasiado sobre la identidad o la procedencia. En general, el ambiente cr¨ªptico es una reminiscencia del esp¨ªritu hacker que anima el festival. Sin embargo, la mayor¨ªa de los asistentes no tienen problema en compartir sus contactos y de hecho se busca hacer y reforzar las redes. Aunque, por otro lado, no se puede perder de vista que por las salas del IFF caminan activistas y disidentes de todo el globo. Al fin y al cabo, la regla de Chatham House (los participantes tienen el derecho de utilizar la informaci¨®n que reciben, pero no se puede revelar ni la identidad ni la afiliaci¨®n del orador) es una precauci¨®n.
Es inevitable que desde Etiop¨ªa traigan a colaci¨®n los cortes de la red justificados que, casualmente, han coincidido con protestas populares
La mayor parte de los activistas africanos habla, por experiencia, de los bloqueos de Internet, porque los han vivido durante los ¨²ltimos a?os. Es inevitable que desde Etiop¨ªa traigan a colaci¨®n los cortes de la red justificados con algunas convocatorias de ex¨¢menes nacionales que, casualmente, han coincidido a veces con procesos de protestas populares. Las ugandesas recuerdan entonces que en las ¨²ltimas elecciones tambi¨¦n se produjeron interrupciones.
La conversaci¨®n contin¨²a sobre las diversas formas de limitar el acceso de la ciudadan¨ªa a las herramientas digitales. Una mujer y un hombre kenianos, apuntan a las tarifas de las compa?¨ªas de telefon¨ªa. La mujer contin¨²a asegurando que esa es una de las principales barreras. Un joven activista zimbabu¨¦s, recuerda las f¨®rmulas que dan acceso a Facebook o a WhatsApp, por ejemplo, ¡°pero eso no es acceso a Internet¡±, sentencia.
¡°?Vosotros ten¨¦is muchos contenidos en igbo (lengua que hablan unos 20 millones de personas en Nigeria)?¡±, pregunta una participante llegada de Zimbabue a otra que trabaja en Nigeria. El reflejo digital de las lenguas nacionales es otra de las preocupaciones. En el grupo hay miembros de colectivos que en ?frica Oriental trabajan en la traducci¨®n de contenidos digitales al swahili (sobre todo en Tanzania y Kenia) o al xhosa (Sud¨¢frica). Tal vez una de las v¨ªas de crecimiento de Internet en el continente pase por la producci¨®n de contenidos en lenguas nacionales.
Los obst¨¢culos para el acceso, que se concretan en el control de las redes de telecomunicaciones, la accesibilidad de los contenidos y los precios del propio servicio, no son el ¨²nico punto en com¨²n en la valoraci¨®n de estos activistas africanos. Adem¨¢s de las derivas de limitaci¨®n t¨¦cnica de la libertad de expresi¨®n, otra ola recorre en los ¨²ltimos a?os el continente: las leyes contra la cibercriminalidad. Antes, incluso, de que Internet fuera una realidad generalizada, las autoridades han querido establecer l¨ªmites. Los gobiernos se han dotado de instrumentos para poder controlar la actividad en las redes, la que pueda comprometer la seguridad, por supuesto, pero tambi¨¦n la que pueda comprometer su poder.
En muchos lugares, las mujeres no tienen a su alcance el acceso a Internet, entonces todas las soluciones que dise?emos no se pueden aplicar¡±
Neema es una de las activistas del encuentro. Ha venido de Uganda y trabaja desarrollando soluciones tecnol¨®gicas que mejoren la comunicaci¨®n entre las autoridades y los ciudadanos. Y durante el festival present¨® una ponencia sobre las soluciones a trav¨¦s de sistemas de voz que se est¨¢n usando para la sensibilizaci¨®n sobre planificaci¨®n familiar o la informaci¨®n de salud materno filial, pero tambi¨¦n para luchar contra la violencia hacia las mujeres o para evitar el acoso a colectivos como el LGBTIQ. El anonimato y la confidencialidad, o la posibilidad de utilizar lenguas locales, son algunas de las caracter¨ªsticas que explican los buenos resultados.
Este grupo de activistas digitales africanos han sacado todo el partido en Valencia a un programa en el que se compart¨ªan experiencias desde Rusia hasta Honduras, desde Vietnam hasta Venezuela; en el que se hablaba sobre herramientas como la aplicaci¨®n de cifrado Sunder, o los sistemas de protecci¨®n de Google; o han conocido de primera mano las amenazas a las que se enfrentan los exiliados tibetanos, los colectivos feministas en Brasil, los periodistas en Pakist¨¢n o los colectivos LGBTIQ.
A Sylvia, que viene de Kenia, lo que le interesa es el enfoque de g¨¦nero del uso social de la tecnolog¨ªa. ¡°En muchos lugares, las mujeres no tienen a su alcance el acceso a Internet, entonces todas las soluciones que dise?emos no se pueden aplicar¡±, explica. ¡°Seg¨²n en qu¨¦ c¨ªrculos y en qu¨¦ culturas¡±, advierte Sylvia, ¡°las mujeres est¨¢n a¨²n m¨¢s silenciadas, tienen menos posibilidades de expresarse, por diferentes motivos, empezando porque los servicios de datos m¨®viles son caros¡±. Cerca de ella, una joven se centra en el acoso en las redes. Viene de Uganda. Y explica c¨®mo solo por una venganza, un hombre empieza a contar mentiras de una mujer en las redes sociales, sus amigos se unen y empiezan a acosarla, a atacarla duramente, a menospreciarla. El final esos asedios, operaciones de acoso y derribo, pueden ser el aislamiento de las mujeres. Por eso, su labor consiste en sensibilizar y capacitar.
As¨ª de complicado es el panorama digital africano, desde los gobiernos antidemocr¨¢ticos hasta los troles m¨¢s burdos. Para conseguir explotar los beneficios de la red de redes los activistas necesitan derribar muros tan altos como los intereses empresariales y tan firmes como los prejuicios culturales. Para conseguirlo se unen a la m¨¢s m¨ªnima ocasi¨®n. Los activistas viajan miles de kil¨®metros para buscar en los dem¨¢s las soluciones que ellos puedan aplicar y para compartir sus experiencias con cualquiera que las pueda aprovechar.
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter y Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.