La doctora Virginia Apgar: un ¨¢ngel para los reci¨¦n nacidos
Anestesi¨®loga y pediatra, el test que lleva su apellido ha salvado la vida a millones de neonatos y prevenido enfermedades desde su primera aplicaci¨®n a mediados del siglo XX
Virginia Apgar logr¨® en su carrera profesional tantos avances en el cuidado de los reci¨¦n nacidos que se puede afirmar que cambi¨® para siempre el campo de la perinatolog¨ªa. Estudiante y luchadora infatigable, nunca se amedrent¨® por formar parte de un grupo minoritario como eran las mujeres decididas a convertirse en doctoras e investigadoras, pero tampoco se adhiri¨® a ning¨²n movimiento feminista, ya que defend¨ªa que ¡°las mujeres est¨¢n liberadas desde el momento en que nacen¡± y que no le hab¨ªan impuesto ¡°limitaciones en su vida ni en su carrera profesional¡±.
Apasionada por la medicina desde muy peque?a, fue la creadora del sistema de puntuaci¨®n para reci¨¦n nacidos conocido por su apellido, Virginia Apgar, un m¨¦todo de evaluaci¨®n de la salud de los neonatos minutos despu¨¦s del nacimiento para asegurarse de que reciben la atenci¨®n m¨¦dica adecuada a su estado y que ha evitado miles de muertes infantiles. De hecho, sus descubrimientos y m¨¦todos contin¨²an aplic¨¢ndose m¨¢s de medio siglo despu¨¦s.
Virginia Apgar naci¨® el 7 de junio, de 1909, en Westfield, New Jersey. Era la benjamina de la familia, con dos hermanos mayores. Su padre era un ejecutivo de seguros que ten¨ªa en el s¨®tano de la casa un peque?o cuarto donde desarrollaba su afici¨®n por los inventos y la ciencia, como construir un telescopio y realizar experimentos con electricidad, lo que siempre fascin¨® a Virginia y le hizo descubrir su vocaci¨®n. Adem¨¢s, todos los miembros de la familia eran m¨²sicos entusiastas, as¨ª que la peque?a de la casa aprendi¨® muy pronto a tocar el viol¨ªn.
Virginia Apgar demostr¨® muy pronto que era buena estudiante y muy responsable. Su inclinaci¨®n cient¨ªfica le hizo especializarse en zoolog¨ªa en su educaci¨®n Secundaria mientras realizaba trabajos espor¨¢dicos para poder pagarse sus estudios. Implicada siempre al m¨¢ximo en la escuela, Virginia practicaba deportes, colaboraba en la elaboraci¨®n del peri¨®dico escolar, participaba en obras de teatro y manten¨ªa su afici¨®n a tocar el viol¨ªn. En 1929 se gradu¨® con notas excelentes y empez¨® a estudiar Medicina en la Universidad de Columbia. En su clase, nueve mujeres deb¨ªan hacerse un sitio entre los 90 alumnos de la promoci¨®n, pero eso nunca la asust¨®.
Sufri¨® la depresi¨®n econ¨®mica de 1929 pero decidi¨® continuar estudiando y pidi¨® dinero prestado para poder completar los cursos. En 1933 obtuvo su t¨ªtulo en Medicina con el cuarto mejor expediente de su promoci¨®n, pero tambi¨¦n con una gran deuda financiera. Virginia Apgar se dio cuenta de que incluso los cirujanos varones ten¨ªan problemas para encontrar trabajo en la ciudad de Nueva York, as¨ª que sigui¨® el consejo de su profesor Allen Whipple, quien, impresionado por sus habilidades, le propuso dedicarse a la anestesiolog¨ªa, un campo emergente y que requer¨ªa gran dedicaci¨®n.
Al terminar su especializaci¨®n, en 1938 regres¨® como jefa de la Divisi¨®n de Anestesia dentro del Departamento de Cirug¨ªa del Hospital Presbiteriano de Columbia, donde era responsable del entrenamiento de los residentes y de ense?ar a los estudiantes. Diez a?os despu¨¦s, esa Divisi¨®n se convirti¨® en el Departamento de Anestesiolog¨ªa, en gran parte por su esfuerzo y, como en tantas otras ocasiones a lo largo de su vida, si bien la doctora Virginia Apgar no era la directora, s¨ª fue primera profesora de Anestesiolog¨ªa.
Sin detenerse en su af¨¢n por aprender y ense?ar, el siguiente paso de Virginia Apgar en su carrera fue convertirse en la primera mujer en entrar como profesora de Anestesia en la Universidad de Columbia mientras dedicaba parte de su tiempo a la investigaci¨®n. ?stas, dieron sus frutos en 1952 y se convirtieron en lo que hoy se conoce y aplica en la actualidad en todo el mundo como el Test de Apgar, que se realiza al minuto de nacer y se repite cinco minutos despu¨¦s. Gracias a ¨¦l, Virginia realizaba una evaluaci¨®n de cinco aspectos de los reci¨¦n nacidos: frecuencia cardiaca, esfuerzo en la respiraci¨®n, reflejos, tono y color muscular.
Como an¨¦cdota, en 1963, un pediatra norteamericano apellidado Butterfield gener¨® un acr¨®nimo v¨¢lido en muchos idiomas con las cinco letras del apellido de la doctora Virginia Apgar: apariencia, pulso, gesticulaci¨®n, actividad y respiraci¨®n, para definir su vital prueba en los reci¨¦n nacidos. La escala del Test de Apgar va del 0 al 10. Si el beb¨¦ obtiene una suma de 3 o menos puntos se considera que su estado de salud es ¡°cr¨ªtico¡±; si los puntos se sit¨²an entre 4 y 6 se clasifica como ¡°bastante bajo¡±; y si la suma es entre 7 y 10 se considera que el estado de salud del beb¨¦ es ¡°normal¡±.
Otra victoria de Virginia Apgar para la salud infantil la logr¨® con la investigaci¨®n sobre los efectos de la anestesia administrada a las madres durante el parto. Durante el tiempo que investig¨® estos efectos, Apgar descubri¨® que la anestesia llamada ciclopropano ten¨ªa un efecto negativo notable en la condici¨®n general del beb¨¦. Inmediatamente, al publicar su estudio, dej¨® de usarse esta anestesia para las madres en los partos.
Cuando a¨²n era considerada una doctora joven, a finales de la d¨¦cada de los 50, Virginia Apgar ya hab¨ªa asistido a m¨¢s de 17.000 nacimientos. Sin embargo, como ella quer¨ªa seguir aprendiendo y se sent¨ªa limitada por sus conocimientos estad¨ªsticos, se matricul¨® en 1958 en la Escuela de Salud P¨²blica Johns Hopkins.
Al culminar su curso, un a?o despu¨¦s, acept¨® dirigir la Divisi¨®n de Malformaciones Cong¨¦nitas de la Fundaci¨®n Nacional March of Dimes, lo que brind¨® la oportunidad de viajar no solo por Estados Unidos, sino tambi¨¦n al extranjero para hablar sobre la importancia de descubrir de manera temprana los defectos cong¨¦nitos y la necesidad de m¨¢s estudios en esta ¨¢rea. Sus conferencias y sus esfuerzos dieron sus frutos y los ingresos anuales de la Fundaci¨®n se duplicaron.
Durante la epidemia de rubeola en Estados Unidos (1964-1965), Victoria Apgar fue una defensora de la vacunaci¨®n universal, sobre todo para proteger a los ni?os de madres infectadas. En esa epidemia hubo m¨¢s de 12 millones de casos que se tradujeron en alrededor de 11.000 fallecimientos y cerca de 20.000 casos de s¨ªndrome cong¨¦nito con miles de ni?os afectados.
En 1971 fue nombrada profesora de Pediatr¨ªa en la Escuela de Medicina de Cornell, donde ense?¨® Teratolog¨ªa, y en 1973, como buena disertadora que siempre fue, tambi¨¦n ofreci¨® las Conferencias de Gen¨¦tica M¨¦dica en la Escuela de Salud P¨²blica Johns Hopkins.
A lo largo de su vida, la doctora Virginia Apgar hizo contribuciones muy significativas a la ciencia, tanto desde el laboratorio como desde el aula. Instruy¨® a miles de m¨¦dicos y dej¨® una marca imborrable en el campo de la atenci¨®n neonatal. Public¨® m¨¢s de 60 trabajos cient¨ªficos e incontables art¨ªculos en prensa, as¨ª como el libro ¡®Is My Baby All Right?¡¯ (?Est¨¢ mi beb¨¦ sano?) con Joan Beck en 1972. Recibi¨® doctorados honoris causa en Pensilvania y Nueva Jersey, premios de distintas asociaciones m¨¦dicas, la Medalla de Oro de los antiguos alumnos de la Universidad de Columbia y hasta se cre¨® una c¨¢tedra acad¨¦mica en su honor en Mount Holyoke College.
Pero la Medicina no lo fue todo en su vida. Como los grandes genios que ha habido en distintas ¨¦pocas y diferentes disciplinas, Virginia sac¨® siempre tiempo para cultivar otras aficiones y estar siempre aprendiendo: sol¨ªa viajar con su viol¨ªn y lo tocaba a menudo, disfrutaba de la pesca, de jugar golf, de coleccionar sellos y hasta era una gran jardinera. Nada se le resist¨ªa, hasta el punto de que tom¨® lecciones de vuelo y se mantuvo activa hasta pocos meses antes de su fallecimiento.
El 7 de agosto de 1974, la doctora Virginia Apgar falleci¨® en la ciudad de Nueva York a la edad de 65 a?os a causa de un fallo hep¨¢tico en el Centro M¨¦dico Presbiteriano de Columbia en el que tanto hab¨ªa trabajado. Como su contribuci¨®n a la medicina pedi¨¢trica es actual, 20 a?os despu¨¦s de su fallecimiento, en 1994, se emiti¨® en Estados Unidos un sello conmemorativo en su honor y un a?o despu¨¦s, en 1995, fue incluida en el Sal¨®n de la Fama de Mujeres, en Nueva York.
Su recuerdo sigue vivo no solo por el test que lleva su apellido, sino tambi¨¦n porque la Academia Estadounidense de Pediatr¨ªa otorga todos los a?os el Premio Virginia Apgar por sus sobresalientes contribuciones al campo de la pediatr¨ªa perinatal.
Hoy nuestro #Doodle homenajea a Virginia Apgar, la m¨¦dica estadounidense que ayud¨® a reducir la mortalidad infantil en todo el mundo. Su creaci¨®n, el Test de Apgar, se aplica para evaluar la salud de los beb¨¦s reci¨¦n nacidos.https://t.co/vERyO613Gk pic.twitter.com/bBYGJT82MJ
— Google Argentina (@googleargentina) June 7, 2018
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