El misterioso auge de las alergias a los alimentos
Las alergias alimentarias se han triplicado en dos d¨¦cadas en Espa?a. El temor a sufrir una reacci¨®n grave condiciona la vida de millones de personas. La medicina busca soluciones e intenta averiguar qu¨¦ se esconde detr¨¢s.
Hab¨ªan pedido el almuerzo en una hamburgueser¨ªa. Iban all¨ª a menudo porque dan mucha informaci¨®n sobre los ingredientes que utilizan en la cocina. Rodrigo Capap¨¦, de ocho a?os, es al¨¦rgico al huevo y a los frutos secos. No puede comer nada que los contenga, ni siquiera en peque?as trazas. As¨ª que pidi¨® el mismo men¨² de siempre, porque es lo m¨¢s seguro. Enseguida se dio cuenta de que algo no iba bien. Empez¨® a sentirse mal. Cada vez peor. Estaba con su madre, que vio que a su hijo le costaba respirar. ¡°Pens¨¦ que era asma¡±, recuerda agobiada Trinidad Rodr¨ªguez. Era peor. Se estaba asfixiando porque, de alguna forma, alg¨²n resto de un fruto seco hab¨ªa llegado a su plato. ¡°Mam¨¢, que me muero¡±, le dijo. ¡°Se le estaba cerrando la tr¨¢quea. Lo llev¨¦ corriendo al hospital. Le pusieron el tratamiento y se qued¨® en observaci¨®n¡±, relata, y confiesa que a¨²n se siente mal por lo que sucedi¨®, hace solo unos meses. Cuando lo recuerda, se emociona.
La culpabilidad es un sentimiento habitual en padres de ni?os al¨¦rgicos a los alimentos. Se sienten culpables cuando le aseguran a su hijo que puede comer cierta cosa con total confianza, que no pasa nada, pero al final resulta que s¨ª pasa, que por cualquier error o malentendido ha ingerido algo que no deber¨ªa. Se sienten culpables cuando lo llevan al cumplea?os de un amigo y all¨ª toma por error algo que no puede comer. Se sienten culpables cuando, ante una reacci¨®n al¨¦rgica, no interpretan bien las se?ales y el ni?o sufre unos minutos m¨¢s de lo necesario. Y algunas reacciones son muy fuertes, incluso pueden causar la muerte.
Nerea Ortiz, madrile?a de 14 a?os, oli¨® unos bocadillos de tortilla reci¨¦n hecha que unos ni?os se estaban comiendo, a unos pocos metros de ella, en el descanso de una competici¨®n deportiva. La simple inhalaci¨®n de part¨ªculas de huevo le provoc¨® una grave anafilaxia que la dej¨® tres d¨ªas ingresada en un hospital tras sufrir problemas respiratorios, estomacales y p¨¦rdida de conocimiento.
La anafilaxia es una especie de explosi¨®n al¨¦rgica que afecta a todo el organismo y que se produce de forma brusca. Puede ser fatal. Una reacci¨®n puede ser leve y causar picor de boca o garganta, o moderada y provocar s¨ªntomas cut¨¢neos (rojeces, picor, hinchaz¨®n), respiratorios (ahogo) o digestivos (n¨¢useas, diarrea). Pero una anafilaxia es una reacci¨®n grave que causa dos o m¨¢s de esos s¨ªntomas a la vez,y puede adem¨¢s producir mareos, una bajada de tensi¨®n y afectar al coraz¨®n.
El huevo no es el ¨²nico problema de Nerea Ortiz. ¡°Tambi¨¦n soy al¨¦rgica a los frutos secos, a las legumbres, a casi todas las frutas, menos la manzana, la pera y la naranja; tampoco puedo comer la piel de la fruta, el pollo poco cocinado y los cacahuetes [pese a la creencia popular, no son frutos secos, sino legumbres]¡±, enumera esta adolescente de pelo casta?o oscuro y piel bronceada por el sol de Guadarrama (Madrid), donde pasa una semana de finales de junio con otros ni?os en un campamento de verano para al¨¦rgicos a los alimentos.
Sentado junto a ella est¨¢ Juan Juli¨¢n Mart¨ªnez, de 14 a?os, de Guadalajara, que recita su lista de alimentos prohibidos: ¡°Los frutos secos, los cacahuetes, los p¨®lenes de gram¨ªneas y artemisa y el melocot¨®n¡±. Cuando los ingiere por error, le provocan el cierre de las v¨ªas respiratorias y un picor insoportable en la boca.
El n¨²mero de personas con alergias se ha disparado desde comienzos del siglo XX, cuando dos cient¨ªficos franceses, Charles Richet y Paul Portier, diagnosticaron el primer caso mortal de anafilaxia. En 1913 ganaron el Nobel por su trabajo, pero por entonces ese tipo de reacciones eran poco habituales. Ahora empiezan a serlo. No? solo las alergias a los alimentos, sino tambi¨¦n a los medicamentos y las ambientales. En la actualidad, alrededor de 17 millones de ?europeos sufren alg¨²n tipo de alergia relacionada con la comida, seg¨²n la Academia Europea de Alergia e Inmunolog¨ªa Cl¨ªnica. De ellos, 3,5 millones tienen menos de 25 a?os. Se calcula que hay 15 millones en Estados Unidos. En Espa?a se ha triplicado la proporci¨®n de personas afectadas en dos d¨¦cadas: del 3,6% en 1992 al 7,4% en 2005 y al 11,4% en 2015, seg¨²n la ¨²ltima edici¨®n de Alergol¨®gica, un estudio epidemiol¨®gico de referencia elaborado por la Sociedad Espa?ola de Alergolog¨ªa e Inmunolog¨ªa Cl¨ªnica.
¡°Vamos siempre con una mochila con medicamentos y otra con comida¡±, explica una madre
Las reacciones graves por alimentos afectan m¨¢s a ni?os y a adolescentes (son la principal causa de anafilaxia en los menores de 14 a?os). Lo ve a diario en su consulta la doctora Sonia V¨¢zquez, alerg¨®loga del ?hospital Cl¨ªnico San Carlos de Madrid. ¡°A nivel mundial se han incrementado los casos de alergia a alimentos en los ¨²ltimos 10 a?os. Ha empeorado tambi¨¦n la severidad de las reacciones al¨¦rgicas y aumentado el n¨²mero de reacciones graves que amenazan la vida del paciente¡±, explica en su consulta. Cuando se trata de beb¨¦s o ni?os peque?os, las m¨¢s frecuentes son las alergias a la leche, el huevo, el pescado y los frutos secos. Cuando son m¨¢s mayores, incluso adultos, surgen ¡°las alergias a prote¨ªnas asociadas a frutas y vegetales: la profilina y la LTP [se concentra en la piel del alimento]¡±. Las frutas provocan el 44,7% de las alergias en el total de la poblaci¨®n, 10 puntos m¨¢s que en 2005, seg¨²n Alergol¨®gica, seguidas de frutos secos, mariscos y pescados.
Son los primeros d¨ªas del verano y el ajetreo es el habitual en el Cl¨ªnico de Madrid. Como casi siempre, el servicio de alergia est¨¢ a pleno rendimiento. Decenas de pacientes esperan en una sala. Desde hace unos meses, Leyre Gil P¨¦rez, de 10 a?os, ya puede comer huevo, y acude al centro sanitario para una revisi¨®n rutinaria. Confiesa que, aunque por fin puede tomar tortilla de patata, no le entusiasma mucho el sabor. Ella es un caso exitoso de lo que se conoce como inmunoterapia oral, el tratamiento m¨¢s habitual en los casos de alergia a los alimentos, y que se suele utilizar sobre todo con el huevo y la leche. Consiste en dar a los pacientes una dosis cada vez mayor del alimento en cuesti¨®n para que lo ingiera sin que le haga da?o. ¡°Consigues que tolere el alimento, pero no le curas. Necesitas mantener esa ingesta regular; solo un 30% logra una respuesta mantenida aunque no tome su dosis¡±, explica V¨¢zquez. As¨ª que para evitar una reca¨ªda, Leyre tiene que comer tres huevos a la semana.
El proceso requiere pasar una o dos ma?anas a la semana en el hospital, en la llamada ¡°sala de los alimentos¡±, un espacio en el que los pacientes est¨¢n controlados por si se produce una reacci¨®n al¨¦rgica. El resto de los d¨ªas mantienen en casa la ¨²ltima dosis alcanzada en el hospital, un proceso delicado que suele estresar a los padres y requiere que el ni?o no realice una actividad f¨ªsica fuerte durante las cuatro horas posteriores para evitar complicaciones. ¡°Uno de los motivos por los que me he reducido la jornada laboral es para estar con mi hija cuando toma la leche, en el hospital y en casa¡±, cuenta Eva Maroto. A su hija, Silvia Garc¨ªa, de siete a?os, se le diagnostic¨® alergia a la prote¨ªna de la leche de vaca cuando ten¨ªa dos meses (no confundir con la intolerancia a la lactosa, que causa problemas digestivos al paciente, pero no ataca al sistema inmunol¨®gico).
Ahora Silvia est¨¢ intentando tolerar ese alimento. Hoy le toca beber 16 mililitros. Durante la administraci¨®n del tratamiento en casa, en febrero pasado, tuvo una reacci¨®n muy fuerte de forma inesperada. ¡°Me dec¨ªa que se ahogaba, se le pusieron los labios morados¡±, recuerda su madre. ¡°Su alergia afecta a nuestras vidas un 100%. Vamos siempre con una mochila con su comida y otra con medicamentos¡±. Los f¨¢rmacos, que var¨ªan en funci¨®n del tipo e intensidad de la reacci¨®n, son antihistam¨ªnicos, inhaladores que abren las v¨ªas respiratorias, corticoides y un autoinyector de adrenalina (este ¨²ltimo, imprescindible en caso de anafilaxia).
Hace m¨¢s de una d¨¦cada que el tratamiento de inmunoterapia oral ha permitido a muchos al¨¦rgicos vencer sus l¨ªmites, con una tasa de ¨¦xito superior al 80%. Estos tratamientos se empiezan a aplicar cuando los ni?os tienen m¨¢s de dos o tres a?os, porque la mayor¨ªa de las alergias a la leche y el huevo pueden desaparecer solas antes de esa edad. Pero no todas. Javier Bon¨¦, de la cl¨ªnica del Pilar de Zaragoza y colaborador del Grupo de Trabajo de Alergia Alimentaria de la Sociedad Espa?ola de Inmunolog¨ªa Cl¨ªnica, Alergolog¨ªa y Asma Pedi¨¢trica (SEICAP), empieza a tratar en cuanto se diagnostica la alergia inmediata a la leche, aunque sea un beb¨¦ de seis meses: ¡°Hemos tratado hasta ahora a casi 350 ni?os, con una tasa de ¨¦xito superior al 95%¡±. Hay un estudio en marcha para confirmar esos primeros resultados. ¡°Cuanto antes actuemos, mejor¡±, se?ala el m¨¦dico, que recuerda el caso de una adolescente al¨¦rgica a la leche que muri¨® en Bath (Reino Unido) en 2017 tras comer accidentalmente un kebab que llevaba yogur. En Espa?a fue controvertida la muerte de un ni?o de seis a?os en un campamento escolar en 2014.
¡°Cada vez vamos a tener a nuestro alcance un abanico m¨¢s amplio de herramientas terap¨¦uticas para los pacientes al¨¦rgicos¡±, vaticina Carmelo Escudero, del hospital Ni?o Jes¨²s de Madrid, que adelanta que su servicio empieza este oto?o un ensayo cl¨ªnico con una vacuna sublingual para tratar algunas alergias a los frutos secos. Respecto al cacahuete, uno de los alimentos m¨¢s problem¨¢ticos en el mundo anglosaj¨®n y un inconveniente creciente en Espa?a, se est¨¢n haciendo pruebas con vacunas orales mediante la ingesti¨®n de peque?as cantidades de harina de cacahuete, con una respuesta positiva de m¨¢s del 80%. Tambi¨¦n hay ensayos que utilizan parches en la piel, pero con una eficacia, por el momento, m¨¢s limitada. En el caso de las alergias a los alimentos que aparecen en la edad adulta, algo tambi¨¦n cada vez m¨¢s habitual, es muy dif¨ªcil que remitan a lo largo del tiempo.
Las teor¨ªas sobre el auge de estas alergias apuntan a los cambios en el estilo de vida
Los humanos llevan milenios comiendo leche, fruta, huevos y frutos secos. ?Qu¨¦ est¨¢ pasando? ?Por qu¨¦ se vuelven contranosotros los alimentos? Es cierto que existe un mayor conocimiento sobre las alergias y se diagnostican mejor, lo que saca a la luz m¨¢s casos, pero el aumento es demasiado llamativo para justificarlo solo con este hecho. Las teor¨ªas para explicar este incremento difieren, pero una idea se repite: los cambios en el estilo de vida. ¡°Es uno de los precios que hemos pagado por el desarrollo¡±, advierte el doctor Joan Bartra, especialista del hospital Cl¨ªnico de Barcelona y profesor de la Universidad de Barcelona.
Hay muchas piezas en el puzle de las disfunciones del sistema inmune. Se habla de cierta influencia gen¨¦tica que, sin embargo, no explicar¨ªa el problema en su totalidad, ya que los cambios se han producido en poco tiempo y los genes no van tan r¨¢pido. Todo apunta, dice Bartra, a que la dieta desempe?a un papel importante: ¡°Comemos m¨¢s alimentos procesados y grasas saturadas de origen animal, y menos frutas y verduras¡±. Todo ello perjudica a los microbios que habitan en nuestros intestinos (microbiota o flora intestinal).
La contaminaci¨®n ambiental tampoco ayuda, porque estimula la respuesta al¨¦rgica en general y hace que el sistema inmune sea m¨¢s sensible. Los investigadores tambi¨¦n est¨¢n interesados en lo que sucede en el embarazo y durante los primeros d¨ªas de vida del beb¨¦. Por ejemplo, c¨®mo afecta el hecho de que haya m¨¢s nacimientos por ces¨¢rea, dado que esos beb¨¦s no atraviesan el canal de parto, lleno de bacterias protectoras de la madre.
Los amish pueden tener algunas respuestas. Viven en granjas. Los ni?os est¨¢n expuestos a microbios y bacterias. Un estudio publicado en The New England Journal of Medicine encontr¨® que los ni?os de esa comunidad tienen menos alergias porque su sistema inmunol¨®gico est¨¢ reforzado por el contacto con los animales. Al parecer, ese modo de vida puede tener una influencia positiva en la microbiota, que se conforma b¨¢sicamente en los 100 primeros d¨ªas de vida. Estudios como este son la poca evidencia cient¨ªfica que existe sobre la teor¨ªa higienista, que sostiene que vivimos en ambientes tan limpios que el sistema inmune se atonta y reconoce como da?ino algo que no lo es.
La rebeli¨®n de los alimentos es, b¨¢sicamente, un misterio. La b¨²squeda de las causas acaba de comenzar. ¡°En realidad no se sabe con certeza por qu¨¦ han aumentado tanto las alergias alimentarias. Tambi¨¦n se est¨¢ viendo una relaci¨®n entre el incremento de las alergias al polen con las alergias a la fruta¡±, explica el doctor Luis Echeverr¨ªa, coordinador del Grupo de Trabajo de Alergia Alimentaria de la SEICAP. Desde su consulta de pediatr¨ªa en el hospital Severo Ochoa de Legan¨¦s, Echeverr¨ªa ayuda a ni?os como Rodrigo Capap¨¦ a superar sus alergias. Mientras el chico se come un filete de pollo empanado con huevo, sin ninguna reacci¨®n para alegr¨ªa de su madre, el m¨¦dico aborda otro debate. Durante un tiempo, se aconsejaba aplazar la introducci¨®n de nuevos alimentos, sobre todo en ni?os con riesgo al¨¦rgico. Por ejemplo, el huevo hab¨ªa que darlo a partir del a?o de vida. Sin embargo, investigaciones recientes apuntan a que la introducci¨®n precoz puede ser m¨¢s beneficiosa.
No siempre hay cura. Y en muchos casos una alergia condiciona la vida de quien la sufre. En los ¨²ltimos 10 a?os han aumentado en siete veces los ingresos hospitalarios de ni?os por reacciones graves causadas por un alimento. ¡°Los padres intentan protegerlos, porque tienen miedo. Muchos cumplen 15 a?os sin haber salido apenas de casa¡±, cuenta Nuria Miguel, miembro de la Asociaci¨®n Espa?ola de Personas con Alergia a Alimentos y L¨¢tex, y madre de Nerea Ortiz. Ella es la coordinadora del campamento en el que su hija y otros 65 ni?os con alergias pasan unos d¨ªas en Guadarrama. Hay una doctora y una enfermera. El men¨² est¨¢ pensado para todos, sin el riesgo de que por error un ingrediente acabe en el plato equivocado. Hoy toca pollo, jud¨ªas verdes, lechuga y manzana.
La asociaci¨®n de Nuria Miguel agrupa a 1.500 familias que piden mejoras en el etiquetado, porque la leche, el huevo o los frutos secos se incluyen en alimentos que uno no esperar¨ªa (por ejemplo, la mayor¨ªa de los embutidos llevan prote¨ªna de leche). Tambi¨¦n exigen que se generalicen los protocolos en los colegios, para que reconozcan una reacci¨®n y sepan qu¨¦ hacer, y en las emergencias m¨¦dicas, donde la respuesta ante una sospecha de anafilaxia deber¨ªa ser la adrenalina (todav¨ªa hay doctores que aplican otros tratamientos menos contundentes).
Es por la tarde en el campamento. Anoche hubo sesi¨®n de cine y los ni?os trasnocharon un poco. Los m¨¢s peque?os acusan la falta de sue?o, pero participan en las actividades con ganas. Tampoco le ha quedado mucho tiempo para dormir a David Ortiz, marido de Nuria Miguel y padre de Nerea. Pese a tener el turno de noche en su trabajo en Madrid, a la hora de la comida ya est¨¢ en Guadarrama para echar una mano: ¡°Mi hija tiene 14 a?os y va a empezar a salir con amigos. Y pienso: ¡®?Con qui¨¦n se besar¨¢? ?Tendr¨¢ restos de frutos secos en los labios?¡±. Dudas que ning¨²n m¨¦dico le podr¨¢ despejar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.