¡°La tecnolog¨ªa debe ser un derecho b¨¢sico, como la sanidad o la vivienda¡±
Njideka Harry, directora ejecutiva de Youth for Technology Foundation, cree que el desarrollo pasa por dotar de conocimientos y herramientas virtuales a la poblaci¨®n
![Njideka Harry, directora ejecutiva de Youth for Technology Foundation.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/X4A35BOG27HFYZOLZZWS5RAZQU.jpg?auth=fa764a2c76fd758e571edb0d349bec60a6e6e3d035548d7c2d6e582f4e882bb7&width=414)
Llama la atenci¨®n. Quiz¨¢s por la extra?eza del acto. Pocas veces se encuentra a alguien con dos d¨¦cadas de experiencia en un terreno tan inquietante como la tecnolog¨ªa que piense cada respuesta sin emitir un discurso prefabricado. Esto no indica que Njideka Harry titubee en sus convicciones. Lo que significa es, precisamente, que entre estas convicciones est¨¢ la de la escucha, la de la reflexi¨®n y, por qu¨¦ no, la de la duda. La directora ejecutiva de Youth for Technology Foundation, una asociaci¨®n que impulsa el conocimiento y manejo de las nuevas tecnolog¨ªas en los j¨®venes, posee un diagn¨®stico claro sobre el futuro que quiere para nuestro entorno: estar¨¢ totalmente imbricado con lo digital. Sin embargo, no impone una tesis concreta: se impregna de lo que le rodea y aporta su visi¨®n.
Un bagaje reconocido por el Foro Econ¨®mico Mundial, que en 2013 la eligi¨® como persona del a?o dentro de su Fundaci¨®n Schwab para el Emprendimiento Social, y expuesto el pasado mes de noviembre en Madrid gracias a la Fundaci¨®n Esperanza Pertusa de Giossepo, organizadora junto a la Real Academia de Ingenier¨ªa de las jornadas Girls4Tech. Harry ¡ªnacida en 1974 en Ibad¨¢n, al sur de Nigeria¡ª cree que los nuevos dispositivos son agentes clave en nuestras vidas. De ah¨ª que ya se hable de la ¡°cuarta revoluci¨®n industrial¡± por la transformaci¨®n digital del mundo laboral o social. ¡°La tecnolog¨ªa debe ser un derecho b¨¢sico, como la sanidad o la vivienda¡±, esgrime sin ambages quien vive desde hace a?os en Louisville, ciudad m¨¢s poblada de Kentucky. Aterriz¨® en Norteam¨¦rica con un plan de estudios y termin¨® trabajando una temporada en Microsoft. Hasta que mont¨® esta organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro.
¡°Al llegar a Estados Unidos me di cuenta de la diferencia con mi pa¨ªs. Era inmensa. En Nigeria casi ni se ve¨ªa un ordenador en todo el colegio. Y eso que yo pertenec¨ªa a una familia de clase media-alta¡±, recuerda de sus or¨ªgenes. ¡°Tambi¨¦n lo encontr¨¦ en EE UU, donde existen grandes sectores de poblaci¨®n sin acceso a las tecnolog¨ªas¡±, a?ade. Esa situaci¨®n, en estos tiempos, aumenta la desigualdad de oportunidades. ¡°?C¨®mo van a buscar trabajo? ?C¨®mo van a informarse?¡±, se pregunta. Por eso mont¨® Youth For Technology Foundation. Naci¨® en 2001 con la idea de erigirse como una plataforma que proveyera de recursos a aquellos que tuvieran un acceso m¨¢s restringido a ellos. Tambi¨¦n como un medio para formarse en estas destrezas, cada vez m¨¢s importantes.
Se trataba, reconoce, de favorecer el uso de tecnolog¨ªas en peque?as comunidades. ¡°En Microsoft descubr¨ª que las empresas y los clientes mejoraban gracias a ellas. Eran la base de muchas corporaciones¡±, rememora. Al principio, se limit¨® a reunir una peque?a biblioteca de libros especializados y mandarla a Nigeria. Aquello result¨® una tarea algo obsoleta pues, sin nadie que ense?ase, era complicado darle vida. Contrat¨® a una tutora y pens¨® que era la mejor forma. ¡°La gente me miraba con asombro. Yo estaba convencida¡±, asegura, ¡°porque la informaci¨®n es poder. Sin ella te limitas mucho¡±.
Estamos en la cuarta revoluci¨®n y la tecnolog¨ªa no es solo un avance, es un cambio enorme que va a alterar el futuro
Poco a poco fue ampliando sus prop¨®sitos. Mont¨® talleres, creo grupos did¨¢cticos. Ahora llega a cinco pa¨ªses (Colombia, Kenia, Uganda, Estados Unidos o Nigeria). ¡°Estamos en la cuarta revoluci¨®n¡±, insiste, ¡°y la tecnolog¨ªa no es solo un avance, es un cambio enorme que va a alterar el futuro¡±. Uno de los campos en que se est¨¢ centrando m¨¢s es la impresi¨®n 3D. Las posibilidades que abre esta v¨ªa la tienen hipnotizada. ¡°Ahora lo vemos caro y lejano, pero el precio se rebajar¨¢ y ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil de tener. Su utilizaci¨®n puede ser muy ventajosa, si se ense?a bien¡±.
En esta revoluci¨®n, Harry cuenta con dos factores fundamentales como c¨®mplices: las mujeres y el continente africano. De las mujeres dice que son ¡°la mitad de la fuerza de trabajo¡± y que ¡°hay que pensar en el beneficio de las empresas gracias a ellas¡±. ¡°Por una cuesti¨®n de comunidad y beneficio econ¨®mico, incluir ambos sexos es muy importante¡±, apostilla. Seg¨²n relata, se encuentra a menudo con un bloqueo personal en el bando femenino debido a la discriminaci¨®n hist¨®rica. ¡°Hay mucho que hacer todav¨ªa. Las diferencias salariales con respecto al sexo son alucinantes. Si las mujeres deben dar el salto, tiene que ser al trabajo cualificado¡±, reflexiona cuando habla de la desigualdad por g¨¦nero. ¡°Lo importante es que vean que pueden llegar a ser algo. Saber que pueden ser ingenieras o cualquier cosa que se les ocurra¡±, se?ala.
Harry destaca la impresi¨®n que causa Youth For Technology Foundation, afirmando que, despu¨¦s de pasar por los talleres de la asociaci¨®n, su porvenir se presenta diferente. ¡°Muchas no han visto ninguna mujer en un puesto tecnol¨®gico y cuando entran en alguno de los programas, de repente quieren serlo¡±, comenta animada. ¡°Para ellas es un desaf¨ªo mayor, como la vida, pero hay que impulsarlo. No queremos empujarlas, sino inspirarlas¡±, expresa.
¡°Puedes cambiar el mundo siendo una mujer; siendo una maestra, una m¨¦dica o lo que sea, pero la idea es que eres imparable. Todo lo que quieras ser, lo vas a ser. Ese es el mensaje que queremos dar a las mujeres¡±, anima, resaltando c¨®mo empiezan a atenuarse las diferencias entre las carreras tecnol¨®gicas, donde sol¨ªa haber una predominancia masculina. ¡°Hay que replantear el modelo. No puedes permitir que nadie te diga lo que tienes que ser. Incluso si eliges algo relacionado con la tecnolog¨ªa, hay muchas opciones¡±, concede, subrayando el papel que el proyecto, compuesto ahora por varias decenas de personas, ha tenido en cerca de 1,6 millones de alumnos de 4.500 comunidades rurales.
![Algunas j¨®venes que participan en los proyectos de la fundaci¨®n.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/CQ745Z4OJ3T65DLHY6VJBUXH2M.jpg?auth=d5a58ab23dd4b5bf08b2f27550a7221d9ca76e31066a93d6945d9b476ad252c4&width=414)
Otro terreno en que se vuelca es en su tierra natal, ?frica. ¡°El futuro¡±, remarca. Seg¨²n los datos que maneja, el volumen de negocio posible en este continente se cifra en tres billones de d¨®lares (unos 2,6 billones de euros). ¡°Es el lugar con menos acceso a Internet, pero est¨¢n sedientos de estos avances. Muchos trabajos son todav¨ªa manuales, pero se sabe que van a cambiar. Y en 2100, una de cada cuatro personas ser¨¢ africana, con una clase media boyante¡±, apunta con respecto al baby boom de estas latitudes.
La presidenta de Youth For Technology Foundation calcula que un 47% de los empleos actuales se perder¨¢ en 2025. ¡°Desaparecer¨¢ casi la mitad, pero se crear¨¢n otros nuevos. Y entre estos habr¨¢ menos de teor¨ªa o de ejercicios mec¨¢nicos, pero m¨¢s sobre habilidades¡±, resume, ¡°y eso es excitante¡±. Surge r¨¢pida una cuesti¨®n: ?Caeremos, vistas las premoniciones, en el dominio de la tecnolog¨ªa? ¡°Es una discusi¨®n que siempre sale, aunque las personas son insustituibles¡±, responde tras meditar unos segundos.
¡°No sabemos del todo qu¨¦ se est¨¢ haciendo con la tecnolog¨ªa, porque a¨²n somos aprendices. Incluso hay problemas con los datos personales o con la influencia de noticias falsas¡±, agrega, aportando m¨¢s da?os colaterales de este nuevo paradigma digital. ?Es la hiperconexi¨®n otro m¨¢s? ¡°La tecnolog¨ªa es buena cuando se usa bien¡±, repite. ¡°Tratar la hiperconexi¨®n merece una soluci¨®n global. No es algo puntual. Las redes en s¨ª no son causantes de traumas. Lo importante es el mensaje y el uso que le das. Igual que mucha gente se queja de que con las impresoras 3D se pueden hacer pistolas, a pesar de que sus fines son much¨ªsimos otros¡±, concluye. ¡°Dar competencias tecnol¨®gicas a todo el mundo puede ser maravilloso o un desastre. Pero, si las tienes, puedes al menos competir con el resto. En igualdad de condiciones. Si no, est¨¢s fuera¡±.
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