Rosa Montero: ¡°Muchos periodistas, y me parece destrozar una entrevista, quieren quedar mejor que el entrevistado¡±
Ha publicado alrededor de 2.000 entrevistas y, aunque cree que este g¨¦nero puede llegar a ser todo un arte, lo asume ya como agua pasada. Ahora vuelve sobre aquellas conversaciones con personalidades de todo tipo y condici¨®n, la gran mayor¨ªa de las cuales aparecieron en estas mismas p¨¢ginas de El Pa¨ªs Semanal. Su nuevo libro, El arte de la entrevista, recoge 28 de aquellos encuentros
NO SER?A AVENTURADO pensar que algunos de esos fans que compran todos sus libros, y de los que habla Rosa Montero (Madrid, 68 a?os) con enorme gratitud, sean antiguos lectores de aquellas entrevistas que empez¨® a publicar en El Pa¨ªs Semanal en 1978 y que tuvieron gran repercusi¨®n. Por su tribunal subjetivo y certero pasaron muchos personajes del momento, y la fama obtenida le permiti¨® lanzar una carrera literaria que acab¨® apart¨¢ndola del periodismo. Para certificar esa despedida, Montero publica ahora un libro con 28 de aquellas conversaciones: El arte de la entrevista (Editorial Debate). Coincide el lanzamiento con la promoci¨®n de su ¨²ltima novela, Los tiempos del odio (Seix Barral), lo que la obligar¨¢ a salir en breve de viaje. Algo que detesta, confiesa sentada en el sal¨®n de su luminosa casa de Madrid, junto al parque del Retiro, repleta de plantas y recuerdos. Montero viste ropa oscura pero luce, como acostumbra, algunos adornos coloristas.
Su libro se titula El arte de la entrevista. ?La entrevista es un arte? El t¨ªtulo no lo he puesto yo, que conste. Pero creo que el periodismo escrito es un g¨¦nero literario, exactamente igual que cualquier otro g¨¦nero y con la misma capacidad de alcanzar unas cotas literarias sublimes. A sangre fr¨ªa es un reportaje, y es un libro sublime. Si entendemos que la escritura es un arte, la entrevista, que es un subg¨¦nero literario, tambi¨¦n puede ser un arte.
Ya public¨® un libro en 1996 con 22 entrevistas, para la editorial Aguilar. S¨ª. Para este libro se ha a?adido alguna de esa etapa que no estaba en el anterior.
?Y c¨®mo ha hecho la selecci¨®n? Me ha mandado cosas la editorial y he sugerido cosas que yo recordaba. Pero es dif¨ªcil. Yo tengo una madre que ha cumplido 98 a?os y que durante a?os y a?os fue guardando todo lo que yo hac¨ªa. Cuando se muri¨® mi padre, que viv¨ªa en M¨¢laga, y hubo que cerrar la casa, hab¨ªa cajones y cajones m¨ªos y yo, directamente, lo tir¨¦ todo. Una barbaridad. Porque, claro, no me acuerdo de las entrevistas que he escrito. Pero una vez hecha la selecci¨®n, me he seguido acordando de m¨¢s. Cuando me pidieron el libro, me pareci¨® bien, pero veo que es una selecci¨®n corta. Y ha sido al escribir el pr¨®logo cuando me he dado cuenta de que era como un libro definitivo, porque ya no hago entrevistas.
Dif¨ªcil seleccionar 28 entre tantas entrevistas. ?Son todas textuales? ?No tienen ning¨²n retoque? No. Se han corregido peque?os fallos tipogr¨¢ficos y alguna errata. De lo dem¨¢s, todo est¨¢ tal cual, porque yo creo que esa es la gracia que tienen. Que sean un espejo de la ¨¦poca.
Dice usted en los consejos que da en el pr¨®logo que no hay que dejarse llevar por simpat¨ªas ni por antipat¨ªas hacia el personaje. Es dif¨ªcil, ?no? Muy dif¨ªcil, y adem¨¢s este tipo de entrevista es subjetiva, claramente subjetiva. Est¨¢s dando tu versi¨®n del personaje. Lo que intento decir en el pr¨®logo es que hay que enfriar las emociones. No quiero decir dejarlas a cero, pero s¨ª que si alguien te ha enamorado, pues no te entregues de patas porque, posiblemente, te ha vendido una burra. Si alguien te ha resultado odioso, tampoco lo tritures. Porque, ?qui¨¦n sabe d¨®nde ha estado el malentendido? Probablemente hasta haya sido culpa tuya. Por eso es bueno suavizar los extremos de las emociones. Pero, desde luego, manifestarlas.
Es mucho m¨¢s ben¨¦vola, incluso al describirlos f¨ªsicamente, con Pedro Almod¨®var, por ejemplo, que con Marco Ferreri. Pero es que Marco Ferreri¡ bueno, primero Almod¨®var era joven, Marco Ferreri parece incre¨ªble que solo tuviera 50 a?os, era un borde. Almod¨®var era un chico de los nuestros, que ten¨ªa una relaci¨®n mucho m¨¢s f¨¢cil contigo. Ferreri ten¨ªa fama de ser un borde total y lo era. Era un engre¨ªdo, estaba dando doctrina todo el rato. Entonces, pues te cae peor, claro.
?Y qu¨¦ es m¨¢s perjudicial para la entrevista, la entrega amorosa al personaje o el rechazo total? Las dos cosas son mal¨ªsimas. Pero el rechazo total al personaje es peor porque vuelvo a repetir que el quid de estas entrevistas es atisbar un poco lo que hay debajo del personaje. Si lo rechazas totalmente y tienes un prejuicio tremendo hac¨ªa ¨¦l, desde mi punto de vista est¨¢s fracasando absolutamente como entrevistador. Si haces una entrevista entregada y amorosa, pues har¨¢s una baba, pero aun as¨ª lo habr¨¢s intentado. Le habr¨¢s dotado al personaje de algunas virtudes que no tiene, pero habr¨¢s intentado mirarlo.
¡°Algo que hacen muchos periodistas es querer quedar mejor que el entrevistado. La entrevista no est¨¢ para eso. Tu misi¨®n es que hable el personaje¡±
De Mario Vargas Llosa dice usted que tiene voz ¡°pituda¡± y ¡°chillona¡±. Y en el f¨ªsico de la soprano Montserrat Caball¨¦ se detiene mucho. ?Ninguno de los entrevistados se le quej¨® personalmente? No. Respecto a la de Caball¨¦, creo que [Ernesto] Halffter, el viejo, envi¨® una carta diciendo que c¨®mo me met¨ªa con una diosa del canto, que desde luego lo era. Nadie lo duda. Y esa entrevista con Montserrat Caball¨¦ yo la dulcifiqu¨¦ mucho porque la pillamos en un momento muy malo. Pero no me acuerdo de protestas de los entrevistados. Para mi sorpresa, estaban satisfechos, porque los reflejaba bien. Recog¨ªa sus palabras bien, no las tergiversaba. Sabes que hay que extractar los textos, y muchas veces te hacen extractos que desvirt¨²an completamente lo que quieres decir. Yo ten¨ªa un cuidado exquisito en contar exactamente lo que hab¨ªa pasado. Porque una de las cosas que no se pueden hacer y que hacen muchos periodistas y que me parece otra manera de destrozar una entrevista es querer quedar mejor que el entrevistado. La entrevista no est¨¢ para eso. T¨² no tienes que quedar m¨¢s listo, m¨¢s honesto, ni m¨¢s bueno, ni m¨¢s de izquierdas ni m¨¢s de derechas, ni m¨¢s nada de nada. Tu misi¨®n es que hable el entrevistado, y atender y recoger adem¨¢s lo m¨¢s posible lo que hay detr¨¢s. Y como bien se sabe, hay periodistas que ponen preguntas que no han hecho. Y respuestas que no han dado cuando el entrevistado se ha puesto borde. Hacen ese tipo de cosas infames. Yo jam¨¢s lo he hecho. Entonces, ?por qu¨¦ les gustaban las entrevistas que hac¨ªa? Porque la gente se reconoc¨ªa en ellas. Quedaban rid¨ªculos, pero como recog¨ªa fielmente lo que dec¨ªan, les parec¨ªa bien.
En la entrevista que le hizo a Tarradellas en 1979 dice usted que la Generalitat bajo su mando era una especie de ¡°corte de los milagros¡±. Totalmente. Tarradellas era como un virrey de las Indias. Todos le ten¨ªan terror. Le amaba todo dios y le hac¨ªan caso. Era list¨ªsimo. Lo que es terrible en la entrevista es como humilla a su ayudante, con una especie de sorna. Esa parte es feroz. Y, como cuento en ella, Tarradellas no dorm¨ªa, y obligaba a todos los consejeros a hacer las reuniones por la noche, con lo cual a las cinco de la ma?ana ya le aprobaban lo que quisiera. Era un personaje de otro siglo.
Se nota mucha empat¨ªa por su parte en la que le hizo a Paul McCartney. Ah, bueno. Cuando me preguntan por alguna entrevista que me haya gustado especialmente siempre digo una de Muhammad Yunus [Nobel de la Paz que desarroll¨® el concepto de microcr¨¦dito], que no est¨¢ en el libro, que me pareci¨® una persona incre¨ªble, y la de Paul McCartney, desde un punto de vista personal. Porque yo con 12 a?os estaba superenamorada de ¨¦l y de repente le vi all¨ª, aquel d¨ªa precioso que pasamos en su granja de Sussex. Todav¨ªa viv¨ªa su mujer, Linda. Y fue maravilloso verle tan normal, tan totalmente hundido, derretido, porque no envejeci¨® sino que se derriti¨® literalmente, pero tan persona, tan modesto, tan aut¨¦ntico, tan lindo. Es dif¨ªcil llegar a los cincuenta y tantos a?os siendo Paul McCartney, estando tan vivo.
En el otro extremo est¨¢n las entrevistas con l¨ªderes como Arafat, Jomeini, Indira Gandhi. No, Indira Gandhi era otra cosa. Nada que ver con los otros dos, que eran dos monstruos. Estaba con una depresi¨®n terrible por la muerte de su hijo y era una mujer que llevaba como el peso del mundo sobre los hombros. Era uno de esos personajes atrapados por la historia y es incre¨ªble, por otro lado, pensar que todas o casi todas las mujeres con relevancia pol¨ªtica en Oriente, como Benazir Bhutto o Indira Gandhi, han sido asesinadas.
La mitad de los personajes que aparecen en su libro han muerto. Julio Cort¨¢zar, dos a?os despu¨¦s de que le entrevistara. Cort¨¢zar era un borde. Era la segunda vez que le entrevistaba, y ten¨ªa esa cosa de esnob de clase alta rioplatense, displicente. Tan alto y guapo. Y luego, eso pasado por una falsa humildad comunista. No era un personaje especialmente agradable. Pero era muy inteligente y muy fascinante por otro lado.
Las entrevistas seleccionadas van de 1978 a 2013, pero ya en 1979 usted public¨® la novela Cr¨®nica del desamor, que tuvo mucho ¨¦xito. Y a partir de 2003, con La loca de la casa, ya era usted a su vez entrevistada con frecuencia¡ S¨ª, s¨ª, me han hecho montones de entrevistas, muchas m¨¢s que esas 2.000 que he hecho yo. Este a?o se cumplen 40 a?os de la publicaci¨®n de mi primera novela, y el a?o que viene se cumplen 50 del a?o en que empec¨¦ a trabajar como periodista, en 1970, haciendo pr¨¢cticas en el diario Informaci¨®n de Alicante.
Lo digo porque en la entrevista que le hace a Malala [la joven activista por los derechos de las mujeres Nobel de la Paz en 2014], en 2013, le advierte de que usted ya no hace entrevistas. Y a Orhan Pamuk, en 2006, le reprende y le llama ¡°quisquilloso¡±, ?quiz¨¢s desde la altura de quien se siente ya personaje? No, en absoluto, para nada. La cuesti¨®n es que entonces ya era mayor. Y tienes otra relaci¨®n con la gente. Pamuk y yo terminamos siendo amigos, pero es un pu?etero fastidioso. Yo ten¨ªa 55 a?os y a esa edad a un tipo fastidioso ya lo tratas de otra manera que a los veintitantos.
Entonces hay una edad para dejar de hacer entrevistas. No, no. Yo creo que al contrario. Lo que pasa es que empec¨¦ a trabajar muy joven, y te cansas, y de hecho, ahora mismo tengo una sensaci¨®n de v¨¦rtigo brutal. Soy tan mayor y veo todos los libros que ya s¨¦ que no me va a dar tiempo a leer y me da una congoja tremenda. Tengo una lista de tres libros que quiero escribir. ?Primero una novela, luego un ensayo sobre creaci¨®n y locura, y luego la cuarta novela de Bruna Husky. Eso son diez a?os. Y me digo, ?me dar¨¢ tiempo? Pues ya vas eligiendo y en ese tiempo escaso que me queda no quiero hacer entrevistas, ya las he hecho demasiadas veces.
Ha tenido muchos premios period¨ªsticos. Y tambi¨¦n literarios. El ¨²ltimo, el Premio Nacional de las Letras el a?o 2017. ?Los premios son importantes para la propia seguridad? Important¨ªsimos. Yo creo que todos los escritores, y los periodistas, todos los que nos dedicamos a esto, somos de una inseguridad patol¨®gica, y siempre piensas que no sabes hacer lo que haces. O, si te han dado premios antes, pues dices: los premios que tengo son de antes. Antes sab¨ªa escribir, ahora no. Los premios dan seguridad, al menos durante un tiempo. El Premio Nacional de las Letras, que es tan gordo, fue para m¨ª curativo. Sent¨ª como que cerraba una herida de inseguridad que ten¨ªa. Y todav¨ªa me duran los efectos.
¡°El ¨¦xito no es un lugar al que llegas ni un objeto que poseas. Est¨¢ en los ojos de los dem¨¢s y te lo dan y te lo quitan de la manera m¨¢s arbitraria¡±
La dramaturga Yasmina Reza me dijo una vez en una entrevista que no cre¨ªa que el ¨¦xito fuera una confirmaci¨®n del talento. Totalmente de acuerdo. Y adem¨¢s el ¨¦xito no es un lugar al que llegas, ni es un objeto que poseas. Te dicen: ¡°Tienes mucho ¨¦xito¡±, y t¨² dices: ¡°No, no lo tengo¡±. Y el ¨¦xito est¨¢ en los ojos de los dem¨¢s y te lo dan y te lo quitan de la manera m¨¢s arbitraria. Por eso ni siquiera los premios te sirven para siempre. Aunque en el momento de recibirlos sientes un alivio. Respiras. Son una bocanada de aire. Luego, vuelves otra vez a esa zozobra. A ese s¨ªndrome del impostor, que es mucho m¨¢s com¨²n en las mujeres. Esa sensaci¨®n de no llego, no llego, no voy a saber estar a la altura de lo que he sido. Yo estoy en eso. Pensando que cuando escrib¨ªa bien era antes.
Pero en alguna entrevista reciente ha dicho estar muy satisfecha de Los tiempos del odio, su ¨²ltima novela. S¨ª, lo he dicho. El libro me gusta. Llevo tres libros que me gustan. La rid¨ªcula idea de no volver a verte, La carne y este, sobre todo este. Siento que los estoy escribiendo desde otro lugar. El de la madurez literaria, porque la novela es un g¨¦nero de madurez. Los he escrito con mucha m¨¢s ligereza. Trabajando un huevo, pero sin las angustias con las que he escrito otros, que me perd¨ªa en mitad del libro, que pensaba, esto es una mierda, lo voy a tirar, no sirve de nada. Con estos tres, siempre he sabido que lo que estaba escribiendo ten¨ªa sentido. Por primera vez en mi vida. Y eso es madurez literaria. Cuando inventas una novela, la tienes en la cabeza y es preciosa. Yo la veo como una de esas proyecciones tridimensionales con colores, con m¨²sica, con todo. Pero pasarlo de ah¨ª a lo real es una cat¨¢strofe. Y, sin embargo, con estas tres ¨²ltimas noto que pasa sin problema. Es como un ectoplasma que sale de mi cabeza y no se rompe, con lo cual no me entra la angustia horrible que he tenido con mis otras novelas en alg¨²n momento.
Escribir es un trabajo solitario. Pero al mismo tiempo, est¨¢ usted en las redes sociales, da charlas, va a firmar libros. Tiene una comunicaci¨®n muy intensa con sus lectores. Bueno, lo primero que tengo que decir es que yo soy una persona muy sociable. Tengo amigos desde hace 50 a?os, y dedico tiempo a cuidar a esos amigos. Y tambi¨¦n los tengo desde hace dos a?os nada m¨¢s. La amistad es tan importante para m¨ª que sigo abierta a crear esa trenza y a hacer esa inversi¨®n de tiempo y de esfuerzo que significa ir construy¨¦ndola. Desde ese punto de vista no soy una persona solitaria. Pero hay una parte de m¨ª tremendamente solitaria, que es la que escribe. Porque sin esa soledad no puedes escribir. Es m¨¢s, si me paso un d¨ªa constantemente acompa?ada de alguien, me asfixio. Necesito estar sola varias horas al d¨ªa. Para escribir, vivo en una soledad tremenda. Tengo un apartamento secreto, que no vamos a decir d¨®nde est¨¢, fuera de Espa?a. Me voy all¨ª con las perras, me encierro. Me puedo pasar un mes sin hablar con nadie. Mando whatsapps a mis amigos. No salgo, salvo a pasear a las perras. Hago gimnasia, escribo y leo.
Lo entiendo perfectamente. Tengo la sensaci¨®n de que ustedes los escritores est¨¢n muy expuestos. Lo estamos, s¨ª. Antes era distinto. Publicabas un libro, hac¨ªas la presentaci¨®n y se acab¨®. Ibas a tu casa y esperabas a que saliera alguna cr¨ªtica, con suerte, y luego el boca a boca. Ahora el marketing es tan agresivo que es como vender la Coca-Cola. Tienes que hacer unas campa?as impresionantes. Yo ahora me voy a las ferias latinoamericanas con la ¨²ltima novela. Me voy una semana a Ciudad de M¨¦xico. Estoy todo el rato haciendo bolos.
Parece agotador. Es desesperante. No me gusta nada, pero lo tienes que hacer. Intent¨¦ una vez probar a ver si pod¨ªa dejar de hacerlo con una recopilaci¨®n de reportajes de viajes, Estampas bostonianas. El libro no se vendi¨® nada. No se puede comparar con otros libros porque era de reportajes de viajes. Pero al a?o siguiente saqu¨¦ La loca de la casa y ah¨ª s¨ª hice toda la publicidad. Y lleg¨® la Feria del Libro de Madrid, y vinieron a comprar La loca de la casa esos fans que tengo que realmente les pondr¨ªa un piso a cada uno si pudiera porque son gente maravillosa que te ama con una entrega y una generosidad¡ y que se compra todo lo que publicas. Y me dec¨ªan todos al ver Estampas bostonianas: ¡°?Este cu¨¢l es? Este no lo conocemos. ?Lo has sacado tambi¨¦n ahora?¡±. Llevaba un a?o en las librer¨ªas, pero no se hab¨ªa enterado ni la gente que hubiera ido corriendo a comprarlo en caso de saberlo.?
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