Stephen Smith: ¡°La africanizaci¨®n de Europa no es un drama¡±
Este experto en el continente m¨¢s pobre prev¨¦, en un libro elogiado por Macron, que en 2050 uno de cada cuatro europeos tendr¨¢ origen africano
Si los presagios de Stephen Smith (1956, Connecticut, EE UU) se cumplen, Europa ser¨¢ otra en 2050. Consciente de la pol¨¦mica que despiertan sus tesis, el africanista y periodista mantiene que en cerca de 30 a?os uno de cada cuatro europeos tendr¨¢ ra¨ªces africanas. El joven continente, que alcanzar¨¢ en tres d¨¦cadas los 2.400 millones de habitantes, migrar¨¢ en masa hacia una Europa envejecida y en declive poblacional. La presi¨®n migratoria es imparable, mantiene Smith a lo largo de su ¨²ltimo libro, La huida hacia Europa (editorial Arpa).
¡°En t¨¦rminos factuales, podemos hablar de la africanizaci¨®n de Europa¡±, asegura el escritor en su visita a Madrid. Este ensayo demogr¨¢fico de casi 300 p¨¢ginas, elogiado por el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, por ¡°describir perfectamente [¡] la demograf¨ªa africana, que es una verdadera bomba¡±, ha sido traducido en pocos meses al franc¨¦s, alem¨¢n, italiano y al espa?ol. Su trabajo, que ha generado cierta pol¨¦mica en Francia, sirve de munici¨®n para los discursos de la extrema derecha. Smith se opone a ello, pero advierte: ¡°Hoy, como pol¨ªtico o investigador, decir que la inmigraci¨®n no es un problema es negar la realidad¡±.
PREGUNTA. Su trabajo prev¨¦ una transformaci¨®n de la sociedad europea por la llegada de 150 millones de africanos en tres d¨¦cadas. ?Debe y puede Europa contener ese flujo?
RESPUESTA. Esta es una de las hip¨®tesis que planteo para prever el futuro migratorio entre ?frica y Europa. Si durante los pr¨®ximos 30 a?os los africanos emigran a Europa de la misma manera que los mexicanos emigraron a EE?? UU entre 1975 y 2014, representar¨¢n cerca de una cuarta parte de la poblaci¨®n europea a mediados de siglo. Los europeos que parecen abrumados por el futuro que predigo deber¨ªan ser conscientes de su pasado. En Francia hab¨ªa en 1925 aproximadamente 150.000 africanos y ahora son unos seis millones, cerca del 10% de la poblaci¨®n francesa. La africanizaci¨®n de Europa es un proceso que est¨¢ en curso hace tiempo. No es un drama.
P. Dice que no considera esos n¨²meros una amenaza, pero se refiere a ellos a menudo como problema.
R. La mejor palabra es desaf¨ªo. Pero hablo con gusto de problema por el trabajo colectivo necesario para hacer de un extranjero, sobre todo uno tan diferente como un joven africano, un buen vecino y un buen ciudadano. Cuando veo la situaci¨®n en Europa constato que, especialmente, la segunda generaci¨®n plantea dificultades. Si hay problemas no es porque una parte de los europeos se haya vuelto racista.
P. Sus conclusiones han causado cierta pol¨¦mica. ?Se considera un provocador?
R. En absoluto. Tengo mucho cuidado para evitar palabras ofensivas como ¡°invasi¨®n¡± y ¡°amenaza¡± porque pas¨¦ mi vida en ?frica y no me asustan los africanos. Pero me pongo en el lugar de un europeo, que vive en su barrio de toda la vida y que ve que a su alrededor ha cambiado todo tan r¨¢pido que tiene la impresi¨®n de haber migrado ¨¦l. Intento dar las dos perspectivas. Pero los que tienen miedo a la extrema derecha piensan que un fen¨®meno tan impresionante como el que preveo va a darle m¨¢s argumentos.
¡°Como pol¨ªtico o experto, decir que la inmigraci¨®n no es un problema es negar la realidad¡±
P. Mantiene que hay dos claves que explican la migraci¨®n en ?frica: los j¨®venes y las mujeres.
R. Es esencial porque no es solo el n¨²mero de africanos lo que importa. En ?frica se huye de las estructuras patriarcales y de la gerontocracia. Las mujeres y los j¨®venes,?m¨¢s de un 40% de la poblaci¨®n africana tiene menos de 15 a?os, est¨¢n marginados. Y, desde el margen, ven la toma de decisiones y el destino de ?frica. Para m¨ª, la migraci¨®n es una aventura, no es solo una manera de ganarse la vida. Es una participaci¨®n de la modernidad en el sentido m¨¢s noble de la palabra.
P. Hay quien presenta la migraci¨®n africana como una amenaza islamizadora de la sociedad europea. ?Tiene sentido ese miedo?
R. No s¨¦ qu¨¦ tiene m¨¢s impacto en Europa, si el islam o la nueva fe evang¨¦lica. Solo compruebo que estamos obsesionados con el islam pol¨ªtico. Pero el nuevo protestantismo, el evangelio de la prosperidad, produce una nueva personalidad pol¨ªtica seg¨²n el modelo cultural americano. Cuestiona la visi¨®n del mundo de Europa y es un contramodelo incluso en relaci¨®n con el protestantismo cl¨¢sico. El movimiento born again, o cristianos renacidos, es la ruptura con el pasado. Y eso es antieuropeo.
P. En su libro se une a las voces de otros especialistas que aseguran que la ayuda al desarrollo en ?frica para frenar la migraci¨®n es un ¡°tiro en el pie¡±.
R. Para poder emigrar hay que salir de la pobreza absoluta porque, como m¨ªnimo, hacen falta unos 3.000 euros para partir. Es como si nosotros tuvi¨¦semos que ahorrar unos 50.000 euros. Por tanto, es la clase media africana la que migra. Si la ayuda al desarrollo lleva a que haya m¨¢s personas en esa clase media, la presi¨®n migratoria va a aumentar.?Pero esto no es un motivo para que no haya que ayudar.?Cuanto m¨¢s r¨¢pido ?frica llegue a una verdadera prosperidad, antes los africanos se quedar¨¢n en su casa. Pero eso ser¨¢ dentro de 30 o 40 a?os. Los pol¨ªticos que prometen que la ayuda es un m¨¦todo para frenar los flujos migratorios nos venden ilusiones.
P. Se mueve siempre en encrucijadas. ?Qu¨¦ propone?
¡°Los migrantes saben que subiendo a una patera nos chantajean; no queremos ver morir¡±
R. Habr¨ªa que dar visados de dos o tres a?os a africanos que vienen a Europa sin sus familias para que tengan una experiencia profesional con nosotros y vuelvan a su casa despu¨¦s. Con esa migraci¨®n circular, el problema de las fronteras y tambi¨¦n de la xenofobia se convertir¨ªa en una responsabilidad compartida. Algunos africanos se quedar¨ªan en Europa, pero la mayor¨ªa circular¨ªa.
P. Europa ofrece a terceros pa¨ªses ayuda financiera a cambio de servicios policiales para contener la inmigraci¨®n. ?Qu¨¦ peligros ve en esa estrategia?
R. La seguridad ser¨¢ parte de la soluci¨®n del futuro, pero externalizar fronteras supone someterse al chantaje de los Gobiernos africanos que dejan que cruzar a migrantes para pedir a los europeos que pasen por caja. Tambi¨¦n est¨¢ el chantaje del d¨¦bil hacia el fuerte que ejercen los propios migrantes. Saben que subiendo a una patera que no puede cruzar el Mediterr¨¢neo chantajean nuestra moralidad, porque no queremos ver a la gente morir. Tenemos que asumir que no se puede entrar en un pa¨ªs y convertirse en ciudadano por chantaje y, a la vez, tenemos que impedir que la gente se muera.
P. ?Qu¨¦ har¨ªa usted?
R. Las operaciones de socorro han empujado a los traficantes a ser cada vez m¨¢s irresponsables y criminales. Y si damos al migrante africano la esperanza de ser recuperado en el mar, pase lo que pase, tomar¨¢n cada vez m¨¢s riesgos. Hay que desmontar esta trampa.
P. La tasa de muertes en el Mediterr¨¢neo central ahora mismo es del 11% y no hay ni barcos de rescate ni operaciones de la UE para asistir a los n¨¢ufragos. En su libro relativiza el riesgo de morir ahogado intentando llegar a Europa.
R. Hice el razonamiento en 2015 cuando hubo m¨¢s de un mill¨®n de llegadas y 3.000 vidas perdidas. Eso supuso un 0,39% de fallecidos. Mi argumento nunca ha sido decir que no hay peligro, pero en ese momento escrib¨ªan sobre el Mediterr¨¢neo como si fuese una fosa com¨²n y ese a?o el riesgo no era muy grande desde el punto de vista del africano. Hay que tener operaciones de rescate y, a la vez, tener en mente el efecto que pueden tener en los traficantes y los migrantes, que van a volverse cada vez m¨¢s imprudentes. Es un dilema.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.