Cinco lecciones de Murakami para la vida
Adem¨¢s de ser un adictivo entretenimiento para millones de lectores, las novelas del autor japon¨¦s permiten extraer claves para vivir mejor.
POCOS ESCRITORES como Haruki Murakami han gozado de un ¨¦xito tan continuado en las librer¨ªas de nuestro pa¨ªs, y que sea un autor japon¨¦s lo hace a¨²n m¨¢s notable. ?Qu¨¦ tiene el autor de Tokio Blues para conectar de forma tan extraordinaria con un p¨²blico a 10.000 kil¨®metros de los escenarios e historias que describe? Algunos cr¨ªticos literarios afirman que su ¨¦xito reside en que es narrativa japonesa para occidentales, motivo por el que Murakami tiene muchos detractores en su propio pa¨ªs. Otros apuntan a que sus tramas suelen ser sencillas y con pocos personajes, con el grado justo de misterio y giros narrativos. Es muy improbable que alguien se pierda en sus novelas.
Sin embargo, eso no basta para explicar el furor que causan entre nosotros sus historias, llenas de extra?os acontecimientos, golpes del azar, amantes inesperados, m¨²sica cl¨¢sica ¡ªo jazz¡ª y alg¨²n que otro gato. ?No ser¨¢ que Murakami est¨¢ plasmando desde su particular mirada nuestra vida actual? Veamos de qu¨¦ manera, entonces, su lectura nos ense?a a vivir:
1. La soledad es la mejor v¨ªa al conocimiento. En m¨¢s de una novela de Murakami, el protagonista emprende un viaje en solitario para escapar de la confusi¨®n vital. En el caso del joven fugitivo de Kafka en la orilla, eso le permitir¨¢ acceder a aspectos desconocidos de s¨ª mismo. Cuando nos vemos enfrentados a la soledad tras una separaci¨®n o muerte, o cuando la buscamos a trav¨¦s de un viaje inici¨¢tico, afloran partes de nosotros que antes estaban soterradas. Sin la protecci¨®n y el ruido de los dem¨¢s, el encuentro con uno mismo es inevitable, con lo que damos un salto hacia adelante en nuestra propia evoluci¨®n.
2. El mundo es imprevisible. La segunda lecci¨®n vital que extraemos de sus novelas es que la vida siempre nos sorprende. Por lo tanto, es absurdo tratar de controlarla o angustiarnos ante posibles amenazas. En la ¨²ltima novela de Murakami, la extensa La muerte del comendador, un pintor de vida estable y acomodada recibe la noticia de que su mujer quiere separarse porque ha tenido un sue?o que la empuja a tomar esa decisi¨®n. Cuando el pintor le pregunta de qu¨¦ iba ese sue?o, ella le dice que es algo demasiado personal. Si solo podemos esperar lo inesperado, es in¨²til hacer predicciones. Y eso puede ser un gran calmante para la mente. En cuanto a los porqu¨¦s que pueden surgir para torturarnos, eso nos lleva a la siguiente lecci¨®n.
3. No busques un sentido. Los argumentos de Murakami se desarrollan en un mundo de caos y aleatoriedad. Muchas veces ni siquiera es posible culpar a nadie del sufrimiento, lo cual es una buena noticia. Tal como dec¨ªa Viktor Frankl, el ser humano va en busca de sentido, pero gran parte de las cosas que nos suceden no lo tienen. Como en las novelas del autor japon¨¦s, muchas veces sentiremos que nuestra vida es un sue?o donde las cosas suceden sin raz¨®n aparente. Podemos afrontar este hecho con dos actitudes opuestas: podemos lamentarnos de lo injusto o absurdo que es el mundo o bien surfear las olas que nos trae la existencia. De eso va la cuarta lecci¨®n.
4. Si sobrevives al caos, ya has ganado. Dado que afrontamos solos muchos lances de nuestra existencia, si sabemos adem¨¢s que todo es imprevisible y que las cosas no tienen por qu¨¦ tener un sentido, tal vez el arte de vivir sea salir lo mejor librados posible. Venimos al mundo a experimentar cosas, a tropezar y a resolver problemas, como hacen los personajes de Murakami. El premio es seguir adelante en la partida.
5. El orgullo y el miedo nos quitan lo mejor de la vida. En su ensayo De qu¨¦ hablo cuando hablo de escribir, Murakami menciona una an¨¦cdota tan m¨¢gica como triste. Al parecer, en 1922 James Joyce y Marcel Proust coincidieron en un mismo restaurante de Par¨ªs, donde cenaron en mesas cercanas. Los comensales que los reconocieron estaban emocionados, esperando que aquellos gigantes de la literatura empezaran a debatir. Nada sucedi¨®. En palabras del japon¨¦s: ¡°La velada toc¨® a su fin sin que ninguno de los dos se dignase dirigir la palabra al otro. Imagino que fue el orgullo lo que frustr¨® una simple charla, y eso es algo muy frecuente¡±.
?Cu¨¢ntas veces nos hemos perdido una oportunidad, personal o profesional, por no haber dado el paso? Se trate de orgullo, como interpreta Murakami, o de miedo a ser rechazados, al contenernos tal vez dejemos la m¨¢s bella p¨¢gina de nuestra historia por escribir.
En busca de la ternura perdida
¡ª Tal y como comenta Carme Garc¨ªa Gomila en un ensayo para Temas de Psicoan¨¢lisis, la soledad de los personajes de Murakami va m¨¢s all¨¢ de las "relaciones l¨ªquidas", el concepto del soci¨®logo Zygmunt Bauman para explicar el fin de los v¨ªncu?los "para toda la vida" en un mundo en el que el amor se ha vuelto provisional y precario.
¡ª Seg¨²n Garc¨ªa Gomila, bajo la rigidez de la sociedad japonesa late una ternura et¨¦rea, casi indetectable, pues est¨¢ largamente reprimida en el alma japonesa y tal vez actualmente en la occidental. Las peripecias de los personajes de Murakami, en ese sentido, son una b¨²squeda deses?perada de esa ternura que, con suerte, alg¨²n d¨ªa tuvieron ¡ªquiz¨¢s a trav¨¦s de su madre¡ª y que se oculta dormida en el fondo de su alma.
Francesc Miralles es escritor y periodista experto en psicolog¨ªa.
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