Desde un limbo
Lo que me provocan los actuales pol¨ªticos es infinito desprecio. Durante diez d¨ªas que he seguido la televisi¨®n, los he visto como a personajillos grotescos
POR RAZONES QUE NO vienen a cuento, he estado en una especie de limbo durante diez d¨ªas o as¨ª. Mi cabeza no daba para mucho, ni siquiera para leer como es debido y con continuidad, no digamos para escribir. Como quiz¨¢ sepan algunos de ustedes, lo que cuesta menos esfuerzo en circunstancias raras es o¨ªr m¨²sica y ver la televisi¨®n. Al no disponer de la primera durante varios de esos d¨ªas, me vi abocado a seguir la segunda, que suele tener una programaci¨®n infumable en general, entre pueril y aberrante, degradante en demasiados casos. As¨ª que me concentr¨¦ en los noticiarios, que son p¨¦simos, gratuitamente alarmistas, reiterativos hasta la n¨¢usea y ¡ªcon excepciones escasas¡ª hechos por absolutos incompetentes. Hasta han perdido la noci¨®n fundamental del asunto, a saber: qu¨¦ es noticia y qu¨¦ no. Que haga un calor terrible no lo es, desde luego: lo sabemos cuantos vivimos en este pa¨ªs meridional y hemos atravesado muchos preveranos, veranos y postveranos (la estaci¨®n calurosa dura aqu¨ª cinco meses). Qu¨¦ sentido tiene dedicar media hora cada jornada a los efectos ¡ªexagerados para asustar¡ª de nuestra torridez. Conexiones con cada provincia, en las que preguntan a los transe¨²ntes c¨®mo lo llevan, y cada uno nos informa de remedios extraordinarios de los que nunca hab¨ªamos o¨ªdo hablar: buscar la sombra, no salir ni hacer ejercicio cuando el sol cae m¨¢s a plomo, beber mucho, vestir ropa ligera, mojarse el que pueda, en fin. Cosas insospechadas y sabias que nos iluminan y nos descubren mediterr¨¢neos. Lo mismo los consejos de andar por casa de m¨¦dicos, ¡°expertos¡± y profesionales de la siembra de p¨¢nicos que se regodean comunic¨¢ndonos que cada a?o, por culpa del calor, mueren decenas de miles de personas en Europa (digo yo que la mayor¨ªa ser¨¢n por algo m¨¢s).
Pero bueno: pasados los treinta minutos de monotema apasionante sobre lo que todos sabemos desde el inicio de los tiempos y es recurrente como que el sol salga y se ponga, aparecen nuestros pol¨ªticos. En mis d¨ªas ¡°l¨ªmbicos¡± andaban pactando ¡ªes decir, d¨¢ndose codazos y meti¨¦ndose el dedo en el ojo unos a otros, amenaz¨¢ndose, insult¨¢ndose, propin¨¢ndose pellizcos y vini¨¦ndose con exigencias desmesuradas y megalomaniacas¡ª para la formaci¨®n de ayuntamientos y comunidades, y para la a¨²n lejana investidura del pr¨®ximo Presidente del Gobierno. Desde el limbo todo se ve con distancia, ajenidad y especial extra?eza, y uno se desliza f¨¢cilmente hacia el paso siguiente, que es el desprecio.
Y siento decirlo, pero lo que me provocan nuestros actuales pol¨ªticos es sobre todo eso, infinito desprecio. Los he visto, casi sin salvedad, como a personajillos grotescos, de ambici¨®n personal indisimulada, pedig¨¹e?os y a la vez engre¨ªdos. La naci¨®n y sus ciudadanos les traen completamente sin cuidado, y ya ni siquiera hablan ¡ªcon voz ahuecada y falsa, desde luego¡ª de lo que creen mejor para nosotros. No se molestan ni en fingir. S¨®lo ans¨ªan cargos, puestos, sueldos, sentirse rid¨ªculamente importantes, que otros les deban pedir favores. No les importa el futuro, la venidera y salvaje p¨¦rdida de votos por el espect¨¢culo que ofrecen. ¡°Yo quiero un ministerio o varios, o la vicepresidencia; para m¨ª la alcald¨ªa y para ti la vicealcald¨ªa; te quedas con la Comunidad de Navarra y yo con la de Castilla y Le¨®n; no me conformo con ser menos que consejero o concejal; que al menos me den Correos, o Paradores, o la Loter¨ªa¡¡± Gente mezquina, peque?oburguesa, mediocre. En medio del panorama desolador, destacan la deriva, el desprestigio y el deterioro de Ciudadanos y de sus l¨ªderes Rivera y Arrimadas. El primero ha sido un personaje gris y poco simp¨¢tico, pero su propia indefinici¨®n daba alguna esperanza, al menos no se hab¨ªa manchado ni hab¨ªa soltado demasiadas sandeces ni vilezas. A la segunda la elogi¨¦ aqu¨ª abiertamente hace pocos meses. Da verdadera congoja verla, de pronto, convertida en un pe¨®n del ¡°aparato¡±, con su independencia y su fuerte personalidad diluidas, d¨®cil ante los disparates en que incurre su partido. Un partido que en breve tiempo ha dilapidado su potencialidad, ha adquirido los vicios que combat¨ªa y que sin duda (no me suelo equivocar mucho en mis pron¨®sticos) perder¨¢ votos y apoyos a mansalva. ?Qui¨¦n puede querer un PP bis? ?Qui¨¦n puede confiar en quienes pactan con los franquistas de Vox y los ven con mejores ojos que al ¨²nico pol¨ªtico que se est¨¢ mostrando coherente, con ideas claras y sentido de Estado (esto Francia lo ense?a bien), Manuel Valls? El mero hecho de que los mayores totalitarios lo odien a muerte deber¨ªa conferirle una p¨¢tina de cabalidad, algo hoy inestimable. En otros tiempos y lugares el corolario saldr¨ªa por s¨ª solo: ¡°Si los nazis y los stalinistas me detestan, algo har¨¦ que no estar¨¢ mal¡±. Los prenazis y prestalinistas de hoy (es decir, antes de sus respectivas matanzas) son los independentistas catalanes, Bildu, Podemos y algunos m¨¢s. Uno se pregunta qu¨¦ diablos hacen los socialistas acordando gobiernos con ellos, lo mismo que se pregunta qu¨¦ hace Ciudadanos abrazando al PP m¨¢s oscuro y al siniestr¨ªsimo Vox. Tan grave lo uno como lo otro. Desde un limbo todo se ve con pesimismo y desprecio, lo admito; pero quiz¨¢ se vean las cosas tal como son, sin paciencia para disculpar ni relativizar. Antes o despu¨¦s saldr¨¦ de ese limbo, descuiden, o as¨ª lo espero.?
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