¡°Muchos alimentos dirigidos a los ni?os ni son sanos ni tienen ventajas frente a la comida normal¡±
Luc¨ªa Mart¨ªnez y Aitor S¨¢nchez analizan c¨®mo deber¨ªa ser la alimentaci¨®n infantil desde los primeros meses de alimentaci¨®n complementaria
Sentido com¨²n y alimentos saludables. Es todo lo que deber¨ªamos tener en cuenta a la hora de responder a la pregunta del mill¨®n: ?qu¨¦ le doy de comer? Luc¨ªa Mart¨ªnez y Aitor S¨¢nchez, dietistas-nutricionistas y divulgadores, recogen la frase como t¨ªtulo para un libro ¨C?Qu¨¦ le doy de comer?(PAID?S)¨C, y a partir de ella analizan c¨®mo deber¨ªa ser la alimentaci¨®n infantil desde los primeros meses de alimentaci¨®n complementaria y qu¨¦ podemos hacer para que los ni?os tengan inter¨¦s en comer sano. Siempre dejando claro que en la alimentaci¨®n, como en el resto de cuestiones relacionadas con la crianza y la educaci¨®n de los hijos, no todo se puede controlar. ¡°No es como hacer una receta en la que casi todas las variables est¨¢n bajo nuestra voluntad y el plato final casi siempre nos sale de la misma manera¡±, dicen en el libro. Ellos prefieren emplear la met¨¢fora del ¨¢rbol: ¡°(¡) Educar se parece m¨¢s bien a plantar un ¨¢rbol, donde tendremos que tener una buena base y un contexto para que se asiente, y sin duda habr¨¢ que prestarle una serie de cuidados. Pero tambi¨¦n habr¨¢ cuestiones en esa planta que no podremos predecir, como el color exacto de las hojas o cu¨¢ntas ramas emerger¨¢n del tronco, o cu¨¢ntos frutos acabar¨¢ ofreciendo¡±. Si bien hay muchos aspectos que van a escapar de nuestro control, viene bien saber cu¨¢les son los que s¨ª dependen de nosotros. Al menos en la alimentaci¨®n.
PREGUNTA: Cuando un beb¨¦ empieza a comer nos volvemos locos con el cu¨¢nto, el c¨®mo y el qu¨¦. Advert¨ªs que es mucho m¨¢s f¨¢cil de lo que pensamos: sentido com¨²n y, a partir de los seis meses, comida saludable adaptada a su capacidad de masticaci¨®n y degluci¨®n. ?Cu¨¢ntas generaciones m¨¢s de padres y madres recibir¨¢n la famosa hoja de orden de ¡°introducci¨®n¡± de alimentos?
LUC?A MART?NEZ: Yo espero que pocas, aunque no s¨¦ si peco de optimista porque en esas hojas hay intereses comerciales. Muchas de esas recomendaciones vienen con el logo de marcas de alimentaci¨®n. Los propios pediatras son los que muchas veces recomiendan marcas concretas del tipo ¡°Mi primer X¡±. En cierto modo ocurre que esas hojas les facilitan la vida porque van con el tiempo justo y tienen que atender a muchos ni?os en la consulta. Los centros de salud deber¨ªan tener un nutricionista en atenci¨®n primaria que pudiera dar estas indicaciones. Mientras eso no exista, lo tenemos bastante dif¨ªcil para deshacernos de las famosas hojas.
P: A todo esto: ?es realmente importante seguir un orden concreto en el que les ofrecemos los alimentos? ?Influye en las alergias o intolerancias alimentarias realmente?
AITOR S?NCHEZ: Aunque hasta ahora se han dado las recomendaciones a modo de calendario, la realidad es que no hace falta seguir un orden concreto. Es cierto que hay que tener ciertas precauciones para la detecci¨®n de las alergias, pero basta con ir ofreciendo los alimentos poco a poco, sin mezclar al principio m¨¢s de un alimento a la vez para poder observar si el ni?o o la ni?a tiene alguna reacci¨®n al¨¦rgica.
En cuanto al resto, hay que atender en todo momento a la capacidad de degluci¨®n y psicomotora del ni?o, y algunas restricciones para menores de un a?o (ni espinacas, ni acelgas, ni pez espada, ni cabezas de gambas, ni miel, ni leche de vaca ni bebidas de arroz, ni infusiones. Y por cuestiones nutricionales, nada de sal, ni az¨²car, ni zumos ni ultraprocesados). Los ni?os pueden comer comida, y la l¨®gica nos dice es que no es necesario establecer un calendario de alimentos concretos, en momentos concretos, m¨¢s all¨¢ de lo mencionado. Los ni?os en todas las ¨¦pocas han comido lo que hab¨ªa a su alrededor.
P: Es una cuesti¨®n m¨¢s cultural que cient¨ªfica entonces pero muchas veces se alude al tema de las alergias en ese orden.
L.M.: No hay ning¨²n alimento que se recomiende retrasar para evitar alergias o que se eviten por ser m¨¢s alerg¨¦nicos. Antes se pensaba que los cacahuetes era mejor retrasarlos pero esta recomendaci¨®n ya no est¨¢ vigente porque se ha comprobado que no hay ninguna raz¨®n para hacerlo. Los frutos secos se pueden dar ¨Cmolidos en las comidas¨C desde el inicio de la alimentaci¨®n complementaria. Tendr¨ªamos m¨¢s precauciones con ni?os que tienen antecedentes al¨¦rgicos en la familia, pero esto ya ser¨ªa aplicado a casos concretos y no a poblaci¨®n general.
P: ¡®?Qu¨¦ le doy de comer?¡¯ es el t¨ªtulo del libro pero tambi¨¦n una frase recurrente en muchas familias. ?Nos faltan ideas?
L.M.: ?C¨®mo puede alguien de nuestro entorno decir que le faltan ideas teniendo internet en casa o en el m¨®vil? Si algo tenemos en la actualidad es formaci¨®n gratuita y al instante. Puede ser pereza, falta de organizaci¨®n, dejadez, pero me cuesta pensar que no se encuentren ideas.
A.S.: Aqu¨ª estoy de acuerdo con Luc¨ªa pero a?ado una cosa m¨¢s: tenemos esa informaci¨®n a golpe de clic pero tambi¨¦n la informaci¨®n que absorbemos paseando por el supermercado. Cuando vas al supermercado y ves un producto que se llama ¡°Mi primer (lo que sea)¡±, ah¨ª no tienes ninguna duda, piensas ¡°esto es para mi hijo¡±. Y este es uno de los mayores escollos que nos encontramos: parece que tenemos que comprar todo ¡°para algo¡± o ¡°para alguien¡±. Sin embargo, pr¨¢cticamente ning¨²n alimento dirigido espec¨ªficamente al p¨²blico infantil es saludable ni presenta ventajas frente a la comida normal.
P: Habr¨¢ quien descubra con vuestro libro que los productos espec¨ªficos para beb¨¦s y ni?os no son necesarios (ni recomendables).
L.M.: Espero que sean muchos. (Risas)
P: Descarg¨¢is un poco la culpa a los padres y madres porque, como dec¨ªs, la alimentaci¨®n es una cuesti¨®n cultural pero tambi¨¦n emocional. Y eso ha sido muy bien aprovechado por el marketing alimentario. ?Hecha la ley, hecha la trampa?
A.S.: Obviamente hay una gran responsabilidad pol¨ªtica y empresarial. Qu¨¦ cuota de responsabilidad le pertenece a la familia y qu¨¦ cuota a la administraci¨®n o a las empresas va un poco en la l¨ªnea de cu¨¢nta informaci¨®n tiene la familia.
Hay familias que tienen pocos recursos, que est¨¢n un poco a la deriva de lo que se est¨¢ haciendo. Si como empresa que fabrica galletas te diriges a una familia que desconoce que las galletas no son saludables, esa familia va a ser m¨¢s vulnerable a esta clase de elecciones. Son v¨ªctimas en cierto modo de lo que ha habido en su entorno: mala informaci¨®n, malas opciones alimentarias, mala capacitaci¨®n que les ha dado la sanidad p¨²blica. Si una familia tiene la informaci¨®n, tiene tiempo para ir a comprar y tiene la organizaci¨®n necesaria para preparar el desayuno, y a¨²n as¨ª le sigue dando galletas, quiz¨¢s s¨ª tiene una mayor responsabilidad que la empresa que vende esas galletas. Cuanta m¨¢s informaci¨®n tienes, m¨¢s responsabilidad recae sobre ti.
P: Los nutricionistas insist¨ªs en que el primer punto de partida para una alimentaci¨®n saludable hay que ponerlo en casa.
A.S.: La primera piedra de la educaci¨®n alimentaria hay que ponerla en casa porque al principio somos seres completamente dependientes. La alimentaci¨®n la elige la familia ¡°por¡± los ni?os, de ah¨ª que sea tan importante la responsabilidad inicial de poner a su alcance alimentos saludables. Luego, esa responsabilidad se va a compartir porque van a aparecer otros entornos: la escuela infantil, el comedor del colegio, van a pasar tiempo con otros familiares. Es en ese punto en el que la alimentaci¨®n se convierte en algo estresante para muchas familias porque sienten que han perdido ese control ¨Cque ten¨ªan al principio¨C de lo que comen sus hijos. Descubren que su hijo no es un robot sino una nueva vida con voluntades y que est¨¢ creciendo en torno ¨Ctambi¨¦n¨C a los est¨ªmulos que le rodean. Tenemos la responsabilidad, s¨ª, pero no vamos a poder controlarlo todo.
P: Mencionas el comedor escolar. Ante la queja de las familias y la petici¨®n de mejora, en muchos centros escolares se escudan en que ¡°cubren las directrices de la Comunidad¡±. ?Se puede luchar contra esto?
L.M.: Las familias pod¨¦is luchar contra ello porque sois el usuario. O, mejor dicho, los representantes legales del usuario, que son vuestros hijos. La presi¨®n debe hacerse desde las AMPAS. Otra cosa es que la mayor¨ªa de padres y madres est¨¦n encantados con el men¨² de patatas fritas y croquetas, y entonces haya familias que se sientan solas. Si el AMPA decide ponerse manos a la obra para mejorar el men¨², tiene todo el poder de presi¨®n.
P: Por ¨²ltimo, se?al¨¢is en el libro que ¡°No hay que intervenir siempre con la comida¡±. ?Somos los adultos tan pesados?
A.S.: Muchas veces estamos demasiado atentos a la comida, queremos controlar todo, como he dicho antes. Pero lo que sucede tambi¨¦n es que a veces parece que la ¨²nica manera de cambiar los h¨¢bitos del ni?o es de la noche a la ma?ana, pretendiendo que coma en la mesa lo que le hemos puesto porque es ¡°lo que toca¡±. Hay otras formas de hacer intervenciones en la educaci¨®n alimentaria: con los alimentos disponibles en casa, con lo que metemos en los fruteros, con el clima que se respira en casa frente a la mesa, con nuestro ejemplo, con lo que acaba en el carro de la compra¡ A los ni?os se les puede involucrar de muchas formas en la alimentaci¨®n, desde hacer la compra hasta cocinar con ellos lo que despu¨¦s vamos a comer.
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