La libertad es un pasillo estrecho
El Estado hace cumplir la ley, controla la violencia y proporciona servicios. La sociedad controla al Estado. Esta lucha, afirman Daron Acemoglu y James A. Robinson, es vital para un mundo libre
Un Estado fuerte es necesario para controlar la violencia, hacer cumplir las leyes y proporcionar servicios p¨²blicos que son cruciales para una vida en la que las personas tienen poder para escoger y luchar por sus decisiones. Una sociedad fuerte y movilizada es necesaria para controlar y encadenar al Estado fuerte. (¡) Sin la vigilancia de la sociedad, las Constituciones y las garant¨ªas no valen mucho m¨¢s que el pergamino en el que est¨¢n escritas.
Encastrado entre el miedo y la represi¨®n que infligen los Estados desp¨®ticos y la violencia y la anarqu¨ªa que surgen en su ausencia, hay un pasillo estrecho hacia la libertad. Es en este pasillo donde el Estado y la sociedad se equilibran mutuamente.
Este equilibrio no tiene que ver con un momento revolucionario. Es una lucha constante y diaria entre los dos. Esta lucha aporta beneficios. En el pasillo, el Estado y la sociedad no s¨®lo se enfrentan, tambi¨¦n cooperan. Esta cooperaci¨®n genera en el Estado la capacidad de proporcionar cosas que la sociedad quiere y fomenta una mayor movilizaci¨®n social para controlar esta capacidad.
Lo que hace que esto sea un pasillo, y no una puerta, es que lograr la libertad es un proceso; hay que recorrer un largo camino en el pasillo antes de que la violencia se controle, las leyes se escriban y se impongan, y los Estados empiecen a proporcionar servicios a sus ciudadanos. Es un proceso, porque el Estado y sus ¨¦lites deben aprender a vivir con las cadenas que les impone la sociedad, y diferentes sectores de la sociedad tienen que aprender a trabajar juntos a pesar de sus diferencias.
Las brit¨¢nicas no lograron derechos gracias a las concesiones de hombres, sino con organizaci¨®n y empoderamiento
Lo que hace que este pasillo sea estrecho es que no se trata de una haza?a f¨¢cil. ?C¨®mo se puede contener a un Estado que tiene una enorme burocracia, unas fuerzas armadas poderosas y libertad para decidir qu¨¦ es la ley? ?C¨®mo se puede garantizar que, cuando en un mundo complejo se le pida al Estado que asuma m¨¢s responsabilidades, ¨¦ste permanecer¨¢ moderado y bajo control? ?C¨®mo se puede mantener una situaci¨®n en la que la sociedad trabaja conjuntamente en lugar de volverse contra s¨ª misma, escindida por diferencias y divisiones? ?C¨®mo se impide que esto se convierta en una competici¨®n de suma cero? No es en absoluto f¨¢cil, y por eso el pasillo es estrecho y las sociedades entran y salen de ¨¦l, con unas consecuencias de gran alcance.
Nada de esto se puede planear. No es que muchos l¨ªderes, por iniciativa propia, traten realmente de lograr la libertad. Cuando el Estado y las ¨¦lites son demasiado poderosos y la sociedad es d¨®cil, ?por qu¨¦ iban los l¨ªderes a garantizar a la gente derechos y libertad? Y si lo hicieran, ?se podr¨ªa confiar en que mantendr¨ªan su palabra?
Los or¨ªgenes de la libertad se pueden observar en la historia de la liberaci¨®n de las mujeres desde la ¨¦poca de Gilgamesh [rey de Uruk, seg¨²n algunos historiadores, la primera ciudad del mundo, situada en el sur del Irak actual] hasta nuestros d¨ªas. ?C¨®mo pas¨® la sociedad de una situaci¨®n en la que, como relata la epopeya, ¡°el himen de toda doncella (¡) le pertenec¨ªa¡± a una en la que las mujeres tienen derechos (bueno, al menos en algunos lugares)? ?Puede deberse a que los hombres reconocen esos derechos? Emiratos ?rabes Unidos, por ejemplo, tiene un Consejo para el Equilibrio de G¨¦nero creado en 2015 por Sheikh Mohammed bin Rashid al Maktoum, vicepresidente y primer ministro del pa¨ªs, y gobernante de Dub¨¢i. Cada a?o, concede los premios a la igualdad de g¨¦nero por cosas como ¡°la mejor entidad gubernamental que apoya el equilibrio de g¨¦nero¡±, ¡°la mejor autoridad federal que apoya el equilibrio de g¨¦nero¡± y ¡°la mejor iniciativa de equilibrio de g¨¦nero¡±. Todos los premios de 2018, otorgados por Sheikh Maktoum, tienen una cosa en com¨²n: ?se concedieron a hombres!
El problema con la soluci¨®n de Emiratos ?rabes Unidos fue que Sheikh Maktoum la ide¨® y luego se la impuso a la sociedad, sin su participaci¨®n.
Contrastemos esto con la historia, m¨¢s exitosa, de los derechos de las mujeres en el Reino Unido, donde ¨¦stos no se concedieron, sino que se tomaron. Las mujeres crearon un movimiento social, conocido como las suffragettes. ?stas surgieron a partir del Sindicato Social y Pol¨ªtico de Mujeres brit¨¢nico, un movimiento s¨®lo de mujeres fundado en 1903. No esperaron a que los hombres les dieran premios a ¡°la mejor iniciativa de equilibrio de g¨¦nero¡±. Ellas se movilizaron. Participaron en acciones directas y en desobediencia civil. Bombardearon la casa de verano de David Lloyd George, entonces canciller del Exchequer y m¨¢s tarde primer ministro. Se encadenaron a las rejas del exterior del palacio de Westminster. Se negaron a pagar impuestos y, cuando fueron encarceladas, hicieron huelga de hambre y tuvieron que ser alimentadas a la fuerza.
Emily Davison fue parte importante del movimiento de las suffragettes. El 4 de junio de 1913, en el Derby de Epson, una famosa carrera de caballos, Davison corri¨® hacia la pista y se puso delante de Anmer, un caballo que pertenec¨ªa al rey Jorge V.
Davison, que, seg¨²n algunos informes, llevaba la bandera p¨²rpura, blanca y verde de las suffragettes, fue golpeada por Anmer. El caballo cay¨® y la aplast¨®. (¡) Cuatro d¨ªas despu¨¦s, Davison muri¨® a causa de las heridas. Cinco a?os m¨¢s tarde, las mujeres pudieron votar en las elecciones parlamentarias. En el Reino Unido, las mujeres no lograron derechos gracias a las magn¨¢nimas concesiones de algunos l¨ªderes (hombres). La obtenci¨®n de derechos fue consecuencia de su organizaci¨®n y empoderamiento.
La historia de la liberaci¨®n de las mujeres no es ¨²nica ni excepcional. La libertad casi siempre depende de la movilizaci¨®n social y de la capacidad para lograr un equilibrio de poder con el Estado y sus ¨¦lites.
Daron Acemoglu es catedr¨¢tico de Econom¨ªa en el Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts.
James A. Robinson es polit¨®logo, economista y catedr¨¢tico en la Universidad de Chicago.
Este texto es un extracto de ¡®El pasillo estrecho. Estados, sociedades y c¨®mo alcanzar la libertad¡¯, que publica Deusto este 22 de octubre.
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