Los ni?os invisibles, otro efecto de la pandemia
La menor incidencia de la covid-19 en los ni?os no los hace inmunes a sus consecuencias. Hay que priorizar su protecci¨®n, especialmente en los pa¨ªses m¨¢s desiguales
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Tres de cada cuatro ni?os del mundo han dejado de ir a la escuela a causa de la covid-19. Es uno de los grandes cambios provocados por una pandemia cuyas dimensiones han sorprendido al mundo entero en todos los sectores econ¨®micos y sociales. La necesidad de contener el n¨²mero de contagios y de atender a los miles de infectados ha monopolizado la atenci¨®n de los Gobiernos que, con alivio, ve¨ªan que el virus parec¨ªa no afectar en mayor medida a los ni?os. Ello ha sumido a la infancia en una peligrosa invisibilidad que est¨¢ haciendo saltar las alarmas por los efectos devastadores de la crisis a corto, medio y largo plazo, especialmente en los menores de cinco a?os, que est¨¢n en un momento clave de su desarrollo f¨ªsico, intelectual y emocional.
Por vez primera en m¨¢s de 60 a?os podr¨ªa aumentar la mortalidad infantil debido a los efectos indirectos de la pandemia en la nutrici¨®n y a la falta de acceso a los servicios de salud. El incumplimiento de los calendarios de vacunaci¨®n hace prever un aumento de enfermedades hasta el momento controladas y la disrupci¨®n de los servicios a la primera infancia, ya sean centros de cuidado, preescolares o atenci¨®n domiciliaria, anuncia retrasos importantes no solo en el desarrollo infantil y en el aprendizaje de los ni?os, sino en su salud f¨ªsica y mental. Junto a ello, los cambios en las din¨¢micas de los hogares como consecuencia del confinamiento, de la disminuci¨®n de ingresos familiares, del estr¨¦s o la ansiedad de los miembros de la familia, entre otros muchos, agudizan las situaciones de violencia dom¨¦stica.
En Am¨¦rica Latina y el Caribe, la regi¨®n ya de por s¨ª m¨¢s desigual del planeta, la crisis provocada por la covid-19 traer¨¢ consigo un aumento de los niveles de pobreza a la par que un dram¨¢tico incremento de las desigualdades econ¨®micas y del acceso a los servicios sanitarios y sociales. Sendas estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y de la Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina (CEPAL) se?alan que, en el mejor de los escenarios, la crisis econ¨®mica mundial se extender¨¢ hasta el a?o 2021 incluido. En t¨¦rminos pr¨¢cticos, muchos ni?os de esta regi¨®n vivir¨¢n sus a?os de primera infancia en la pobreza o en la extrema pobreza, lo cual tendr¨¢ un efecto negativo a lo largo de sus vidas y los situar¨¢ en una situaci¨®n m¨¢s precaria si cabe, ya que, tradicionalmente, son el grupo de edad que recibe menor inversi¨®n p¨²blica.
Pese al preocupante panorama, la crisis actual ofrece una ocasi¨®n ¨²nica para transformar la prestaci¨®n de servicios de primera infancia en esta regi¨®n. La gran mayor¨ªa de los profesores y de los trabajadores del sector han hecho esfuerzos ¨ªmprobos para ayudar a sus ni?os y a las familias, y para ofrecerles atenci¨®n personalizada en la medida de lo posible. Una reciente publicaci¨®n del BID recopila buena parte de las respuestas puestas en pr¨¢ctica a corto plazo y propone otras para afrontar los desaf¨ªos a plazo medio y en el tr¨¢nsito hacia la nueva normalidad.
La necesidad ha obligado a reaccionar con rapidez y eficiencia, pero ahora es el momento de definir y consolidar mecanismos de apoyo gubernamental para los cuidadores en los hogares
En pocos d¨ªas los educadores, por ejemplo, han adaptado sus m¨¦todos a los nuevos requerimientos del distanciamiento f¨ªsico exigido por las condiciones sanitarias, han realizado innovaciones curriculares que ponen el ¨¦nfasis en contenidos m¨¢s sencillos y vers¨¢tiles, han introducido materiales disponibles en las viviendas y que se puedan integrar con facilidad en las rutinas diarias o han explorado todas las v¨ªas de acceso ya fueran a trav¨¦s de internet, tel¨¦fono, radio, televisi¨®n o carteler¨ªa para difundir sus contenidos.
Son todas medidas que permiten facilitar la llegada y aceptaci¨®n de las intervenciones en los territorios y comunidades m¨¢s remotos y diversos, como la poblaci¨®n rural, las comunidades ind¨ªgenas y otros grupos con limitaciones de conectividad. De la misma manera, los cambios en la organizaci¨®n y el equipamiento de los centros de cuidado y de educaci¨®n contribuir¨¢n positivamente en la atenci¨®n y dedicaci¨®n que se ofrece a los ni?os y permitir¨¢n mejoras en din¨¢micas que afectan las interacciones entre educadores/cuidadores y entre los ni?os.
La necesidad ha obligado a reaccionar con rapidez y eficiencia, pero ahora es el momento de definir y consolidar mecanismos de apoyo gubernamental para los cuidadores en los hogares y de priorizar acciones que den continuidad a los procesos de desarrollo y aprendizaje desde los servicios de atenci¨®n a la primera infancia. Hay que aprovechar el esp¨ªritu innovador para desarrollar nuevas estrategias que respondan a las necesidades de todas las familias, con independencia de su nivel socioecon¨®mico, y para encontrar la manera de adecuar a la coyuntura actual materiales y herramientas que demostraron ser efectivos antes de la pandemia.
Es primordial llegar de manera efectiva y con la urgencia m¨¢xima a quienes m¨¢s lo necesitan por lo que ahora m¨¢s que nunca hay que realizar un trabajo colaborativo que permita el planteamiento permanente de retos y el intercambio de soluciones entre los pa¨ªses. Por ello el portal dedicado a la covid-19 puesto en marcha por el BID aporta informaci¨®n actualizada sobre la situaci¨®n de los servicios en los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y el Caribe, proporciona v¨ªnculos a materiales y recursos ya en uso, y ofrece protocolos de lineamiento y reapertura, cuyo conocimiento es imprescindible para los gestores p¨²blicos y privados. Las llamadas a la unidad con lemas del estilo ¡°Juntos salimos de esta¡± han sido profusamente empleadas en los ¨²ltimos meses en todo el mundo. En Am¨¦rica Latina y el Caribe debemos priorizar juntos el apoyo y la protecci¨®n a los ni?os y a sus cuidadores para hacer frente a las consecuencias de la pandemia y construir sociedades m¨¢s resilientes y menos dispares.
Florencia L¨®pez Boo?es economista l¨ªder de la divisi¨®n de Salud y Protecci¨®n Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
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