El momento del cambio de las ciudades hispanas
Madrid, Bogot¨¢, Roma y M¨¦xico recobran vida a golpe de solidaridad y resiliencia tras la par¨¢lisis causada por el coronavirus
Durante los ¨²ltimos meses, hemos asistido desde nuestras ventanas a la par¨¢lisis de las ciudades y, al mismo tiempo, a su resurgir. El 11 de marzo, en la ciudad eterna, se hizo el silencio. Se cerraron las puertas, se confinaron las personas y el ritmo furibundo de la Roma bella, pero sucia, disfuncional y ca¨®tica, fren¨® en seco. Tres d¨ªas m¨¢s tarde, tambi¨¦n se cerraba Madrid. Esa otra ciudad que nunca duerme se sumi¨® en un sue?o profundo, solo roto por el paso de las ambulancias y los aplausos de las ocho de la tarde. Al otro lado del Atl¨¢ntico, Bogot¨¢ amaneci¨® el 20 de marzo con un simulacro de aislamiento preventivo que cambi¨® de golpe las rutinas y estilos de vida de sus habitantes. Las calles y las estaciones de Transmilenio se desocuparon, todo por cuenta del mismo enemigo invisible. En Ciudad de M¨¦xico se declar¨® la emergencia sanitaria el 30 de marzo: otra ciudad colorida, tambi¨¦n contaminada y ruidosa, se quedaba muda.
Ciudades sin tr¨¢fico ni ruido en las calles, ni turistas, apenas ni vida. Una cuarentena sin precedentes y tan repentina que, sin embargo, nos permiti¨® observar una serie de problemas ambientales, sociales y estructurales que guardan una relaci¨®n directa con nuestros h¨¢bitos de vida y rutinas: horas interminables desplaz¨¢ndonos hacia el trabajo, ruidos comunes de una ciudad congestionada, el cotidiano aire contaminado y un consumismo desmesurado para sentirnos mejor. Sin embargo, las ciudades tienen un papel clave para mejorar nuestro bienestar y el del planeta y, por eso, creemos que ha llegado el momento de que lideren el cambio.
La desigualdad y la solidaridad
Este par¨®n de las ciudades tambi¨¦n ha evidenciado las profundas desigualdades en ellas. Las clases sociales m¨¢s pobres, muchas de las cuales forman parte de los servicios b¨¢sicos de una ciudad, siendo su espina dorsal, han sido las m¨¢s perjudicadas.
La debilidad de los sistemas p¨²blicos de salud ha quedado claramente expuesta. Pero, adem¨¢s, capitales como Ciudad de M¨¦xico o Bogot¨¢ han puesto sobre la mesa la disparidad en los ingresos, la precarizaci¨®n de los empleos y el acceso a servicios tan b¨¢sicos como el agua potable, entre otros. Las personas sin empleo, las que trabajan de forma irregular y las que lo hacen en sectores esenciales sin las condiciones m¨ªnimas que garanticen su seguridad ¡ªcomo el personal sanitario o de limpieza en los hospitales o el de los servicios de recogida de basura y de gesti¨®n de residuos¡ª han sido especialmente golpeadas por la pandemia. En Madrid, la privatizaci¨®n de servicios p¨²blicos b¨¢sicos llevada a cabo en los ¨²ltimos a?os no ha hecho m¨¢s que agravar la situaci¨®n de pobreza de muchas familias. Un ejemplo: ante el cierre de los colegios, las autoridades, en vez de mantener el servicio de comedor escolar o buscar una alternativa equilibrada, optaron por ofrecer a los menores en situaci¨®n de vulnerabilidad un men¨² basura?subcontratado a dos grandes cadenas de comida r¨¢pida.
Las redes de ayuda han proliferado en cada barrio de Ciudad de M¨¦xico, Bogot¨¢, Madrid o Roma
Sin embargo, a uno y otro lado del oc¨¦ano, las ciudades latinas y mediterr¨¢neas han mostrado su lado m¨¢s humano, ese que a menudo se olvida cuando se dise?an o construyen en funci¨®n de intereses puramente econ¨®micos. Personas que se han unido para satisfacer las necesidades b¨¢sicas de quienes peor lo est¨¢n pasando. Comunidades vecinales y organizaciones sociales que, fomentando el consumo de peque?os productores, han buscado formas innovadoras para que toda la ciudadan¨ªa pueda tener alimentos saludables y locales en la mesa. Las redes de ayuda han proliferado en cada barrio de Ciudad de M¨¦xico, Bogot¨¢, Madrid o Roma. Un gesto humano que, sin embargo, no deja de ser un parche: las ciudades deben ser capaces de producir parte de sus alimentos, tanto desde dentro como en sus regiones cercanas; deben acercarse al campo y romper la dicotom¨ªa campo-ciudad.
La movilidad sostenible no solo existe en los pa¨ªses n¨®rdicos
A medida que las ciudades se han ido abriendo al mundo de nuevo, tambi¨¦n el espacio p¨²blico vac¨ªo de coches ha sido ocupado por las personas. Por primera vez en mucho tiempo, la Plaza del Pante¨®n o los Foros Imperiales en Roma se convirtieron en lugares donde practicar deporte y que los menores jugaran sin riesgo y al aire libre (y limpio). En Madrid, la ciudadan¨ªa tom¨® las calles para correr o caminar, aunque los parques permanecieron cerrados durante semanas ¡ªhasta que la presi¨®n social oblig¨® al Ayuntamiento a abrirlos¡ª y las diferencias entre barrios se hicieron m¨¢s patentes que nunca: las aceras estrechas y la falta de espacios verdes en los distritos m¨¢s populares evidenci¨® una ciudad construida para los coches y no para sus habitantes.
Es m¨¢s necesario que nunca que se establezcan y cumplan pol¨ªticas que defiendan la calidad del aire, los espacios urbanos para la ciudadan¨ªa, una ciudad transitable a pie y un sistema de alimentaci¨®n garantizado con foco en el consumo sostenible y local
En Bogot¨¢, una megaurbe con m¨¢s de siete millones de habitantes y unos 1.775 kil¨®metros cuadrados (casi el triple que Madrid y considerablemente m¨¢s que Roma), ampli¨® sus carriles bici sumando un total de 630 kil¨®metros, una medida que le ha valido el reconocimiento mundial por su apuesta por un sistema de movilidad m¨¢s eficiente, limpio, c¨®modo y sostenible. Roma tambi¨¦n ha anunciado nuevas normas en esta l¨ªnea: 150 kil¨®metros de nuevos carriles bici transitorios, ya que la voluntad es que sean permanentes, aunque de momento las obras avanzan muy lentamente y carecen de cobertura financiera. No todos los ayuntamientos han respondido por igual: en Madrid, se suspendi¨® el servicio de alquiler de bicicletas municipales (BiciMad) ¡ªque, afortunadamente, se reanud¨® a los pocos d¨ªas¡ª, las calles ¨²nicamente se cerraron a los veh¨ªculos particulares durante unas semanas y hasta julio no se han creado nuevos carriles bici. Por fortuna, el alcalde ya ha anunciado la construcci¨®n de 12 kil¨®metros de nuevos carriles bici.
Hoy m¨¢s que nunca, es crucial un cambio en el sistema de producci¨®n y consumo convencional para frenar la crisis clim¨¢tica, pero tambi¨¦n la social. Hemos hablado de Bogot¨¢, Madrid, Ciudad de M¨¦xico y Roma, pero la demanda es extensible a todas las ciudades del mundo: deben reinventarse para y por las personas que viven en ellas. Ahora es m¨¢s necesario que nunca que se establezcan y cumplan pol¨ªticas que defiendan la calidad del aire, los espacios urbanos para la ciudadan¨ªa, una ciudad transitable a pie y un sistema de alimentaci¨®n garantizado con foco en el consumo sostenible y local. Solo as¨ª tendremos las ciudades seguras, justas, resilientes y sostenibles que el tiempo en que vivimos exige.
Chiara Campione (Roma), Luisina Vueso y Tatiana Cespedes (Bogot¨¢), Ver¨®nica Patraca (Ciudad de M¨¦xico) y Alba Garc¨ªa y Celia Ojeda (Madrid) son un grupo de mujeres que lideran el proyecto internacional de Greenpeace para transformar las ciudades a trav¨¦s de las personas y los movimientos urbanos.
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