La hora de los antih¨¦roes

Madrid, verano de 2020. Hovik Keuchkerian, beirut¨ª de 47 a?os, irrumpe en la sala con andares osunos, vestido con una vieja camiseta del club motero de Alpedrete y sin cintur¨®n, una mano balanceando una mochila que no sabe d¨®nde dejar y la otra esgrimiendo un amenazador apret¨®n de manos. Acaba conform¨¢ndose con el codo. Boxeador, dos veces campe¨®n de Espa?a de los pesos pesados, humorista ¡ªsu el¨¦ctrico mon¨®logo Cocretas marc¨® escuela¡ª, poeta, con cuatro libros publicados, Keuch?kerian lleg¨® a la interpretaci¨®n hace 10 a?os en un viaje de vuelta de todo. Un guionista le dijo al productor de la serie Hispania, la leyenda: ¡°El t¨ªo que est¨¢s buscando es mi profesor de boxeo¡±. Y era. Sus apariciones en macroproducciones a ambos lados del charco, desde la tercera temporada de La casa de papel hasta blockbusters hollywoodienses como Assassin¡¯s Creed (2016), le han convertido en un rostro al alza en la industria.

Sin embargo, Keuchkerian es el prototipo de hombre com¨²n. ¡°A m¨ª ma?ana me tocan 100 millones de euros y voy a seguir viviendo en Alpedrete [Madrid], en mi casita de 20 metros cuadrados, voy a seguir conduciendo el ?Chevrolet viejo de mi madre y seguir¨¦ teniendo 50 prendas de ropa, incluyendo gayumbos¡±, afirma el actor, de origen liban¨¦s, padre armenio y madre navarra. Ahora asegura vivir con lo imprescindible. No tiene redes. No baja a la capital. ¡°Me gusta tomarme un chato de vino con la pe?a en el pueblo, echarme unas risas, mi piti y ya¡±.

Este actor comparte la misma autenticidad con sus compa?eros de furg¨®n policial en Antidisturbios, la nueva miniserie del cineasta Rodrigo Sorogoyen, realizador de exitosas pel¨ªculas como El reino (2018) y Madre (2019). ¡°T¨² los ves y dices: ¡®Esta gente es verdad¡¯. Me los podr¨ªa encontrar en Lavapi¨¦s realizando un desahucio de verdad¡±, apunta Domingo Corral, director de Producci¨®n Original de Movistar +. Antidisturbios se emitir¨¢ en esta plataforma y se presenta en septiembre en el Festival de Cine de San Sebasti¨¢n. Narra precisamente una investigaci¨®n en torno a la intervenci¨®n de un grupo de polic¨ªas durante un de?sahucio accidentado en el barrio madrile?o de Lavapi¨¦s. Una inmersi¨®n ficcionada en una de las brigadas policiales m¨¢s controvertidas, con af¨¢n de comprender m¨¢s que de juzgar. ¡°Nos dedicamos a contar historias, eso nos obliga a entender¡±, explica Sorogoyen, el director. ¡°Estar¨ªamos siendo poco honestos si cont¨¢semos que son todos malos¡±.

El estreno de lo nuevo de Sorogoyen coincide con los efectos de una pandemia que abre nuevas puertas a actores como Hovik Keuchkerian. As¨ª lo afirma Jordi Ball¨®, decano de Comunicaci¨®n Audiovisual de la Universidad Pompeu Fabra y autor de varios libros sobre el s¨¦ptimo arte, como Im¨¢genes del silencio: los motivos visuales en el cine o La semilla inmortal (ambos en Anagrama). Ball¨® defiende que la universalidad de esta crisis ¡ªdonde la culpa no es ajena, sino com¨²n¡ª impide un relato de lucha contra un enemigo exterior, como el que protagoniz¨® la ficci¨®n que surgi¨® de los conflictos del siglo XX, como la guerra de Vietnam o la Guerra Fr¨ªa. ¡°Se requiere una percepci¨®n mucho m¨¢s sutil para contar esta crisis y va a ser el momento de que otras voces cuenten lo que pasa. Es el momento de romper las reglas¡±. Ball¨® apuesta por otras miradas con la direcci¨®n de mujeres y un nuevo hero¨ªsmo, protagonizado por actores m¨¢s cercanos al hombre com¨²n: ¡°Van a aparecer ficciones que narren el duelo entre lo viejo y lo nuevo, entre lo real y la ficci¨®n, y es posible que las encarnen personas que no son actores en el sentido profesional. Conf¨ªo en que este periodo permita un movimiento de nuevos hero¨ªsmos que est¨¦n m¨¢s cerca de lo cotidiano. El nuevo hero¨ªsmo ya no es mesi¨¢nico. Ha llegado el momento de la gente corriente¡±.

Precisamente esa es la imagen que proyecta el reparto principal de Antidisturbios. En el encuentro con ellos causa baja Ra¨²l Prieto (Valencia, 44 a?os), ausente por un rodaje fuera de la Pen¨ªnsula. Desde un patio interior del estudio donde tiene lugar la sesi¨®n de fotos que ilustra estas p¨¢ginas, donde los aparatos de aire acondicionado practican la gota china y los tendederos se disecan al bochorno del mediod¨ªa, aparece Roberto ?lamo, madrile?o de 50 a?os. Si, como pronostica Jordi Ball¨®, el h¨¦roe de la nueva ficci¨®n es el hombre corriente, ?lamo lleva a?os allanando el terreno para su llegada. ¡°Me encanta derribar el mito del glamur del cine¡±, confiesa el int¨¦rprete. Debajo de las alfombras rojas, asegura, se barre una realidad menos vistosa a los focos: ¡°Cuando eres actor, inmediatamente te colocan en un pedestal donde te conviertes en una persona deseada y rica. Y no. En Espa?a hay cuatro actores ricos. Esto no es Hollywood¡±.

No le gusta posar. Tampoco lo disimula. ¡°?Roberto, parece que te est¨¢ dando algo!¡±, grita el fot¨®grafo mientras ?lamo ensaya un escorzo. ¡°Le est¨¢ dando, no es tan buen actor¡±, replica su colega Keuchkerian. Pero s¨ª bastante bueno. ?lamo ha coronado cumbres de su profesi¨®n en Espa?a. Ha ganado dos Premios Goya ¡ªpor Que Dios nos perdone (2016), actuando tambi¨¦n como polic¨ªa bajo la direcci¨®n de Sorogoyen, y La gran familia espa?ola (2013)¡ª y un Premio Max por la obra de teatro Urtain, donde encarn¨® al boxeador vasco, pero tambi¨¦n ha buceado en sus abismos. Actualmente lleva siete meses sin trabajar. ¡°Sin ingresar nada¡±, asegura. Y no es la primera vez: ¡°Cuando me dieron el primer Goya tuve otra racha de no currar. Pasaron uno, dos, tres¡­, siete meses sin trabajo. Hasta que un d¨ªa dije ¡®a tomar por culo¡¯. Cog¨ª el Goya, le puse un fondo de terciopelo rojo, le hice unas fotos y lo sub¨ª a Wallapop¡±. Acab¨® optando por no venderlo y pas¨® a echar curr¨ªculos por los bares de su barrio, a ver si le cog¨ªan de camarero, cuando en el ¨²ltimo minuto son¨® el tel¨¦fono y ?lamo volvi¨® al set, con las prioridades claras: ¡°Esto no es m¨¢s que un curro. La cuesti¨®n es poder comer. M¨¢s, en esta situaci¨®n que estamos viviendo, donde tanta gente lo est¨¢ pasando mal. No tengo trabajo, pero como millones de personas. Si no me llega algo pronto tendr¨¦ que volver a sacar los curr¨ªculos. Y no pasa nada¡±.

Mientras espera a que suene el tel¨¦fono, ?lamo practica el dibujo, la m¨²sica, la fotograf¨ªa y, sobre todo, la poes¨ªa. Pr¨®ximamente publicar¨¢ Amantes ven¨ªa de amar, una compilaci¨®n de poemas basados en reflexiones, recuerdos y encuentros como este: ¡°El otro d¨ªa sal¨ª de mi casa a tirar la basura. Iba por la calle cuando viene un coche, para a mi lado, baja la ventanilla y un chico muy bien vestido pregunta: ¡®?Bel¨¦n?¡¯. ¡®No s¨¦, no s¨¦ qu¨¦ calle es Bel¨¦n¡¯, respondo. ¡®No, ?que d¨®nde vive Bel¨¦n?¡¯. ¡®No lo s¨¦, no conozco a todo el mundo que vive aqu¨ª¡¯. Entonces, del asiento del copiloto aparece una chica guap¨ªsima: ¡®Nooo, que si sabe d¨®nde vive Bel¨¦n Esteban¡¯. Yo digo que no, resoplan y se van. Y cuando entro en casa mi perro se est¨¢ comiendo su mierda¡­¡±. ?lamo levanta la mirada y saborea la pausa dram¨¢tica. ¡°Al d¨ªa siguiente lo llevo al veterinario y me tranquiliza dici¨¦ndome que, a veces, los animales inmaduros se comen su propia mierda. Y que, cuando maduran, dejan de comerse la mierda. Llegu¨¦ a casa y dije: ¡®Esto es un poema¡±.

Al igual que ?lamo, muchos creadores han vivido la pandemia con una sensaci¨®n de ¡°esto es una pel¨ªcula¡±, explica Ver¨®nica Fern¨¢ndez, guionista y directora de Contenidos Originales en Netflix Espa?a. ¡°A todos los creadores nos encanta vivir cosas extraordinarias porque, al final, uno escribe de lo que vive. Por eso, desde un punto de vista creativo, vivir algo tan tremendo como lo que estamos viviendo es un caldo de cultivo brutal. Todo lo que sea un revulsivo en la realidad nos viene muy bien a los creadores¡±. Fern¨¢ndez cree que se estimular¨¢ la ficci¨®n. Y a t¨ªtulo personal, el g¨¦nero que m¨¢s la inspira es la distop¨ªa, espoleada seg¨²n ella durante la pandemia junto con el terror. ¡°Cualquier viaje a un supermercado durante los primeros d¨ªas de la pandemia ten¨ªa mucho que ver con el terror¡±.

M¨¢s confundido que inspirado por lo vivido en los ¨²ltimos meses llega el tercer integrante del furg¨®n de Antidisturbios. Ra¨²l Ar¨¦valo, madrile?o, 40 a?os, es quiz¨¢ el rostro m¨¢s conocido de los que aparecen en la serie. Tras casi 20 a?os actuando entre comedias como Gordos (2009), por la que gan¨® un Premio Goya, y thrillers como La isla m¨ªnima (2014), y algo menos dirigiendo ¡ªsu debut, Tarde para la ira (2016), gan¨® el Premio Goya a la mejor direcci¨®n novel y a mejor pel¨ªcula¡ª, Ar¨¦valo cuenta con una amplia visi¨®n de la industria cinematogr¨¢fica. Y lo que ve en ella es una tendencia similar a la de los animales inmaduros que describe su colega Roberto ?lamo. ¡°Cada vez se acota m¨¢s el cine por el que se apuesta. Veo cat¨¢logos de algunas plataformas donde cada vez hay m¨¢s, pero todo igual. Es una sobrecarga de mierda¡±, sentencia Ar¨¦valo.

¡°?Esto funciona?¡±, se pregunta Sorogoyen, parodiando el papel de los productores. ¡°Pues c¨¢mbiale el color, c¨¢mbiale el nombre y c¨®pialo¡±. Es un problema c¨ªclico, a?ade el cineasta: ¡°Al p¨²blico se lo educa. Si le pones todo el rato lo mismo cree que no hay otras opciones. Lo que hace falta es gente con el valor de crear algo diferente¡±. La cuesti¨®n, replica Ar¨¦valo, es que no se estimu?la ese valor: ¡°Hoy en d¨ªa los chicos que estudian cine quieren ser Fincher o Tarantino, no hay caldo de cultivo para que salga alguien diferente. Cuando aparec¨ªan directores como Bu?uel, Berlanga o Saura era porque hab¨ªa un ambiente propicio que lo permit¨ªa¡±.

En cuanto a los temas al alza hoy en la ficci¨®n, prosigue Ar¨¦valo, el caldo de cultivo es pr¨¢cticamente sangre. Todo es violencia, afirma: uno se mete en cat¨¢logos de algunas plataformas y todo son series de narcos, documentales sobre asesinos en serie basados en hechos reales, pel¨ªcu?las de terror y distop¨ªas de todos los g¨¦neros. Concepci¨®n Cascajosa, profesora de Comunicaci¨®n Audiovisual de la Universidad Carlos III de Madrid, y autora de varios libros sobre televisi¨®n y series ¡ªel ¨²ltimo, La cultura de las series (Laertes)¡ª, tambi¨¦n observa una saturaci¨®n de ciertos g¨¦neros en detrimento de otros: ¡°?ltimamente la ficci¨®n espa?ola est¨¢ priorizando series policiacas o de cr¨ªmenes y ha desatendido lo que creo que ha sido uno de sus g¨¦neros m¨¢s relevantes: la comedia¡±. No obstante, Cascajosa vaticina que la debacle actual generar¨¢ una ¡°revalorizaci¨®n del g¨¦nero de la comedia¡±. Y apuesta: ¡°Las ficciones que hablar¨¢n de esta pandemia ser¨¢n comedias. Culturalmente es m¨¢s asumible cuestionar la actualidad desde el humor y no el drama, ya que la comedia te permite hacer comentarios m¨¢s incisivos desde un marco m¨¢s protegido, sin inmiscuirte en el conflicto pol¨ªtico¡±. Eso s¨ª, sin mascarilla. ¡°Por miedo a quedarse obsoleta, no creo que aparezcan mascarillas en la ficci¨®n. Aunque eso implique que todo lo que ocurra en la Espa?a de 2020 y no incluya mascarillas se desarrolle en una realidad paralela. Hablamos de una crisis y en ese contexto va a hacer falta un contenido m¨¢s edificante ¡ªseries que nos hagan sentir bien¡ª, que no un contenido revelador socialmente¡±.

El cuarto miembro del furg¨®n de Antidisturbios, que interpreta a su exponente m¨¢s canalla, un personaje envuelto en una espiral de corrupci¨®n, drogas y sexo, es precisamente el mayor defensor de una ficci¨®n m¨¢s optimista. ?lex Garc¨ªa, tinerfe?o de 38 a?os, se presenta con sonrisa de gal¨¢n y tumbao canario. Conocido por producciones como La novia (2015), Amar en tiempos revueltos o Jaur¨ªa, la obra de teatro sobre el caso de La Manada, Garc¨ªa cree, por las conversaciones que ha tenido con actores y guionistas, que por ah¨ª van los tiros: endulzar el caldo de cultivo del que habla Ra¨²l Ar¨¦valo. Por una ficci¨®n m¨¢s vitalista: ¡°Ha sido tan oscuro lo que hemos vivido que muchos quieren escribir algo m¨¢s positivo. Esta pandemia nos ha hecho replantearnos qu¨¦ queremos contar. La gente se ha puesto a valorar m¨¢s su d¨ªa a d¨ªa, somos conscientes del toque de atenci¨®n que como sociedad nos ha dado el confinamiento y supongo que eso se ver¨¢ reflejado en la ficci¨®n. Hemos estado demasiado tiempo haci¨¦ndole caso a la parte m¨¢s oscura de lo que nos rodea. Hemos tenido much¨ªsimas creaciones que ahondaban en las cualidades negativas de los protagonistas, que hablaban de violencia, de muerte, de guerra¡­ Se echaba de menos algo de luz¡±.

?lex Garc¨ªa llega cuando sus colegas ya se han atrincherado en los sof¨¢s y, desafiando al detector de incendios, cultivan en un improvisado smoking room ese vitalismo que al parecer tanto necesita su industria. Est¨¢n despatarrados en los respaldos de los sillones; la botella de agua, negra de las colillas, y los mecheros rulando. ¡°Pero chavales, ?de qu¨¦ vais disfrazados?¡±, saluda Garc¨ªa. ¡°Si nos viese Felipe¡­¡±, responde Keuchkerian, nombrando al veterano antidisturbios de la comisar¨ªa de Moratalaz que les ense?¨® el oficio para el rodaje de la serie de Sorogoyen y del que sospechan que no sentir¨¢ demasiado aprecio por el estilismo de la sesi¨®n de fotos. Keuchkerian sintetiza as¨ª el proceso de team building que todos llevaron a cabo en Antidisturbios: ¡°Hicimos pi?a a los cinco minutos. Nos sentamos a tomar una birra y ya hab¨ªa furg¨®n¡±.

Los integrantes de esta reuni¨®n han visto a compa?eros como Antonio Banderas o Javier Bardem conquistar Hollywood mientras en Espa?a muchas puertas parec¨ªan cerradas. Pese a que las plataformas de contenidos digitales han abierto muchas posibilidades tanto para creadores como int¨¦rpretes, Concepci¨®n Cascajosa se?ala que sigue habiendo una generaci¨®n de actores a la sombra de una serie de grandes nombres que acaparan todos los grandes papeles. ¡°Uno de los problemas que tiene el sector audiovisual espa?ol es la extraordinaria endogamia¡±, sostiene la profesora universitaria. Y a?ade: ¡°Hay una primac¨ªa de determinados rostros, de actores muy buenos como Luis Tosar o Antonio de la Torre, que luego ni en taquilla ni en audiencias son atractivos. Sin embargo, todav¨ªa existe una relaci¨®n entre determinados representantes y productores que funciona casi en el ¨¢mbito de cartel e impide a una generaci¨®n de actores progresar profesionalmente. El margen de la renovaci¨®n en el audiovisual espa?ol ha tenido que ver siempre con los j¨®venes¡±.

El quinto pasajero del furg¨®n policial es precisamente un ejemplo de esa renovaci¨®n. Patrick Criado, madrile?o de 24 a?os, es uno de los rostros m¨¢s reconocidos de su quinta de actores desde muy joven (empez¨® con 10 a?os), con apariciones en ?guila Roja, 1898: Los ¨²ltimos de Filipinas (2016) o La l¨ªnea invisible (2020) y, pr¨®ximamente, en La casa de papel, donde coincidir¨¢ con Hovik Keuchkerian. Criado forma parte de una generaci¨®n que, gracias a las puertas que han abierto las plataformas digitales y a la repercusi¨®n de las redes sociales, ha sabido alcanzar audiencias globales en tiempo r¨¦cord. Quiz¨¢s demasiado r¨¢pido, apunta Criado, que ve mucha desinformaci¨®n entre sus compa?eros de promoci¨®n: ¡°Puedes tener millones de seguidores en Instagram, pero no conocer este oficio. Por eso cuando hablo con actores de mi generaci¨®n intento explicarles que no hay que aceptar todo, que hay que leerse los contratos, saber d¨®nde te est¨¢n vacilando, saber qu¨¦ es lo que se tiene que esperar de un representante¡­¡±. Pese a ver con optimismo el boom de las series espa?olas de los ¨²ltimos tiempos, el m¨¢s joven de este reparto se muestra cauto: ¡°Es importante que todo este cambio no solo venga de la mano de hacer nuevos proyectos, sino tambi¨¦n de que nuestros derechos no se pisoteen. De esta ola nos tenemos que aprovechar todos¡±.