Micr¨®fonos en el papel higi¨¦nico y una mansi¨®n desvalijada: la historia de Randy Quaid es la m¨¢s delirante de Hollywood
El actor c¨®mico, que hoy cumple 70 a?os y es ferviente admirador de Trump, lleva a?os atrapado en una esperp¨¦ntica espiral de delitos, huidas de la justicia y v¨ªdeos perturbadores. ?l asegura que es un complot de una organizaci¨®n que quiere matar a estrellas de Hollywood
El actor Randy Quaid acaba de anunciar que se va a Uganda a colaborar con la Cruz Roja y que probablemente nunca regrese. Esta decisi¨®n resultar¨ªa exc¨¦ntrica si viniera de cualquier otra estrella de cine, pero es quiz¨¢ lo m¨¢s sensato que ha dicho o hecho Quaid en los ¨²ltimos 10 a?os: el actor lleva una d¨¦cada atrapado en una esperp¨¦ntica espiral de delitos, huidas de la justicia y v¨ªdeos perturbadores. ?l, por su parte, asegura que todo es un complot de una organizaci¨®n especializada en asesinar estrellas de Hollywood. Y todo empez¨® como empiezan las mejores y las peores historias: con una boda.
Evi Motolanez trabajaba como asistente de producci¨®n en Noches de Broadway. Un d¨ªa recogi¨® al actor para llevarlo al rodaje pero se perdi¨® por el camino y acabaron cenando en un restaurante chino. All¨ª mismo Quaid le pidi¨® matrimonio, seg¨²n Evi, desoyendo una invitaci¨®n de Madonna para ir a su casa a hacer un tr¨ªo con Jennifer Grey
Randy Quaid particip¨® en varios cl¨¢sicos de los setenta. ¡°Era una ¨¦poca gloriosa para Hollywood¡±, record¨® en Vanity Fair. ¡°Un manicomio regentado por los pacientes donde pod¨ªas hacer el tipo de pel¨ªcula que quisieses¡±. Quaid debut¨® con La ¨²ltima pel¨ªcula (Peter Bogdanovich, 1971), a la que siguieron ?Qu¨¦ me pasa, doctor?, Luna de papel, El expreso de medianoche y El ¨²ltimo deber. Esta ¨²ltima le dio una nominaci¨®n al Oscar, que ¨¦l rentabiliz¨® apareciendo en Las vacaciones de una familia chiflada americana. Y cuando ya era uno de los actores m¨¢s queridos por el p¨²blico estadounidense gracias a su papel de ¡°primo Eddie¡± en aquella comedia, Quaid alcanz¨® el prestigio dram¨¢tico con un biopic de Lyndon B. Johnson por el que gan¨® un Globo de oro. Era 1988 y parec¨ªa destinado a establecerse como un secundario de car¨¢cter en la industria. Pero el jard¨ªn del Ed¨¦n en el que Randy Quaid viv¨ªa se vio sacudido por una mujer llamada Eva. La tentaci¨®n, en este caso, no ser¨ªa una manzana sino una mansi¨®n expropiada, una paranoia persecutoria y 200 pares de Manolos [Blahnik].
Evi Motolanez trabajaba como asistente de producci¨®n en Noches de Broadway. Un d¨ªa recogi¨® al actor para llevarlo al rodaje pero se perdi¨® por el camino y acabaron cenando en un restaurante chino. All¨ª mismo Quaid le pidi¨® matrimonio, seg¨²n Evi, desoyendo una invitaci¨®n de Madonna para ir a su casa a hacer un tr¨ªo con Jennifer Grey (ambas sus compa?eras de reparto en Noches de Broadway). ¡°Nos fuimos a casa, nos lavamos los dientes y follamos¡±, recordar¨ªa Evi a Vanity Fair. ¡°Y mientras nos cepill¨¢bamos los dientes sentimos como si llev¨¢semos toda la vida haci¨¦ndolo¡±, confirmaba su marido.
Durante sus primeros a?os de casados, Evi apareci¨® dos veces en Vogue en calidad de icono de estilo: coleccionaba microvestidos de Ala?a, trajes de Geoffrey Beene, bolsos de Kelly o chaquetas de cuero de Chrome Hearts y viajaba a Alemania solo para ir de compras. En aquellos reportajes, Evi presum¨ªa de su exuberante nivel de vida y su envidiable ropero. Tan envidiable que, seg¨²n ella, hasta su cu?ada Meg Ryan (entonces casada con Dennis Quaid) sent¨ªa celos de ella y trataba de imitarla en todo. ¡°Siempre estaba copiando mi estilo. Mi ropa, mis muebles, hasta las cosas que yo hac¨ªa¡±, explicaba Evi. La carrera de Quaid segu¨ªa prosperando gracias a D¨ªas de trueno, Independence Day o Vaya par de idiotas, y los anuncios de cerveza Miller costeaban la afici¨®n de su mujer a la ropa de alta costura.
El matrimonio allan¨® una mansi¨®n en Montecito donde ellos hab¨ªan vivido 20 a?os atr¨¢s y la vandalizaron hasta perpetrar desperfectos por valor de 26.000 euros. Cuando su vecina les propuso comprarles una parcela de su entrada creyeron que quer¨ªa quedarse con su buz¨®n y as¨ª robar sus cheques
Pero en 2000 el matrimonio se declar¨® en bancarrota porque deb¨ªa 350.000 euros al fisco. Evi ech¨® cuentas y convenci¨® a su marido de que alguien le estaba robando los cheques de los beneficios residuales (denominados royalties) de sus pel¨ªculas m¨¢s exitosas: ¡°En los ¨²ltimos 10 a?os solo me he comprado muebles de Donald Judd por valor de 42.000 euros y 200 pares de Manolo Blahniks. Le tienen que estar robando los royalties¡±, aseguraba. Y ah¨ª fue cuando se propusieron desenmascarar a los ladrones.
Aquel mismo a?o el actor dej¨® de hablarse con su hermano Dennis por un desencuentro de este con Evi. Cuando Meg Ryan abandon¨® a Dennis por Russell Crowe se llev¨® los cuadros de su casa, as¨ª que Dennis le pidi¨® a Evi que encontrase alguna pieza de arte para cubrir las paredes vac¨ªas. Evi apareci¨® con un cuadro de Andy Warhol titulado Russell Means. ¡°Ni siquiera me plante¨¦ que la pintura se llamase 'Russell', pero la cosa acab¨® como una obra de teatro delirante con Dennis grit¨¢ndome, Randy grit¨¢ndole a ¨¦l y su madre grit¨¢ndoles a los dos. Era en cierto modo divertido, la verdad¡±, admite Evi.
Un musical de terror
En 2003 Randy Quaid celebr¨® su incorporaci¨®n al Paseo de la Fama explicando que su estrella est¨¢ situada exactamente en el mismo punto en el que en 1970, con 20 a?os, se baj¨® de un autob¨²s procedente de Houston. En 2005 estuvo nominado a todos los premios posibles por su papel de Tom Parker, el implacable manager de Elvis Presley, en el telefilme?Elvis.
Desde su exilio en Canad¨¢, el actor se abri¨® una cuenta de Twitter en la que explicaba su d¨ªa a d¨ªa (¡°He encontrado un micr¨®fono dentro un rollo de papel higi¨¦nico en un urinario p¨²blico¡±, ¡°Los helic¨®pteros han vuelto¡±) y donde tambi¨¦n sub¨ªa v¨ªdeos apoyando a Donald Trump
En 2007 Quaid consigui¨® un papel en Lone Star Love, un musical que adaptaba Las alegres comadres de Windsor, de Shakespeare. ¡°Mucha gente de la industria nos advirti¨® de que [los Quaid] estaban peligrosamente desequilibrados¡±, confesaba el compositor Jack Herrick, ¡°pero Randy hab¨ªa sido encantador y hab¨ªa conquistado a todo el equipo durante los castings¡±. En cuanto comenzaron los ensayos, Evi acud¨ªa al teatro a diario para grabarlo todo y exigi¨® dise?ar ella misma el vestuario de su marido. Cuando el actor apareci¨® te?ido de pelirrojo y con una coquilla (¡°Parec¨ªa que ten¨ªa una polla enorme, parec¨ªa Vivienne Westood en gay¡±, presum¨ªa ella), el director de la obra se opuso a que Evi siguiese inmiscuy¨¦ndose en la producci¨®n. Ella reaccion¨® envi¨¢ndole al equipo fotos suyas en las que aparec¨ªa desnuda empu?ando un arma. Y cuando Randy golpe¨® a otro actor (seg¨²n ¨¦l, porque estaba muy metido en personaje) e improvis¨® di¨¢logos describiendo ¡°los instrumentos ginecol¨®gicos¡± de otra actriz, fue despedido de la obra. Pero la locura no hab¨ªa hecho m¨¢s que empezar.
Evi contrat¨® a una detective privada para investigar el pasado de los actores de Lone Star Love, porque sospechaba que quer¨ªan matarlos. ¡°Dejaban cosas en el escenario en la marca donde yo ten¨ªa que saltar en un momento dado de la obra¡±, aseguraba Randy, convencido de que los productores solo quer¨ªan cobrar el dinero de su p¨®liza de seguro (la producci¨®n de Lone Star Love acab¨® cancel¨¢ndose). Los Quaid acabaron pidi¨¦ndole a la detective que les dejase esconderse en su autocaravana. ¡°Se la alquil¨¦ porque no quer¨ªa que estuviesen m¨¢s tiempo en mi casa¡±, aclarar¨ªa la detective. ¡°Evi dejaba que su perro orinase dentro de la casa, le daba de comer nuestra cena (rosbif) y cuando se despertaba por la ma?ana se pon¨ªa a gritar que la mafia estaba fuera con motosierras y palas para enterrarlos. Yo le dec¨ªa 'Evi, es el jardinero¡±. La investigaci¨®n de la detective, quien acab¨® reclam¨¢ndoles 13.000 euros en facturas impagadas, concluy¨® que todos los hechos que arg¨¹¨ªan los Quaid eran coincidencias.
En 2010, cuando los Quaid estaban construyendo un museo en honor a Randy en Marfa (Texas) sin los permisos legales pertinentes, fueron arrestados por el impago de una factura de 8.500 euros en un hotel de Santa B¨¢rbara. Evi acudi¨® al juzgado con el Globo de oro de su marido en la mano y una tarjeta de cr¨¦dito pegada en la frente. Seg¨²n ellos, la polic¨ªa de Santa B¨¢rbara estaba conchabada con ¡°los matones de las estrellas¡±, una organizaci¨®n de abogados, contables y ejecutivos de Hollywood que estaban intentando asesinarlos y/o robarles todo su dinero. Todo hab¨ªa empezado, siempre seg¨²n los Quaid, cuando en 1983 Warner contrat¨® a esa c¨¢bala mafiosa para que desviase los cheques residuales que Randy recib¨ªa por Las vacaciones de una chiflada familia americana a la cuenta de una persona que no exist¨ªa. Una tal Ronda L. Quaid.
Los 'matones' de las estrellas y una mujer fantasma
¡°Ronda nunca ha existido. Nadie la conoci¨® nunca. Se supone que era una maestra de escuela, pero si vas a su pueblo descubrir¨¢s que hab¨ªa ahorrado seis millones de euros en efectivo. ?Qu¨¦ clase de profesora tiene ese dinero? Son los royalties de Randy. Lo he investigado todo. No hay cuerpo¡±, aseguraba Evi. Pero Ronda L. Quaid s¨ª que existi¨®. Naci¨® en 1949 y falleci¨® en Santa B¨¢rbara en 2005, donde trabajaba como profesora de arte en un instituto, con un patrimonio de 1,3 millones de euros. Su obituario en el Santa Barbara News dec¨ªa: ¡°Ronda estaba bendecida con el don de vivir la vida con humor e iron¨ªa¡±. Y seguramente habr¨ªa apreciado la iron¨ªa de este enredo con su identidad. Pero a los Quaid no les hace ninguna gracia.
Meses despu¨¦s, el matrimonio allan¨® una mansi¨®n en Montecito donde ellos hab¨ªan vivido 20 a?os atr¨¢s y la vandalizaron hasta perpetrar desperfectos por valor de 26.000 euros. Los Quaid vivieron en aquella casa en 1991, pero cuando su vecina les propuso comprarles una parcela de su entrada para tener m¨¢s espacio donde aparcar coches el matrimonio comprendi¨® que se trataba de un complot: claramente esa vecina quer¨ªa quedarse con el trozo de acera donde estaba su buz¨®n y as¨ª interceptar los cheques que le llegasen a Randy. Seg¨²n ellos, ¡°los matones de las estrellas¡± hab¨ªan gestionado la venta de aquella vivienda falsificando sus firmas, de modo que t¨¦cnicamente ellos segu¨ªan siendo los due?os. Y total, ah¨ª no viv¨ªa nadie porque la mansi¨®n era ahora una tapadera para blanquear dinero. Esa es una pr¨¢ctica habitual entre las empresas especuladoras, pero en esa casa en concreto s¨ª viv¨ªa alguien: Lannette Turicchi, la presidenta de una promotora de eventos. ¡°Si la tal Turicchi siquiera existe¡±, contraatacaba Evi, ¡°no es m¨¢s que una compinche [de los matones de las estrellas], quer¨ªa ir a la casa para comprobar que ella no vive ah¨ª. Y efectivamente no hab¨ªa nadie¡±. (Turicchi aclarar¨ªa que no estaba porque era su segunda residencia).
Randy y Evi estaban convencidos de que los matones de las estrellas estaban detr¨¢s de las muertes de Heath Ledger (por sobredosis de medicamentos en 2008), David Carradine (por asfixia autoinflingida en 2009) y Chris Penn (el hermano de Sean, fallecido por un paro cardiaco en 2006) y que, en aquel momento, hab¨ªan puesto en su punto de mira a Britney Spears, Lindsay Lohan y Randy Quaid. Por eso el matrimonio huy¨® a Canad¨¢ para ocultarse de sus perseguidores y, de paso, no tener que rendir cuentas ante la justicia por sus facturas de hotel impagadas (deb¨ªan tres m¨¢s, por un valor total de 62.000 euros) y el allanamiento de su antigua casa. Pero los Quaid siguieron concediendo entrevistas a cualquiera que quisiese escucharlos desde Vancouver, donde viv¨ªan en un coche que, seg¨²n un reportaje de Vanity Fair, ol¨ªa a comida r¨¢pida, or¨ªn de perro y cigarrillos.
¡°Los Toyota Prius enga?an, son m¨¢s espaciosos de lo que parecen, y nosotros somos personas altas. El espacio para las piernas es importante¡± explicaba Randy respecto a su vivienda. Su mujer, cuyo atuendo inclu¨ªa una americana de Yves Saint Laurent y un cintur¨®n de Prada y a quien?Vanity Fair defini¨® como ¡°fugitiva chic¡±, explicaba que hab¨ªan intentado conducir hasta Siberia pero no encontraron la forma de llegar hasta all¨ª. Evi detallaba c¨®mo su investigaci¨®n de tres a?os le hab¨ªa llevado a concluir que la misma organizaci¨®n que los persigue estaba detr¨¢s de la muerte de Michael Jackson y del boicot a Mel Gibson. El matrimonio intent¨® vender a varias cadenas de televisi¨®n un reality show sobre su huida, cuya primera escena arrancar¨ªa con ellos disparando a la cabeza de alguna de las personas que figuran en su lista de enemigos (compuesta por sus exabogados, sus examigos, sus exagentes y varios ejecutivos de Warner, la distribuidora de Las vacaciones de una chiflada familia americana). ¡°?Sufr¨ªs desequilibrio mental, esquizofrenia o adicci¨®n a las drogas?¡±, les pregunt¨® la presentadora de Good Morning America. ¡°?T¨² qu¨¦ crees?¡±, replic¨® Evi.
Micr¨®fonos en el papel higi¨¦nico
¡°Tengo ocho amigos que han fallecido en misteriosas circunstancias o que han sufrido esc¨¢ndalos durante los ¨²ltimos a?os¡±, se?alaba, ¡°a eso me refiero cuando digo 'matones de las estrellas'. No se trata necesariamente de matar, sino de crear un esc¨¢ndalo o un misterio en torno a una persona famosa para desacreditarla¡±. Desde su exilio en Canad¨¢, el actor se abri¨® una cuenta de Twitter en la que explicaba su d¨ªa a d¨ªa (¡°He encontrado un micr¨®fono dentro un rollo de papel higi¨¦nico en un urinario p¨²blico¡±, ¡°Los helic¨®pteros han vuelto¡±) y donde tambi¨¦n sub¨ªa v¨ªdeos apoyando a Donald Trump con una iluminaci¨®n, una voz y un discurso de pel¨ªcula de terror. En 2015, la pareja public¨® un v¨ªdeo en el que Randy explicaba que se hab¨ªa puesto la camisa con la que salv¨® el mundo en Independence Day para ¡°joder a Rupert Murdoch¡± (presidente del conglomerado News Corp, que en aquel momento intentaba una opa hostil sobre Warner). A continuaci¨®n denunciaba que Warner le hab¨ªa robado la casa y que, gracias al apoyo de News Corp, la pareja hab¨ªa sido falsamente arrestada seis veces. El v¨ªdeo terminaba con Evi con una careta de Murdoch poni¨¦ndose a cuatro patas y Randy simulando un coito mientras gritaba, tras escupirse en la mano y simular una lubricaci¨®n, ¡°?Quieres joderme, Rupert? ?Pues yo te voy a joder a ti antes!¡±. Al final aparec¨ªa el perro de la pareja ladrando de fondo y Randy exclamaba ¡°?He vuelto!¡±.
Y volvi¨®. En 2016 los Quaid regresaron a Vermont para cuidar del padre enfermo de Evi y un juez desestim¨® el proceso de la Fiscal¨ªa por obstrucci¨®n a la justicia y fuga. Se supone que no pueden poner un pie en California, pero el a?o pasado aparecieron sonrientes a la salida de un mercado de Los ?ngeles. ¡°Mi contable me envi¨® una carta a espaldas de Evi en la que me advert¨ªa de que ella estaba gastando demasiado dinero y me iba a llevar a la ruina. Estaban intentando separarnos, dividirnos, y me afect¨®: empec¨¦ a mirar a Evi de reojo pensando 'menuda zorra'. S¨ª, Evi iba a Herm¨¨s y a Chanel, pero todo el dinero que se gastaba all¨ª era solo una fracci¨®n de lo que se supon¨ªa que yo ganaba. Yo estaba haciendo suficiente dinero para mantener a Evi y sus compras sin problema. Pero Evi es muy intuitiva y muy lista. Es la persona m¨¢s lista que conozco. Pod¨¦is llamarla loca, pero ella es mi vida y si no estuviera conmigo no s¨¦ d¨®nde estar¨ªa yo¡±, concluye Randy, confirmando que este relato es, entre otras muchas cosas, una aut¨¦ntica historia de amor.
Y en el pen¨²ltimo giro de guion de esta historia, en 2018 una demanda por escuchas ilegales contra el detective Anthony Pellicano desvel¨® que en la lista de individuos cuyos tel¨¦fonos hab¨ªan sido pinchados por Pellicano, con la ayuda de un polic¨ªa corrupto de Los Angeles, figuraban... Randy y Evi Quaid. ?Y si ten¨ªan raz¨®n? Se tratar¨ªa del tipo de desenlace que, literalmente, solo ocurre en Hollywood.
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