Del gris al verde: las ciudades ante el cambio clim¨¢tico
El cemento debe dejar paso a otro modelo urbano m¨¢s enfocado en las personas y la naturaleza
?Deben cambiar las ciudades? ?Pueden ofrecer m¨¢s calidad de vida y ser m¨¢s sostenibles? La crisis sanitaria ha hecho surgir una larga lista de necesidades sociales vinculadas a su dise?o y a nuestro estilo de vida b¨¢sicas para mejorar nuestro bienestar y nuestra capacidad de afrontar la emergencia clim¨¢tica o futuras pandemias.
Durante el confinamiento, y gracias al urbanismo t¨¢ctico, localidades como Vitoria-Gasteiz, Logro?o o Valladolid transformaron sus calles r¨¢pidamente y a bajo coste mediante peatonalizaciones, ampliando aceras, adoptando el modelo de supermanzanas o trazando nuevas v¨ªas ciclistas. Y all¨ª donde las Administraciones no llegaban, como en la atenci¨®n a familias vulnerables o al cuidado de mayores, fueron los vecinos y vecinas quienes se unieron para establecer redes de ayuda.
Ahora que estamos en la segunda ola, y que ya hemos identificado claramente qu¨¦ nos falta, es hora de que las Administraciones asuman su responsabilidad e implementen dichos cambios. Hasta el momento, en muchas ciudades, medidas como las calles peatonales han sido temporales o solo han beneficiado a ciertos barrios, dejando en muchos casos desatendida a la poblaci¨®n m¨¢s vulnerable.
Cambiar nuestras urbes significa, adem¨¢s, plantar cara a la crisis clim¨¢tica, que se sigue agudizando al mismo ritmo que aumenta nuestra presencia en las m¨¢s grandes. Las ¨¢reas urbanas acogen al 55% de la poblaci¨®n mundial y se espera que esa cifra se incremente a casi el 70% para 2050. Las ciudades utilizan m¨¢s de dos tercios de los recursos y energ¨ªa del planeta, lo que representa m¨¢s del 70% de las emisiones de di¨®xido de carbono.
El mundo se ha volcado en la crisis sanitaria, pero cuando acabe, la emergencia clim¨¢tica seguir¨¢ ah¨ª y no debemos ignorar sus consecuencias. Si queremos frenar el incremento de temperatura, el aumento de eventos meteorol¨®gicos extremos y la p¨¦rdida de biodiversidad, el mundo urbano debe pasar del gris al verde. Para cambiar el rumbo actual, las ciudades deben estar m¨¢s conectadas y coordinadas en torno a pol¨ªticas ecol¨®gicas y de resiliencia.
Las actividades que m¨¢s emisiones generan en ellas son el uso de energ¨ªa residencial, la movilidad, el sistema alimentario y la gesti¨®n de residuos. Ante esta problem¨¢tica, modelos como la ciudad de 15 minutos, el uso de energ¨ªas renovables en edificios p¨²blicos, la mejora de la eficiencia energ¨¦tica en viviendas, fomentar el aprovisionamiento de alimentos de fuentes ecol¨®gicas y de cercan¨ªa, y los sistemas de residuo cero surgen como soluciones sist¨¦micas para que sean m¨¢s verdes.
La mayor¨ªa de nuestras viviendas no son eficientes energ¨¦ticamente, lo que provoca un aumento de la energ¨ªa que usamos, de nuestras emisiones y de nuestra factura de la luz, contribuyendo a la pobreza energ¨¦tica del pa¨ªs. Por otra parte, los tejados y espacios p¨²blicos que podr¨ªan utilizarse para generar energ¨ªa renovable como la solar siguen desaprovechados. Aunque cada vez surgen m¨¢s iniciativas colaborativas, las Administraciones deben dar pasos adelante para cambiar esta situaci¨®n, pues como sociedad no podemos afrontarlo de forma individual.
?Volvemos a recuperar la libertad de los atascos o apostamos por la proximidad movi¨¦ndonos con menos coches?
Otro aspecto que ha puesto de manifiesto la pandemia ha sido la mejora de la calidad del aire. La dr¨¢stica reducci¨®n del tr¨¢fico durante el confinamiento nos ha permitido disfrutar de cielos m¨¢s limpios y barrios con menos ruido. Pero tambi¨¦n hemos comprobado el mal reparto del espacio p¨²blico, acaparado por coches que ya no circulan. Mientras tanto, los peatones intentamos mantener la preceptiva distancia de seguridad en aceras estrechas, sorteando motos o las nuevas mesas de las terrazas.
Ahora que la ciudadan¨ªa ha otorgado m¨¢s valor al espacio de su calle y a los servicios disponibles en su barrio, debemos reflexionar sobre el tipo de ciudad que queremos: ?volvemos a recuperar la libertad de los atascos o apostamos por la proximidad movi¨¦ndonos con menos coches? Esta nueva escala de prioridades ha sido un aliciente para la bicicleta, que registra r¨¦cord de usos en varias urbes, pero tambi¨¦n amenaza con da?ar gravemente al transporte p¨²blico, columna vertebral de las ciudades y ahora acusado injustamente de promover los contagios, cuando es el tr¨¢fico rodado quien lleva d¨¦cadas perjudicando nuestra salud con sus emisiones t¨®xicas.
La resiliencia urbana se basa en poder afrontar cambios dr¨¢sticos y situaciones adversas. Para ello, la soberan¨ªa alimentaria es tambi¨¦n esencial. Las ciudades tienen a¨²n mucho que mejorar cuando se trata de facilitar a sus habitantes productos de cercan¨ªa, de temporada y sostenibles, vitales para mejorar la calidad alimentaria y la econom¨ªa local y para reducir las emisiones.
El cemento que durante tanto tiempo ha sido su s¨ªmbolo debe dejar paso a otro modelo enfocado en las personas, ampliando espacios verdes y huertos urbanos. Una ciudad renaturalizada con espacios p¨²blicos verdes de calidad no solo mejora significativamente nuestro bienestar f¨ªsico y mental, sino que tambi¨¦n contribuye a reducir la temperatura gracias a las sombras y los microclimas que el verde urbano aporta y a mitigar las inundaciones al permitir que el agua se filtre en la tierra en vez de encontrarse con el actual suelo sellado.
La transformaci¨®n urbana es un hecho en toda Europa: metr¨®polis como Mil¨¢n, Londres, Berl¨ªn, Par¨ªs o Lisboa han aprovechado la pandemia para repensar su dise?o urbano (Lisboa ha establecido hasta 161 kil¨®metros de carriles bici y Par¨ªs planea establecer 650 kil¨®metros de estas ciclov¨ªas, por ejemplo). A las Administraciones espa?olas a¨²n les queda mucho por hacer para alcanzar a los vecinos europeos. Quedarnos a la cola conllevar¨ªa un elevado coste medioambiental, econ¨®mico y social.
Los Ayuntamientos son los responsables ¨²ltimos ante sus vecinos y, con la puesta en marcha de iniciativas de urbanismo t¨¢ctico durante la pandemia, tambi¨¦n han demostrado ser mucho m¨¢s ¨¢giles que los Gobiernos nacionales para tomar medidas decisivas y transformar las ciudades. En este contexto de emergencia clim¨¢tica y sanitaria, es crucial acometer los cambios se?alados y, para ello, debemos seguir mostr¨¢ndoles lo que como ciudadan¨ªa consideramos importante para un futuro mejor. Las urbes no deben ser s¨®lo lugares inh¨®spitos por los que transitar de camino al trabajo o al supermercado, sino espacios desde los que contribuir al bienestar del planeta y al nuestro propio.
Alba Garc¨ªa Rodr¨ªguez. Licenciada en Biolog¨ªa por la Universidad de Granada y M¨¢ster en Gesti¨®n Marina por la Universidad de Dalhousie (Halifax, Canad¨¢). Responsable de la campa?a de Ciudades en Greenpeace Espa?a. Twitter: @albagrod
Adri¨¢n Fern¨¢ndez Carrasco. Ingeniero de Obras P¨²blicas y M¨¢ster en Movilidad y Seguridad Vial por la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid. Responsable de la campa?a de Movilidad en Greenpeace Espa?a. Twitter: @adri_fc
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