Mansiones con historia feminista o salones de t¨¦ inspirados en Hockney: en ruta por la campi?a inglesa
Un viaje en coche desde Crewe, donde est¨¢ la f¨¢brica y museo de Bentley, hasta las Tierras Altas escocesas, pasando por impresionantes parques nacionales, un hotel con mucho arte o la destiler¨ªa de una de las marcas de whisky m¨¢s famosas del mundo
Las driving experiences (experiencias de conducci¨®n, en castellano) se est¨¢n convirtiendo en una de las formas m¨¢s exclusivas de viajar, en las que el desplazamiento no es un mero tr¨¢mite, sino que ocupa un papel crucial. Cada a?o, Bentley organiza una serie de eventos de tres a cinco d¨ªas para conductores, entusiastas de la marca y cualquiera que desee conocer m¨¢s de cerca estos coches. Son viajes de descubrimiento que ofrecen acceso a experiencias normalmente inalcanzables. La marca ha planificado ya un total de seis experiencias en todo el mundo (Extraordinary Journeys), desde Nueva Zelanda hasta Nuevo M¨¦xico. Probablemente, la m¨¢s completa tiene lugar en Gran Breta?a, donde los participantes descubren lugares ¨²nicos de las Tierras Altas escocesas, duermen en caba?as en los ¨¢rboles en mitad de un bosque o se sientan a cenar a orillas de un r¨ªo. El placer de conducir en convoy por el primer parque nacional del Reino Unido, atravesar la pintoresca campi?a de Yorkshire ¡ªlos paisajes que inspiraron a Jane Austen en Orgullo y Prejuicio¡ª o degustar el t¨¦ en Grantley Hall, en un sal¨®n inspirado en las obras de David Hockney (nacido en Yorkshire), son algunos de los incentivos de un itinerario que tambi¨¦n vale la pena hacer por cuenta propia.
El primer d¨ªa de ruta incluye una visita a la f¨¢brica y a la emblem¨¢tica sala de exposiciones CW1 House de Bentley, en la localidad de Crewe, para conocer de primera mano el trabajo artesanal que se realiza en cada veh¨ªculo. Antes del emblem¨¢tico Aston Martin del James Bond de Ian Fleming, el agente 007 conduc¨ªa un Bentley. Si la existencia de Paris Hilton es el paradigma del rosa y los diamantes, era inevitable que cuando la heredera del imperio hotelero adquiri¨® su Bentley Continental GT en 2008 por 480.000 d¨®lares lo engalanara al m¨¢s puro estilo Paris. Adem¨¢s de cambiar la combinaci¨®n de colores a un tono exclusivo, el Baby Pink, se le a?adieron las llantas rosas con sus iniciales, un interior rosa y negro con un salpicadero personalizado de diamantes incrustados y pedrer¨ªa en la palanca de cambios. Una oda al maximalismo de las cuatro ruedas.
Porque no hay coche hecho m¨¢s a medida que un Bentley. Basta una visita a la f¨¢brica en Crewe (donde emplea a m¨¢s de 4.000 personas) para entenderlo. La artesan¨ªa fina es la base del proceso, desde maderas de todas partes del mundo que conforman los interiores a delicadas puntadas a mano que unen las piezas de piel del volante o el lacado que se obtiene puliendo durante 12 horas con lana de oveja la carrocer¨ªa para conferir el famoso acabado de efecto espejo de la marca. Bentley ha replicado hasta los caprichos m¨¢s inveros¨ªmiles de sus clientes, como aquella que un d¨ªa acudi¨® con el objetivo de que le hiciesen un coche con el color del esmalte de u?as que llevaba. Adem¨¢s de los colores creados en exclusiva, es el flamante nuevo propietario el encargado de pulsar el bot¨®n que da lugar al ritual de apareamiento a¨¦reo, ese que une la carrocer¨ªa con el chasis en un acto casi lit¨²rgico. En nuestra visita, la velada en la f¨¢brica concluye con una cena en la propia sala de montaje.
Es a la ma?ana siguiente cuando comienza el verdadero aliciente del viaje: conducir por el parque nacional de Peak District ¡ªel m¨¢s antiguo del pa¨ªs¡ª, con parada en Grantley Hall para tomar el t¨¦. La peculiaridad del lugar es que se ha convertido en el baluarte de los derechos de las mujeres en el Reino Unido. Fue propiedad de los Norton y cuenta el asedio de Lord Grantley y su hermano George hacia la esposa de este ¨²ltimo, la talentosa escritora Caroline Norton. A pesar de su desdichada vida marital, debido al alcoholismo de su marido, Caroline comenz¨® a brillar con luz propia. Pronto fue conocida como la ¡°perfecta anfitriona de la alta sociedad¡± y ten¨ªa contactos tanto en el mundo pol¨ªtico como en el literario. Una de sus mejores amigas, Mary Shelley, acababa de escribir la novela Frankenstein. Caroline quiso divorciarse y ah¨ª comenz¨® su calvario, ya que su marido le hizo la vida imposible. Escribi¨® varias cartas a la reina Victoria y consigui¨® que muchas de las leyes abusivas sobre las esposas se derogaran. Actualmente, la propiedad ha sido adquirida por otra mujer, Valeria Sykes (con el dinero que obtuvo tras divorciarse). El d¨ªa concluye en el lujoso Middleton Lodge, el escenario ideal para una cena con productos locales de temporada.
A la ma?ana siguiente, el convoy se dirige hacia la zona m¨¢s septentrional de los Peninos, la llamada ¡°espina dorsal de Inglaterra¡±, y el parque nacional Northumberland, antes de adentrarse en Escocia, donde los hu¨¦spedes ocupan las casas en los ¨¢rboles de Lanrick, rodeadas de vegetaci¨®n y fauna de los parajes salvajes de Perthshire. Y es aqu¨ª donde se sirve la primera cena escocesa de la mano del laureado chef Nick Nairn al lado del r¨ªo Teith, y con productos de temporada mientras se contempla la puesta de sol.
La ruta sigue, y se detiene en el noreste, en el parque nacional m¨¢s grande de Gran Breta?a: los Cairngorms, con una parada en el exclusivo hotel Fife Arms, situado en el peque?o pueblo escoc¨¦s de Braemar, frecuentado por los royals brit¨¢nicos y muy cerca del castillo de Balmoral. Un lugar que atesora 14.000 obras de arte que van desde un brueghel a un picasso pasando por retratos de Lucien Freud o dibujos de la reina Victoria y acuarelas del mism¨ªsimo Carlos III.
Por cierto, para celebrar la coronaci¨®n del nuevo rey de los brit¨¢nicos y la reina Camilla, Bentley cre¨® durante tres d¨ªas coches con cojines bordados en los asientos por artesanos de la f¨¢brica y con colores personalizados. Cada coj¨ªn tard¨® m¨¢s de tres horas en producirse y se utilizaron pieles procedentes del norte de Europa, donde el clima templado y la ausencia de alambradas de espino reducen el riesgo de accidentes y da?os en la piel de los animales. En el Fife Arms, adem¨¢s, es imprescindible degustar un c¨®ctel en el bar inspirado en la dise?adora Elsa Schiaparelli o contemplar las pinturas del sal¨®n del artista Zhang Enli, que lo ejecut¨® tendido en un andamio como si se tratara de Miguel ?ngel en la Capilla Sixtina.
El fin de la aventura incluye una de las mejores rutas en coche de las Highlands; carreteras sinuosas, un paisaje de amplios cielos y anchas monta?as que hacen las delicias de los amantes de la carretera. La visita privada a la destiler¨ªa de The Macallan, asociada a la marca de whisky y situada en el coraz¨®n de Speyside, la tierra de este licor, es otro de los puntos ¨¢lgidos de este viaje. Por la noche, la guinda la pone una experiencia gastron¨®mica que incluye los Sherry Oak, homenaje a una de las bebidas espa?olas m¨¢s c¨¦lebres en una selecci¨®n de whiskies madurados en excepcionales barricas de roble que previamente han contenido jerez oloroso producido en Espa?a.
Un poco de historia: el nacimiento de Bentley y los Bentley Boys
1912. El año en el que el Titanic acaba sumergido en las gélidas aguas del Atlántico Norte, la familia Bentley adquiere una pequeña empresa francesa dedicada a la importación de coches. El joven Walter O. Bentley visita la fábrica y al reparar en un pisapapeles de aluminio que había sobre una mesa tiene una revelación brillante: sustituir el hierro por el ligero aluminio para construir los pistones de los motores. La idea se trunca por culpa de la I Guerra Mundial, pero W.O. Bentley sigue obsesionado con fabricar el mejor coche que se hubiese hecho hasta ese momento.
Con el fin de la guerra nace la mítica marca inglesa, y su fama desde entonces es imparable, avalada por los célebres Bentley Boys, una pandilla conformada por traviesos millonarios, pilotos, playboys e inversores aficionados a las carreras que veneraban los coches de la compañía y lograron resultados sorprendentes en las competiciones. Fueron ellos los que inspiraron a toda una generación de conductores y admiradores de Bentley con su pasión por la conducción. Capitaneando coches Bentley, dominaron Le Mans con cinco victorias en solo ocho años. Hay duelos legendarios como el del piloto de Mercedes-Benz, Caracciola y el de Bentley, Sir Tim Birkin, con su extravagante bigote y pañuelo de lunares azules. Cuatro de los Bentley Boys vivían en apartamentos contiguos en la exclusiva Grosvenor Square del distrito londinense de Mayfair, donde todavía se habla de sus fiestas, que duraban días enteros. Era habitual ver sus coches alineados en la esquina sureste de la plaza, conocida por los taxistas de la capital británica como la “Bentley Corner”.
La década de,los treinta supuso muchos desafíos para la marca. Pese a los logros en las carreras y su reconocimiento por el público, Bentley Motors se vio azotada por dificultades financieras y en 1931 Rolls-Royce adquiere la compañía y esta es reubicada en Derby.
El traslado a Crewe en 1946, tras la II Guerra Mundial, abriría la puerta a una comunidad de ingenieros y mecánicos altamente capacitados que emigraron durante la contienda a este concurrido centro industrial para convertir a esta compañía en lo que es ahora.
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