Los mejores lugares en Espa?a para ver mariposas
De los Pirineos al Teide, pasando por el pico Veleta, siete destinos para amantes de uno de los animales m¨¢s bellos, fr¨¢giles y necesarios
En Espa?a hay 257 especies de mariposas diurnas y 5.227 de nocturnas. ?Parecen muchas, no? Pues no: cada d¨ªa se ven menos. Por eso mismo, cada vez hay m¨¢s lepid¨®ptero turistas, gente que viaja solo para admirarlas, antes de que el planeta las pierda y se pierda. Las mariposas son un indicador bell¨ªsimo, fiable y alarmante del deterioro de los h¨¢bitats, del declive de los polinizadores, del cambio clim¨¢tico y de la estupidez humana.
Los expertos de Zerynthia (Asociaci¨®n Espa?ola para la Protecci¨®n de las Mariposas y su Medio), una entidad pionera y de referencia en Espa?a en el estudio, conservaci¨®n y divulgaci¨®n de estos fascinantes insectos, nos han indicado los mejores lugares en territorio espa?ol para observarlos. Podemos ir en paz: son sitios conocidos, cuya difusi¨®n no supone ning¨²n riesgo para su conservaci¨®n.
Valle de Ar¨¢n (Lleida)
Con m¨¢s de 150 especies diurnas, este valle pirenaico es la meca de los amantes de las mariposas. En la p¨¢gina web del Conselh Generau d¡¯Aran puede descargarse una gu¨ªa ilustrada con 40 de ellas y cuatro itinerarios id¨®neos para avistarlas. El m¨¢s apetecible recorre la Artiga de Lin, un prado alpino magn¨ªfico, rodeado de hayedos, abetales, picos tan afilados como los dos de la Forcanada y agua a mansalva: la que aflora en la espectacular surgencia de los Uelhs deth Jo¨¨u. Y con mariposas, claro. Subiendo desde el aparcamiento situado junto al refugio de Artiga de Lin, por el barranco dera Rib¨¨ra, veremos la apolo, la hormiguera de lunares, la nacarada niobe, la bipunteada dafne y la erebia ajedrezada. En la base de los acantilados, la colias alpina y la alpina oscura. Y regresando por la margen del hayedo, la lucina. Es un paseo f¨¢cil, de menos de una hora.
Cabo de Gata (Almer¨ªa)
Elegida mariposa del a?o 2024 por Zerynthia, la diminuta laberinto africano (Tarucus theophrastus) habita en las sedientas ramblas del litoral murciano y almeriense, all¨ª donde crece el pinchudo azufaifo, su planta nutricia, y poco m¨¢s. Bueno, s¨ª, tambi¨¦n crece el mar de pl¨¢stico de los invernaderos. Esto ¨²ltimo no ocurre en el Cabo de Gata porque es parque natural. Dicha planta y dicha mariposilla abundan en los alrededores del Centro de Visitantes Las Amoladeras (950 16 04 35), que est¨¢ entre Retamar y Pujaire, en la puerta misma del parque, donde acaban los invernaderos y comienza el ¨²ltimo espacio virgen del Mediterr¨¢neo. Cerca espera otra cita obligada para el ecoturista: con los miles de flamencos que se re¨²nen a finales de julio y principios de agosto en las salinas de Cabo de Gata. ?ltima parada, en el propio faro y en la playa que hay al lado, porque en verano, en Almer¨ªa, no hay quien viva sin darse un chapuz¨®n. Solo la laberinto africano.
Pinares Llanos de Peguerinos (?vila)
En 1849, el naturalista Mariano de la Paz Graells descubri¨® en este bosque abulense de pinos silvestres una nueva mariposa de la familia de los sat¨²rnidos, de unos ocho cent¨ªmetros de longitud, con sus cuatro alas de color pistacho, oceladas, venas de grueso trazo casta?o y largas colas curvas rematando las traseras. Muy vistosa para ser nocturna y para haber pasado tantos siglos inadvertida. Hoy la graellsia (Actias isabelae) sigue siendo la criatura m¨¢s bella e ic¨®nica de la sierra de Guadarrama, la mariposa m¨¢s admirada de Espa?a y una de las m¨¢s dif¨ªciles de observar, salvo que asistamos a las salidas que organizan el Ayuntamiento de Peguerinos y Zerynthia. Julio es algo tarde para verla volar ¡ªlo hace, sobre todo, en mayo y junio¡ª, pero es un mes ideal para ver su oruga, que tambi¨¦n es curiosa. Todo el a?o se puede hacer la ruta de la Graellsia, una senda circular sencilla, de unas tres horas y media, que lleva hasta un monumento dedicado a la mariposa, en mitad del pinar. Se pueden encontrar datos, mapas y fotos del camino en la web de Wikiloc.
Parque nacional del Teide (Tenerife)
Casi cuatro millones y medio de turistas visitan cada a?o el parque nacional del Teide y se llevan de recuerdo, estampadas en el coche que usan la mayor¨ªa, miles de s¨¢tiros de Tenerife (Hipparchia wyssi), unas bellezas aladas del color de las cumbres volc¨¢nicas y tambi¨¦n de las carreteras donde suelen posarse. Un modo m¨¢s agradable de verlas, sobre todo para ellas, es seguir a pie el itinerario 18 del parque, el de Chavao, contemplando a un lado el paisaje lunar del Pico Viejo y las Narices del Teide ¡ªresultado de 90 d¨ªas de erupci¨®n en 1798¡ª y al otro el verdor de los pinos canarios que alfombran la monta?a del Cedro, en cuyos troncos esta mariposa se mimetiza extraordinariamente, igual que sobre el asfalto. Por el camino tambi¨¦n puede verse el manto de Canarias (Leptotes webbianus), otra de las 13 mariposas end¨¦micas del archipi¨¦lago, libando en los rosalitos de cumbre.
Picos de Europa (Cantabria)
Grande (de casi ocho cent¨ªmetros de envergadura), blanca con unos llamativos ocelos rojos y de volar majestuoso, que exhibe dej¨¢ndose caer por las laderas de las monta?as y volviendo a subir sin esfuerzo aparente: as¨ª es la apolo (Parnassius apollo), una de las mariposas m¨¢s atractivas que revolotean en las sierras de Espa?a, a la que el calentamiento global va empujando cada a?o a mayor altura. En los Picos de Europa a¨²n se puede ver en muchos lugares. Lo mejor es coger temprano el telef¨¦rico de Fuente D¨¦ y seguir la senda que lleva al collado de Fuente Escondida. En tres horas (ida y vuelta), veremos unos paisajes de monta?a dif¨ªciles de creer, hermosas apolos y otras mariposas tan interesantes como la alpina gris y la erebia irisada.
Sierra Nevada (Granada)
Al igual que la apolo, la ni?a de Sierra Nevada (Polyommatus golgus) ha de subir cada a?o un poco m¨¢s para sobrevivir, arrinconada por el calentamiento global, el sobrepastoreo y la antropizaci¨®n de las monta?as. Pero aqu¨ª est¨¢ ya a much¨ªsima altura ¡ªse la ha visto en el Mulhac¨¦n, a 3.200 metros¡ª, al borde del precipicio, de la extinci¨®n. Desde el aparcamiento de Hoya de la Mora, el m¨¢s alto de la estaci¨®n de esqu¨ª de Sierra Nevada (2.510 metros), avanzaremos por el camino asfaltado que asciende al pico Veleta y, a los pocos minutos, veremos unas chispas azules: son los machos de la especie. Las hembras, de color casta?o, no andar¨¢n lejos. Si subimos con Arturo Iglesias, entom¨®logo y fot¨®grafo de naturaleza, las observaremos seguro. Otra opci¨®n es organizar la excursi¨®n con Miguel Olvera, gu¨ªa de mariposas de Sierra & Sol, y explorar con ¨¦l los alrededores del refugio de San Francisco, donde sabe por experiencia que abundan las apolos de Sierra Nevada, las erebias nevadenses y, por supuesto, las ni?as, las ¨²ltimas chispas de una especie que nos abandona, otra m¨¢s.
Lapoblaci¨®n (Navarra)
En el oeste de Navarra, lindando con ?lava, se encuentra la microrreserva de mariposas de Lapoblaci¨®n, el espacio de mayor extensi¨®n ¡ª53 hect¨¢reas¡ª dedicado en Espa?a a la protecci¨®n de las mismas, con un itinerario balizado de cuatro kil¨®metros y otros tantos paneles informativos. Se asciende al Le¨®n Dormido, un formidable pe?¨®n calizo de 1.244 metros que semeja un felino acostado, donde hasta hace poco la apolo se deslizaba por su melena como un peinecillo blanco. Aunque esta parece haber desaparecido, sigue habiendo aqu¨ª m¨¢s de 70 mariposas diurnas, alguna tan singular como la hormiguera de lunares (Phengaris arion), que depende para su crianza de los insectos que le dan nombre. La transportan al hormiguero cuando es oruga: ella segrega una sustancia azuracada que les encanta y, a cambio, se come sus larvas y vive tan pancha hasta salir transformada.
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