Por el sugerente valle Sagrado de los Incas en Per¨²
Del sobrecogedor mirador de Raqchi a la barroca iglesia de San Pedro Ap¨®stol de Andahuaylillas, una ruta por uno de los mayores reclamos tur¨ªsticos del pa¨ªs andino y sus paradas imprescindibles
El Valle Sagrado de los Incas es uno de los reclamos tur¨ªsticos m¨¢s significativos de Per¨². Declarado en 2006 patrimonio cultural de la naci¨®n en la categor¨ªa de Paisaje Cultural Arqueol¨®gico e Hist¨®rico, este valle fue adorado por los incas debido a sus estupendas cualidades geogr¨¢ficas y clim¨¢ticas. Al ser un enclave de ricas tierras y abundante agua, fue muy f¨¦rtil en la producci¨®n de ma¨ªz blanco. Rico tambi¨¦n en patrimonio cultural, historia y paisajes, es accesible desde la hermosa ciudad virreinal de Cuzco. Para disfrutarlo en su justa medida, lo m¨¢s recomendable es hacerse con un boleto tur¨ªstico (cuyo precio es de 70 soles, menos de 20 euros), que permite entrar a estas reveladoras sugerencias
Del sobrecogedor mirador de Raqchi a la barroca iglesia de San Pedro Ap¨®stol de Andahuaylillas, te mostramos aqu¨ª una ruta por el sugerente Valle Sagrado y sus ocho paradas imprescindibles
1. El mirador de Raqchi
La mejor puerta de entrada al Valle Sagrado es el mirador de Raqchi. La vista de la cordillera del Vilcanota y Urubamba atravesada de nubes es un misterio por desvelar. Dada la devoci¨®n del hombre andino por las monta?as, consideradas, seg¨²n su cosmovisi¨®n, como entidades divinas capaces de regir el destino humano y protectoras de su cultivo, es probable que este mirador fuera lugar de culto y veneraci¨®n. Aqu¨ª todo es energizante y espiritual. Un mercado textil anima las ma?anas. Mujeres ataviadas con altos sombreros tradicionales y faldas de coloridas enaguas venden los reputados tejidos de Chinchero. Los turistas, ante el fr¨ªo, valoran comprar un poncho mientras toman un t¨¦ de coca para evitar el mal de altura. Estamos en las tierras altas, a m¨¢s de 3.000 metros. Y es solo el principio.
2. Moray
Este sitio arqueol¨®gico fue el primer laboratorio de experimentaci¨®n e investigaci¨®n agr¨ªcola, un proyecto pionero y, desde el punto de vista t¨¦cnico, impactante. Se constata la influencia de Pachac¨²tec (1438-1471), quien transform¨® y expandi¨® la tierra inca, muy conocido por mandar construir Machu Picchu. Fue el noveno gobernante y el m¨¢s determinante: cambiar¨ªa el peque?o estado regional por un imperio vasto y pr¨®spero.
Moray es un complejo construido en terrazas o andenes agr¨ªcolas, superpuestos de manera conc¨¦ntrica y con su correspondiente altura, dando forma a un anfi teatro de lo m¨¢s fotog¨¦nico y a otros dos hoyos naturales enormes. Cada una de las terrazas pose¨ªa su propio canal de riego que, a su vez, facilitaba el riego siguiente. Dado que cada una ten¨ªa una temperatura concreta, permit¨ªa cultivar varios tipos de plantas y realizar estudios para conseguir la mejor variedad de los productos: hoja de coca, quinoa, algod¨®n, papaya, camotes, tomate, ma¨ªz (en los andenes m¨¢s bajos) y, evidentemente, papas (en los altos).
3. Salinas de Maras
Esta es una visita cargada de misticismo, de ciencia y de fascinaci¨®n. No hace falta ning¨²n adorno para poner de relieve el valor de un lugar tan ins¨®lito. La fotograf¨ªa, tanto de cerca como de lejos, es sumamente pl¨¢stica y el juego de los contraluces hace que uno se plantee venir en distintas horas. Sobre de d¨®nde y c¨®mo aparecieron las salinas de Maras en esta quebrada a m¨¢s de 3.000 metros de altura existen varias leyendas ¡ªla m¨¢s extendida cuenta que las aguas saladas que brotan de la monta?a son las l¨¢grimas de Ayar Cachi, encerrado por sus hermanos en una cueva¡ª y, tambi¨¦n, claro, una explicaci¨®n cient¨ªfica: la cercana monta?a de Qaqawi?ay contiene un manantial que, a trav¨¦s de un riachuelo, lleva el agua salada hasta las pozas.
El intenso sol que les da brillo provoca su evaporaci¨®n, dejando residuos de sal que sobresalen en las peque?as albercas o salares. Si el rostro del viajero cambia en funci¨®n de lo bien que le hace sentir un paisaje, este horizonte blanco es de lo m¨¢s generoso porque si algo se percibe alrededor es entusiasmo comunitario. Concebidas como un regalo de la Pachamama, estas minas de sal baja en cloruro de sodio tienen m¨¢s de 100 millones de a?os y se encuentran a unos 50 kil¨®metros de la ciudad de Cuzco. Hoy desde aqu¨ª se exportan al a?o ocho toneladas a 16 pa¨ªses.
4. Ollantaytambo
Siguiendo el curso del r¨ªo Urubamba se llega a otra joya arquitect¨®nica. En 2023, la revista Time elabor¨® una lista con los 50 lugares extraordinarios para visitar y all¨ª estaba, y con raz¨®n, Ollantaytambo. La publicaci¨®n dec¨ªa: ¡°No es solo una escala en el camino a Machu Picchu, este vibrante pueblo del Valle Sagrado es un destino por derecho propio¡±. La vuelta por el mercado de abastos asegura un ba?o de autenticidad. M¨¢s all¨¢ del pueblo, tiernamente acogedor, el circuito tur¨ªstico del parque arqueol¨®gico o fortaleza o centro ceremonial con grandes terrazas de piedra en la colina permite recorrer el Templo del Sol, la zona militar o la fuente ceremonial, en cuya explanada campan a sus anchas unas llamas de elegancia casi hier¨¢tica.
Aunque el pueblo en s¨ª se desarrollara, c¨®mo no, en tiempos de Pachac¨²tec, los or¨ªgenes de Ollantaytambo se remontan a tiempos de los aimaras, 3.500 a?os atr¨¢s. El significado de su nombre es ¡°ver hacia abajo¡± o ¡°mirador¡±. Y la verdad es que hace honor a su nombre porque la panor¨¢mica del Valle Sagrado desde el templo retiene al m¨¢s inquieto. Ah¨ª est¨¢, tallado en piedra, en la monta?a de enfrente, el rostro de Viracocha (una divinidad andina), un perfil que cada 21 de junio concentra a fot¨®grafos de todo el mundo atentos al rayo de sol exacto que ilumine el ojo del inca. Fue aqu¨ª donde en 1537 el Manco Inca derrot¨® a la caballer¨ªa espa?ola de Pizarro en la llamada batalla de Ollantaytambo.
De vuelta a la carretera del frondoso valle, el r¨ªo Urubamba cambia su nombre por el de Vilcanota. Jardines y huertos contribuyeron a hacer de este lugar el coraz¨®n del Valle Sagrado, ideal para el cultivo de paraqay, el ma¨ªz blanco gigante de Cuzco. El turista que por la ma?ana compr¨® el poncho en el mirador de Raqchi ahora elige tomar algo aut¨®ctono: la chicha, bebida sagrada de los incas a partir de ma¨ªz (amarillo) y alcohol que se vende en chicher¨ªas, establecimientos de carretera en cuya entrada ondea una bandera roja (esa es la se?al). Pasamos pueblos como Yucay, Huayllabamba y, por supuesto, Lamay, donde se puede visitar el peque?o asentamiento inca Huch¡¯uy Qusqu, a 3.600 metros sobre el nivel del mar, y comer cuy al palo, que se ofrece por todos lados.
Conviene este punto y aparte porque el cuy es la estrella de la cocina andina. ?Y qu¨¦ es? Un cuy es un peque?o roedor, un cobayo o conejillo de Indias, que se cr¨ªa desde hace 3.500 a?os. Es mascota, pero tambi¨¦n carne, y la pasi¨®n que desata roza el delirio. ?Y a qu¨¦ sabe? Un sabor similar al conejo. Se puede comer asado, frito, al palo¡
5. Pisac
Pisac es un colorido pueblo cuya ubicaci¨®n y espiritualidad han atra¨ªdo en los ¨²ltimos a?os a muchos hippies. En lo alto del pueblo est¨¢n las ruinas, 9.000 hect¨¢reas. Impresiona por lo bien que se aprecian sectores y funcionalidades. A¨²n se percibe la divisi¨®n del territorio en barrios de nobles, de artesanos (todav¨ªa dura la tradici¨®n), de agricultores (fue un gran centro agr¨ªcola)¡ y, evidentemente, un sector sagrado y ceremonial que conserva un Intihuatana, un observatorio astron¨®mico desde el que se controlaban solsticios y equinoccios. Esta es una de las arquitecturas m¨¢s bellas del valle, y permite apreciar acueductos, plazas, templos, barrios y cementerio.
6. Saqsaywaman
A apenas dos kil¨®metros del centro de Cuzco aguarda, a 3.600 metros, la mayor obra arquitect¨®nica de los incas. ¡°Saqsay¡± significa satisfecho, ¡°waman¡±, halc¨®n. El halc¨®n satisfecho, el lugar donde conclu¨ªa y concluye el Inti Raymi, la representaci¨®n multitudinaria de la Fiesta del Sol que cada 24 de junio atrae a mentes m¨ªsticas y curiosas. Hay piedras de hasta 121 toneladas. ?C¨®mo llegaron? Se cree que m¨¢s de 20.000 hombres las extrajeron de unas canteras a 20 kil¨®metros y las transportaron hasta esta colina desde la que se obtienen las vistas m¨¢s imbatibles y emocionantes de Cuzco. Hay una piedra con 11 ¨¢ngulos. Hay enormes poliedros irregulares cuya disposici¨®n imita la huella del puma (en la cosmovisi¨®n andina, el mundo de arriba, puro, limpio y superior, lo representa el c¨®ndor; el mundo m¨¢s humano, de la supervivencia, la fuerza y el poder terrenal, lo representa el puma; y el inframundo viene representado por la serpiente y los misterios de lo subterr¨¢neo).
Tanta impresi¨®n caus¨® a los espa?oles este lugar que atribuyeron su construcci¨®n al demonio. Igual que el buen profesor no es aquel que da respuestas sino el que provoca preguntas, el buen patrimonio es aquel que siembra dudas porque en esos misterios anida la belleza del mundo. Aqu¨ª hubo batallas definitivas entre espa?oles e ind¨ªgenas y tuvo lugar la rendici¨®n del Manco Inca. Se cree que tambi¨¦n empez¨® a construirse durante el gobierno de Pachac¨²tec y que lo que vemos es solo el 40% de lo que debi¨® ser.
7. Tip¨®n
Tip¨®n es la celebraci¨®n absoluta de la inteligencia y del agua. Aqu¨ª se edificaron terrazas, andenes, hogares de piedra y de adobe y conductos de agua proyectados de manera prodigiosa. Conviene no perderse el altar al sol (Intihuatana), el mirador o Cruzmoqo. El Inca Garcilaso asegura en sus cr¨®nicas que fue construido por el inca Huiracocha como residencia de su padre Huaqaj durante el siglo XV.
8. Dos iglesias: Huaro y Andahuaylillas
Para terminar el viaje, dos paradas imprescindibles en la ruta del Barroco andino. Dos obras mayores: la iglesia de San Juan Bautista de Huaro y la de San Pedro Ap¨®stol de Andahuaylillas, considerada, y con raz¨®n, la Capilla Sixtina de Am¨¦rica.
Ambas fueron erigidas por los jesuitas en el siglo XVI y destacan por la cantidad y el nivel de las pinturas que iluminan sus muros. Eran capillas doctrineras situadas estrat¨¦gicamente en el camino a Qollasuyo y a Puno y a Potos¨ª, en Bolivia. El exceso de ornamentaci¨®n como llamada al reci¨¦n convertido ind¨ªgena. Este era un eje comercial determinante y los jesuitas fueron h¨¢biles a la hora de catequizar.
Huaro est¨¢ decorada por impresionantes murales que llegan al techo creados por artistas locales entre 1675 y 1802, obras que mezclan creencias e iconograf¨ªas ind¨ªgenas y coloniales, el sincretismo a trav¨¦s de escenas del Antiguo Testamento. El pintor mestizo Tadeo Escalante se super¨® a s¨ª mismo en las postrimer¨ªas al pintar un ¡°infi erno¡± en el que se representa el juicio fi nal con todo detalle, adem¨¢s de frisos sobre la gloria y el purgatorio.
De fachada renacentista, Andahuaylillas es la culminaci¨®n del refi namiento del Barroco andino. En su interior, conmueve la explosi¨®n de artesonado revestido de oro, tallas, lienzos y murales. En uno se lee la fi rma (con fecha de 1626) del artista peruano colonial Luis de Ria?o, disc¨ªpulo del italiano Angelino Medoro, de los m¨¢ximos representantes de la escuela cuzque?a de pintura.
Hay que pensar en la voluntad evangelizadora y prestar atenci¨®n, sobre todo, al llamativo mural de la pared interior de la entrada: a la izquierda, el camino al infierno; a la derecha, el camino al para¨ªso. El primero es de f¨¢cil acceso, el segundo requiere muchos esfuerzos. La inocente simbolog¨ªa revela el car¨¢cter pedag¨®gico realzado por la fuerza expresiva de las im¨¢genes. Otra visita superlativa.