La ultraderecha se acerca al viejo sue?o de una ¡°internacional nacionalista¡±
Grupos cristianos y ¡®think tanks¡¯ tejen una red con nodos en Washington y Budapest en la que gana importancia Madrid como puente a Latinoam¨¦rica
Instalado en Espa?a en el pron¨®stico apocal¨ªptico, es raro ver a Santiago Abascal en modo optimista, casi euf¨®rico. ¡°Se han alineado las estrellas [...]. Estamos viviendo unos tiempos de fortuna¡±, proclamaba desde el atril. Y aventur¨®: ¡°Donde a¨²n no hemos logrado ser la primera fuerza, no estamos tan lejos¡±. En rigor, Vox se qued¨® a cinco millones largos de votos del PP en 2023. Y sigue a m¨¢s de 20 puntos en la ¨²ltima encuesta de 40dB. El desfase entre vaticinio y realidad no parec¨ªa importarle a nadie. Porque Abascal no estaba en un foro para el an¨¢lisis, sino para la arenga, la camarader¨ªa y eso que los anglosajones llaman networking: hacer contactos, tejer red, intercambiar experiencias y tarjetas de visita. En la Conferencia de Acci¨®n Pol¨ªtica Conservadora de Buenos Aires, el pasado 4 de diciembre, no se le quitaba la raz¨®n a nadie, todos aplaud¨ªan y eran aplaudidos. Nadie cuestionaba. Tampoco a Javier Negre que se gan¨® su ovaci¨®n tras contar que fue ¡°un periodista muy prestigioso¡± en Espa?a hasta que Dios lo llam¨® a perseverar en el camino de Youtube como empresario medi¨¢tico.
Uno tras otro tomaron la palabra apellidos ilustres como Lara Trump, nuera de Donald, o Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente brasile?o. Tambi¨¦n Eduardo Ver¨¢stegui, celebridad de la ultraderecha mexicana, actor y rapero que dedica rimas a Trump. Y Ben Shapiro, comentarista con millones de seguidores a los que persuade de que la izquierda exagera el problema del racismo en EE UU. Comparecieron dos ministros argentinos y enviaron v¨ªdeos Agust¨ªn Laje, libertario local cruzado contra ¡°los zurdos¡±, y el gur¨² nacionalpopulista Steve Bannon, que la d¨¦cada pasada mont¨® la plataforma The Movement como ¡°motor evangelizador¡± de las nuevas extremas derechas y hoy ¡ªperdido fuelle aquel proyecto¡ª mantiene aura de personaje carism¨¢tico aunque sin la influencia de antes.
A diferencia de otros c¨®nclaves extremistas, dominados por la ret¨®rica de resistencia victimista, en Buenos Aires el tono era triunfal. L¨®gico: la extrema derecha saborea la miel del ¨¦xito. Un pu?ado de nombres ganadores salpicaban los discursos: Trump, Nayib Bukele, Marine Le Pen, Giorgia Meloni, Viktor Orb¨¢n... Abascal cit¨® los casos de ascenso ultra en Austria y Pa¨ªses Bajos, menos conocidos para la parroquia porte?a, que ten¨ªa un favorito claro. La estrella, el le¨®n. Javier Milei se adue?¨® del acto con un discurso sobre la ¡°oportunidad hist¨®rica¡± para ¡°cambiar el mundo¡± que brindan victorias como la suya. Pero para aprovecharla ¡°no alcanza con gestionar bien¡±, advirti¨®. Y recalc¨®: hay que perseverar en organizarse internacionalmente para la ¡°batalla cultural¡±. Es la idea que ya hab¨ªa expresado en julio, cuando abog¨® junto a Meloni por una alianza global ultraderechista.
En primera fila, aplaud¨ªa un cincuent¨®n canoso, con cascos de traducci¨®n simult¨¢nea. Milei les agradeci¨® a ¨¦l y a su esposa su aportaci¨®n a esa red global. Sin los oficios de Matt y Mercy Schlapp, a?adi¨® Milei, no hubiera logrado citarse en noviembre con Trump en su mansi¨®n de Florida. Pero, ?qui¨¦nes son los Schlapp? Matt preside la Conferencia de Acci¨®n Pol¨ªtica Conservadora (CPAC, en ingl¨¦s), un foro que lleva medio siglo empujando al Partido Republicano a posiciones econ¨®micamente ultraliberales y socialmente ultraconservadoras. Abajo el aborto y los impuestos, podr¨ªa ser su divisa. Mercy, exasesora de Trump, completa un t¨¢ndem de reconocidos halcones que hace ya m¨¢s de un lustro dieron un salto de ambici¨®n al empezar a celebrar los encuentros de la CPAC tambi¨¦n fuera de EE UU. Los Schlapp no dan puntada sin hilo al elegir plazas: la Hungr¨ªa de Orb¨¢n, el Brasil de Bolsonaro o la Argentina de Milei.
La CPAC es un ejemplo de esa voluntad de tejer alianzas que alaba Milei. Pero ni de lejos los siempre pulcros y sonrientes Schlapp est¨¢n solos en ese empe?o. ¡°La integraci¨®n internacional ultraderechista a base de think tanks y fundaciones aliadas para arrastrar a los partidos a sus posiciones, neoliberales en lo econ¨®mico y reaccionarias en lo social, es un fen¨®meno que viene de los 70 en Estados Unidos, pero que se ha extendido a Latinoam¨¦rica y Europa. Ahora vive una fuerte aceleraci¨®n¡±, explica Anna L¨®pez, profesora de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad de Valencia.
Una de las entidades que pisan ese acelerador es Red Pol¨ªtica de Valores (PNfV), que dos d¨ªas antes de la cita argentina celebr¨® en Madrid una cumbre de figuras de extrema derecha europea, americana y africana. Participaron m¨²ltiples activistas, as¨ª como pol¨ªticos de dos de los tres grupos ultras del Europarlamento junto una representaci¨®n menor de formaciones del Partido Popular Europeo. El l¨ªder de m¨¢s relumbr¨®n fue el chileno Jos¨¦ Antonio Kast, dentro de una n¨®mina de medio centenar de ponentes, algunos defensores de las terapias de conversi¨®n de homosexuales y opositores al aborto incluso en caso de violaci¨®n.
La importancia de tomar unas cervezas
La CPAC y PNfV no son entidades gemelas. Para empezar, la primera tiene matriz yanqui, la segunda est¨¢ m¨¢s descentralizada. Y PNfV es m¨¢s reciente, de 2014. Pero predominan los parecidos. El principal es el prop¨®sito com¨²n: servir de plataforma, de punto de encuentro. Si la CPAC organiza sus macroeventos en EE UU y fuera, PNfV remeda la f¨®rmula con sus ¡°cumbres transatl¨¢nticas¡±, que celebra desde hace 10 a?os en ciudades como Nueva York, Budapest y Madrid. ¡°No pierdan la posibilidad de conocerse y hacer v¨ªnculos¡±, inst¨® Kast a los asistentes durante su discurso en Madrid, antes del ¡°networking lunch¡±. ¡°La mayor¨ªa de estas redes dependen de que un tipo conozca a otro y se tomen unas cervezas¡±, explica el estadounidense Connor Mulhern, familiarizado con el enjambre global de asociaciones por su trabajo como investigador principal del Proyecto Internacional Reaccionaria.
Al menos 25 organizaciones colaboran o tienen conexiones con PNfV, entre ellas las espa?olas NEOS, Familia y Dignidad Humana ¡ªpresidida por el alto cargo del Gobierno c¨¢ntabro del PP Javier Puente¡ª y CEU-Cefas, el laboratorio de ideas de la Asociaci¨®n Cat¨®lica de Propagandistas. En la n¨®mina destacan entidades de M¨¦xico ¡ªFrente por la Familia¡ª, Polonia ¡ªOrdo Iuris¡ª, Hungr¨ªa y EE UU, que aporta puntales como la Alianza en Defensa de la Familia, el Observatorio de la Familia y la Organizaci¨®n Internacional para la Familia.
Esta ¨²ltima est¨¢ presidida por Brian Brown, impulsor de otra cita clave: el Congreso Mundial de Familias (WFC), que se celebra desde 1997 en diversas ciudades del mundo. Con or¨ªgenes en una colaboraci¨®n entre intelectuales estadounidenses y rusos preocupados por los cambios demogr¨¢ficos, el pr¨®ximo WFC tendr¨¢ lugar en M¨¦xico, donde se celebra desde 2022.
A diferencia del CPAC o de PNfV, el WFC ¡ªbajo el liderazgo de Brian Brown¡ª minimiza el protagonismo de pol¨ªticos en activo.Entre las convocantes del congreso de 2022 figuraba CitizenGo, en cuyo patronato est¨¢ el propio Brown. Brazo internacional de Hazte O¨ªr, CitizenGo es una de las aportaciones m¨¢s importantes de Espa?a a esta red internacional. Su presidente es Ignacio Arsuaga, que junto a Jaime Mayor Oreja compone el d¨²o de nombres espa?oles de m¨¢s peso en el entramado. El exministro del PP es a la vez presidente de honor de Red Pol¨ªtica de Valores, m¨¢ximo responsable de NEOS y uno de los impulsores de One of Us, plataforma de entidades ¡°provida¡± europeas.
Salta a la vista el ¡°papel fundamental de los ultracat¨®licos y los evang¨¦licos radicales¡±, explica el periodista Xavier Rius Sant, autor de Vox, el retorno de los ultras que nunca se fueron. Coincide la investigadora Anna L¨®pez, para quien el papel central de ¡°movimientos de base religiosa¡± en la radicalizaci¨®n y la articulaci¨®n de la extrema derecha es un producto made in USA importado por Europa y Latinoam¨¦rica. ?Por qu¨¦? A su juicio, estas organizaciones, ¡°refugiadas en visiones restrictivas sobre familia y g¨¦nero¡± y con un ideario marcado por la ¡°masculinidad violenta¡±, ofrecen la base id¨®nea para combatir ¡°el socialismo y el wokismo¡±, erigidos en demonios de la ultraderecha. El viejo anhelo del Bannon, lejano promotor de lo que se dio en llamar ¡°internacional nacionalista¡±, un t¨¦rmino con regusto parad¨®jico que ha circulado durante a?os hasta popularizarse, se acerca ahora impulsado por la incesante actividad de los integristas.
Washington, Budapest... y Madrid
Preguntados por las principales ciudades de la red, el investigador estadounidense Connor Mulhern y el historiador italiano Steven Forti, coordinador en Espa?a del proyecto interuniversitario sobre extrema derecha Arenas, coinciden en citar dos: Washington y Budapest. Orb¨¢n es la explicaci¨®n del peso de la capital h¨²ngara, enclave frecuente de encuentros de l¨ªderes y activistas, como la Cumbre Demogr¨¢fica de 2023. La influencia magiar en Red Pol¨ªtica de Valores es tan marcada que Neil Datta, director del Foro Europeo sobre Derechos Sexuales y Reproductivos, la considera un ariete para la ¡°diplomacia blanda¡± de Orb¨¢n. En la ¨®rbita de su partido, el Fidesz, se ubican adem¨¢s varios think tanks con actividad internacional como la Fundaci¨®n por una Hungr¨ªa C¨ªvica o el Centro de Derechos Fundamentales.
?Y Madrid? Mulhern y Forti vuelven a estar de acuerdo: Madrid gana peso. ¡°Aunque ha sido de los ¨²ltimos en llegar, Vox ha jugado bien la carta de los v¨ªnculos con Am¨¦rica Latina¡±, se?ala Forti. ¡°Madrid es un espacio de organizaci¨®n m¨¢s importante que Miami para la derecha latinoamericana¡±, resume Mulhern. Rius Sant ve tanto inter¨¦s de Abascal por ser ¡°puente entre Espa?a y Latinoam¨¦rica¡± que Vox ¡°ha aflojado el discurso sobre las bandas latinas, centr¨¢ndose en los musulmanes¡±, analiza. El propio Orb¨¢n ha detectado el potencial de Vox. La apertura en marzo Madrid de una sede del Centro de Derechos Fundamentales responde al anhelo de influencia en Latinoam¨¦rica del l¨ªder h¨²ngaro. Tambi¨¦n se fij¨® en Madrid Marion Mar¨¦chal, promesa del clan Le Pen, que en 2020 abri¨® en Madrid, junto a colaboradores de Abascal como Kiko M¨¦ndez-Monasterio, una sede del ISSEP, una especie de academia derechista con base en Lyon.
Los esfuerzos de Vox por internacionalizarse son anteriores a su irrupci¨®n electoral. En 2017, cuando Abascal era todav¨ªa un pipiolo desapercibido, acudi¨® a una cumbre en Coblenza (Alemania) donde coincidi¨® con la francesa Le Pen, el italiano Matteo Salvini, la germana Frauke Petry y el holand¨¦s Geert Wilders. Despu¨¦s inici¨® ¡ªen 2018 a trav¨¦s de Rafael Bardaj¨ª, con trayectoria en FAES, y en 2019 de Iv¨¢n Espinosa de los Monteros¡ª sus movimientos para dar a conocer a Vox en Estados Unidos. Ya tras su eclosi¨®n, en 2021, el partido empez¨® sus fiestas anuales VIVA, que ha intentado convertir en puntos de encuentro internacional. Este a?o coincidieron Le Pen y Milei. Tambi¨¦n, aunque m¨¢s discretamente, pasaron por el VIVA 24 los Schlapp.
Vox cuenta incluso con su propia cumbre. El Foro de Madrid, iniciativa de su fundaci¨®n, Disenso, ya lleva tres encuentros destinados a estrechar lazos con la extrema derecha latinoamericana: Bogot¨¢ 2022, Lima 2023 y R¨ªo de la Plata 2024. Tambi¨¦n v¨ªa Disenso coopera Vox con la fundaci¨®n estadounidense Heritage, con sede en Washington, con medio siglo de historia y estrechos v¨ªnculos con el c¨ªrculo de Trump.
La pregunta surge sola. ?Por qu¨¦ un partido nacionalista se afana tanto en tareas internacionales? Rius Sant no desde?a las causas financieras: Vox ha recibido un cr¨¦dito de 9,2 millones de un banco pr¨®ximo a Orb¨¢n. Pero cree que son ¡°secundarias¡±. ¡°La obsesi¨®n de Abascal es que se le vea de t¨² a t¨² con gente que gana, que nadie lo tome por un paria, un perdedor, una muleta del PP¡±, dice. Forti, autor de Democracias en extinci¨®n, ampl¨ªa su respuesta a toda la extrema derecha, que ha entendido que para ganar una lucha ¡°global¡± necesita presentarse como una corriente ¡°transnacional¡±. La soci¨®loga Beatriz Acha, autora de Analizar el auge de la ultraderecha, cree que estos partidos buscan ¡°visibilidad, respetabilidad y homologaci¨®n¡±, pero duda de su aut¨¦ntica coordinaci¨®n. ¡°Hay muchos encuentros y fotos, pero, ?qu¨¦ resultados? En la pr¨¢ctica, siguen estando divididos en la Euroc¨¢mara¡±, analiza Acha, que ve esta hiperactividad internacional como un s¨ªntoma del empuje de un tejido asociativo que desborda a los partidos.
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