Las familias retrasan la entrega del primer m¨®vil a su hijo: ¡°He vuelto a instalar el fijo¡±
Muchos institutos aseguran que notan un cambio de tendencia y que hay estudiantes de 1? de ESO no tienen tel¨¦fono
La hija de Marina ha empezado 1? de ESO este curso. Este es el momento en que muchos adolescentes reciben su primer m¨®vil. Pero en su caso no ha sido as¨ª. Marina hace tiempo que la alerta de los peligros del tel¨¦fono y la joven ya se hab¨ªa hecho a la idea de que no lo tendr¨ªa. ¡°Fui a una conferencia sobre los riesgos del m¨®vil, tanto a nivel cognitivo como el peligro de las redes. Volv¨ª escandalizada¡±, explica la madre, que desea esperar a que su hija tenga 16 a?os para regalarle el dispositivo. ¡°Cuanto m¨¢s tarde mejor¡±, a?ade. Como la joven vuelve sola a casa del instituto, la madre ha encontrado una soluci¨®n con tintes retro para contactar con ella: ¡°He vuelvo a instalar el fijo en casa y le dejo la lista de tel¨¦fonos de la familia. Los estamos usando mucho¡±, explica. El no tener m¨®vil tampoco est¨¢ suponiendo una barrera en las relaciones sociales. ¡°Le dejo mi tel¨¦fono para que hable con las amigas, todas hacen lo mismo, hablan entre ellas a trav¨¦s de los tel¨¦fonos de las madres¡±. Pero en esta dif¨ªcil decisi¨®n cont¨® a su favor con la nueva normativa de la Generalitat que restringe el uso de m¨®viles en los institutos y con varias familias que hicieron lo mismo. ¡°Esta es la clave porque el ni?o ya no se siente como el diferente¡±.
El caso de Marina no es ¨²nico. Algo est¨¢ cambiando durante este ¨²ltimo a?o. La campa?a de concienciaci¨®n impulsada hace un a?o por la plataforma Adolescencia Libre de M¨®viles, que promov¨ªa retrasar hasta los 16 a?os la entrega del primer tel¨¦fono, coincidi¨® en el tiempo con la iniciativa de muchos institutos de prohibir el uso de los m¨®viles, a pesar de que entonces no estaba regulado. Fue a partir de estos movimientos que la Generalitat se vio forzada a aprobar una normativa a finales del curso pasado para prohibir la presencia de m¨®viles en primaria y limitarla en la ESO solo para uso acad¨¦mico.
Todo ello ha creado un caldo de cultivo para que muchas familias se atrevan a dar el paso. Es tambi¨¦n el caso de Noem¨ª, con tres hijas de 17, 14 y 11 a?os. Las dos mayores tuvieron el m¨®vil a los 12, ¡°cuando empezaron a ir solas al instituto y porque parec¨ªa que tocaba¡±, admite la madre. La peque?a, que est¨¢ cursando 6? de primaria, tendr¨¢ que esperar m¨¢s. ¡°Todav¨ªa no lo hemos decidido, pero a los 12 no ser¨¢. La idea es a los 14, cuanto m¨¢s podamos retrasarlo, mejor. Ella ya se est¨¢ haciendo a la idea y no lo pide. El problema son las mayores, que presionan para que se lo demos¡±, tercia Noem¨ª. A pesar de esta oposici¨®n dom¨¦stica, la madre cuenta como apoyo otras familias que han tomado la misma decisi¨®n. ¡°El revuelo del a?o pasado nos ayud¨® a tomar conciencia, y tambi¨¦n los expertos que explicaban con evidencias los riesgos¡±.
Y la decisi¨®n de las familias se empieza a notar en las aulas. Aunque no existe una estad¨ªstica oficial, a finales del curso pasado la plataforma envi¨® una carta a las familias de alumnos de 6? de primaria de cinco escuelas del barrio de Sants de Barcelona para pedirles el compromiso que no dar¨ªan el m¨®vil a sus hijos en el paso del instituto, y la misiva la firmaron entre el 60 y el 100% de las familias, seg¨²n el centro. Y la tendencia empieza a ser evidente en los institutos, seg¨²n ha podido comprobar este diario a trav¨¦s de consultas a una decena de centros. Uno de ellos es el Maria Espinalt, ubicado en el barrio barcelon¨¦s del Poblenou, donde surgi¨® la iniciativa de las familias para atrasar la edad del primer m¨®vil. El jefe de estudios del instituto, Rafael Navarro, admite que ha notado que el paso de dar el tel¨¦fono se est¨¢ desplazando hacia 2? de la ESO. ¡°Hace cinco a?os parec¨ªa el regalo obligado cuando entraban en el instituto, ahora no tengo esta sensaci¨®n¡±, coincide la directora de del Instituto Tarragona, Marta Vallinoto.
Desde el instituto escuela Antaviana de Barcelona aseguran que han notado un cambio importante, tambi¨¦n por el estreno de la nueva normativa: ¡°Lo que vemos es que muchos alumnos vienen sin m¨®vil y algunos lo dejan en la taquilla de la clase durante la jornada, incluso durante el momento del comedor. Los alumnos est¨¢n empezando a hacer itinerancias sin el m¨®vil, se est¨¢ rompiendo esa dependencia casi sagrada al tel¨¦fono¡±, abunda Carme Salinas, jefa de estudios del centro.
El cambio se ha notado incluso en institutos como el Torre Vicens de Lleida, pionero en la restricci¨®n de los m¨®viles (la aplican desde hace seis a?os). Toni Mart¨ª, jefe de estudios del centro, explica que en las jornadas de puertas abiertas o las reuniones con familias han notado un ¡°cambio positivo¡±. ¡°Antes te encontrabas con m¨¢s familias que cuestionaban nuestra decisi¨®n de prohibir los tel¨¦fonos. Ahora hay m¨¢s padres que te aplauden la decisi¨®n e incluso te admiten que ello les facilita el trabajo de limitarlo tambi¨¦n en casa¡±, apunta Mart¨ª.
Laia Pem¨¢n, directora del centro privado Aula Escuela Europea, que hace a?os que tiene vetada la presencia de estos dispositivos, explica que en su escuela los m¨®viles empiezan a aparecer en quinto y sexto de primaria porque es cuando empiezan a ir solos a las extraescolares. Pem¨¢n ha observado que en esta etapa ¡°la reflexi¨®n ha dejado de ser tan automatizada¡±, de manera que las familias empiezan a cuestionarse la decisi¨®n, y cree el cambio lo notar¨¢n en un par de a?os, cuando estos alumnos lleguen a la secundaria.
Montserrat Trav¨¦ es tutora de ESO desde hace 30 a?os. Asegura que, hasta hace poco tiempo, para los alumnos de 1? ¡°no tener m¨®vil creaba una sensaci¨®n de verg¨¹enza, los ni?os no lo quer¨ªan decir para que no se rieran de ellos¡±. Pero hace dos a?os empez¨® a notar cambios. ¡°En la reuni¨®n de inicio de curso con las familias me preguntaban preocupadas si necesitar¨ªan el m¨®vil para estudiar porque su hijo no ten¨ªa. Y despu¨¦s otra familia dec¨ªa ¡®el m¨ªo tampoco¡¯, ¡®ni el m¨ªo¡¯. Y qued¨¦ gratamente sorprendida porque eran muchos alumnos que no ten¨ªan m¨®vil y sus familias no ten¨ªan intenci¨®n de d¨¢rselo ese a?o. Tuve una sensaci¨®n positiva de que las cosas est¨¢n cambiando, y en muy poco tiempo¡±, explica esta docente de la Escola Pia de Caldes de Montbui (Vall¨¨s Oriental).
Trav¨¦ atribuye el cambio, no tanto a la normativa, ya que en su centro ya estaban prohibidos, sino al cambio de mentalidad. ¡°Han salido muchas noticias sobre los efectos nocivos, el bullying, los suicidios¡ Las familias est¨¢n m¨¢s sensibilizadas y tambi¨¦n reclaman ahora a los centros una reducci¨®n de pantallas, y que haya una coherencia¡±, destaca.
Un abordaje del uso de las pantallas es precisamente la nueva l¨ªnea de lucha de la plataforma Adolescencia Libre de M¨®viles, que este martes comparecieron en el Parlament para pedir apoyo institucional a su movimiento. La presidenta de la asociaci¨®n, Marina Fern¨¢ndez, critic¨® que Catalu?a sea una de las pocas comunidades aut¨®nomas que permite el uso del m¨®vil para fines educativos y exigi¨® la ¡°restricci¨®n total¡± de m¨®viles en secundaria para ¡°dar una coherencia¡± al retraso de la entrega del m¨®vil. La entidad tambi¨¦n reclam¨® poner el foco en las tecnol¨®gicas para prohibir el acceso a las redes sociales hasta los 16 a?os y declararlas ¡°un problema de salud p¨²blica¡±.
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