Activismo burgu¨¦s vs. activismo obrero: por qu¨¦ los vecinos de barrios acomodados son m¨¢s combativos contra Almeida
Montecarmelo o Bernab¨¦u muestran la desigualdad de las luchas vecinales. Ellos cuentan con abogados y consultoras; otros con poco m¨¢s que pancartas y fotocopias
Hace tres a?os, el Ayuntamiento de Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez Almeida decidi¨® de manera oscura la ubicaci¨®n de 16 nuevos cantones de basura por toda la capital. Poco despu¨¦s, comenz¨® una oleada de protestas contra la construcci¨®n de estas instalaciones. Los resultados han sido desiguales. Algunos barrios han ganado, otros han perdido. Con diferencia, la lucha vecinal que ha tenido m¨¢s m¨²sculo se ha producido donde acaba la zona urbanizada en el norte de Madrid, en el barrio de Montecarmelo, junto al monte del Pardo. All¨ª viven unos 25.000 habitantes y en abril se manifestaron 9.000 personas, seg¨²n los organizadores ¡ª3.000, seg¨²n Delegaci¨®n del Gobierno¡ª. Es una cifra que contrasta con los poco m¨¢s de 100 vecinos que salieron a la calle en otro de los barrios afectados por otro cant¨®n al este de la M-30, la zona obrera de La Elipa.
Montecarmelo destaca tambi¨¦n por ser el barrio m¨¢s pudiente de los involucrados en el plan de cantones de Almeida. Ese poder adquisitivo se nota a simple vista en algo tan b¨¢sico como las pancartas. Algunas son s¨¢banas pintadas a mano, pero muchas son lonas serigrafiadas que dan un aspecto profesional a esta protesta. Tambi¨¦n se nota en los aspectos que pueden torcer el brazo de Almeida: la capacidad para pagar abogados y peritos que act¨²en en los juzgados, o para encontrar entre los residentes a expertos con conocimiento t¨¦cnico que sepan interpretar los pliegos del contrato, o a periodistas con capacidad de hacer una buena campa?a de medios, o a empresarios y altos funcionarios que puedan hablar con sus contactos en las altas esferas. Entre otras medidas, los vecinos de Montecarmelo han contratado a la consultora Andersen (heredera de la conocida firma Arthur Andersen) para que elaborara un informe t¨¦cnico. En total, los vecinos han recolectado cerca de 30.000 euros.
Son recaudaciones impensables en otros barrios afectados. En La Elipa, la portavoz de los vecinos contra el cant¨®n, Pilar Pardo, cuenta que han conseguido poco m¨¢s de 200 euros. ¡°Nos ha dado para fotocopias en una copister¨ªa de Ciudad Lineal y para un son¨®metro de 30 euros¡±, detalla esta vigilante jurado de 50 a?os. ¡°Un vecino nos dijo que iba a preguntar a un abogado por sus honorarios. Cuando volvimos a verlo, le preguntamos qu¨¦ le hab¨ªa dicho y ni nos quiso contar cu¨¢nto era. Nos dijo simplemente que nos olvid¨¢ramos¡±.
En otro barrio acomodado, el del Santiago Bernab¨¦u, el dinero tampoco fue un problema para pagar los cerca de 30.000 euros que les llevaron a una victoria judicial en mayo. Estos vecinos alzados contra las molestias que ha supuesto la remodelaci¨®n del estadio del Real Madrid consiguieron el fallo de un juzgado de lo contencioso contra el proyecto aprobado por Almeida para construir dos parkings y un t¨²nel junto al estadio. El Ayuntamiento y el Real Madrid lo han recurrido ante el TSJM. ¡°Esto va a ser una batalla larga y costosa¡±, cuenta al tel¨¦fono Enrique Mart¨ªnez de Azagra, un ingeniero industrial jubilado de 78 a?os que preside Perjudicados por el Bernab¨¦u. ¡°El dineral¡± que supone esta lucha le ha llevado a reflexionar sobre c¨®mo la desigualdad econ¨®mica perjudica a los vecinos humildes que sufren por decisiones del Ayuntamiento.
¡°He pensado mucho sobre esto y desgraciadamente veo que la justicia no es para pobres¡±, cuenta. ¡°Tengo mi sensibilidad. Visito a menudo los barrios humildes y tengo ah¨ª amigos. Me doy cuenta de que cuando tienen una necesidad queda desatendida por esa forma desp¨®tica de usar el poder. Imagina qu¨¦ pueden hacer con gente que no llega a fin de mes. En Espa?a tenemos m¨¢s de un 25% de pobreza, que es una bestialidad. ?Les vas a pedir 60.000 o 70.000 euros a esos vecinos? Est¨¢n completamente desasistidos¡±.
Como en Montecarmelo, Perjudicados por el Bernab¨¦u hizo una colecta voluntaria. Unos pusieron 20 euros; otros, 2.000. Con eso han llenado la cesta para aguantar una buena temporada. Son m¨¢s de 1.500 personas involucradas, una cifra que ¡°crece a velocidad de v¨¦rtigo¡± y que incluye a colaboradores que viven fuera del barrio.
Entre otras medidas, han contratado a una empresa de mediciones ac¨²sticas acreditada para actuar ante los tribunales que les cuesta 1.500 euros por cada d¨ªa de trabajo. Otro gasto muy elevado han sido los peritos especializados en medio ambiente, urbanismo y movilidad que elaboraron un informe para el pleito contra los parkings y el t¨²nel.
Expertos generosos
El dinero es una ayuda fundamental que puede determinar el fracaso o ¨¦xito de una reivindicaci¨®n vecinal, seg¨²n un hist¨®rico del movimiento vecinal en Vallecas, Pepe Molina. En los sesenta y setenta, los barrios populares contaron con las aportaciones desinteresadas de numerosos profesionales como abogados, periodistas o arquitectos, explica. Dedicaban su tiempo a defender a vecinos del sur de la ciudad que demandaban vivienda digna o servicios p¨²blicos. ¡°Esa generosidad ha deca¨ªdo mucho¡±, lamenta Molina. ¡°Antes, los j¨®venes con ideas dedicaban muchas horas de forma voluntaria. Ese activismo se organizaba dentro de los propios colegios profesionales, pero ya no se ve algo parecido porque ya no tienen tanto compromiso social¡±.
Los responsables de la federaci¨®n que agrupa a 300 asociaciones vecinales madrile?as, la FRAVM, son muy conscientes del da?o que ha supuesto esta transformaci¨®n. ¡°Madrid se ha vuelto m¨¢s conservadora y esos profesionales se han ido alejando de las necesidades de los barrios, al menos a la hora de hacer aportaciones altruistas¡±, dice su presidente, Quique Villalobos. Para revitalizar la alianza entre t¨¦cnicos y vecinos, la FRAVM est¨¢ explorando colaboraciones con la universidad. ¡°Intentamos que implanten un modelo de aprendizaje-servicio por el que los estudiantes desarrollan un proyecto con las asociaciones¡±.
Ricos contra el modelo de ciudad
Esta desigualdad de recursos se percibe quiz¨¢s ahora m¨¢s que nunca debido al auge del activismo en los barrios acomodados. Zonas que hist¨®ricamente han sido lugares residenciales tranquilos ven ahora c¨®mo proliferan las formas de negocio que atentan contra su paz: las terrazas, las cocinas fantasma, los pisos tur¨ªsticos o los eventos masivos. Si durante mucho tiempo el movimiento vecinal ha estado dominado por las asociaciones del sur y el este de la capital, ahora est¨¢n ganando protagonismo las zonas pr¨®speras. Entre esos conflictos se encuentran los que han surgido en el entorno de la calle Ponzano (distrito de Chamber¨ª), del WiZink (Salamanca), Bernab¨¦u (Chamart¨ªn), Letras, Malasa?a y Chueca (Centro) o Montecarmelo (Fuencarral). ¡°Est¨¢ surgiendo una especie de ola contestataria contra el modelo de ciudad que est¨¢n promoviendo las pol¨ªticas de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid¡±, valora Villalobos.
Mientras, el activismo se ha desinflado en los barrios populares. ¡°Usera, Puente de Vallecas o Carabanchel han envejecido mucho y el relevo ha sido lento¡±, contin¨²a el presidente de la FRAVM. ¡°Estos territorios sufren una frustraci¨®n cronificada. Son muchos a?os en los que las pol¨ªticas de derechas han parado las reivindicaciones. La gente padece desidia porque ve que de un tiempo a esta parte el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid apenas se re¨²nen a negociar¡±.
Esto responde a una estrategia de desgaste, seg¨²n una l¨ªder vecinal que fue concejala del PP (1999-2003), Mar¨ªa Dolores Flores, que hoy es vicepresidenta de Perjudicados por el Bernab¨¦u. ¡°La administraci¨®n nunca tiene prisa, ni le faltan recursos. Al ciudadano le pasa lo contrario¡±, explica. ¡°Hay que resistir¡±.
Por supuesto, el dinero no lo es todo. Rafael Llanes, portavoz de la Plataforma No al Cant¨®n de Montecarmelo, subraya que la aportaci¨®n monetaria por vecino no es tan elevada. ¡°Se hizo una colecta y cada uno puso diez euros. Es lo que cuestan dos caf¨¦s y una cerveza¡±, dice. ¡°El secreto ha sido la uni¨®n y la solidaridad¡±.
La indignaci¨®n en Montecarmelo se ha visto alimentada por la falta de honestidad del Ayuntamiento. En abril, justo antes de las elecciones, Almeida paraliz¨® 12 cantones, entre ellos el de Montecarmelo. Su delegado de Urbanismo, Borja Carabante, prometi¨® que solo retomar¨ªa esas instalaciones si hab¨ªa consenso con la oposici¨®n.
¡°Mientras no exista ese acuerdo, no ejecutaremos ning¨²n cant¨®n¡±, le dijo a Telemadrid.
Tras las elecciones, el Ayuntamiento recuper¨® el proyecto sin contar con nadie, esta vez en un nuevo lugar. Esa promesa rota ha sido vista como la peor de las traiciones en un barrio que vota abrumadoramente al PP.
Por ¨²ltimo, tambi¨¦n han tenido suerte. Un vecino muy aficionado a la historia, Luis Gonz¨¢lez, intu¨ªa que el cant¨®n iba a ser levantado en el mismo lugar que una fosa donde yacen 451 brigadistas internacionales que lucharon en la Guerra Civil. Tras comprobar esta informaci¨®n en los archivos municipales, el Ayuntamiento tuvo que contratar a una empresa especializada que ha obtenido muestras de terreno ¡°altamente compatibles¡± con la presencia de restos humanos, seg¨²n revel¨® EL PA?S. El Ministerio de Memoria Democr¨¢tica ha pedido el informe, pero el Ayuntamiento no lo ha entregado. Exhumar los cuerpos paralizar¨ªa los planes municipales. Tras casi un a?o de conflicto, a¨²n no se ha puesto una sola piedra del cant¨®n.
En La Elipa, los camiones descargan basura 24 horas al d¨ªa en el cant¨®n ya finalizado. Desde su piso, a solo 50 metros, Pilar Pardo cuenta que el Ayuntamiento les puso una mampara que, en teor¨ªa, iba a acabar con el ruido. Pero el sonido se expande por los laterales y por arriba: ¡°Ya sabemos que nos lo comemos. Ahora nuestra lucha es cuesti¨®n de que insonoricen mejor¡±.
El problema es que se ha impuesto la resignaci¨®n. La gente se desanim¨® mucho cuando el PP arras¨® en el barrio en las municipales, cuenta. Eso fue la estocada para los pocos movilizados, unos vecinos humildes cuya ¨²nica arma era la esperanza.
?Tiene m¨¢s informaci¨®n? Escriba al autor a fpeinado@elpais.es o fernandopeinado@protonmail.com
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