GEORGETA GABRIELLA DIMA
Nacionalidad: Rumana
Edad: 35 años
JESÚS RODRÍGUEZ
Tenía 35 años, era rumana y limpiaba casas. Y con sólo contemplar las llaves que llevaba en su bolso en el momento del atentado retorcidas como un pedazo de goma se empieza a comprender la violencia de la explosión que destrozó su cuerpo. Mientras el periodista habla con su novio, Doru Sorim Pascu, un amigo llega con sus efectos personales a la sala 19 del tanatorio de la M-30 de Madrid. Se los acaba de entregar la policía. Entre ellos, el sobre con 2.500 euros que Georgeta iba a ingresar en el banco. No falta ni un céntimo. Doru rompe a llorar: "De los españoles sólo podemos decir cosas buenas. De la gente del Ifema; de las psicólogas. Todo lo contrario que el Gobierno de Rumania. Nos han dejado solos".
Georgeta Gabriella llegó a Madrid el 5 de abril de 2002. No tenía dinero ni papeles; no sabía una palabra de español. La decisión más difícil de su vida. "Sólo buscaba una vida mejor para su hijo. El padre no quería saber nada y el niño, Adrián, que ahora tiene 10 años, era su obsesión; quería que saliera adelante". Hablan Ángela y Sorin Strimbeanu, la pareja de su ciudad, Ramnicu Valcea, que la acogieron en sus primeras semanas en Coslada, en las afueras de Madrid. "Dormimos muchos días los tres en la misma cama, hasta que Georgeta comenzó a trabajar y se pudo pagar una habitación. Y ahorrar un poquito. Sólo pensaba en traerse a Adrián a España".
Ángela montó esa mañana en el tren anterior al de su amiga. Así salvó la vida. Georgeta no tuvo tanta suerte. Fue su último viaje. Murió en el acto. El viernes a primera hora de la mañana su novio identificaba sus restos en el Ifema.
Entre lágrimas y humo de cigarrillos, este grupo de rumanos ya sólo aspira a que Adri│n tenga la vida que su madre soñó. Uno de ellos va más allá: "Aznar se metió donde nadie le llamaba y ya ve el resultado, la gente más humilde ha pagado".