La gala del Met se rinde al poder latino: Bad Bunny y Jennifer Lopez reinan en la gran pasarela de la moda global
En paralelo, la exposici¨®n anual del Instituto del Traje del museo neoyorquino apuesta por las ¨²ltimas tecnolog¨ªas para crear una experiencia multisensorial en torno a 250 prendas que abarcan m¨¢s de dos siglos de vida
Cada a?o, el primer lunes de mayo, el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (Met) despliega la alfombra roja para celebrar la gran gala de la moda, un acontecimiento planetario que, adem¨¢s de servir como recaudaci¨®n para financiar su Instituto del Traje, impulsa una de las exposiciones anuales m¨¢s visitadas del museo. Famosos, celebridades y una legi¨®n de influencers deslumbran a las propias c¨¢maras, en una concentraci¨®n de rostros conocidos de la industria de la moda y el espect¨¢culo que ninguna otra convocatoria ¡ªsi acaso, los Oscar de Hollywood¡ª es capaz de reunir en el mundo. El c¨®digo de vestimenta gira siempre en torno a un tema, igual que el contenido de la exposici¨®n paralela, y el de este a?o ha sido El jard¨ªn del tiempo, el t¨ªtulo de un relato breve de J. G. Ballard de 1962 en el que las flores cortadas del jard¨ªn de unos condes anuncian la decadencia de su forma de vida frente a una turba de desheredados. Curioso argumento para una gala que es sin¨®nimo de glamur y exclusividad; una distop¨ªa cultural tan ir¨®nica como sorprendente en medio de esa milla de la elegancia en que se convierte cada primer lunes de mayo el museo, en la Quinta Avenida de Nueva York.
El rapero Bad Bunny y los actores Chris Hemsworth, Jennifer Lopez y Zendaya, que regresaba tras un a?o de ausencia, junto a la alma mater del Instituto del Traje y de la gala, Anna Wintour, han copresidido en la noche del lunes este evento ben¨¦fico, tambi¨¦n conocido como gala del Met, que proporciona al departamento su principal fuente de financiaci¨®n para exposiciones, publicaciones, adquisiciones, conservaci¨®n y mejoras: la convocatoria del a?o pasado recaud¨® 22 millones de d¨®lares, y la de este a?o no ir¨¢ a la zaga, ya que el precio de la entrada ha subido de los 50.000 d¨®lares que costaba a los 75.000 actuales (el de una mesa, a partir de 350.000 d¨®lares; precios oficiales seg¨²n el Met).
Junto a las citadas celebridades han actuado como presidentes de honor Shou Chew, director ejecutivo de TikTok, principal patrocinador de la muestra, y Jonathan Anderson, director creativo de Loewe, tambi¨¦n esp¨®nsor. Ante un ej¨¦rcito de 200 fot¨®grafos, la llegada de las celebridades a la escalinata alfombrada del museo, cubierta con una gigantesca carpa blanca, se ha convertido en una pasarela global para una selecta lista de invitados que siempre se mantiene en secreto hasta el ¨²ltimo minuto, pero en la que no suele faltar nunca la actriz espa?ola Pen¨¦lope Cruz, este a?o con un Chanel negro palabra de honor lleno de blondas y encajes. Rosal¨ªa, con velo corto de rejilla, opt¨® por el mismo color.
Jennifer Lopez, que ha asistido a m¨¢s de una docena de galas desde su debut, en 1999, ha lucido un escultural vestido de Schiaparelli: transparente y con incrustaciones de piedras preciosas, bordado con perlas plateadas y m¨¢s de dos millones de cuentas del mismo tono. Zendaya, para muchos la reina de la noche, visti¨® una creaci¨®n de John Galliano, el dise?ador ca¨ªdo en desgracia desde hace m¨¢s de una d¨¦cada y al que, seg¨²n distintas informaciones, no confirmadas oficialmente, los organizadores quer¨ªan dedicar la exposici¨®n anual. Chris Hemsworth visti¨® de blanco roto (a juego con el dorado de su esposa, Elsa Pataky; ambos de Tom Ford), y Bad Bunny, de negro, con tocado arquitect¨®nico y ramo de flores del mismo color.
El resto de los invitados, tambi¨¦n con abundante representaci¨®n latina (Karol G, Rauw Alejandro, Shakira), conjugaron el amplio arco que va de la elegancia a la extravagancia, como por ejemplo Kim Kardashian, con un cors¨¦ incompatible con la respiraci¨®n; la cantante sudafricana Tyla, vestida de reloj de arena y con abundante arena en los brazos, y un joven vestido de primera comuni¨®n con falda, sombrero y velo a juego y con un bolso de mimbre en forma de perrito lleno de claveles. La llegada de los invitados estuvo rodeada de grandes medidas de seguridad, con un despliegue adicional de polic¨ªas para frenar la marcha de un grupo de manifestantes propalestinos por la Quinta Avenida.
En paralelo a la gala, la parte m¨¢s visible y medi¨¢tica del evento, se celebra la exposici¨®n de primavera del Met ¡ªsuele haber otra en oto?o¡ª, tambi¨¦n monogr¨¢fica y que este a?o se titula Las bellas durmientes: el renacer de la moda, una especie de naturaleza muerta a trav¨¦s de 250 trajes y accesorios que cubren m¨¢s de dos siglos de historia ¡ªla m¨¢s antigua es una prenda de 1740¡ª y que las nuevas tecnolog¨ªas, de la inteligencia artificial a videoinstalaciones o paneles olfativos, reviven. A la vez una met¨¢fora de la fugacidad de la vida, y de la moda, la muestra asume este a?o plenamente el riesgo de la innovaci¨®n. Las bellas durmientes se inaugura el 10 de mayo y permanecer¨¢ abierta hasta el 2 de septiembre.
La plataforma TikTok patrocina de nuevo la exposici¨®n, aunque no corran buenos tiempos para ella en EE UU ¡ªuna ley adoptada la semana pasada concede nueve meses a la empresa matriz para deshacerse de la aplicaci¨®n¡ª, pero por su capacidad de penetraci¨®n social es un socio ineludible. ¡°TikTok es el patrocinador principal de nuestra exposici¨®n. Llevamos mucho tiempo trabajando con ellos. Creemos que es una forma importante de que las grandes empresas apoyen al Met, de que ayuden a dar vida a las grandes exposiciones y de que conecten con nuestro p¨²blico. TikTok es una plataforma estadounidense utilizada por 170 millones de usuarios, y es un importante apoyo para este proyecto¡±, explica Max Hollein, director del Met, que recuerda que ¡°opera en EE UU de forma legal, por lo que creo que es una buena forma de comprometerse con la cultura estadounidense¡±.
Inteligencia artificial e imagen digital al servicio de la moda
El museo alcanza con la gala y la exposici¨®n a millones de espectadores tal vez poco interesados en el arte con may¨²sculas de los riqu¨ªsimos fondos de sus galer¨ªas: j¨®venes, influencers, creadores de contenido publicitario, consumidores y protagonistas de las redes sociales. Si, adem¨¢s de su clara vertiente viral, la exposici¨®n les ofrece una experiencia multisensorial pionera en el uso de nuevas tecnolog¨ªas para reinterpretar trajes del siglo XIX, por ejemplo, la confluencia de intereses entre esos nuevos visitantes y el venerable museo puede ser definitiva. ¡°Esta exposici¨®n utiliza toda una serie de tecnolog¨ªas importantes, algunas de ellas muy nuevas y experimentales, de una forma que nunca hab¨ªamos practicado: Open AI, inteligencia artificial, imagen digital, que nos permiten mostrar los objetos de una forma in¨¦dita, devolvi¨¦ndoles b¨¢sicamente la integridad art¨ªstica que no puede experimentarse habitualmente¡±, a?ade el director del Met. ¡°Estos objetos no se pueden llevar puestos, no se pueden tocar, no se pueden oler, no se pueden o¨ªr. Intentamos compensar todas esas carencias con tecnolog¨ªa. En este sentido, la exposici¨®n es tambi¨¦n un experimento, que podr¨ªa influir en c¨®mo exponemos otras partes de nuestra colecci¨®n, o como m¨ªnimo en crear otras experiencias que la acompa?en¡± en el futuro.
En las sinuosas galer¨ªas que dan forma a la muestra sonidos, olores e im¨¢genes ¡ªen una c¨²pula se proyecta el vuelo fren¨¦tico de mariposas; en un panel se recrea una figura en movimiento, en otros nen¨²fares o sirenas¡ª envuelven los objetos, algunos de ellos, en especial los trajes m¨¢s antiguos o delicados, tendidos en el suelo como la Ofelia prerrafaelita entre un ba?o de flores: son las prendas que por su extrema fragilidad ya no pueden exhibirse en maniqu¨ªes. El sello inconfundible de los Dior de la maison de los a?os cincuenta, que se identifican a leguas como las creaciones de los cl¨¢sicos Lanvin, Balmain o Schiaparelli, comparte vitrinas con apuestas vanguardistas como las de los siempre recordados Alexander McQueen y Vivienne Westwood, los muy punteros belgas Raf Simons o Dries van Noten, el minimalista Issey Miyake o las creaciones del brit¨¢nico Jonathan Anderson, director creativo de Loewe, que tambi¨¦n patrocina la exposici¨®n. En una de las ¨²ltimas vitrinas, un curioso minivestido de conchas, una fantas¨ªa a todo volumen y de uso bastante improbable, anticipa el broche de la muestra: el traje de novia de una socialit¨¦ neoyorquina que se cas¨® en 1930, cuando asomaba sus garras la Gran Depresi¨®n. El recorrido es tan exuberante como evanescente: los vestidos y los accesorios parecen a punto de flotar, conectados por el hilo conductor de la naturaleza.
Las bellas durmientes es una exposici¨®n pionera, considerando su intenci¨®n de insuflar vida a objetos inanimados. ¡°Estos objetos tienen un cierto ciclo de vida. El trabajo del museo es b¨¢sicamente prolongar este ciclo de vida el mayor tiempo posible. Y, al hacerlo, nos llevamos algunas de las experiencias del objeto original. As¨ª que, adem¨¢s de prolongar su vida, inyecta un nuevo ciclo de experiencias en estos objetos y, por extensi¨®n, tambi¨¦n en el museo¡±, concluye Hollein.
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