Por qu¨¦ John Galliano no busca el perd¨®n social y cultural definitivo
¡°La clave para comprender a Galliano es entender su cobard¨ªa¡±, sentencia el oscarizado cineasta Kevin Macdonald, autor de ¡®Auge y ca¨ªda de John Galliano¡¯. En el documental, el dise?ador ha desnudado su alma y el peor momento de su vida, y el director ha llegado a vislumbrar una personalidad autodestructiva a la que tan solo le importa su arte
Atenci¨®n, spoiler: Auge y ca¨ªda de John Galliano no es ese enjuague publicitario que la mayor¨ªa imagina. No, no es una pel¨ªcula de encargo. Tampoco un documental hagiogr¨¢fico. Y, mucho menos, arte y parte de estrategia alguna para rehabilitar p¨²blica y culturalmente a su protagonista. ¡°No paran de dec¨ªrmelo: ¡®?Oh, eres c¨®mplice de una campa?a orquestada para lavar la imagen de John Galliano!¡¯. Es una reacci¨®n muy com¨²n entre la gente de la moda, y no deja de sorprenderme. Para empezar porque, a ver, ?qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s de tal jugada? ?A qui¨¦n le va a interesar pelearse con el mundo por alguien como ¨¦l?¡±, defiende en declaraciones a EL PA?S Kevin Macdonald, el laureado cineasta escoc¨¦s que dirige tan controvertida funci¨®n.
El documental que alcanza ahora la gran pantalla v¨ªa Filmin (desde el viernes 10 en cines de Madrid, Barcelona, Valencia, Lleida, C¨®rdoba, Sevilla, Valladolid y Zaragoza, y, a partir del 17, de Vigo y Santiago) lleva coleando algo m¨¢s de un mes en la plataforma de streaming Mubi, lo que ha dado p¨¢bulo ya a infinidad de teor¨ªas y titulares. Que en los cr¨¦ditos figure Cond¨¦ Nast Entertainment, la productora audiovisual del grupo medi¨¢tico que publica Vogue, ayuda a darles alas. ¡°Solo est¨¢ ah¨ª porque era el agente necesario para acceder a ciertas personas del negocio de la moda. S¨ª, todo el mundo sabe que Ana Wintour adora a Galliano, pero la idea de una conspiraci¨®n es algo que gusta mucho y por eso se propaga, as¨ª funcionan las cosas. Este es un filme independiente, sin interferencias editoriales, financiado por una productora de televisi¨®n francesa, y me pasma que cualquiera que lo haya visto no se haya coscado. Me parece evidente que si Wintour hubiera querido hacer una pel¨ªcula al respecto, desde luego no ser¨ªa esta¡±, contin¨²a Macdonald, haciendo notar su hast¨ªo.
Sobre la resurrecci¨®n social/descancelaci¨®n definitiva del dise?ador angloespa?ol, nacido en Gibraltar como Juan Carlos Antonio Galliano Guill¨¦n hace 63 a?os, se especula con ganas desde el pasado enero. El desfile de la colecci¨®n de alta costura primavera/verano 2024 de Maison Margiela en Par¨ªs (la firma que lo recuper¨® como director creativo hace ahora una d¨¦cada) volvi¨® a ganarle elogios encendidos y la aclamaci¨®n popular. Entonces comenz¨® a insinuarse que el a¨²n sospechosamente vacante trono de Givenchy, en el que rein¨® apenas un a?o entre 1995 y 1996 justo antes de su entronizaci¨®n en Dior, podr¨ªa ser suyo otra vez. Una especulaci¨®n avalada en abril tras las primeras emisiones del filme de Macdonald, en el que Sidney Toledano, el que fuera director ejecutivo de Dior y responsable directo del despido del dise?ador tras los incidentes racistas y antisemitas de 2011, afirma que lo ha perdonado.
Plagada de sus creaciones, de nueva confecci¨®n o factura vintage, la reciente gala del Met ha sido la guinda de semejante pastel conspiranoico: el propio Galliano comparec¨ªa este primer lunes de mayo escoltando a Kim Kardashian (curioso, no hay fotograf¨ªas junto a Zendaya, una de los anfitriones del sarao, que luci¨® dos vestidos suyos), mientras el portal The Cut dejaba caer la bomba de que la intenci¨®n original de Ana Wintour, maestra de ceremonias, y Andrew Bolton, comisario de las exposiciones de indumentaria del Museo Metropolitano de Nueva York, era consagrar la magna muestra anual del museo a la obra del dise?ador. Una retrospectiva abortada finalmente por la jefatura de la instituci¨®n ante el temor a levantar ampollas entre la comunidad jud¨ªa estadounidense.
¡°Todo patra?as¡±, tercia Macdonald, que explica as¨ª su fascinaci¨®n por el personaje: ¡°El ¨²nico momento de mi vida en el que me ha interesado la moda fue de adolescente, en los ochenta, justo cuando John comenz¨® a ser una figura endiosada. Ah¨ª ya era consciente de su impacto, tambi¨¦n en la cultura popular brit¨¢nica. No hab¨ªa vuelto a echarle cuentas hasta que salieron a la luz los v¨ªdeos de sus insultos antisemitas. Me pudo el asco, me repugnaban tanto su aspecto como lo que dec¨ªa y, de alguna manera, aquello me qued¨® grabado. En 2020, durante el confinamiento, le¨ª mucho sobre la cultura de la cancelaci¨®n y eso me acerc¨® de nuevo a ¨¦l¡±. Y, ahora, la revelaci¨®n: ¡°Mi familia es jud¨ªa, mucha desapareci¨® en el Holocausto. Analiz¨¢ndolo, quiz¨¢ haya sido mi propia repulsi¨®n hacia ¨¦l la que me hizo creer que ah¨ª hab¨ªa una historia interesante que contar. De todos modos, por las razones psicol¨®gicas que sean, me atraen los personajes moralmente ambiguos. La mayor¨ªa de mis pel¨ªculas y documentales giran alrededor de ellos. Se ve que los h¨¦roes convencionales no me ponen¡±.
Resulta que Macdonald (Glasgow, 56 a?os) es nieto del insigne Emeric Pressburger, una de las figuras clave del cine brit¨¢nico de mediados del siglo pasado por sus filmes junto a Michael Powell. En Auge y ca¨ªda de John Galliano rinde homenaje al abuelo, intercalando fragmentos de su obra maestra, Las zapatillas rojas (1950), versi¨®n del terror¨ªfico cuento de Andersen que en el documental funciona como met¨¢fora. ¡°Galliano estuvo en el mismo bucle hist¨¦rico que la bailarina que interpreta Moira Shearer. Son personalidades tan obsesionadas por su pr¨¢ctica art¨ªstica que se vuelven autodestructivas. Creo que esa ha sido siempre la posici¨®n de John; su trabajo, su obra, es lo ¨²nico, lo dem¨¢s no importa. ?Sabes por qu¨¦ Martin Scorsese tiene precisamente el cartel de Las zapatillas rojas enmarcado sobre su cama? Para recordarle que ser¨ªa capaz de morir por su arte, de inmolarse por sus pel¨ªculas. Eso es¡±. Al principio del metraje tambi¨¦n suena Spellbound, el cl¨¢sico de Siouxsie And The Banshees. Uniendo los puntos, nos encontramos viendo un cuento de hadas. ¡°Creo que es c¨®mo Galliano ha experimentado su vida, como si estuviera embrujado. Y lo que explica su aproximaci¨®n a la moda. Se nota en sus desfiles: lo que le importa es la puesta en escena en s¨ª, no tanto la ropa, sino crear una atm¨®sfera m¨¢gica, 20 minutos de belleza teatral. Lo que se vende es el resultado de esa experiencia, ese momento m¨¢gico. A veces, claro, no hay magia ninguna¡±, concede el director, que define este trabajo como una historia psicol¨®gica de detectives.
Durante el transcurso de su investigaci¨®n, el autor de El ¨²ltimo rey de Escocia (2006), Whitney (2018) ¡ªsobre Whitney Houston¡ª, The Mauritanian (2021) y el oscarizado documental Un d¨ªa en septiembre (1999, sobre el asesinato de los atletas israel¨ªes en los Juegos Ol¨ªmpicos de Munich 72) ha dado con ciertas claves, pero prefiere que sea la audiencia la que saque conclusiones. ¡°El filme trata de exponer la complejidad de la situaci¨®n, por qu¨¦ alguien acaba en una posici¨®n tan extrema como para soltar lo que dijo. Quiero saber por qu¨¦ si vas a decir lo peor de lo peor para provocar que tu tren descarrile, si te vas a sabotear deliberadamente, eliges el ataque antisemita. S¨ª, se nos han expuesto varios motivos: sobresaturaci¨®n laboral, infelicidad, alcoholismo, adicciones, la dram¨¢tica p¨¦rdida de su amigo y mano derecha [Steven Robinson, fulminado de un ataque card¨ªaco derivado de una sobredosis de coca¨ªna en 2007]¡ Pero hay muchas cosas que no sabemos, ya no digamos qu¨¦ pasaba en realidad por su cabeza, de d¨®nde viene su odio a los jud¨ªos. Sidney Toledano menciona que, quiz¨¢, se deba a su educaci¨®n cat¨®lica espa?ola...¡±, dice, refiriendo uno de los momentos de mayor verg¨¹enza ajena en la pel¨ªcula. ¡°Para m¨ª, lo interesante es que se trata de un ejercicio de suposici¨®n. Todo son c¨¢balas, no hay una respuesta definitiva¡±.
Am¨¦n de Wintour y Toledano, por el documental desfilan Bernard Arnault (presidente del conglomerado de lujo LVMH, su patr¨®n en los d¨ªas de gloria del creador en Givenchy y Dior), Kate Moss, Pen¨¦lope Cruz, Charlize Theron, su una vez amiga Amanda Harlech, Jonathan Newhouse (presidente de Cond¨¦ Nast durante casi tres d¨¦cadas) o la pareja de Galliano, el estilista Alexis Roche. No todos tienen algo m¨¢s interesante que aportar que las loas de rigor. ¡°Toledano asegura que fue John quien eligi¨® trabajar hasta la extenuaci¨®n, y creo que no le falta raz¨®n. ?l quer¨ªa hacer 32 colecciones al a?o, ?pues claro!, y ocuparse de las campa?as, del marketing, porque es un obseso del control. Quiz¨¢ lo que habr¨ªa que plantearse es s¨ª a alguien as¨ª, tan vulnerable, sensible en t¨¦rminos art¨ªsticos, se le deber¨ªa haber permitido tomar esas decisiones¡±, expone Macdonald. Y, a continuaci¨®n, reflexiona: ¡°No tengo claro que estos ejecutivos sean necesariamente los villanos de la historia. Desde el punto de vista de Galliano, probablemente. Pero Toledano es un tipo agradable y cercano, y me parece normal que se sintiera ofendido y traicionado, no solo porque es jud¨ªo, sino tambi¨¦n porque cree que hizo mucho por John. Hay algo freudiano de matar al padre, a la figura autoritaria, en esa relaci¨®n. Cierto que, visto con perspectiva, puede decirse que no hicieron todo lo posible por ayudarle, pero incluso su pareja, Alexis, me cont¨® que entonces era imposible razonar con ¨¦l. Si conoces a alg¨²n adicto, sabr¨¢s que son mentirosos y muy persuasivos. Y John es un gran actor¡±.
Por supuesto, el documental est¨¢ salpicado por los v¨ªdeos de la infamia. Aquellas soflamas incendiarias de febrero de 2011, en la terraza del caf¨¦ La Perle de Par¨ªs, con las que el dise?ador, visiblemente afectado por el alcohol y los tranquilizantes, arremet¨ªa contra sus vecinos de mesa (se cuentan hasta tres incidentes en tres noches diferentes). ¡°Puta fea jud¨ªa¡±, ¡°Bastarda asi¨¢tica, tendr¨ªas que estar muerta¡±, le espet¨® a Geraldine Bloch. Su pareja, Philippe Virgiti se prest¨® a hablar con Macdonald para el filme, la ¨²nica v¨ªctima de los altercados dispuesta a abrirse en canal ante la c¨¢mara del cineasta. ¡°Intent¨¦ encontrar al resto, pero fue imposible. El v¨ªdeo del altercado m¨¢s feroz, en el que suelta lo de ¡®Amo a Hitler¡¯, es propiedad del tabloide The Sun y parece que no hay registro de qui¨¦n lo vendi¨®, o eso me dijeron¡¡±, cuenta.
Por si se lo preguntan, s¨ª, el director quiso tirar de la manta de esa muy extendida teor¨ªa de la conspiraci¨®n en los corrillos de la moda que asegura que a Galliano le tendieron una trampa, que Dior quer¨ªa deshacerse de ¨¦l y aquella fue la manera de forzar un despido pertinente y econ¨®micamente ventajoso para el grupo LVMH. ¡°Qu¨¦ quieres que te diga, es una aut¨¦ntica majader¨ªa. A la gente le encanta otorgarle no s¨¦ qu¨¦ poderes sobrenaturales a Ana Wintour como para manejar los hilos del negocio a su antojo, o pintar a Bernard Arnault como un genio malvado. Desafortunadamente, no es as¨ª¡±, sentencia. ¡°Yo suscribo la teor¨ªa de que John quer¨ªa expresarse de la manera m¨¢s destructiva posible, deseaba provocar el colapso de su existencia porque le resultaba insoportable, el trabajo, la presi¨®n, la bebida¡ Sin embargo, su resiliencia tambi¨¦n surge brutal, es un superviviente. Resulta muy interesante que, al plante¨¢rselo, su respuesta sea: ¡®Fue el peor momento de mi vida, pero tambi¨¦n lo que me salv¨® la vida¡±.
Cuenta Macdonald que a Galliano le llev¨® su tiempo confiar en ¨¦l despu¨¦s de que le propusiera contar su historia en una pel¨ªcula. Pero que, en cuanto confi¨®, no dud¨® en darle libertad total: ¡°Nunca trat¨® de influir en m¨ª, jam¨¢s rond¨® un agente de prensa o publicista por el rodaje, me dej¨® hacer. Al final result¨® una gran experiencia, sobre todo por trabajar con alguien que trata de ser honesto, aunque ser completamente honesto sea una tarea muy dif¨ªcil para cualquiera¡¡±. El ¨²nico momento premeditado, escenificado y no poco manipulador para el espectador m¨¢s entregado, es el de la visita del creador al archivo de Dior. ¡°Fue Toledano quien hizo que pasara. Le pregunt¨¦ si pod¨ªa llevar a John y lo arregl¨®. Esos son los momentos que dan sentido a un documental, conseguir registrar un pasaje tan dram¨¢tico que nadie espera es maravilloso. En ese espacio blanco, que parece despojado de todo, es como si observara a su antiguo yo, la piel de la que se ha despojado. Es su vida pasada. F¨ªjate, adem¨¢s, que el resto del tiempo viste de cualquier manera, con esas camisetas viejas y los vaqueros rotos, terrible; pero al archivo va con traje, en plan don de la mafia, ataviado para conquistar el mundo. ¡®No me jod¨¢is¡¯, ese es el mensaje¡±, explica.
Sorprende, eso s¨ª, la ausencia del testimonio de Renzo Rosso, capo del lujo italiano, fundador del grupo Only The Brave y responsable ¨²ltimo de que Galliano volviera a la acci¨®n al frente de Maison Margiela, en 2014. Macdonald se entrevist¨® con ¨¦l, faltar¨ªa. Si prescindi¨® de sus declaraciones fue, digamos, por resultar poco o nada relevantes (a este periodista se lo cuenta off the record; no le impide que lo diga, pero le ruega que no lo ponga en sus palabras). Tambi¨¦n descart¨® la colaboraci¨®n de Dana Thomas, autora del superventas Dioses y reyes: ascenso y ca¨ªda de Alexander McQueen y John Galliano (editado en Espa?a por la editorial Superflua, 2018). ¡°Habl¨¦ con ella al principio por si pod¨ªa contratarla como asesora, pero no llegamos a nada, solo me dio la opci¨®n de adaptar su libro. Por otro lado, creo que tiene una agenda particular y yo quer¨ªa ser libre para buscar la verdad¡±, revela. A la periodista estadounidense no le ha gustado el documental. ¡°Supongo que cuando se te rechaza y no quieren trabajar contigo puedes sentirte ofendida [r¨ªe ir¨®nico]. Mira, ella tiene sus propios intereses y encima cree que sabe m¨¢s que nadie del tema, es la experta. Eso y que quiere vender su libro¡±, zanja.
Al final, Auge y ca¨ªda de John Galliano tiene m¨¢s de ejercicio de comprensi¨®n que de disculpa. ¡°John es consciente de que hay gente que no est¨¢ dispuesta a perdonarlo. La respuesta sobre todo en Estados Unidos es que nadie est¨¢ por la labor, ni siquiera quieren ver el documental. ¡®?Por qu¨¦ voy a ver el filme de un antisemita?¡¯, te espetan, esa es la actitud¡±, informa Macdonald. Entonces, ?por qu¨¦ hacerlo? ¡°Por lo que respecta a John, la respuesta es sencilla: porque tiene un ego desmesurado y siente que si a Alexander McQueen le han hecho un documental magn¨ªfico, ¨¦l tambi¨¦n deber¨ªa tener el suyo. Pero luego tambi¨¦n pasa que quiere entender su propia vida, y esto ha sido muy terap¨¦utico para ¨¦l. Un momento de transformaci¨®n¡±, responde. Ojo a la conclusi¨®n de Macdonald: ¡°La clave para comprender a John es entender que es un cobarde. Como creador adopta posturas valientes, asume riesgos, pero su obsesi¨®n por huir, por escapar del dolor desde que era ni?o, le pone zancadillas. Se evade a mundos de belleza y fantas¨ªa, por eso no es capaz de recordar lo que pas¨® en La Perle, porque lo transforma todo en una narraci¨®n escapista. No reconoce lo que hizo. Y eso es un poco de cobardes¡±.
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