El metaverso, aliado energ¨¦tico
Este nuevo universo impulsa la eficacia energ¨¦tica a la vez que se transforma en un banco de pruebas virtual para la movilidad del ma?ana
El futuro est¨¢ a punto de ocurrir. El banco de inversi¨®n JP Morgan estima que el metaverso puede generar unos ingresos anuales de un bill¨®n de d¨®lares. Cifras inmensas, dudas infinitas. Qu¨¦ leyes regir¨¢n otros billones ¡ªesta vez, de datos¡ª que utilizar¨¢ este ecosistema virtual.
Todo es tan nuevo que es el momento para que el ser humano levante las fronteras morales en su uso. Mientras llegan estas consideraciones, la tecnolog¨ªa avanza con el paso firme de un hombre alto. Es necesario sortear algunos obst¨¢culos. ¡°El metaverso no es una fuente de generaci¨®n de energ¨ªa, sino de ahorro¡±, defiende Michael Philippart, profesor de Transformaci¨®n Digital de la escuela de negocios francesa EDHEC. La movilidad f¨ªsica es reemplazada por la virtual, con un realismo inimaginable hace escasos a?os. Desde luego, lo energ¨¦tico produce un eco en el espacio sostenible. Ah¨ª el horizonte digital puede cambiar muchas cosas. Las consultas con expertos (m¨¦dicos, abogados, contables, educadores) se efectuar¨¢n en un entorno de realidad virtual o mixta. Microsoft ya est¨¢ invirtiendo en tecnolog¨ªas que combinan las herramientas de productividad de Teams con las nuevas capacidades de la realidad digital. Este universo exige el uso de grandes centros de datos, que consumen enormes cantidades de energ¨ªa. ¡°El metaverso obliga a buscar su descarbonizaci¨®n¡±, avanza el tecn¨®logo Enrique Dans. Pero las grandes tecnol¨®gicas ya est¨¢n resolviendo este problema empleando, sobre todo, energ¨ªa solar. ¡°Es la forma de alinear sus intereses econ¨®micos con la sostenibilidad¡±, observa Esteve Almirall, profesor del departamento de Operaciones, Innovaci¨®n y Data Sciences de Esade.
Formaci¨®n de personal
Quiz¨¢ sea cierto: la clave energ¨¦tica es el ahorro. La transacci¨®n de una criptomoneda como Ethereum consume un 60% m¨¢s de energ¨ªa que 100.000 tarjetas de cr¨¦dito. Y el intercambio de un solo NFT (una especie de JPG certificado por tecnolog¨ªa blockchain) genera 48 kilos de di¨®xido de carbono, el equivalente a quemar 18 litros de di¨¦sel. Por eso, el metaverso no es una fuente de energ¨ªa, sino de ahorro. ¡°Esta tecnolog¨ªa se puede utilizar para formar trabajadores, por ejemplo, en el sector energ¨¦tico, como est¨¢ haciendo Iberdrola con sus t¨¦cnicos en el mantenimiento de turbinas el¨¦ctricas¡±, narra Diego Borro, investigador principal del CEIT (Centro Tecnol¨®gico) de la Universidad de Navarra. Y a?ade: ¡°Los errores aqu¨ª carecen de consecuencias e incluso se simula la sensaci¨®n de estar en espacios altos y cerrados¡±. Adem¨¢s, la el¨¦ctrica espa?ola ¡ªa trav¨¦s de su filial Avangrid Renewables¡ª est¨¢ empezando a adiestrar en Estados Unidos (tiene 60 instalaciones e¨®licas) a sus especialistas en renovables a trav¨¦s del metaverso.
De lo m¨¢s sencillo a lo m¨¢s complejo ¡ªpor ejemplo, las plantas de generaci¨®n el¨¦ctrica¡ª, donde puede ayudar en las dif¨ªciles operaciones de mantenimiento. Sin demora, el metaverso viaja como un tren sobre traviesas de madera. A¨²n tiene que ajustar el desplazamiento. Pero se apea en los hogares. ¡°Nos permitir¨¢ entender de qu¨¦ manera ser¨¢ el flujo de energ¨ªa de nuestra casa, cuando adem¨¢s de los paneles solares fotovoltaicos tengamos un ecosistema de dispositivos que faciliten interactuar con la red, con nuestros vecinos, optimizar el suministro y ayudarnos a gestionar la factura¡±, desgrana Marta S¨¢nchez, socia responsable de estrategia y consultor¨ªa para el sector energ¨¦tico de EY. Esta tecnolog¨ªa conlleva la promesa de una sustancial rebaja en las emisiones de carbono al sustituir los bienes f¨ªsicos por virtuales. Y los gemelos digitales ¡ªr¨¦plica virtual de un producto¡ª ayudar¨¢n (se calcula que el mercado crecer¨¢ hasta los 82.300 millones de euros en 2025) con su reflejo a optimizar el espacio f¨ªsico. El comercio mundial de vaqueros absorbe 4,7 millones de metros c¨²bicos de agua y emite a la atm¨®sfera 16 millones de toneladas de CO2. Si los consumidores utilizan avatares digitales, el ahorro en agua y gases ser¨ªa enorme. Gucci y su lujo ya han entrado en el paisaje del metaverso. ¡°Hoy en d¨ªa, una viaje de compras para seleccionar un vestido en una boutique de marca en el centro de la ciudad puede reemplazarse por una experiencia de compra virtual, probarse diferentes prendas y enviarlas a casa¡±, resume Michael Philippart. El lujo pierde ese car¨¢cter de experiencia casi m¨ªstica y gana el medio ambiente. La sofisticaci¨®n es continua. La firma Emotivo est¨¢ desarrollando auriculares que captan emociones: atenci¨®n, aburrimiento, inter¨¦s.
Y, sin embargo, se mueve: ¡°Eppur si muove¡±, en palabras de Galileo. En vez del astr¨®nomo italiano, tenemos al consejero delegado de Meta, Mark Zuckerberg, y todas las cr¨ªticas que arrastra al igual que la estela de un cometa. La relaci¨®n entre metaverso y movilidad resulta intensa y ya se ha acu?ado el t¨¦rmino metamovilidad. Porque lo que no tiene nombre jam¨¢s existe. ¡°Prev¨¦ un futuro interactivo en el que diversos dispositivos rob¨®ticos operan con los humanos para ofrecer una amplia gama de servicios de movilidad¡±, augura Gregorio Serrano, senior advisor de movilidad sostenible, segura y conectada de EY. Debe ser que los androides s¨ª sue?an con ovejas mec¨¢nicas. El concepto ir¨¢ transform¨¢ndose a lo largo de la d¨¦cada.
Previsiones a medio plazo
¡°La evoluci¨®n a medio plazo incluir¨¢ la producci¨®n, prueba de maquetas de veh¨ªculos o de nuevas l¨ªneas de fabricaci¨®n de autom¨®viles que podr¨¢n testarse en el metaverso antes de llegar al mundo real¡±, argumenta el experto. La compa?¨ªa Hyundai ya ha creado su plataforma virtual (?ZEPETO) para comprobar sus veh¨ªcu?los virtualmente. El nuevo mundo de Zuckerberg cambiar¨¢ el transporte. ¡°Podr¨¢n probarse algoritmos, por ejemplo, de conducci¨®n aut¨®noma¡±, analiza Diego Borro. Y estas sofisticadas matem¨¢ticas tendr¨¢n su espacio en la seguridad del transporte p¨²blico, la econom¨ªa colaborativa (car?sharing, bicicletas compartidas, e-scooter) o la gesti¨®n del tr¨¢fico y sus incidencias. Seat est¨¢ trabajando ¡ª?adelanta un portavoz¡ª en la idea de que Metahype (una plataforma colaborativa virtual) les ayude junto a las universidades a dise?ar coches. Todo requiere ingentes cantidades de datos. Habr¨¢ que regularlos. ¡°Porque el metaverso traer¨¢ muchas sorpresas, cambiar¨¢ la forma en la que hacemos negocios y c¨®mo nos relacionamos, derribar¨¢ barreras sociales y construir¨¢ otras, que hoy ni existen, y modificar¨¢ el mundo que conocemos¡±, anticipa Miguel ?ngel Gonz¨¢lez Doval, chief digital officer de Cepsa. ¡°Tenemos la responsabilidad, como seres humanos, de que esta [tecnolog¨ªa] sea lo m¨¢s humana, inclusiva, ¨¦tica y sostenible posible. Debemos construir un mundo mejor para nuestros hijos¡±. Estamos obligados.
El sue?o de Nikola Tesla
Al genio de Nikola Tesla (1856-1943) le gustaría el metaverso. Sobre todo, aplicado a las centrales de producción eléctrica. Los trabajadores podrían seguir sus experimentos en mundos virtuales sin presencia física. En un sector energético que tiene riesgos, como la electricidad, “los empleados se beneficiarían de un trabajo más seguro y estable donde pueden ofrecer mejor sus conocimientos técnicos”, argumenta Carlos Solé, responsable de energía de KPMG España. Esta tecnología es una cadena de sucesos. Hubiera sido imposible —cuenta Noemí Brito, directora del área de transformación de operaciones legales de KPMG Abogados— sin la blockchain, la inteligencia artificial, la realidad virtual, la realidad aumentada, el internet de las cosas o el 5G. Tiempo de sembrar, tiempo de recoger.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.