¡°?Somos decoradores o avestruces?¡±: c¨®mo no adornar los techos dej¨® sin trabajo a muchos artesanos
Los techos fueron muy importantes para artistas y artesanos, pero han ido perdiendo protagonismo y lo habitual es dejarlos en blanco. Analizamos con expertos si conviene o no decorarlos y el impacto que tuvo dejar de hacerlo en el negocio de escayolistas y pintores
En 1989, Joseph Holtzman, creador de la m¨ªtica revista de interiorismo Nest, decidi¨® echarle un serm¨®n a sus lectores acerca de los techos de sus casas. El Mois¨¦s de los decoradores osados encontraba ¡°deplorable¡± la man¨ªa contempor¨¢nea de dejarlos sin adornar y ped¨ªa a sus seguidores que no descuidaran esa superficie. En su opini¨®n, ning¨²n decorador digno de serlo deb¨ªa permitir que el techo de una habitaci¨®n quedara totalmente desnudo. ¡°?Somos decoradores o somos avestruces? Yo os digo: levantad la mirada hacia la Otra Superficie y no hag¨¢is como si no estuviera ah¨ª¡±, escrib¨ªa en su carta del director del n¨²mero de invierno de 1989/1990. ¡°Vale que tengamos que convivir con la ley de gravedad, pero ?por qu¨¦ pasarse el d¨ªa en un espacio donde toda la decoraci¨®n se amontona sobre el suelo y luego desaparece en esa tierra de nadie que es la parte de arriba?¡±.
Una visita a Casa Decor en Madrid podr¨ªa llevar a la conclusi¨®n de que los decoradores han sacado por fin la cabeza del suelo. La tendencia que empez¨® a dibujarse hace unos pocos a?os en esta feria de interiorismo resulta m¨¢s evidente que nunca al ver los techos de los espacios de la ¨²ltima edici¨®n, decorados con casetones de madera, molduras, y hasta un fresco con angelotes. Sin embargo, parece que por ahora este tipo de propuestas ha tenido m¨¢s calado en los restaurantes y locales comerciales que en las casas de la gente, acostumbrada desde hace muchos a?os a vivir debajo de un lienzo en blanco.
No siempre fue as¨ª. En el pasado el techo fue una superficie crucial para los artistas y decoradores. En los de la domus romana hay estucos coloreados. En las casas medievales, las vigas de madera sol¨ªan estar pintadas de colores o decoradas con flores, bestias, escudos her¨¢ldicos y otros dibujos, mientras que el Renacimiento produjo artesonados tan elaborados como los que pueden contemplarse en la Casa de Pilatos de Sevilla.
Un tanto mareada por los apote¨®sicos cielos del Barroco, la arquitectura neocl¨¢sica cubri¨® los techos de sus casas con una alfombra de escayola, pero a¨²n tuvo la coqueter¨ªa de bordarlos con guirnaldas de estuco y colgar l¨¢mparas de ara?a de preciosas rosetas. Lo contrario (un techo completamente desnudo) no estaba bien visto. ¡°No hab¨ªa cornisas que se?alaran la uni¨®n del techo y la pared, mientras que las vigas de los pisos de arriba solo estaban cubiertas de una capa de cal o pintura¡±, escribi¨® en 1870 el sobrino y bi¨®grafo de Jane Austen para explicar por qu¨¦ la rector¨ªa en la que naci¨® la escritora se consider¨® ¡°indigna¡± y acab¨® siendo demolida.
Que hoy la mayor¨ªa de nuestros techos presenten un aspecto tan desangelado como los de la casa de la infancia de Jane Austen es algo que en general se atribuye a la arquitectura moderna. Y m¨¢s concretamente, a la guerra contra los adornos superfluos declarada por el arquitecto austriaco Adolf Loos en Ornamento y delito (1908), ese art¨ªculo que tanto influir¨ªa al movimiento moderno en busca de una nueva arquitectura en la que la forma se ajustara todo lo posible a la funci¨®n.
Sin embargo, algunos de los arquitectos m¨¢s influyentes de esa ¨¦poca demostraron que era posible que el techo de una estancia tuviera un gran protagonismo sin necesidad de recurrir a molduras y otras de esas florituras que tanto detestaban. Es el caso, por ejemplo, del finland¨¦s Alvar Aalto, quien en varias de sus casas dise?¨® unos techos de madera extraordinarios.
¡°Con el desarrollo de la arquitectura moderna se fue dejando de a?adir elementos decorativos al techo, pero a cambio esta superficie se convirti¨® en un elemento interesante para el dise?o¡±, explica el interiorista y experto en historia de las artes decorativas Lorenzo Castillo. ¡°Entre los a?os cincuenta y setenta, fueron muy populares los foseados y los techos descolgados. No estaban ornamentados, pero creaban juegos de sombras y permitieron alojar en el techo una nueva manera de iluminaci¨®n¡±.
Para Castillo, fue con la moda del minimalismo cuando, a partir de los a?os ochenta y noventa, el techo complet¨® su striptease. Pero ?qu¨¦ explica que solo esta pared se haya mantenido a salvo de las modas posteriores? Al no estar cubierto de muebles, el techo es la superficie m¨¢s visible de una habitaci¨®n. ?Por qu¨¦ incluso en aquellas casas con las paredes de colores o forradas con papel pintado lo habitual es que se el techo de dejen en blanco?
Despu¨¦s de muchos a?os d¨¢ndole vueltas al asunto, el director de la revista Nest tiene una curiosa teor¨ªa al respecto. En una entrevista que concedi¨® el a?o pasado, Holtzman explicaba que en series de televisi¨®n como Yo amo a Lucy o Friends el techo es la ¨²nica superficie que no se ve en pantalla y lo normal es que en los plat¨®s de rodaje ni siquiera se construya, lo que habr¨ªa provocado que el p¨²blico se olvidara de ellos.
La muralista y arquitecta Elvira Solana, experta en la manera en que la pintura puede modificar un espacio, coincide con Holtzman al se?alar que en el mundo del interiorismo la falta de ejemplos es determinante, ya que la gente suele arriesgar muy poco a la hora de decorar sus hogares. Pero no es la ¨²nica explicaci¨®n que se le ocurre. ¡°Un techo pintado de un color oscuro hace que la altura un cuarto disminuya, mientras que pintado de blanco parece m¨¢s alto¡±, explica Solana. Eso permite establecer una relaci¨®n entre la decoraci¨®n de los techos y su altura, mucho m¨¢s reducida en nuestros pisos que en las casas de otros tiempos, si bien Solana precisa que con colores claros tambi¨¦n se consigue ese efecto de aumentar la altura.
Para Lorenzo Castillo esta segunda opci¨®n es la aconsejable, ya que mientras en un techo pintado de blanco ¡°la luz reverbera y produce un efecto fr¨ªo o de hospital¡±, los colores ¡°tostados, rosados o amarillentos arena¡± dan calidez a la habitaci¨®n. ¡°Por otro lado, pintar el techo de un tono oscuro y las paredes de uno claro produce el efecto de que la habitaci¨®n se expanda en horizontal y parece m¨¢s ancha, algo que en ciertos cuartos puede ser m¨¢s interesante que elevar la altura¡±, a?ade Solana.
Para conseguir este segundo efecto tambi¨¦n pueden ser ¨²tiles las molduras. Seg¨²n el interiorista Jean Porsche, algunos dise?os pueden agrandar la habitaci¨®n. ¡°Adem¨¢s, mejoran la ac¨²stica¡±. En 2014, ¨¦l se inspir¨® en las de dise?o geom¨¦trico de la Villa Necchi Campiglio de Mil¨¢n (obra del arquitecto Piero Portaluppi) para dise?ar uno de los espacios de Casa Decor, comenzando una tendencia que ¨¦l y sus colegas han ido apuntalando a?o tras a?o. ¡°Otra ventaja de la molduras es que sirven para camuflar los registros del techo. Los detesto¡±.
Gusten o no gusten, los techos decorados dan de comer a mucha gente y mantienen algunos oficios artesanos. Carmelo Blanco dirige la empresa de escayolas It¨¢lica Decoraciones (fundada en 1970 por su padre) y explica que el sector todav¨ªa est¨¢ recuper¨¢ndose de la crisis que provoc¨® la moda del minimalismo. Se not¨® en los pedidos, pero el declive de las molduras artesanales tambi¨¦n afect¨® al patrimonio art¨ªstico. ¡°Entre los a?os ochenta y noventa se quitaron o taparon muchos techos decorados para sustituirlos por otros completamente lisos. Eso llev¨® a la p¨¦rdida de mano de obra especializada y artesana, cosa que a¨²n perdura¡±.
Seg¨²n Blanco, la situaci¨®n ha empezado a revertirse y en las casas antiguas de ciudades como Madrid o Valencia cada vez es m¨¢s habitual que se quiten los techos lisos que tapaban los de escayola. El problema es que el sector est¨¢ menos preparado que antes para afrontar restauraciones como la que su empresa ha realizado en varios palacetes valencianos. ¡°Al popularizarse los techos de yeso laminado tipo Pladur los aprendices dejaron de aprender a trabajar los de escayola, porque sus maestros apenas los colocaban¡±, asegura Blanco.
Algo semejante ocurri¨® con otras artesan¨ªas relacionadas con el techo. Tal y como ha explicado en numerosas entrevistas, cuando en los a?os noventa el carpintero ubetense Paco Luis Martos decidi¨® especializarse en la creaci¨®n y restauraci¨®n de artesonados mud¨¦jares, se encontr¨® con que el oficio estaba casi extinguido en Espa?a y no le qued¨® m¨¢s remedio que aprenderlo por su cuenta. Su empresa ha triunfado en lugares como Hollywood, donde Martos ha construido los techos de las casas de varios famosos, pero su ¨¦xito tambi¨¦n ha ayudado a mejorar el patrimonio art¨ªstico espa?ol. Finalista en 2009 del Premio Nacional de Artesan¨ªa, el maestro ha realizado trabajos tan importantes como la reedici¨®n de los artesonados del Alc¨¢zar de Toledo, destruidos durante la Guerra Civil.
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