La agridulce historia de ¡®Bitter Sweet Symphony¡¯, la canci¨®n que puso el punto final al ¡®britpop¡¯ y de la que los Rolling Stones se apropiaron
El gran ¨¦xito de The Verve cumple 25 a?os habiendo cerrado algunas de sus heridas, como la lucha encarnizada con los de Jagger por sus ¡®royalties¡¯, pero sin haber liberado a sus int¨¦rpretes de la sombra de su ¨¦xito
Cuando se estren¨® el videoclip de Bitter Sweet Symphony, de The Verve, el 11 de junio de 1997, en la que un hombre camina solo por la calle quej¨¢ndose de que ¡°es una sinfon¨ªa agridulce esta vida¡±, se advirti¨® instant¨¢neamente que aquella canci¨®n estaba destinada a hacer historia. En un tiempo en el que los canales musicales todav¨ªa ten¨ªan trascendencia, se emiti¨® sin cesar y llev¨® a la banda liderada por Richard Ashcroft (Orrell, Reino Unido, 50 a?os) a la cima del britpop en un momento en el que aquel movimiento estaba dando sus ¨²ltimos coletazos. Tras tocar techo con el concierto de Oasis en Knebworth el verano anterior, con Blur virando hacia el rock indie de influencia norteamericana en su ¨¢lbum hom¨®nimo, con Radiohead cambiando el paradigma con OK Computer y The Prodigy con The Fat Of The Land, la hegemon¨ªa de aquellos sonidos asociados a la Cool Britannia estaba a un paso de decaer. Bitter Sweet Symphony, con toda su majestuosidad, sus reflexiones existenciales, su ambici¨®n, su altivez, sus m¨¢s de seis minutos de duraci¨®n y su aura ic¨®nica, fue el ¨²ltimo gran himno de toda aquella historia, el canto del cisne del britpop.
Sin duda, el videoclip influy¨®. En realidad, su director, Walter A. Stern, quiso hacer un homenaje al v¨ªdeo de Unfinished Sympathy, de Massive Attack, otro himno definitivo de los a?os noventa, que ten¨ªa la misma estructura. Pero, en este caso, la actitud de Ashcroft no solo mostraba un sentido de la tozudez tan llevado al extremo como un chiste de ma?os, sino tambi¨¦n un individualismo exacerbado muy propio de la ¨¦poca, con el protagonista completamente ajeno a todo lo que suced¨ªa en su entorno. Fueron muchas las interpretaciones que se hicieron del v¨ªdeo, algunas tan curiosas como la del ¨²nico plano en que el protagonista se para, para dejar pasar un autom¨®vil con los cristales tintados, y del que se dice que fue un homenaje a su amigo Noel Gallagher. Oasis comenzaron su carrera como teloneros de The Verve, y luego hicieron lo inverso cuando se volvieron famosos, y los l¨ªderes de ambas bandas se hab¨ªan dedicado canciones (Cast No Shadow y A Northern Soul) en sus respectivos ¨¢lbumes de 1995. Tambi¨¦n dio lugar a una ruta mit¨®mana para fans, que pod¨ªan emular el recorrido como si se tratase de su Abbey Road particular. Este, por cierto, era en realidad circular, a lo largo de las calles Hoxton, Purcell y Crondall, en el este de Londres.
El grupo de culto experimental que encontr¨® las canciones
The Verve se hab¨ªa fundado en 1990 en Wigan, una ciudad del cintur¨®n de M¨¢nchester y famosa por haber sido la sede del Wigan Casino, el Vaticano de un movimiento denominado Northern Soul en los a?os setenta. Ellos, sin embargo, surgieron ligados al Sonido Madchester y al estilo conocido como shoegaze, con unos primeros discos entregados a atm¨®sferas de guitarras densas, saturadas y psicod¨¦licas. Tras publicar varios EP y dos ¨¢lbumes (A Storm In Heaven en 1993 y A Northern Soul en 1995), el conflicto creativo y de egos entre el guitarrista Nick McCabe y el vocalista, que quer¨ªa alejarse del lado m¨¢s experimental, llev¨® a este a disolver el grupo. No fue la primera vez que lo hizo, ni la primera vez que recapacit¨®. Sab¨ªa que ten¨ªa un as en la manga que pod¨ªa cambiar las cosas, y que para culminar la misi¨®n necesitaba a sus compa?eros de grupo de siempre.
Bitter Sweet Symphony fue el single de adelanto de Urban Hymns, un tercer largo para el que la banda reclut¨® como productor a Martin Youth Glover, componente de Killing Joke y The Orb que se estaba convirtiendo en uno de los t¨¦cnicos m¨¢s reputados del pop brit¨¢nico. Esto viene muy asociado a uno de los grandes cotilleos que encandil¨® a la prensa brit¨¢nica de aquel momento. Ashcroft le hab¨ªa levantado la novia, Kate Radley, a Jason Pierce, de la banda Spiritualized, y se hab¨ªan casado en secreto dos a?os antes. Ella segu¨ªa siendo componente del grupo de Pierce, que public¨® al mismo tiempo otro de los ¨¢lbumes m¨¢s aclamados de aquel a?o, el desolado Ladies And Gentlemen, We¡¯re Floating In Space.
¡°En realidad yo no fui la primera opci¨®n, antes probaron con un par de productores m¨¢s. Yo llegu¨¦ a la grabaci¨®n recomendado por Kate¡±, recuerda Youth desde la casa-estudio que actualmente posee en la Alpujarra granadina. ¡°Y ah¨ª cambi¨® mi vida. Yo ya hab¨ªa trabajado en alg¨²n disco de ¨¦xito, como Together Alone, de Crowded House, pero Bitter Sweet Symphony es una de las mejores canciones jam¨¢s grabadas, todav¨ªa sigue saliendo en muchas listas de todo tipo. Hay muy pocos ¨¦xitos del pop que suenen as¨ª¡±.
Hay quien considera a The Verve como banda de un solo ¨¦xito, pero eso se aleja mucho de la realidad. De hecho, y aunque sea el tema que ha trascendido en la memoria popular, solo lleg¨® al n¨²mero 2 en ventas en el Reino Unido. Su siguiente single, The Drugs Don¡¯t Work, s¨ª fue el ¨²nico de su carrera que alcanz¨® el n¨²mero 1. ¡°Lo fascinante de Urban Hymns es que Richard lleg¨® con todas aquellas canciones incre¨ªbles. Hab¨ªa dejado atr¨¢s las improvisaciones de space rock que caracterizaban a la banda y sali¨® con canciones pop m¨¢s concretas. Incluso sus caras B eran mejores que los mejores temas incluidos en los ¨¢lbumes de otra gente¡±, afirma Glover. ¡°El poseer aquel material lo hizo todo muy f¨¢cil, as¨ª que mi mayor reto como productor consisti¨® en dejar que las canciones volaran, hacerles justicia¡±.
La controversia con los Stones
Pero el trabajo con Bitter Sweet Symphony result¨® intrincado y casi traum¨¢tico. Fue idea de Richard Ashcroft el construir su inconfundible sonido de cuerdas a trav¨¦s de un sample de The Last Time, de los Rolling Stones, aunque no de su versi¨®n m¨¢s conocida, sino de otra incluida en un ¨¢lbum orquestal de su productor Andrew Loog Oldham, lo que dio lugar a uno de los litigios sobre propiedad intelectual m¨¢s comentados de la historia del pop.
El sample original era solamente de cinco notas que se repet¨ªan en bucle, y la canci¨®n se public¨® antes de que la oficina de los Rolling Stones lo aprobara, ya que en la discogr¨¢fica de The Verve pensaron que no habr¨ªa problemas. Gran error. Al comprobar que el ¨¦xito del sencillo crec¨ªa como la espuma, Allen Klein, el m¨¢nager de los Stones, fue a arruinarles la vida. The Verve cre¨ªan que se repartir¨ªan los derechos entre unos y otros al 50%, pero el tibur¨®n Klein (de quien se dice que abandon¨® el despacho del abogado con una sonrisa digna de un villano de pel¨ªcula) consigui¨® el 100%. Toda la autor¨ªa del tema se acredit¨® a Mick Jagger, Keith Richards y Andrew Loog Oldham, a pesar de que el vocalista y el guitarra de los Stones no hab¨ªan contribuido en absolutamente nada. No fueron los m¨²sicos de The Verve los ¨²nicos damnificados: igualmente sangrante result¨® que se excluyese de la autor¨ªa a David Whitaker, el verdadero compositor de los arreglos de cuerda que se hab¨ªan sampleado.
La grabaci¨®n fue un trabajo de orfebrer¨ªa, como recuerda Youth. ¡°Richard no cre¨ªa en la canci¨®n al principio, hab¨ªa una versi¨®n previa a mi llegada y yo le anim¨¦ a probar a grabarla de nuevo¡±. El productor recalca que el sample de Loog Oldham no es tan notorio en la versi¨®n final, ya que este se encuentra oculto entre casi 50 capas de instrumentaciones. ¡°Yo persuad¨ª a una secci¨®n de cuerdas para que tocara la melod¨ªa por encima, con nuevos arreglos, sin que Richard se enterara, en un momento en que ¨¦l no estaba en el estudio. Supe que valdr¨ªa la pena, aunque ¨¦l se enfadara¡±, afirma. Sobre la apropiaci¨®n del tema por parte de los Stones, afirma que ¡°fue muy injusto. Es cierto que reprodujimos la misma melod¨ªa y los mismos arreglos, puede entenderse como una versi¨®n. Pero Richard escribi¨® una letra completamente nueva y merec¨ªa mayor cr¨¦dito¡±. Este ironiz¨® declarando que Bitter Sweet Symphony era ¡°la mejor canci¨®n de los Rolling Stones desde Brown Sugar¡± despu¨¦s de que, en la ceremonia de los Premios Grammy, se presentase como una composici¨®n de Jagger y Richards. Lo peor de todo no fue solo que los Rolling se llevasen todo el cr¨¦dito y el beneficio econ¨®mico, sino que era su m¨¢nager quien pose¨ªa tambi¨¦n todo el poder para gestionar la sincronizaci¨®n de la canci¨®n en anuncios y pel¨ªculas. Cuando permiti¨® su utilizaci¨®n en una campa?a de Nike, Ashcroft mont¨® en c¨®lera.
Urban Hymns fue un ¨¦xito may¨²sculo a todos los niveles y aquel a?o The Verve abarrot¨® todos los grandes recintos en los que actu¨®, pero la espina de la autor¨ªa de su canci¨®n emblema se qued¨® tan clavada en el vocalista que lo deprimi¨® profundamente. La banda no dur¨® unida mucho tiempo m¨¢s, y en 1999, su l¨ªder anunci¨® su disoluci¨®n con una frase que habr¨ªa sido digna de Morrissey o los hermanos Gallagher: ¡°Es m¨¢s probable que volv¨¢is a ver a los cuatro Beatles juntos en un escenario que a The Verve¡±. Pero en 2007, regresaron de nuevo, durante un par de a?os en que grabaron un cuarto ¨¢lbum e hicieron otra gira. La ¨²ltima hasta ahora. No obstante, Ashcroft inici¨® en el nuevo siglo una trayectoria en solitario que goz¨® de bastante reconocimiento comercial, sobre todo al principio, pero siempre bajo la alargada sombra de Bitter Sweet Symphony. Nuevos ¨ªdolos como Chris Martin renovaron su impacto entre las siguientes generaciones. En el concierto de Coldplay en el megaevento Live 8, en 2005, su l¨ªder invit¨® al escenario a Ashcroft para versionar el tema junto a ¨¦l, despu¨¦s de presentarla como ¡°probablemente, la mejor canci¨®n jam¨¢s escrita¡±. El l¨ªder de The Verve no dej¨® de pelear por su autor¨ªa, hasta conseguir que la historia terminase con final feliz. En 2019, Mick Jagger y Keith Richards accedieron a revocar sus derechos, y reconocer que la canci¨®n era de Richard Ashcroft.
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