El hijo de la presidenta de EE UU se enamora de un pr¨ªncipe brit¨¢nico: ?puede una comedia rom¨¢ntica ser transgresora?
La pel¨ªcula ¡®Rojo, blanco y sangre azul¡¯, estrenada por Amazon Prime Video, adapta un fen¨®meno de la literatura juvenil LGTBIQ+ . Un caballo de troya disfrazado de inofensivo producto comercial
¡ªEst¨¢s siendo idealista cuando necesito que seas realista.
¡ª?Para eso te metiste en pol¨ªtica? ?Para ser realista? ?De verdad crees que eso es lo que necesita la gente ahora mismo?
¡ªNo necesito que t¨² me des una lecci¨®n de idealismo. Mis votantes necesitan que yo sea realista para que ellos puedan ser idealistas. Si no entiendes eso, entonces te queda mucho por aprender de pol¨ªtica.
Bien podr¨ªa ser una reciente conversaci¨®n a puerta cerrada entre Pedro S¨¢nchez y Yolanda D¨ªaz, pero este di¨¢logo lo mantienen dos de los protagonistas de Rojo, blanco y sangre azul, la comedia rom¨¢ntica gay estrenada hace una semana en Amazon Prime Video. Adaptaci¨®n de un fen¨®meno literario entre el p¨²blico joven (y especialmente tiktoker), esta pel¨ªcula dirigida por Matthew L¨®pez, dramaturgo ganador del premio Tony, ha tenido un recibimiento lo suficientemente positivo por la cr¨ªtica y entusiasta entre el p¨²blico como para ser considerada un aparente ¨¦xito (?qu¨¦ es un ¨¦xito en el streaming, cuando nunca llegamos a saber realmente cu¨¢ntas personas ven una pel¨ªcula o una serie, ni si las producciones se vuelven rentables?). Las rese?as estadounidenses que se pueden leer en la web Rotten Tomatoes, donde Rojo, blanco y sangre azul ha conseguido un 78% de cr¨ªticas positivas, la califican de ¡°entretenida¡±, ¡°divertida¡±, ¡°adorable¡± y ¡°refinada¡±, y aplauden la qu¨ªmica de la pareja protagonista, interpretada por Taylor Zakhar Perez y Nicholas Galitzine; si bien hay quienes la tachan de caer demasiado en el terreno del culebr¨®n, lo formulaico y lo empalagoso.
Como comedia rom¨¢ntica pura y dura, Rojo, blanco y sangre azul quiz¨¢ sea una m¨¢s, y no de las mejores. Pero hay algo que resulta refrescante en el idealismo na¨ªf que la pel¨ªcula casi lleva por bandera. Para empezar, el guion de Ted Malawer y L¨®pez, basado con gran fidelidad en el libro de Casey McQuiston, imagina unos Estados Unidos presididos por una mujer que gan¨® las elecciones de 2016, esas que en el mundo real perdi¨® Hillary Clinton ante Donald Trump. No solo eso: la presidenta Ellen Claremont (encarnada por Uma Thurman) est¨¢ casada con un inmigrante mexicano, con el que tiene un hijo, Alex Claremont-Diaz. Ellos son los que mantienen la conversaci¨®n antes citada. Cuando Alex se enamora del pr¨ªncipe brit¨¢nico Henry, empieza una historia de enredo y pol¨ªticas internacionales ba?ada por el secretismo con el que los dos chicos deciden llevar su relaci¨®n transatl¨¢ntica, pero incluso cuando salen del armario su experiencia resulta ser mucho menos traum¨¢tica de lo esperado.
La presidenta Ellen pide pizza para celebrar que su hijo sea bisexual, le da una charla sobre el significado de las siglas en el colectivo LGTBIQ+, habla con naturalidad del sexo anal y le insta a tomar la medicaci¨®n conocida como PrEP para prevenir el contagio del VIH. Henry s¨ª se encuentra con el previsible recelo por parte de su hermano, el heredero al trono, y su abuelo, el rey vigente, pero el conflicto se evapora cuando empiezan a surgir espont¨¢neamente numerosas manifestaciones en su apoyo a lo largo de Reino Unido. ¡°No seguir¨¦ siendo el pr¨ªncipe de la verg¨¹enza y los secretos¡±, dice emocionado Henry mirando a la multitud pro-LGTBIQ+ que ha aparecido frente al palacio de Buckingham. El mundo de Rojo, blanco y sangre azul parece estar m¨¢s dispuesto a abrazar la libertad, la diversidad y el progreso que el que habitamos nosotros, donde muchas personas a¨²n tienen dudas antes de salir del armario, si es que llegan a salir, y especialmente los personajes p¨²blicos, ya sean futbolistas, cantantes, actores, pol¨ªticos o, quiz¨¢, miembros de alguna familia real.
Otra forma, quiz¨¢ la m¨¢s importante, en la que esta pel¨ªcula se aleja de la mayor¨ªa que han retratado relaciones homosexuales es en su final feliz. Tradicionalmente el colectivo ha tenido que conformarse con historias de amor que acababan mal, e incluso a menudo de forma tr¨¢gica, con ejemplos como Brokeback Mountain (2005), Disobedience (2017), Call Me By Your Name (2017), Moonlight (2016), Maurice (1987), Boys Don¡¯t Cry (1999) o Weekend (2011). Sin embargo McQuiston, y L¨®pez en la adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica, deciden que Alex y Henry s¨ª pueden acabar teniendo una relaci¨®n con futuro. Al fin y al cabo esta historia de amor entre un miembro de la realeza y un plebeyo (que adem¨¢s es estadounidense y no blanco, una versi¨®n gay de Harry y Megan) es un cuento de hadas y sigue todas las reglas del g¨¦nero, incluida la de ¡°fueron felices y comieron perdices¡±.
En su introducci¨®n de la disidencia (hasta cierto punto: son dos hombres gais normativos, ricos y privilegiados, al fin y al cabo) dentro de las narrativas y los arquetipos de la comedia rom¨¢ntica, el cr¨ªtico del Los Angeles Times Matt Brennan considera que Rojo, blanco y sangre azul podr¨ªa considerarse ¡°transgresora¡±. ¡°La pel¨ªcula de L¨®pez cuela ideas e im¨¢genes queer en espacios tradicionalmente poblados por los heterosexuales y creados para el gusto heterosexual¡±, cree. El director, que fue el primer dramaturgo latino ganador del premio Tony a la mejor obra en 2021 por La herencia, se ha preocupado por detalles como rodar escenas de sexo anal realistas y formar un reparto diverso, lleno de mujeres y personas no cauc¨¢sicas.
Es un nuevo paso dentro de una tendencia en Hollywood que est¨¢ dando como frutos numerosas producciones de tem¨¢tica LGTBIQ+ comerciales, con presupuestos m¨¢s o menos holgados, distribuidas por grandes estudios y plataformas de streaming y dirigidas al p¨²blico mayoritario: Con amor, Simon (2018) y su spin-off televisivo Con amor, Victor (2020), La estaci¨®n de la felicidad (2020), Bros: M¨¢s que amigos (2022), Fire Island (de 2022, que muestra sin ning¨²n tipo de condena ni dramatismos consumo de drogas o pr¨¢cticas sexuales como el cuarto oscuro y que se puede ver, curiosamente, en Disney+) o la serie Heartstopper (2022-), otro ejemplo de historia de amor gay idealista basada en un fen¨®meno literario con un gran movimiento fan, cuya segunda temporada acaba de estrenarse en Netflix. Tendencia que suscita una pregunta: ?puede un producto ser a la vez mainstream y transgresor?
Cuando uno piensa en transgresi¨®n en el cine vienen a la cabeza nombres como John Waters, Bruce LaBruce, David Cronenberg, Michael Haneke, Kenneth Anger o Lars von Trier. Incluso Wes Craven en su debut La ¨²ltima casa a la izquierda, algunas pel¨ªculas del reci¨¦n fallecido William Friedkin, como A la caza, o Pedro Almod¨®var en sus primeros a?os. La transgresi¨®n, es decir, la subversi¨®n de las convenciones sociales, el ataque a la comodidad del espectador y el cuestionamiento del statu quo, han estado ligados tradicionalmente al cine m¨¢s underground, con ejemplos extremos como el movimiento del Cine de la Transgresi¨®n auspiciado por el estadounidense Nick Zedd. En su manifiesto titulado The Cinema of Transgression aseguraba que el cine de bajo presupuesto ten¨ªa que ¡°traspasar los l¨ªmites impuestos por el gusto, la moralidad o cualquier otro sistema de valores tradicional que aprisione a las mentes de los hombres¡±. Es decir: transgredir, tradicionalmente, ha sido comer cacas de perro en la calle, mostrar sangre y v¨ªsceras, no huir del sexo expl¨ªcito y plantearle al espectador dilemas morales inc¨®modos.
Pero hay otro tipo de transgresi¨®n, m¨¢s sutil, menos agresiva y quiz¨¢, a veces, m¨¢s eficaz. Como la que conten¨ªa Adivina qui¨¦n viene esta noche, una comedia absolutamente comercial en la que Sidney Poitier y Katharine Hepburn interpretaban a una pareja interracial en pleno 1967, pocos meses despu¨¦s de que ese tipo de matrimonio fuera legalizado en 17 de los Estados Unidos. Muchos pensadores y cr¨ªticos atacaron la pel¨ªcula por convertir al protagonista negro en un yerno perfecto, como si solo siendo el mejor en todo pudiera ser aceptado por la familia blanca, pero la pel¨ªcula de Stanley Kramer, obviamente una comedia rom¨¢ntica, fue un bombazo en las taquillas del pa¨ªs, incluso en los estados del sur, donde los estudios de Hollywood daban por hecho que cualquier producci¨®n con protagonistas negros ser¨ªa invariablemente un fracaso. En zonas del pa¨ªs donde el racismo sist¨¦mico contin¨²a siendo un problema en el siglo XXI, quiz¨¢ el relato amable de una pareja interracial y su ¨¦xito masivo ayudaron a combatir la intolerancia.
La transgresi¨®n no est¨¢ re?ida, por supuesto, con la comedia, como han demostrado ejemplos de todo tipo como Harold y Maude (pel¨ªcula de culto de 1971 protagonizada por un ni?o y una anciana que forman una extra?a pareja rom¨¢ntica), Las sesiones (de 2012, en la que Helen Hunt interpretaba a una profesional del sexo que ayudaba a perder la virginidad a un hombre tetrapl¨¦jico), Tomates verdes fritos (que contaba en 1991 un evidente romance l¨¦sbico, aunque a trav¨¦s del subtexto, en los Estados Unidos rurales de la Gran Depresi¨®n) o incluso Shrek (2001), que inici¨® la moda de los dos miles de subvertir los t¨®picos de los cuentos infantiles, dici¨¦ndoles a los ni?os que los ogros tambi¨¦n se enamoran y las princesas pueden defenderse por s¨ª mismas.
A finales de los noventa casi coincidieron en salas dos ¡°est¨²pidas pel¨ªculas americanas¡± que arrasaron en taquilla precisamente por transgredir los valores puritanos de la sociedad estadounidense: Algo pasa con Mary (1998) y American Pie (1999). Y en la televisi¨®n, m¨¢s all¨¢ de las densas y oscuras series de cable como Los Soprano (1999-2007) o Mad Men (2007-2015), tuvimos Buffy, cazavampiros (1997-2003), que hablaba a un p¨²blico juvenil de la depresi¨®n, la adicci¨®n y el gusto por el sadomasoquismo, o Mujeres desesperadas (2004-2012), que hizo que una audiencia masiva se enamorara de un pu?ado de amas de casa delincuentes, vengativas y mentirosas, entre otros muchos defectos. En Espa?a es imposible cuantificar el valor de Aqu¨ª no hay quien viva (2003-2006) a la hora de normalizar la representaci¨®n del hombre homosexual a trav¨¦s de la pareja de Mauri y Fernando que interpretaron Luis Merlo y Adri¨¤ Collado.
Volviendo a Rojo, blanco y sangre azul: ?c¨®mo puede entonces una comedia rom¨¢ntica tan blanca y aparentemente inofensiva ser transgresora en pleno 2023? Y m¨¢s teniendo en cuenta que est¨¢ producida por una empresa fundada por uno de los hombres m¨¢s ricos del mundo, cuyos trabajadores no pudieron formar un sindicato hasta el a?o pasado, y cuyo objetivo no es m¨¢s que el de vender productos de su cat¨¢logo (durante la reproducci¨®n de la pel¨ªcula en Prime Video, hay en todo momento un bot¨®n que te da acceso a la compra en Amazon del libro en el que se basa). Bueno, vivimos en un mundo complejo.
Quiz¨¢ la transgresi¨®n de Rojo, blanco y sangre azul resida en ese idealismo que transpira en su nada obvio discurso. ¡°Nuestro idealismo presente es nuestra realidad futura. Puede serlo¡±, aseguraba el director Matthew L¨®pez en una entrevista. ¡°Creo que la ¨²nica forma de crear un mundo mejor es primero imagin¨¢ndolo¡±. En un mundo en el que la violencia, el horror, la injusticia o lo grotesco no nos provocan pavor ni incomodidad porque los tenemos constantemente ante nuestros ojos, en las redes sociales, en los informativos, en los magazines matinales, en las calles por las que paseamos, puede que lo realmente transgresor ahora mismo sea simplemente lo contrario: la bondad, la tolerancia, la libertad. El idealismo, es decir, la capacidad de so?ar un mundo mejor. Y eso es lo que hace Rojo, blanco y sangre azul.
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