Por qu¨¦ a Asia le va mejor que a Europa en la pandemia: el secreto est¨¢ en el civismo
El continente asi¨¢tico vive una segunda ola de coronavirus m¨¢s ben¨¦vola que la de Europa. La explicaci¨®n, sostiene el fil¨®sofo Byung-Chul Han, est¨¢ en la responsabilidad ciudadana
A la pregunta de c¨®mo ha podido combatir Jap¨®n la pandemia con tanto ¨¦xito en comparaci¨®n con Occidente, el ministro de Econom¨ªa japon¨¦s, Taro Aso, de mentalidad nacionalista, respondi¨® concisamente con la palabra mindo, que literalmente significa ¡°nivel de las personas¡±. El t¨¦rmino no deja de ser problem¨¢tico, pues en Jap¨®n se emplea tambi¨¦n para se?alar su superioridad nacional. Mindo se puede traducir como ¡°nivel cultural¡±.
Esta declaraci¨®n del ministro de Econom¨ªa ha suscitado controversias incluso en Jap¨®n. Le han reprochado que se dedique a propagar un chovinismo nacional precisamente en una ¨¦poca en la que es m¨¢s necesaria que nunca la solidaridad mundial. Pero, frente a sus cr¨ªticos, Aso defiende su postura de que los japoneses acataron animosamente las rigurosas medidas higi¨¦nicas, a pesar de que el Gobierno no ten¨ªa previstas multas contra las infracciones. En otros pa¨ªses la gente no podr¨ªa comportarse as¨ª, segu¨ªa diciendo Aso, ni siquiera aunque la obligaran.
Antes que nada hay que decir que no solo Jap¨®n, sino tambi¨¦n otros pa¨ªses asi¨¢ticos como China, Corea del Sur, Taiw¨¢n, Singapur o Hong Kong, han logrado seguir manteniendo controlada la pandemia. Europa y Estados Unidos, por el contrario, se est¨¢n viendo realmente desbordados en estos momentos por la segunda ola de contagios. En Asia pr¨¢cticamente no ha habido reinfecciones. Las cifras de contagios actuales son tan bajas que se pueden desde?ar. Son precisamente estos pa¨ªses los que demuestran que podemos hacer frente a la pandemia con ¨¦xito incluso aunque no dispongamos de una vacuna. Mientras tanto, los asi¨¢ticos observan con incr¨¦dulo pasmo el desvalimiento con el que los europeos quedan a merced del virus y la impotencia con la que los Gobiernos europeos tratan de combatir la pandemia.
En vista de tan llamativas diferencias en los ¨ªndices de contagio, resulta casi inevitable preguntarse qu¨¦ hace Asia que no haga Europa. Que China haya podido contener con ¨¦xito la pandemia se puede explicar en parte porque all¨ª el individuo est¨¢ sometido a una vigilancia rigurosa, que en Occidente ser¨ªa inconcebible. Pero Corea del Sur y Jap¨®n son democracias. En estos pa¨ªses no es posible un totalitarismo digital al estilo de China. Sin embargo, en Corea se hace un implacable seguimiento digital de los contactos, que no es competencia de los ministerios de salud, sino de la polic¨ªa. El rastreo de contactos se hace con m¨¦todos tecnol¨®gicos propios de criminal¨ªstica. Tambi¨¦n la aplicaci¨®n Corona-App, que todos sin excepci¨®n se han descargado en sus smartphones aunque no sea obligatoria, trabaja de forma muy precisa y fiable. Cuando los seguimientos de contactos no pueden ser exhaustivos, se analizan tambi¨¦n los pagos con tarjeta de cr¨¦dito y las im¨¢genes captadas por las innumerables c¨¢maras p¨²blicas de vigilancia.
?La exitosa contenci¨®n de la pandemia en Asia se debe pues ¡ªcomo muchos en Occidente suponen¡ª a un r¨¦gimen de higiene que act¨²a rigurosamente y que recurre a la vigilancia digital? Evidentemente, no. Como sabemos, el coronavirus se transmite por contactos estrechos y cualquier infectado puede especificarlos por s¨ª mismo sin necesidad de estar sometido a vigilancia digital. Entre tanto, ya sabemos que para que se produzcan cadenas de contagios no es tan relevante qui¨¦n ha estado brevemente d¨®nde y cu¨¢ndo ni qui¨¦n ha ido por qu¨¦ calles. ?Pero c¨®mo se explica entonces que, con independencia del sistema pol¨ªtico de los respectivos pa¨ªses, los ¨ªndices de contagio en Asia se hayan mantenido tan bajos? ?Qu¨¦ une a China con Jap¨®n o Corea del Sur? ?Qu¨¦ hacen Taiw¨¢n, Hong Kong o Singapur de forma distinta de nuestros pa¨ªses europeos? Los vir¨®logos especulan sobre las causas de que las cifras de contagio en Asia sean tan bajas. El premio Nobel de Medicina japon¨¦s Shinya Yamanaka habla de un ¡°factor X¡± que es dif¨ªcilmente explicable.
Es incuestionable que el liberalismo occidental no puede imponer la vigilancia individual en plan chino. Y mejor que sea as¨ª. El virus no debe minar el liberalismo. Sin embargo, tambi¨¦n en Occidente olvidamos enseguida la preocupaci¨®n por la esfera privada en cuanto empezamos a movernos por las redes sociales. Todo el mundo se desnuda imp¨²dicamente. Plataformas digitales como Google o Facebook tienen un acceso irrestricto a la esfera privada. Google lee y analiza correos electr¨®nicos sin que nadie se queje de ello. China no es el ¨²nico pa¨ªs que recaba datos de sus ciudadanos con el objetivo de controlarlos y disciplinarlos. El procedimiento de scoring o calificaci¨®n crediticia social en China se basa en los mismos algoritmos que los sistemas occidentales de evaluaci¨®n del cr¨¦dito, como FICO en Estados Unidos o Schufa en Alemania. Mir¨¢ndolo as¨ª, la vigilancia pan¨®ptica no es un fen¨®meno exclusivamente chino. En vista de la vigilancia digital, que de todos modos se hace ya en todas partes, el seguimiento anonimizado de contactos a trav¨¦s de la aplicaci¨®n Corona-App ser¨ªa algo del todo inofensivo. Pero muy probablemente el seguimiento digital de contactos no sea el motivo principal de que los asi¨¢ticos hayan tenido tanto ¨¦xito combatiendo la pandemia.
La palabra que emple¨® el ministro de econom¨ªa japon¨¦s contiene, pese a todo ¡ªsi le quitamos su inoportuna connotaci¨®n nacionalista¡ª un punto de verdad. Se?ala la importancia del civismo, de la acci¨®n conjunta en una crisis pand¨¦mica. Cuando las personas acatan voluntariamente las reglas higi¨¦nicas, no hacen falta controles ni medidas forzosas, que tan costosas son en t¨¦rminos de personal y de tiempo.
Se cuenta que, durante las catastr¨®ficas inundaciones de 1962, Helmut Schmidt, que en aquella ¨¦poca dirig¨ªa la Consejer¨ªa de Polic¨ªa de Hamburgo, dijo: ¡°Es en las crisis donde se muestra el car¨¢cter¡±. Parece ser que Europa no est¨¢ logrando mostrar car¨¢cter ante la crisis. Lo que el liberalismo occidental muestra en la pandemia es, m¨¢s bien, debilidad. El liberalismo parece incluso propiciar la decadencia del civismo. Justamente esta situaci¨®n nos ense?a lo importante que es el civismo. Que grupos de adolescentes celebren fiestas ilegales en plena pandemia, que se acose, se escupa o se tosa a los polic¨ªas que tratan de disolverlas, que la gente ya no conf¨ªe en el Estado, son muestras de la decadencia del civismo. Parad¨®jicamente tienen m¨¢s libertad los asi¨¢ticos, que acatan voluntariamente las severas normas higi¨¦nicas. Ni en Jap¨®n ni en Corea se ha decretado el cierre total ni el confinamiento. Tambi¨¦n los da?os econ¨®micos son mucho menores que en Europa. La paradoja de la pandemia consiste en que uno acaba teniendo m¨¢s libertad si se impone voluntariamente restricciones a s¨ª mismo. Quien rechaza por ejemplo el uso de mascarillas como un atentado a la libertad acaba teniendo al final menos libertad.
Los pa¨ªses asi¨¢ticos no tienen mucho cu?o liberal. Por eso son poco comprensivos y tolerantes con las divergencias individuales. De ah¨ª que los imperativos sociales tengan luego tanto peso. Ese es tambi¨¦n el motivo por el que yo, siendo coreano de nacimiento, prefiero seguir viviendo en el foco de infecci¨®n que es Berl¨ªn antes que en Se¨²l, por muy limpio de virus que est¨¦. Pero hay que subrayar especialmente que los elevados ¨ªndices de contagio durante la pandemia no son mera consecuencia natural de un estilo de vida liberal que tuvi¨¦ramos que adoptar sin m¨¢s. El civismo y la responsabilidad son armas liberales eficaces contra el virus. No es verdad que el liberalismo conduzca necesariamente a un individualismo vulgar y a un ego¨ªsmo que jueguen a favor del virus.
Nueva Zelanda es un pa¨ªs liberal que ha vencido ya por segunda vez a la pandemia. El ¨¦xito de los neozelandeses consiste tambi¨¦n en la movilizaci¨®n del civismo. La primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, hablaba enardecidamente del ¡°equipo de cinco millones¡±. Su apasionada apelaci¨®n al civismo tuvo muy buena acogida entre la poblaci¨®n. Por el contrario, el desastre norteamericano se puede explicar porque Trump, llevado por su puro ego¨ªsmo y su af¨¢n de poder, ha socavado el civismo y ha dividido al pa¨ªs. Su pol¨ªtica hace totalmente imposible sentirse parte de un nosotros.
Liberalismo y civismo no tienen por qu¨¦ excluirse. Civismo y responsabilidad son m¨¢s bien un prerrequisito esencial para el buen logro de una sociedad liberal. Cuanto m¨¢s liberal sea una sociedad, tanto m¨¢s civismo ser¨¢ necesario. La pandemia nos ense?a qu¨¦ es la solidaridad. La sociedad liberal necesita un nosotros fuerte. De lo contrario se desintegra en una colecci¨®n de ego¨ªstas. Y ah¨ª el virus lo tiene muy f¨¢cil. Si quisi¨¦ramos hablar tambi¨¦n en Occidente de un ¡°factor X¡± que la medicina no puede explicar y que dificulta la propagaci¨®n del virus, este no ser¨ªa otra cosa que el civismo, la acci¨®n conjunta y la responsabilidad con el pr¨®jimo.
Byung-Chul Han es fil¨®sofo y ensayista, imparte clases en la Universidad de las Artes de Berl¨ªn y es autor, entre otros libros, de ¡®La sociedad del cansancio¡¯. Este 26 de octubre publica en espa?ol ¡®Caras de la muerte. Investigaciones filos¨®ficas sobre la muerte¡¯, de la editorial Herder y del que ¡®Ideas¡¯ adelanta este extracto.
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