El presidente m¨¢s cercano
El portugu¨¦s Marcelo Rebelo de Sousa se ha erigido en la referencia social y pol¨ªtica del pa¨ªs tanto para las alegr¨ªas como para las desgracias
Si algo impacta en las fotos del presidente de Portugal con las v¨ªctimas de los ¨²ltimos incendios que han devastado el centro del pa¨ªs es ver que abraza de verdad. Marcelo Rebelo de Sousa (Lisboa, 1948) es ¡°el presidente de los afectos¡±.
¡°La gente humilde¡±, dec¨ªa durante su triunfal campa?a electoral en enero de 2016, ¡°ya sabe que no le puedes solucionar sus problemas particulares, pero un momento de consuelo no cuesta dinero ni tiempo. Eso no se lo podemos negar¡±. Portugal sal¨ªa del Gobierno de Pedro Passos Coelho (PSD). Fr¨ªo, gris, alejado de la gente, que ejecut¨® sin alma la receta de la troika.
Dieciocho meses despu¨¦s, Rebelo de Sousa sigue dando abrazos con el mismo cari?o que cuando buscaba el voto. Las v¨ªctimas de los incendios se le desarman en sus brazos, mientras ¨¦l les inculca, con la fe que profesa, que lo peor ha pasado. ¡°El futuro va a ser mejor¡±, consolaba a un anciano que hab¨ªa perdido todo; y eso que no era mucho.
Se equivoca quien vea en sus abrazos, en sus viajes, en sus palabras una figura folcl¨®rica. Marcelo Rebelo de Sousa no es un producto del populismo salido de un Gran Hermano; tampoco es un pol¨ªtico de partido ni un te¨®rico universitario; al menos no solo eso. Con el tiempo, su personalidad ha absorbido lo mejor de cada estereotipo, el contacto popular, la habilidad negociadora y el bagaje intelectual, y en el camino se ha desprendido de impaciencias y soberbias.
Desde el primer d¨ªa quiso ser el presidente de todos y en exclusiva de ninguno. Se pag¨® toda la campa?a de su bolsillo (157.000 euros, cinco veces menos que la campa?a del PC) y consigui¨® el 52% de los votos sin apenas haber dado un mitin; le bastaba con ir por las calles y abrazar a gente que nunca hab¨ªa sido abrazada.
En los 18 meses de mandato su figura apenas se ha deteriorando, contrariando a quienes pronosticaban que su hiperactividad presidencial empalagar¨ªa con el tiempo. Ciertamente, Rebelo de Sousa est¨¢ en todos los sitios que hay que estar y en algunos m¨¢s; en los compromisos oficiales y en aquellos que no exist¨ªan para los telediarios; los lunes seguro, pero s¨¢bados y domingos tambi¨¦n. Su web institucional tiene m¨¢s actividad que muchos peri¨®dicos online; con un pu?ado de post diarios, se encuentran discursos protocolarios, el p¨¦same por la muerte del cantante George Michael o la felicitaci¨®n a un profesor por su 80? cumplea?os.
Las televisiones dedicaron al presidente? 1.060 horas de emisi¨®n en un a?o, una media de 2,9 horas diarias
Seg¨²n el estudio de medios Cision, las televisiones dedicaron a Rebelo de Sousa 1.060 horas de emisi¨®n en un a?o, 2,9 horas diarias; la prensa, m¨¢s de 18.000 art¨ªculos, 49 cada d¨ªa.
Estad¨ªsticamente es casi imposible que exista un portugu¨¦s que no se haya abrazado al presidente, que no haya compartido un selfie?con ¨¦l o que no le haya visto cara a cara. Lo extraordinario, despu¨¦s de tal actividad, es un desgaste popular y pol¨ªtico pr¨¢cticamente nulo. En el bar¨®metro de octubre de Eurosondagem, el 69% de los encuestados alaba su labor; seguido a 21 puntos por el primer ministro Ant¨®nio Costa; solo el 7% califica negativamente su trabajo, por el 13,6% de Costa.?
El m¨¦rito de Rebelo de Sousa es que su cercan¨ªa al pueblo no ha afectado al prestigio nacional e internacional de la instituci¨®n. Con la misma intensidad con que abraza a quien necesita consuelo, ejerce sus facultades presidenciales. En a?o y medio ha firmado cinco vetos, dos contra decretos del Gobierno socialista y tres contra resoluciones del Parlamento. Aunque la Asamblea de la Rep¨²blica puede rechazarlo, las tres veces prefiri¨® rectificar su texto; en el caso del Gobierno opt¨® por anular los decretos. Su autoridad moral va m¨¢s lejos que sus atribuciones constitucionales.
¡°Ser¨ªa indeseable un presidente que quisiera mandar en el Gobierno¡±, escribi¨® antes de llegar al cargo, ¡°pero un presidente que se apaga totalmente, que no sea una referencia del Estado, que no sea pedagogo en relaci¨®n con otros poderes ser¨ªa igual de indeseable¡±.
En un? a?o ha empleado cinco veces su derecho a veto, el Parlamento y el Gobierno aceptaron rectificar todos los textos
En a?o y medio, apenas han surgido cr¨ªticas de los partidos pol¨ªticos. Y si las ha habido han llegado m¨¢s desde su partido que desde la izquierda m¨¢s extremista. Lo m¨¢s fuerte fueron unas palabras de su antecesor, An¨ªbal Cavaco Silva, tambi¨¦n del PSD, que critic¨® "la verborrea fren¨¦tica de los pol¨ªticos europeos de nuestros d¨ªas, aunque no digan nada de relevante". Si las palabras iban contra Rebelo de Sousa, la lluvia de cr¨ªticas cay¨® sobre Cavaco.
Rebelo de Sousa lleg¨® a la presidencia cuando ya estaba en marcha la llamada geringon?a, una coalici¨®n in¨¦dita de Gobierno socialista minoritario con respaldo parlamentario de comunistas y bloquistas, pero su militancia en el PSD no le ha impedido congeniar y respetar la f¨®rmula. Desde el primer d¨ªa hizo pi?a con el socialista Ant¨®nio Costa para dar estabilidad econ¨®mica al pa¨ªs y completar los cuatro a?os de legislatura.
Ese caminar juntos resisti¨® a la tragedia de los incendios de Pedr¨®gao en junio (64 muertos), pero no ha aguantado la repetici¨®n del desastre del pasado domingo (500 incendios con 44 muertos). Al d¨ªa siguiente de sus primeras cr¨ªticas al Gobierno, ca¨ªa la ministra del Interior.
En Navidad, cenar¨¢ en Pedr¨®g?o con familiares de v¨ªctimas de los incendios
Nacido bajo la dictadura de Salazar, compatibiliz¨® el periodismo, los estudios de Derecho, la pol¨ªtica con el PSD y la catequesis con su amigo Antonio Guterres. Fue brillante en los estudios y, ya de mayor, a¨²n m¨¢s brillante en la televisi¨®n, donde los domingos hipnotizaba a las audiencias solo con su palabra. Hay poco que le frene entre las 7 de la ma?ana y las 4 de la madrugada. Su jefe en la Casa Civil atestigua que le vio escribir un discurso con la mano derecha, sujetar el tel¨¦fono con el hombro y la oreja para o¨ªr una llamada del primer ministro y, con la mano izquierda, escribir las instrucciones que recib¨ªa. Y si hay portugueses que dudan de la aparici¨®n de la virgen en F¨¢tima, todos le creen capaz de dictar a la vez dos discursos diferentes a dos secretarias.
Como si el nuevo tiempo que vive Portugal se hubiera contagiado de la hiperactividad de su presidente, el pa¨ªs ha vivido desde su llegada sucesos incre¨ªbles: su compa?ero de estudios y de iglesia, Antonio Guterres, secretario general de la ONU; la selecci¨®n de f¨²tbol, campeona de Europa; Salvador Sobral gana Eurovisi¨®n. Y ya en el colmo de los imposibles se cumpli¨® el sue?o que Rebelo de Sousa contaba a los ¨ªntimos durante la campa?a electoral: ¡°Anda, que si soy presidente y le entrego la Copa de Portugal a mi amado Braga¡¡±. E foi.
Ahora los abrazos son para consolar de tanto dolor. La web presidencial recuerda cada mes la tragedia de Pedr¨®g?o; esta Navidad, Rebelo de Sousa la pasar¨¢ en aquella aldea, y para el pr¨®ximo a?o ya ha prometido que acudir¨¢ a reinaugurar cada taller y cada f¨¢brica resurgida de las cenizas de los incendios.
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