El asalto dem¨®crata definitivo a la cuna del reaganismo
El extremismo de Trump puede hundir a los republicanos en cinco distritos del sur de California que son la clave para decidir la mayor¨ªa en la C¨¢mara de Representantes
¡°La primera vez que vot¨¦ fue por Ronald Reagan. Creo que es evidente que hoy Reagan no conseguir¨ªa la nominaci¨®n de su propio partido. Si viera el comportamiento de Donald Trump se retorcer¨ªa en su tumba¡±. Harley Rouda fue republicano hasta 1997. Es un hombre de negocios que, despu¨¦s de una d¨¦cada viviendo en la costa rica del sur de Los ?ngeles, ha decidido presentarse por el Partido Dem¨®crata a las elecciones al Congreso. Para ganar tiene que convencer a muchos como ¨¦l, republicanos de Reagan escandalizados con Trump. Y lo tiene que hacer en la cuna misma de la revoluci¨®n conservadora de los setenta, Orange County, California.
Rouda compite en el distrito 48 de California, que comprende uno de los tramos de costa m¨¢s ricos del pa¨ªs. Su oponente es Dana Rohrabacher, un personaje que lleva tres d¨¦cadas en la C¨¢mara de Representantes y dec¨ªa las mismas extravagancias que Donald Trump mucho antes que ¨¦l. Hace solo dos a?os, nadie se hubiera imaginado que este esca?o estaba en juego. La presencia de Trump en la Casa Blanca ha cambiado por completo las reglas del juego.
¡°Estamos viendo a muchos republicanos unirse a nuestra campa?a¡±, aseguraba Rouda a EL PA?S una reciente ma?ana de octubre en su cuartel general de Costa Mesa. ¡°Hay gente que pone carteles de ¡®Republicanos con Harley¡¯ y eso lo est¨¢n provocando dos cosas, Rohrabacher y el comportamiento de Trump¡±. Roharabacher, el congresista m¨¢s amigo de Rusia en Washington, siempre fue un personaje extremo, explica Rouda, pero pasaba desapercibido hasta la llegada de Trump ha hecho que todo el mundo se d¨¦ cuenta.
Harley Rouda se presenta como un centrista. Su mensaje viene a ser que va a aportar decencia y sentido com¨²n, lejos del izquierdismo que est¨¢ creciendo entre los dem¨®cratas. Porque esta zona, el condado de Orange, es el origen de los dos californianos que llegaron m¨¢s alto en la pol¨ªtica de Estados Unidos: Richard Nixon y Ronald Reagan. De aqu¨ª surgi¨® la organizaci¨®n que coloc¨® un l¨ªder al frente del partido en 1968 cuando estaba sin rumbo y, de nuevo, la rebeli¨®n conservadora religiosa y antiestablishment que transform¨® el partido diez a?os despu¨¦s y llev¨® a Reagan a la Casa Blanca. El condado de Orange es la ¨²ltima reserva espiritual del viejo Partido Republicano. Y en 2016, por primera vez en 80 a?os, vot¨® dem¨®crata.
La victoria de Hillary Clinton en este condado fue interpretada inmediatamente como la evidencia de que el Partido Republicano hab¨ªa perdido el ¨²ltimo trozo de costa rica que le quedaba. El futuro republicano qued¨® lleno de dudas. Para terminar de confirmar los augurios, tres de los cuatro congresistas republicanos anunciaron que no se presentar¨ªan a las elecciones, Darrell Issa, Ed Royce y Dana Rohrabacher. Este ¨²ltimo deshizo su decisi¨®n poco despu¨¦s.
Los dem¨®cratas se lanzaron a por estos cuatro distritos de los que el martes por la noche va a estar pendiente todo el pa¨ªs: 39, 45, 48 y 49. En ning¨²n otro lugar hay tanta concentraci¨®n de esca?os republicanos a tiro para los dem¨®cratas. De los 435 esca?os que forman la C¨¢mara, California tiene 53. Solo 14 son republicanos y antes de Trump se ve¨ªan como distritos intocables. Los dem¨®cratas necesitan cambiar 23 en todo el pa¨ªs para ganar la mayor¨ªa de la C¨¢mara. En California, las encuestas dicen que pueden cambiar estos cuatro de Orange, m¨¢s el 25, al noreste de Los ?ngeles. No solo ser¨ªa el fin de la reserva espiritual de Nixon y Reagan. Ser¨ªa un vuelco descomunal y una se?al de alarma para los republicanos de zonas semiurbanas y educadas en el resto del pa¨ªs.
La costa del condado de Orange sigue siendo ese lugar de postal mansiones frente a la playa, brillantes puestas de sol y parejas blancas mayores. En lugares como Laguna Beach o San Clemente todav¨ªa se puede saborear la California de los Beach Boys que ha votado republicano sin falta desde 1936. El interior del condado, hogar de Disneyland, Santa Ana y el campus universitario de Irvine, siempre fue m¨¢s diverso, mexicano y de clase media, pero igualmente dominado por los republicanos.
¡°Aqu¨ª los candidatos dem¨®cratas eran conejillos de indias para sacrificar¡±, bromea el periodista Gustavo Arellano, exdirector de OC Weekly y hoy columnista de Los Angeles Times. ¡°Como reportero he estado esperando esto toda la vida. Solo el hecho de que estemos teniendo esta conversaci¨®n es hist¨®rico¡±, dec¨ªa en una reciente entrevista con EL PA?S en Santa Ana en octubre.
¡°La victoria de Clinton se exagera¡± en cuanto a su significado, advierte Arellano. Los dem¨®cratas ganaron aqu¨ª porque ¡°muchos republicanos no votaron porque odiaban a Trump. Los republicanos de Orange son racistas, pero no populistas¡±. Sin embargo, fue ese dato los que ¡°galvaniz¨® a los dem¨®cratas como nunca antes. Se han volcado para hacer que esto suceda¡±. Todos los pesos pesados dem¨®cratas de Washington han pasado por Orange en esta campa?a para apoyar a los cuatro candidatos.
El asalto dem¨®crata al condado de Orange se justifica por su simbolismo, destaca Arellano. ¡°T¨¦cnicamente, los dem¨®cratas no deber¨ªan estar obligados a ganar aqu¨ª. Pero el simbolismo de estos cuatro esca?os hace que el mundo entero est¨¦ pendiente de ver si la tierra de Nixon y Reagan se puede convertir en dem¨®crata¡±. Para Arellano, ¡°aquel conservadurismo ha muerto¡±. Los republicanos se han volcado con el tema de la inmigraci¨®n, a pesar del riesgo en lugares de mayor¨ªa inmigrante como Orange, porque ¡°es su ¨²ltimo suspiro, su ¨²ltima carta, la que siempre les ha funcionado¡±.
Esa carta se jug¨® fuerte el pasado mes de abril, cuando una serie de localidades republicanas de Orange se rebelaron contra la ley estatal que protege en algunas situaciones a los inmigrantes sin papeles, la llamada Ley del Estado Santuario. El primero en hacerlo fue el alcalde de Los Alamitos, Troy Edgar. El pueblo aprob¨® una ordenanza municipal que declaraba nula la ley estatal. La decisi¨®n encontr¨® imitadores en otros pueblos republicanos y fue alabada por Trump. Al mismo tiempo, aument¨® a¨²n m¨¢s si cabe la tensi¨®n en torno a esta zona.
¡°No le doy mucha credibilidad a la victoria de Clinton¡±, dice Edgar a EL PA?S en el ayuntamiento de Los Alamitos, para descartar una debacle. ¡°Creo que se fijan demasiado en la din¨¢mica Clinton contra Trump, y no en c¨®mo funcionan los candidatos locales¡±. Asegura que solo ve uno de los cuatro esca?os en peligro. Edgar justifica aquella decisi¨®n en que fue California quien agredi¨® primero con la ley santuario. En alg¨²n momento, dice, hay que dejar la pol¨ªtica y ¡°estar con la persona a la que la gente ha elegido¡±, en referencia a Trump. Edgar descarta que Trump sea un factor decisivo en estas elecciones y cree que se decidir¨¢n por lo de siempre, temas locales, industria y negocios. ¡°El republicano de Orange se centra en el conservadurismo fiscal, los temas sociales no son una prioridad¡±.
Tomar el condado de Orange como laboratorio de todo el pa¨ªs quiz¨¢ sea una exageraci¨®n. Pero lo cierto es que la h¨ªper movilizaci¨®n que presenta el lado dem¨®crata tiene aqu¨ª todas las razones para triunfar si consigue galvanizar a latinos, musulmanes, asi¨¢ticos, dem¨®cratas que nunca lo vieron posible y abstencionistas que no prestaban atenci¨®n a la pol¨ªtica. Todos han sido insultados por Trump. Los republicanos de Reagan, tambi¨¦n.
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